lunes, 30 de septiembre de 2013

Brujería, hechicería e Inquisición en el Caribe hispano, siglo XVII: Ponencia ENEH

Copia de la ponencia presentada el 27 de septiembre de 2013 en el 1er Encuentro Nacional de Estudiantes de Historia de Puerto Rico, realizada en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, Viejo San Juan. Se estará preparando una versión anotada para la Revista Electrónica de la Asociación de Estudiantes Graduados en Historia de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, la cual estará disponible en el número de febrero de 2014.

Brujería, hechicería e Inquisición en el Caribe hispano
Por Pablo L. Crespo Vargas, Universidad Interamericana, Recinto Metro
Dentro de la historiografía caribeña, la Inquisición española, al igual que el estudio de las mentalidades, representan campos de investigación con mucho potencial. No obstante, han sido relegados a un segundo plano por una inmensa mayoría de los historiadores, siendo unos pocos, los que han olfateado las posibilidades, que en nuestro caso, representa el Tribunal de la Inquisición española.
Entre la gran cantidad de posibilidades de estudio utilizando la documentación inquisitorial está el poder presentar y explicar cuál era el pensamiento de la población general sobre asuntos tales como la sexualidad, las diferencias de género, las creencias populares y supersticiosas, entre muchos otros temas. Junto a la Inquisición española, nuestro estudio utiliza dos prácticas, que para algunos son consideradas supersticiones: la brujería y la hechicería.
Al estudiar las supersticiones, que se desarrollaron a principios del siglo XVII, en el Caribe hispano, utilizando la documentación inquisitorial proveniente del Tribunal de Cartagena de Indias, institución que estaba a cargo de supervisar los asuntos de fe en la cuenca caribeña, hemos podido identificar una serie de señalamientos de gran importancia para el estudio histórico de la región. También, logramos establecer unas ideas que nos describen la particularidad de las creencias de la sociedad colonial, así como la funcionalidad de la Inquisición en la zona caribeña.
Curiosamente, el Tribunal de Cartagena de Indias fue el centro inquisitorial con mayor cantidad de procesos relacionados a las supersticiones. Se han identificado, al menos, durante el siglo XVII, unos 264 procesos relacionados a estas prácticas. Porcentualmente hablando, esto representa el 37.8% del total de procesados. Quisiera aclarar, que aunque la burocracia inquisitorial, fue una de las más efectivas y competitivas de su época, no siempre podemos contar con la documentación de todos los procesos. Por experiencia en el proceso de investigación, hemos encontrado referencias a causas no detalladas pero que aparentemente fueron desarrolladas de manera formal u oficial.
En cuanto a las creencias de la sociedad colonial, podemos indicar que estas eran producto de un mestizaje, que no solamente se había desarrollado tanto en el aspecto genético o étnico de la población, sino que el mestizaje desarrollado implicó un sincretismo cultural entre los grupos afectados. Es importante recalcar que la sociedad colonial del siglo XVII llevaba sobre un siglo de existencia y que anteponía una correlación entre el grupo dominante y las ideas propagadas por estos; sin que ello, quiera decir, que se erradicaron las ideas o la cultura de los grupos subyugados. El elemento ibérico, aunque dominante, no era omnipotente. Las culturas indígenas y las poblaciones de origen africano, que pasaban por un proceso de transculturización, mantuvieron presente una serie de elementos propios que los identificaron como entes sociales distintos al grupo autoritario.
