jueves, 11 de abril de 2024

Laura E. Crespo González y su análisis sobre la narrativa de Ana Lydia Vega

Laura E. Crespo González y su análisis sobre la narrativa de Ana Lydia Vega
Pablo L. Crespo Vargas


La literatura puertorriqueña es rica y diversa. Nuestros escritores reflejan las vivencias y pensamientos que cada uno experimentó. Nuestras obras revelan las contradicciones de una sociedad en constante cambio, con sus imaginarios, mitos y verdades. Así mismo, son nuestros escritores. Cada uno creando un mundo que al final es la representación de nuestro Puerto Rico.

En este sentido, y teniendo presente la importancia de la crítica literaria, este pasado martes 6 de febrero de 2024 tuvimos en el programa de Coloqueo del Instituto de Cultura Puertorriqueña a la Dra. Laura E. Crespo González, quien nos presentó su obra Violencia y criminalidad en la narrativa de Ana Lydia Vega. Este libro es un análisis detallado y profundo sobre esta destacada escritora. El tema, como muy bien dice el título, es la violencia y la criminalidad, aspectos que se viven a diario en nuestra sociedad, aunque el deseo es tener una convivencia de paz y tranquilidad.

Una de las características de este libro es que, aparte de presentar su análisis, Crespo González nos muestra su metodología y explica un marco teórico constituido de una serie de exposiciones teóricas de autores de diverso origen, cuyos objetivos son explicar las representaciones de la violencia. Para un estudiante de sociales o humanidades —así como cualquier otro investigador—, ese primer capítulo es toda una joya que debe ser consultado para facilitar el entendimiento de estos teóricos.

El segundo capítulo es una contextualización de la historia social, económica y política de Puerto Rico ante la violencia y las causas que esta tiene desde los años 50 del siglo XX. Esta explicación es de suma importancia ya que nos lleva a entender los proyectos literarios que se van desarrollando en ese periodo y cómo se da esa visión sobre el Puerto Rico que vive nuestra insigne escritora, Ana Lydia Vega. De allí nos lanzamos a leer los siguientes tres capítulos, donde Crespo González va analizando parte de la obra de Ana Lydia Vega de manera pausada, pero a la vez profunda, para permitir al lector tener una visión íntima de los cuentos, relatos y hasta una novela corta de nuestra escritora.

Los subtemas sobre la violencia que Crespo González son varios: violencia hacia la mujer, el racismo, la criminalización del independentismo, la marginación, el discrimen, la militarización, el Estado opresor, las desigualdades sociales y hasta el desprecio hacia los migrantes. En conclusión, Violencia y criminalidad en la narrativa de Ana Lydia Vega es una obra que se debe consultar para tener un mejor entendimiento de nuestra idiosincrasia y llevarnos a autoevaluarnos para mejorar como individuos, a la vez, que mejoramos como colectivo.  

Nota: Este artículo fue publicado por primera vez el 8 de febrero de 2024 en El Adoquín Times. Enlace del artículo en su versión original: https://eladoquintimes.com/2024/02/08/resena-laura-e-crespo-gonzalez-y-su-analisis-sobre-la-narrativa-de-ana-lydia-vega/

martes, 26 de marzo de 2024

Anténor Firmin: un intelectual rescatado del olvido

Anténor Firmin: un intelectual rescatado del olvido
Por Pablo L. Crespo Vargas

En 1885, Joseph-Anténor Firmin, miembro de la delegación diplomática de Haití en París, publicó una obra titulada De l'Égalité des Races Humaines (Sobre la igualdad de las razas humanas). La obra fue una reacción a las ideas y teorías racistas que estaban dominando el ambiente antropológico y científico de la época y que establecían la superioridad de la raza aria sobre la raza negra y las demás existentes según se tenían establecidas. El planteamiento de Anténor Firmin era uno contrario a esta idea. Para Firmin ninguna raza estaba por encima de otra. Cada una de ellas estaba dotada de cualidades y defectos, pero no existían factores que determinaran el fracaso o el dominio de unas sobre otras. Su teoría, muy controversial en ese momento, fue dejada a un lado por los estudiosos de la época, aunque Firmin la podía sustentar con datos empíricos e históricos. Su obra quedó invisibilizada y no fue hasta casi 100 años luego que vino a resurgir y ser expuesta al mundo entero.

Anténor Firmin / Imagen en dominio público

Firmin nació el 18 de octubre de 1850 en Cabo Haitiano, una ciudad y puerto en la costa atlántica de Haití. Su educación formal la realizó en su país natal. Allí tuvo la oportunidad de tener una educación de altura que incluyó la lectura de los clásicos, así como acceso a la literatura científica contemporánea. Su desempeño en las letras lo llevaron a ejercer de maestro a los 17 años, aunque continuó estudios en contabilidad y leyes. Laboró como empleado de la Aduana y en la empresa privada. Su capacidad humanística lo llevó a enseñar griego, latín y francés. En Cabo Haitiano, dado a su interés en la política y como miembro del Partido Liberal, fundó el periódico Le Messager du Nord. En 1879, Firmin aspiró a una posición en el parlamento nacional, pero no es elegido. En cambio, fue seleccionado para representar a Haití en la celebración del centenario de Simón Bolívar en 1883. Al año siguiente (1884) llegó a Francia como diplomático y es invitado a pertenecer a la Sociedad Antropológica de París.

En la Sociedad Antropológica de París, Firmin vivió de cerca el racismo que predomina en la comunidad científica y antropológica. De hecho, las actas de la Sociedad Antropológica evidencian que en solo dos ocasiones tuvo la oportunidad de exponer argumentos en contra del racismo. No obstante, utilizó las letras para expresar sus ideas y de allí surge una voluminosa obra que es titulada De l'Égalité des Races Humaines (De la igualdad de las Razas Humanas). En ella se establece que las razas humanas están en igualdad de condiciones y que es un mito la existencia de superioridad de alguna sobre las otras. La obra contenía sobre 660 páginas y presenta de manera empírica y con información histórica los argumentos de Firmin. De l'Égalité des Races Humaines fue recibido por la Sociedad Antropológica, aunque nunca hubo una reacción sobre ella. Firmin continuó participando en las reuniones de la Sociedad y realizando sus labores diplomáticas hasta que en el 1888 regresó a Haití.

En los siguientes años, Firmin ocupó varias posiciones en el gobierno de Haití, entre 1889 a 1891 fue ministro de agricultura y de relaciones exteriores. El papel que desempeño en el sonado caso de Môle Saint Nicolas (1891) y su defensa a la soberanía haitiana sobre los intereses estadounidense son bien reconocidos en su país. Entre 1896 a 1897, nuevamente, ocupó el puesto de ministro de relaciones exteriores, finanzas y comercio.

Es importante reconocer que Firmin era partidario a la confederación antillana. También fue uno de los propulsores del Primer Congreso Panafricano celebrado en Londres del 23 al 25 de julio de 1900.

En 1902 intentó obtener el puesto de presidente de Haití, pero no lo logra. De allí sale exiliado hacia San Tomás (Islas Vírgenes), donde muere en 1911.

La figura de Anténor Firmin es reconocida en Haití, sin embargo, algunos de sus escritos quedaron en el olvido. En el caso de la obra De l'Égalité des Races Humaines esta quedó básicamente engavetada y fueron pocas las copias que se preservaron. Carolyn Fluehr Lobban nos indica que, en 1988, mientras daba una clase sobre raza y racismo en Rhode Island College un estudiante haitiano, Jacques Raphael Georges, le preguntó si conocía la figura de Anténor Firmin. Su contestación fue en negativa, pero le llamó la atención la información recibida por el estudiante. Años luego, en 1994, Fluehr Lobban conoció a Asselin Charles, un académico haitiano que, aunque conocía a Firmin, no había visto el libro en referencia.

Con la curiosidad académica que pudiera caracterizarlos, ambos se dispusieron a tratar de encontrar una copia de la obra. Charles fue el afortunado, dado a que encontró un ejemplar en los archivos del Instituto Smithsonian. La magnitud de la obra llevó a que ambos académicos se aliaran y le hicieran conocer al mundo angloparlante las ideas avanzadas y revolucionarias de Firmin. Contrario a lo que Charles y Fluehr Lobban pensaban, la obra había sido publicada en Haití en 1968 por la editorial Panorama y en 1985 salió otra edición con Fardin, aunque ambas en francés.

Al fin, Asselin Charles realizó la traducción al inglés y Carolyn Fluehr Lobban escribió la introducción y los comentarios. La universidad de Illinois la publicó en 2002. A partir de esa fecha, la figura de Firmin alrededor del planeta se comenzó a conocer, al igual que sus obras. Son varios los estudiosos que han trabajado la figura de este personaje. En los Estados Unidos, la comunidad afrodescendiente lo ha estado colocando entre los promotores iniciales de la lucha por la igualdad.