Una de las primeras ideas que podemos refutar es la creencia que establece que las prácticas supersticiosas eran exclusivamente parte de la idiosincrasia de los grupos sometidos, los cuales en un principio no seguían el cristianismo como creencia religiosa. Aunque es cierto que la población negra fue relacionada con el surgimiento de sectas diabólicas, vemos que esta práctica solo fue desarrollada en el 26.7% de las causas de fe relacionadas a las supersticiones en el Santo Oficio en Cartagena de Indias. Esto nos deja, con casi tres de cada cuatro procesos relacionados con el delito de hechicería, crimen de fe que predominó dentro de la población blanca. Contrario a los africanos, que habían sido educados originalmente en un ambiente de creencias politeístas y animistas, la población blanca española y portuguesa se había desarrollado en un contexto supuestamente cristiano. Sin embargo, esto no impidió el desarrollo de prácticas supersticiosas dirigidas hacia tres elementos de la vida cotidiana: los avatares del amor, la búsqueda del conocimiento oculto y la suerte en los juegos de azar.
La documentación inquisitorial nos ha demostrado que la hechicería, no fue vista como una amenaza al orden social, económico ni político de la colonia. La razón principal fue que los sucesos de hechicería eran casos aislados que en ningún momento constituyeron amenazas graves contra el Estado. No obstante, la población general, desde las clases más altas, hasta los esclavos e indios, pasando por todas las castas, demostraron sentir cierta necesidad de cubrir por medio de hechizos y sortilegios la falta de conocimientos y la búsqueda de felicidad que la Iglesia, y mucho menos, el Estado proporcionaban.
Otro renglón de sumo interés que encontramos en la población negra, procesada por brujería, es que estos desarrollaron un sistema ceremonial, que más que una expresión religiosa, representó un desafío a las autoridades coloniales. La realización de juntas, donde se le rendía culto a la figura del demonio, fue una de varias faltas a la fe cristiana y al ordenamiento jurídico colonial, más cuando ambos aspectos estaban unidos. Al crimen de adoración demoniaca se pueden añadir otros delitos considerados graves, tales como: los asesinatos, la profanación de tumbas, el canibalismo y, más que todo, las supuestas conspiraciones que los negros podían generar en sus reuniones nocturnas contra el orden político, social y económico de la colonia.
De la misma manera se aprecia la existencia de similitudes entre los cultos demoniacos en el Caribe con los efectuados en Europa. Las ocho características principales que se tienen sobre la brujería europea se pueden demostrar claramente en la brujería caribeña. Estas son: pacto con el diablo, repudio al cristianismo, profanación de la eucaristía, los viajes nocturnos, reuniones en la noche y en secreto, sacrificio de niños, el canibalismo y las orgías.
La figura del macho cabrío, es otro símbolo que nos lleva más a los cultos agrarios celtas que a las creencias africanas. Claro está, no podemos negar algunos de los elementos africanos que se dieron en los aquelarres caribeños. Entre ellos, podemos mencionar los banquetes con comida tradicional africana, donde se consumía jabalí, arroz y plátano, además de la importante presencia que representó el árbol en el lugar de culto, ya que este es uno de los elementos que más manifiesta las creencias africanas al sur del Sahara.
Otro aspecto histórico, que encontramos en este estudio, fue la utilización de las creencias paganas de los indígenas por parte de cristianos, que buscaban su propio beneficio. El caso de Luis Andrea, aunque único en la documentación estudiada, nos hace sospechar, que pudo haber ocurrido en diversidad de ocasiones sin que ninguna autoridad se hubiera percatado. Vemos, como el supuesto demonio, que se hacía llamar Buciraco, pero que tenía características europeas, tales como uso de botas, espuelas y lanza, que en ocasiones era llamado licenciado y que llegaba a las juntas a caballo, fue solo una artimaña de uno de los conquistadores para aprovecharse de la ignorancia de la población indígena. Este personaje, creó todo un andamiaje estructural dentro de esta comunidad dirigido a enriquecerse con los tributos recibidos.