Otros de los escritos de Firmin que ya han sido traducidos al inglés son The Africans of Haiti (2015) y Bookman and the 1791 Slave Revolt in Haiti (2015). Otras obras de este autor son:  Haïti et la France (1891), Une Défense (1892), Diplomate et Diplomatie (1898), M. Roosevelt, Président des Etats-Unis et la République d'Haïti (1905) y Lettres de Saint-Thomas (1910).

Referencias: 

Crespo Vargas, Pablo L. “La conceptualización del término raza: del Corbacho a Ebenecer López Ruyol”, prólogo a Ebenecer López Ruyol, Un embeleco llamado raza, Lajas: Centro de Estudios e Investigaciones del Suroeste de Puerto Rico, 2023, pp. 5-12.

Drouin-Hans, Anne-Marie. “Hierarchy of Races, Hierarchy in Gender: Anténor Firmin and Clémence Royer”. Ludus Vitalis, México: Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano, vol. XIII, n. 23, 2005, pp. 163-180.

Fluehr Lobban, Carolyn. A 19th Century Haitian Pioneering Anthropologist: An Intellectual Biography of Anténor Firmin”. Bérose - Encyclopédie internationale des histoires de l'anthropologie, Paris, 2018. Consultado el 20 de diciembre de 2023. https://www.berose.fr/?A-19th-Century-Haitian-Pioneering-Anthropologist-An-Intellectual-Biography-of&lang=fr 

_____. “Antenor Firmin predicted America’s first Black president in 1885”. University of Illinois Press Blog, January 23, 2013. Consultado el 22 de diciembre de 2023. https://www.press.uillinois.edu/wordpress/antenor-firmin-19th-century-haitian-author-of-the-equality-of-the-human-races-predicted-america%e2%80%99s-first-black-president-in-1885-by-carolyn-fluehr-lobban/ 

_____. “Firmin, Anténor”. Encyclopedia of Race and Racism. New York: MacMillan Reference, 2008, pp. 476-478. 

_____. “Anténor Firmin and Haiti’s contribution to anthropology”. Gradhiva: Revue d’anthropologie et d’histoire des arts. Paris: Musée Du Quai Branly Jacques Chirac, n. 1, 2005, pp. 95-108. Consultado el 21 de diciembre de 2023. https://journals.openedition.org/gradhiva/302 

Thomas, Margaret. “This day in Linguistics History: Anténor Firmin (1850-1911)”. Linguistic Society of America. Washington D.C., 18 de octubre de 2020. Consultado el 21 de diciembre de 2023. https://www.linguisticsociety.org/content/day-linguistics-history-ant%C3%A9nor-firmin-1850%E2%80%931911 

“Who was Anténor Firmin?” Página Web de la Embajada de la República de Haití en Washington D.C. Consultado el 22 de diciembre de 2023. https://www.haiti.org/antenor-firmin-2/ 

 Nota: El artículo sirve de epílogo al libro de Miguel A. Virella Espinoza, Haití: un pueblo atrapado por el hombre (Lajas: Centro de Estudios e Investigaciones del Suroeste de Puerto Rico, 2024), pp. 105-109; allí podrá encontrar las referencias. 

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lunes, 18 de marzo de 2024

La conceptualización del término raza: del Corbacho a Ebenecer López Ruyol

La conceptualización del término raza: del Corbacho a Ebenecer López Ruyol
Edición para Akelarre: historia y ficción
Por Pablo L. Crespo Vargas

Un embeleco llamado raza de Ebenecer López Ruyol (2023) es una obra que nos lleva a reflexionar sobre las desigualdades creadas a partir de un concepto construido con la finalidad de categorizar al ser humano y justificar las relaciones de poder desarrolladas en un momento dado. A su vez, esa justificación promovió la marginación de grupos poblacionales debido a la pigmentación de su piel u otros rasgos fenotípicos. Esta acción discriminatoria es conocida como racismo y representa uno de los males más difundidos en nuestra sociedad, aunque muchos niegan o minimizan su magnitud. El principio de este mal, en palabras de López Ruyol “producto cultural negativo”, es el término raza.

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En la actualidad, la palabra raza es utilizada dentro de la ciencia natural de los seres vivos o biología. En ese sentido, raza es cada uno de los grupos en que se subdividen algunas especies. Un buen ejemplo es el de los canis familiaris (perros – compañeros del ser humano hace treinta mil años), el cual puede subdividirse, hoy día, en sobre 450 razas reconocidas globalmente.

No obstante, la definición del término raza se ramifica, la Real Academia de la Lengua Española la presenta en tres derivaciones, siendo la segunda la antes expuesta. En la primera, raza se presenta como casta o linaje, y puede usarse como sinónimo de varios conceptos como etnia, grupo y abolengo, entre otras. Esta fue su enunciación originaria. En la tercera ramificación se indica que se refiere a la calidad de alguna cosa, según su definición.

En cuanto a su etimología en castellano, raza, según Ricardo Soca (2022), tiene un origen dudoso; aunque existe la posibilidad de que provenga de la voz árabe râs, cuyo significado es origen o principio. La primera evidencia de su uso en el castellano escrito es del año 1438, cuando se publicó la obra Corbacho de Alfonso Martínez de Toledo. La palabra corbacho se refiere al vergajo con que el cómitre (persona con autoridad) castigaba a los forzados. En el capítulo XVIII de la versión que se encuentra en la página web de la Biblioteca Virtual de Cervantes dice:

“Verás cómo el hijo del labrador todavía se agradará de cosas de aldea, como arar, cavar y traer leña con bestias, y el hijo del caballero no se cura salvo de andar corriendo a caballo y traer armas y dar cuchilladas y andar arreado. Esto procura naturaleza. Así lo verás de cada día en los lugares do vivieres: que el bueno y de buena raza todavía retrae do viene, y el desaventurado de vil raza y linaje, por grande que sea y mucho que tenga, nunca retraerá sino a la vileza donde desciende; y aunque se cubra de paño de oro ni se arree como emperador, no le está lo que trae sino como cosa emprestada o como asno en justa o torneo”.

Debemos señalar, tanto sobre esta obra como en la literatura de los siguientes siglos —XVI a XVII—, que raza fue visto como sinónimo de linaje, en algunas ocasiones, o defecto, en otras. El historiador colombiano Max S. Hering Torres hace un análisis del término como parte de su estudio sobre los procesos de limpieza de sangre en los reinos españoles y explica cómo la palabra se transforma en uno dirigido a diferenciar grupos humanos, en este caso específico, excluir a los judíos por ser considerada una raza inferior. Recordemos que los estatutos de limpieza de sangre fueron mecanismos de control social de carácter discriminatorios en contra de los judeoconversos en la Península Ibérica. Estos surgen de manera oficial en el reino de Castilla en 1449 como parte de las actividades de los descendientes de judíos cristianizados. Es importante señalar que, aunque esto puede verse como un preámbulo de la construcción del vocablo raza —y racismo—, que se verá en la edad moderna —siglo XVIII en adelante—, la realidad es que en el periodo de los siglos XV-XVII, el concepto “racial” partía de una base teológica-aristotélica y no de una conceptualización de aparente estado científico o biológico. El discrimen en este caso surgía de una diferencia religiosas.

Otro aspecto que Hering Torres pide considerar es que la percepción del concepto raza en la península, durante el periodo premoderno no era igual que el desarrollado en las Indias, siendo una de las razones el mestizaje que se dio desde muy temprano en el proceso de colonización. Con el mestizaje, los grupos de poder tendieron a blanquear los estereotipos que se debían tener para mantener el poder colonial. Notemos que desde muy temprano en el proceso de conquista y colonización de la actual América, las élites europeas, en su mayoría, vieron el mestizaje como una aberración.

Anterior a los procesos de limpieza de sangre se pueden encontrar vestigios de pensamientos y conductas racistas, aunque no desarrolladas como se dieron en los siglos XVIII y XIX. Historiadores como Benjamín Issac con su obra The Invention of Racism in Classical Antiquity presentan la existencia de un protoracismo, donde se exhibían ideas enmarcadas en lo que hoy día podríamos definir como etnocentrismo. En el análisis que se presenta se tiene la certeza de que existían diferencias entre grupos y que cada uno de ellos se consideraba superior al otro; no obstante, la conceptualización moderna del racismo no estaba presente, aunque sí sus bases.

Con el desarrollo de la modernidad, la filosofía humanista, los nacionalismos y el desarrollo científico se establecieron nuevos significados a conceptos ya existentes. Francois Bernier, un filósofo, médico y explorador francés, publicó en 1685, Nouvelle division de la terre par les différentes espèces ou races qui l'habitent, obra que es producto de sus observaciones etnográficas y donde se establece la existencia de diversas razas humanas desde la óptica del mundo europeo.