De forma general, la mayoría de los procesados por superstición eran de composición racial blanca. De los cuarenta y cinco reos, veinticinco pertenecían a este grupo, lo cual representa el 55.6%. Aunque en sus causas, no se les pudo relacionar con pacto o trato explícito con el demonio, actitud severamente rechazada dentro del cristianismo, la búsqueda de soluciones fuera de los preceptos religiosos era condenable de igual forma.
La Inquisición como institución a cargo del control social de la colonia fue un aspecto que no puede ser negado. El uso de la Inquisición como instrumento de poder por parte de la Corona fue un elemento que se pudo comprobar mediante este estudio. Aunque la Inquisición era una institución eclesiástica destinada a vigilar las desviaciones de fe, los poderes seculares la utilizaron como un mecanismo en contra de grupos que eran considerados enemigos del Estado o del orden que se quería preservar. A su vez, el Estado, decidía cuándo y dónde utilizaba a los inquisidores. Este es el caso de una misiva que la Corona envió para que la Inquisición desistiera de procesar a los cientos de esclavos acusados por cuatro de sus compañeros de seguir la brujería, ya que el inicio de un proceso de esta envergadura hubiera afectado la economía de la región al detener la producción minera.
Otro aspecto que hemos rechazado, por lo menos, sobre la región estudiada, fue la imagen sanguinaria que se tiene de la Inquisición y que es presentada por la leyenda negra. En el caso del Tribunal inquisitorial de Cartagena de Indias, allí no hubo grandes autos de fe ni se ejecutaron a decenas de personas. En los casos por superstición las penas fueron mínimas, a tal punto, que algunos reos decidieron continuar con sus prácticas luego de haber sido sentenciados. Ninguno de estos procesados fue ejecutado. En otros casos, la propia institución, desde su Consejo Supremo decidió disminuir sentencias que consideraba severas. De hecho, en un periodo de veintidós años solo hubo dos ejecuciones, ninguna relacionada con superstición. La razón primordial de la ejecución de estos dos reos fue el asumir una actitud de obstinación, al no quererse arrepentir de sus acciones heréticas. La Inquisición, desde el punto de vista religioso buscaba mantener la fe católica y cada proceso tenía como objetivo el salvar las almas de los procesados y convertirlos en buenos cristianos.
La realidad documental nos ha presentado una Inquisición que seguía unas normas establecidas y que se autoevaluaba con una serie de procedimientos tales como las instrucciones desde la Suprema y las visitas de inspección. Aunque no se ha encontrado evidencia de visitas de fiscalización en Cartagena de Indias, la capacidad de la Suprema en mantener una actitud recta entre sus inquisidores siempre estuvo latente con el envío continuo de órdenes específicas para atender los distintos tipos de procesos. A todo esto, no se puede negar que hubo abusos, atropellos y malos tratos de parte de algunos inquisidores que teniendo el poder en sus manos lo utilizaron en su propio beneficio.
Por último, debemos indicar que la idiosincrasia caribeña es una multicultural desde los tiempos coloniales. El Caribe fue centro de disputas entre las potencias europeas, también fue lugar de acopio y trasbordo de los esclavos africanos, los cuales nunca representaron una sola etnia. La cuenca caribeña, en sí, fue un gran mosaico, donde se mezclaron genes y culturas durante siglos y que hoy día han producido una población llena de diversidad y con una gama de sabores que es única en su clase.

Referencias bibliográficas primarias:

Archivo Histórico Nacional en Madrid (AHN)
Sección: Inquisición

Libro 1008: Libro primero de cartas del Tribunal de Cartagena de Indias al Consejo de la Inquisición: 1610-1618.

Libro 1009: Libro segundo de cartas del Tribunal de Cartagena de Indias al Consejo de la Inquisición: 1619-1624.

Libro 1010: Libro tercero de cartas del Tribunal de Cartagena de Indias al Consejo de la Inquisición: 1625-1630.

Libro 1011: Libro cuarto de cartas del Tribunal de Cartagena de Indias al Consejo de la Inquisición: 1631-1638.

Libro 1020: Libro primero de relaciones de causa de fe del Tribunal de la Inquisición de Cartagena de Indias: 1614-1637.

Libro 1023: Libro cuarto de relaciones de causas de fe del Tribunal de la Inquisición de Cartagena de Indias: 1676-1698.

Legajo 1620, expediente 1 y 10.
           
Fuentes secundarias recomendadas:

Alcalá, Ángel, et al.: Inquisición española y mentalidad inquisitorial,
Barcelona, Ariel, 1984.

Bennassar, Bartolomé: Inquisición española: Poder político y control social,
Barcelona, Grijalbo, 1981.

Caro Baroja: Las brujas y su mundo [1961], 11ª reimpresión, Madrid, Alianza
    Editorial, 1995.

Escudero, José A. (ed.): Perfiles jurídicos de la Inquisición española, Madrid,
Instituto de Historia de la Inquisición, Universidad Complutense de Madrid, 1992.

García Cárcel, Ricardo: La leyenda negra, historia y opinión, Madrid: Alianza
Editorial, 1992.

Henningsen, Gustav: El abogado de las brujas: Brujería vasca e Inquisición,
trad. Marisa Rey-Henningsen, Madrid, Alianza Editorial, 1983.

Lisón Tolosana, Carmelo: Las brujas en la historia de España, Madrid, Temas
    de hoy, 1992.

Kamen, Henry: La Inquisición española, nueva edición totalmente reescrita y
            puesta al día por el autor, trad. Gabriela Zayas, Barcelona, Crítica, 1985

Maya Restrepo, Luz A.: “África: Legajos espirituales en la Nueva Granada,
siglo XVII”, Historia crítica, Núm. 12, 1996, págs. 29-42.

_____: “Paula de Eguiluz y el arte del bien querer, apuntes para el estudio de
la sensualidad y del cimarronaje femenino en el Caribe, siglo XVII”, Historia crítica, Núm. 24, 2003, págs. 101-124.

Pérez Villanueva, Joaquín (dir.): La Inquisición española: Nueva visión,
    Nuevos horizontes, Madrid, Siglo XXI, 1980.

_____ (dir.): Historia de la Inquisición en España y América, Madrid, Centro
de Estudios Inquisitoriales, 1984, 3 vols.

Russell, Jeffrey B. y Brooks Alexander: A History of Witchcraft: Sorcerers,
Heretics & Pagans, 2a ed. aumentada, New York, 2007.



            

lunes, 23 de septiembre de 2013

El enfoque histórico-cultural de Emely Rosenberg y la política expansionista estadounidense