Alí Rattansi (2020) describe que así como el pensamiento occidental sigue evolucionando, a la vez que el poderío imperial de las naciones europeas, se empiezan a añadir nuevas conceptualizaciones que van diferenciando y marginando a los diversos grupos poblacionales en referencia a la población blanca. Carl Nilsson Linnaeus (Carlos Linneo), naturalista sueco, que en 1758 publicó la décima edición de su ensayo Systema naturæ, donde clasifica al ser humano en cuatro razas y le valoriza según las características físicas, morales y culturales desde el punto de vista europeo, fue uno de los primeros en establecer lo que conocemos como el racismo científico (Hering Torres, 2007). A él se unieron otras voces de filósofos y estudiosos de la naturaleza humana, entre ellos: Inmanuel Kant (pruso), Johann Friedrich Blumenbach (alemán), Benjamín Rush (uno de los fundadores de los Estados Unidos) y Arthur Gobineau (francés).

Gobineau es famoso por su obra de seis tomos, Essai sur l'inégalité des races humaines o (Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas - 1854), dónde establece que el factor racial es decisivo en el desarrollo de las civilizaciones. A su vez, establece que la raza superior es la aria (blanca-europea) y que el mestizaje es un factor negativo para la supervivencia de una sociedad. Como respuesta a este trabajo, Anténor Firmin, antropólogo y político haitiano, escribió De l'Égalité des Races Humaines (Sobre la igualdad de las razas humanas -1885). En este trabajo, Firmin recuerda al mundo occidental la importancia de las culturas africanas en el desarrollo de la civilización europea y establece que la evidencia empírica histórica indica que todas las razas están dotadas de cualidades y defectos, que su color o fenotipo no son factores que lleven a predecir su fracaso o triunfo. En otras palabras, para Firmin ninguna raza es superior a otra.

Firmin, contrario a lo que esperaba y en retroceso a las filosofías y pensamientos sobre modernidad, democracia e igualdad, fue ignorado e invisibilizado por sobre un siglo. Su ideario antirracista, demostrado mediante una metodología científico positivista, fue visto como una irrealidad al punto que la élite cultural y científica europea prefirió olvidarlo. No es hasta finales del siglo XX que se comienza a trabajar la figura de Firmin y sus aportaciones. En el año 2000 se publica en inglés una traducción realizada por Asselin Charles y prologada por Carolyn Fluehr Lobban.

A mediados del siglo XX, la UNESCO toma el asunto del racismo y el de la supuesta división humana en razas como una prioridad en su lucha por la igualdad en el planeta. Se crearon comités de investigación con antropólogos y otros científicos sociales llegando a la conclusión de que toda la humanidad es una sola especie. Esta fue plasmada en un documento titulado Statement on Race, cuyo autor principal y presentador fue el británico de origen judío y antropólogo Ashley Montagu (1950). De allí surgieron diversidad de investigaciones y otras publicaciones reafirmando la falsedad de la división racial del ser humano. Uno de los trabajos que sobresalió fue el de Claude Lévi, Race et histoire (Raza e historia) de 1952.

Ya sobrepasaron los 70 años desde que la UNESCO presentó una posición antirracista dirigida a conseguir la igualdad para todos los seres humanos, pero todavía hay que lidiar con el racismo y la perpetuación de que los seres humanos están divididos en razas. No solamente son los supremacistas, sino que, dentro de grupos antirracistas, aunque luchen por la igualdad, existe la creencia de que esa supuesta división racial es factual y se da una continuidad a la reafirmación racial del propio grupo. Contrario a este pensar, la obra de Ebenecer López Ruyol presenta el término raza como un embeleco cuyo propósito es mantener la división entre los seres humanos, una continuación a la categorización, que sirve de combustible al racismo y que nos deshumaniza.

En Un embeleco llamado raza, López Ruyol entrelaza varios procesos históricos que afectaron la conceptualización del término raza: la esclavitud, las exploraciones ultramarinas, las colonizaciones occidentales hacia el resto del mundo a partir del siglo XV, la explotación indiscriminada de África y la propagación del cristianismo en sus distintas ramificaciones, entre otros, son ejemplos que nos presenta y ayuda a analizar el problema del racismo.

La obra está dividida en veinticinco capítulos y contiene una serie de ilustraciones que ayudan al lector a visualizar los temas que se discuten. El epílogo resume el llamado a terminar con el racismo y sus idearios; en palabras de López Ruyol: “¡Cero razas! Es el momento de la especie humana. Ni el color de la piel, ni los rasgos somáticos nos hacen razas diferentes, solo enriquecen la diversidad”.


 

jueves, 7 de marzo de 2024

Preámbulo a Norte y Sur. Cinco ensayos monográficos de historia puertorriqueña

Preámbulo a Norte y Sur. Cinco ensayos monográficos de historia puertorriqueña
Elí D. Oquendo Rodríguez

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Para los antiguos griegos la palabra historia significaba investigar. Desde entonces, investigar y escribir el producto de esa pesquisa, para el conocimiento de otros, ha sido consubstancialmente el trabajo del historiador. Durante los años en que me desempeñé como profesor universitario era capital que complementara las clases de la cátedra con los resultados de mis investigaciones. Así los estudiantes podían entender la mecánica de la disciplina, conocer la utilidad y beneficio de un método riguroso y aprehender el carácter vital de la historia. En esto, imitaba, al colega científico que comparte con la comunidad interesada los resultados de sus experimentos y observaciones.

Varios artículos, de diversos temas, surgieron como resultado de la curiosidad intelectual.  La trayectoria de una familia, la historia de unas haciendas, el desafío a la autoridad por vía de un motín o el contrabando o el acercamiento a la vida de un pueblo a través de un libro sacramental fueron algunos asuntos puestos bajo la lupa. Tales temas permiten entender diversos aspectos de la sociedad colonial española en Puerto Rico: los instrumentos usados para lograr el ascenso social, los cambios en la producción agrícola, las lealtades o deslealtades a un régimen y los patrones socio-religiosos. Los escenarios para estas historias fueron los pueblos de Ponce, Coamo, Juana Díaz, Arecibo y Guayama. Aunque, en honor a la verdad, alguna abarca varias localidades y se extiende un poco más allá del ámbito insular.

Los artículos tienen en común que fueron publicados en revistas académicas (Horizontes) y de genealogía (Hereditas) en la década que transcurre entre el 2011 y el 2021. Ahora reeditados, corregidos y ampliados se publican para los interesados en la historia del país.


domingo, 18 de febrero de 2024

Sobre la muerte: aporte bibliográfico

Sobre la muerte: aporte bibliográfico

Por Arturo Álvarez D´ Armas

El triunfo de la Muerte (1562), de Pieter Brueghel el Viejo

Tenemos un momento de nuestra vida donde decimos adiós a familiares y amigos. Es el fin de ese ciclo terrenal. Se van por distintos motivos. Algunos duran muchos años y otros menos. Ella no tiene horario ni edad, puede ser en el día o en la noche. Cada religión o culto tradicional tiene su propia concepción del fallecimiento del ser humano. La palabra muerte viene del latín: mors, mortis.

Son recordados por sus hechos, incluso por asuntos banales. Los lunes es el día de las Ánimas del Purgatorio. El ser humano desde tiempos antiguos jamás ha dejado de reflexionar sobre la muerte, su origen, causas y significado. A veces nos acordamos de los difuntos el día de los muertos, el 2 de noviembre de cada año. Pero la muerte no es el final del camino. Es el comienzo de otra vida para encontrarse con Dios y nuestros antepasados.

Seguidamente dejo unas citas bibliográficas sobre el tema de la muerte que tengo en mi biblioteca.

Aguilar Sánchez, Carlos. Poética de la muerte. Ensayo. Premio Bienal Miguel Ramón Utrera 2003. Maracay: Fondo Editorial Secretaría Sectorial de Cultura del Estado Aragua, 2005. 58 p. Serie La Lámpara Cautiva, Segunda Etapa N° 1. 

Alighieri, Dante. Divina Comedia. Introducción, traducción en versos y notas de Ángel Crespo. Dos tomos. Barcelona: Biblioteca El Nacional / Editorial Planeta, 2000. Grandes Clásicos de la Literatura: Tomo. 1. Serie I, Vol. 25 / Tomo. 2. Serie I, Vol. 26.

Ante su partida para ayudarte en el proceso de duelo. Caracas: Paulinas Editorial, 2014. 39 p. Colección Celebrar.

Bamunoba, Y. K. y B. Adoukonou. La muerte en la vida africana. Barcelona: Serbal / UNESCO, 1984. 314 p. Colección de temas africanos, 21.

Caraco, Albert. Post mortem. Traducción de María Virginia Jaua. México: Editorial Sexto Piso, 2006. 119 p. 

García, O. P. Benjamín. La pérdida de un ser querido. Consuelo y Esperanza. Caracas: San Pablo, 2013. 94 p.

La Biblia. Texto íntegro traducido del hebreo y del griego. XXIX edición. Madrid: San Pablo / Editorial Verbo Divino, 1995. 610 p.

Liendo Origüen, Ángel. La comunicación post-mortem. El Cementerio General del Sur. Exploración del espacio semiótico. Nota de contraportada María de los Ángeles Serrano. Caracas: Editorial La Espada Rota, 2005. 105 p. 

Morín, Edgard. El hombre y la muerte. España: Alfa Gráfica S.R.L., 1983. 

Ramos, Francisco. La muerte: realidad y misterio. Por Francisco Ramos, José M. Sánchez-Caro, Jesús Sánchez-Caro. Madrid: Salvat Editores, S. A. / Aula Abierta Salvat, 1982. 64 p. Colección Salvat / Temas Clave, 92.

Nota editorial sobre la imagen: El triunfo de la Muerte (1562), de Pieter Brueghel el Viejo, localizada en el Museo del Prado (imagen de dominio público, obtenida de Wikimedia Commons. Descripción de imagen: Obra moral que muestra el triunfo de la Muerte sobre las cosas mundanas, simbolizado a través de un gran ejército de esqueletos arrasando la Tierra. Al fondo aparece un paisaje yermo donde aún se desarrollan escenas de destrucción. En un primer plano, la Muerte al frente de sus ejércitos sobre un caballo rojizo, destruye el mundo de los vivos, quienes son conducidos a un enorme ataúd, sin esperanza de salvación. Todos los estamentos sociales están incluidos en la composición, sin que el poder o la devoción pueda salvarles.

miércoles, 14 de febrero de 2024

Los enterramientos en Ponce

Los enterramientos en Ponce
(fragmento de la obra Un aspecto tétrico de la vida en sociedad.
Las necrópolis ponceñas del siglo XIX: 1814-1890, publicada en 2020)
Eli Oquendo Rodríguez

 

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Siguiendo las antiguas costumbres cristianas de enterramiento, en Ponce se sepultaban a los difuntos dentro o fuera de la iglesia del mismo modo que se estilaba en otras partes de la Isla (Blanch Miranda, 2014). Se abrían fosas en el piso donde era depositado el cadáver (Font Negrón, 2003). La norma, más o menos, estándar en el país era que el área del altar fuera exclusiva para clérigos y religiosos. Aparte de ese lugar señalado el resto de las áreas de enterramiento se dividían en tramos. El primer tramo, cercano al altar y a otras reliquias sagradas, se reservaba para personas distinguidas y de relevancia social. El periódico ponceño El Fénix registra que, en 1857, en un intento por ensanchar la iglesia, al parecer se descubrieron restos de los difuntos en los nichos allí enterrados y bajo los altares (Pasarell, 1967). Más alejadas del altar, pero dentro de la iglesia, estaba el tramo segundo. Allí se inhumaban a otras personas que tenían quizás algunos recursos y podían pagar un digno enterramiento y a los niños. Fuera de la iglesia estaba el tramo tercero, cuya área se destinaba para sepultar a los pobres menesterosos y los esclavos.

En el pueblo de Ponce los únicos recintos religiosos, consagrados para sepultar personas que habían muerto en el seno de la Iglesia, eran la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe y la ermita San Antonio Abad. La parroquia, cuyos orígenes como una capilla se remontan a 1670, sería el único lugar de enterramiento, hasta la fundación de la ermita de San Antonio en 1724. Con respecto a ésta Eduardo Neumann señala que por iniciativa de D. José Rodríguez fue reconstruida tras un terremoto y sirvió como parroquia hasta 1788. Ese mismo caballero fue quien de su propio peculio, entre 1740 y 1800, mantuvo la fiesta anual del santo. Luego en 1806, un huracán averió la estructura siendo reparada nuevamente. Más tarde se le hicieron algunas mejoras y, entre 1820 y 1839, otra vez fungió como parroquia mientras el templo de la Guadalupe era reconstruido (Neumann Gandía, 1987). 

Hay evidencia de que la práctica funeraria de hacer enterramientos dentro de las iglesias deseaba erradicarse desde el siglo XVIII y en San Juan donde la población era mayor tal costumbre era ya impracticable por cuestiones de espacio. Así en los días del obispo D. Juan Bautista Zengotita se consagraron tres cementerios que acogieron a las víctimas del ataque inglés de 1797 y a otros que fallecerían después (López Canto, 2001). Pero en el resto de la Isla la práctica continuó, aunque la idea de sepultar extramuros a la iglesia iba cobrando fuerza desde inicios del siglo XIX según se desprende de una Real Cédula del 15 de mayo de 1804 (Blanch Miranda, 2014). La misma disponía que en los dominios de Indias el establecimiento de cementerios debiera de hacerse en las afueras del poblado. Sin embargo, pareciera que en Ponce esta normativa fue letra muerta y todavía una década después no existía un cementerio en el pueblo.

Referencias utilizadas

Blanch Miranda, Hilda: “Un acercamiento a la muerte en Puerto Rico”, en Hereditas: Revista de Genealogía Puertorriqueña, vol. 15, núm. 2, Año 2014.

Font Negrón, Aramis: “Los entierros en la iglesia de La Tuna”., en Hereditas: Revista de Genealogía Puertorriqueña, año 4, núm. 2, octubre 2003.

López Cantos, Ángel: Los puertorriqueños: mentalidad y actitudes (siglo XVIII), 2da ed, San Juan: Ediciones Puerto, 2001.

Neumann Gandía, Eduardo: Verdadera y auténtica historia de la ciudad de Ponce, Edición Conmemorativa del Centenario de la Fundación del Partido Autonomistas Puertorriqueño, 1887-1987, 1987.

Pasarell, Emilio J.: Esculcando el siglo XIX en Puerto Rico, Barcelona: Ediciones Rumbos, Barcelona, 1967.

viernes, 2 de febrero de 2024

Francisco Moscoso y su inventario comentado de resistencia

Francisco Moscoso y su inventario comentado de resistencia
Por Pablo L. Crespo Vargas

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Recientemente (2023), el historiador y académico de número de la Academia Puertorriqueña de la Historia, Francisco “Pancho” Moscoso, publicó un trabajo documental donde expone diversas instancias en la historia de Puerto Rico, en la cual la población esclavizada realizó actos de rebeldía en contra del sistema opresor esclavista o hubo alguna manifestación de los abolicionistas a favor de sus reclamos. La obra está enmarcada en el aniversario 150 de la abolición de la esclavitud, la cual se aprobó por las Cortes de España el 22 de marzo de 1873.

El libro lleva por título Inventario comentado de resistencia de los esclavos y de la lucha abolicionista en Puerto Rico, siglos 16 al 19. Está dividido en cuatro capítulos, uno para cada siglo, desde el 16 hasta el 19; una presentación de la obra, escrita por la historiadora Lizette Cabrera Salcedo; un apéndice redactado por el autor; y una bibliografía. El libro tiene 135 páginas, su tamaño es 8.5 x 11 pulgadas y está ilustrado en blanco y negro. Las ilustraciones presentan imágenes diversas acordes al contenido, algunas de ellas son fotos digitalizadas de la fuente primaria.

En el ensayo de la Dra. Cabrera Salcedo se menciona dos de los mitos generados en la sociedad puertorriqueña durante el siglo XX, y que se han perpetuado, aunque en los últimos años se han ido desmitificando. El primero es el que enfatiza que el esclavismo en Puerto Rico fue uno de trato blando hacia los esclavizados y que esto se refleja en la supuesta democracia social y racial que se dio a partir de 1952. Dentro de este mito se establece que la esclavitud realizada en otras colonias o países fue severa e inhumana, nada comparada con la de Puerto Rico. El segundo mito describe a unos esclavizados dóciles y sumisos gracias al buen trato que se les daba. Esto, según los promotores de este mito, explica la falta de interés de los oprimidos en rebelarse y que solo se dieron alzamientos en aisladas ocasiones. Ambos mitos son refutados con la evidencia que se presenta en la obra.

En el capítulo referente al siglo 16, Moscoso identifica 16 instancias donde se demuestra claramente el estado de rebeldía de los esclavizados. Tan temprano como el 1514, el gobernador Sancho Velázquez, se queja de los esclavos alzados, rebeldes y escapados. En el capítulo del siglo 17 se identifican cinco momentos históricos. Este siglo, por ser, posiblemente, el menos documentado es el de menos incidentes. Debemos mencionar que se resalta el establecimiento de palenques o asentamientos de cimarrones, algunos de ellos provenientes de otras colonias. El capítulo sobre el siglo 18, al igual que el anterior, tiene cinco entradas. En este apartado se destaca el surgimiento de la población de Cangrejos en 1714, las rebeliones de esclavos de manera general y el problema que tenían las autoridades coloniales con los cimarrones. El capítulo dedicado al siglo 19 es el más abultado con 111 anotaciones que van desde la carta de libertad que se le da a un esclavizado de Coamo llamado Segundo en 1802 hasta 1881 cuando Alejandro Tapia y Rivera redacta Mis memorias, obra que expuso el terror experimentado por la población esclavizada y los abusos que tenían que enfrentar. Debemos indicar que Mis memorias fue publicado en 1927.

Inventario comentado de resistencia de los esclavos y de la lucha abolicionista en Puerto Rico, siglos 16 al 19 es una obra que nos presenta una realidad que muchos tratan de ocultar para seguir perpetuando mitos que no aportan a sanear una sociedad que en su diario vivir aún lucha en contra del racismo.

Nota editorial: La versión original de este artículo fue publicado por El Adoquín Times el 5 de enero de 2024.