Pablo L. Crespo Vargas

Uno de los problemas, más significativos, que confrontaron los estudiosos de la historia diplomática estadounidense hasta comenzada la segunda mitad del siglo XX fue la falta de un acercamiento o una explicación cultural donde se analizaran los distintos aspectos del desarrollo de las relaciones internacionales de este país. Los cambios producidos en el pensamiento académico luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial, donde se presentaron una serie de factores que incluyen mayores oportunidades de estudio gracias a los beneficios educativos a veteranos, el aumento de instituciones universitarias estatales, y los movimientos de derechos humanos, feministas e indigenistas, que motivaron a muchos a realizar estudios postsecundarios, sin importar la clase social de la que provenían, también se sintieron en la historiografía estadounidense.[1]
Los recién formados historiadores comenzaron a ver la historia desde una perspectiva fuera del punto de vista elitista que se había caracterizado hasta ese momento.[2] Uno de los mejores ejemplos de esta situación lo encontramos en la obra de Emily S. Rosenberg. Esta historiadora busca presentarnos como la cultura estadounidense jugó un papel trascendental en el desenvolvimiento de la política exterior de los Estados Unidos. Es importante señalar, que la autora, establece los límites a su trabajo en “examine the process by which some Americans, guided and justified by the faiths of liberal-developmentalism, sought to extend their technology-based economy and mass culture to nearly every part of the world.” En otras palabras, Rosenberg no trabaja el efecto de la americanización en otros países o culturas, aunque estos son estudiados con mayor detenimiento por otros investigadores, sino que se enfoca en cómo se dio este proceso desde la perspectiva estadounidense.
La tesis de la autora se centra en el desarrollo de una ideología llamada liberalismo-desarrollista [liberal-developmentalism], el cual tenía cinco puntos o ideas de gran importancia. El primero es la creencia de que todos los países debían copiar el desarrollo económico estadounidense. El segundo punto es la fe existente en el desarrollo de la economía a base de una iniciativa privada. Le seguía la creencia de mantener acceso libre al comercio y a las inversiones. La cuarta idea es el fomento del flujo continuo de la información y la cultura. Por último, se promovía la creencia de que el gobierno tenía la función de proteger la empresa privada, a la vez que se estimulaba y regulaba la participación estadounidense en la economía mundial y el intercambio cultural. Estas ideas se fueron desarrollando y utilizando para poder crear un ambiente favorable a los inversionistas estadounidenses que se aventuraran en el extranjero, teniendo el consentimiento del sistema gubernamental para ello.
En la obra se va presentando la evolución de estas ideas, que Rosenberg divide en tres periodos significativos. Primero, el estado promocional [Promotional State], desarrollado entre 1890 y 1912. En este periodo, el gobierno federal buscaba facilitar el desarrollo económico de las empresas privadas que se desarrollaron en el mercado internacional. Segundo, el estado cooperativista [Cooperative State], promovido después de la Primera Guerra Mundial. En él, el gobierno se inmiscuyó en el desarrollo de las inversiones estadounidenses en el extranjero, buscando posiciones ventajosas en el ámbito internacional; y a su vez, manteniendo la posición política que los Estados Unidos obtuvo al terminar este conflicto. Por último, se desarrolló el estado regulador [Regulatory State], que a partir de la década del 30 buscaba integrar las relaciones entre empresarios y gobierno federal para facilitan los objetivos de ambos.
Los dos puntos que la autora recalca son: (1) la estrecha relación entre la expansión económica estadounidense y los aspectos culturales que se desarrollaban en este país y (2) la correlación existente entre el grado de intromisión del gobierno de los Estados Unidos en los intereses económico y la proyección hegemónica desarrollada ante el resto del planeta. No ha de extrañarnos, que a mayor proyección mundial como potencia de primer orden, mayor era el grado de relación entre el gobierno y los intereses económicos. Sobre este último punto podemos observar dos hipótesis. En la primera, que el gobierno estadounidense utilizó la expansión económica desarrollada por los inversionistas para crear una plataforma que sirvió para promover y proyectar a los Estados Unidos como una potencia de primer orden. Segundo, que el gobierno fue empujado por los intereses económicos para desarrollar una hegemonía que los protegiera en el extranjero. Aunque podemos estar tentados a escoger solamente una explicación, la obra nos demuestra que en un principio los inversionistas y empresarios estadounidenses [los grupos misioneros también aprovecharon el momento] lograron atraer el interés gubernamental; pero, que al pasar el tiempo y los Estados Unidos transformarse en una nación de primer orden su interés por mantener un predominio económico era más latente y la proyección de la cultura estadounidense era vital para tales fines.
Dentro de los aspectos culturales se puede apreciar el surgimiento de ideas progresistas que son propagadas y asimiladas por la población en general. Algunas de estas ideas fueron vistas como precondiciones a una sociedad moderna y de avanzada de una nación destinada a ser modelo universal. Estas incluyen la supuesta superioridad de la sociedad cristiana protestante, la prepotencia anglosajona y el desarrollo económico de la sociedad estadounidense. Estas ideas crearon una mentalidad de superioridad que puede ser apreciada en las campañas misioneras, que buscaban expandir sus creencias religiosas en el extranjero, de la misma forma que los inversionistas buscaban prosperidad en los mercados internacionales.
Otro aspecto cultural que no podríamos dejar a un lado es la importancia que tuvo el llamado sueño americano [American Dream], el cual estaba relacionado con el desarrollo de alta tecnología y el consumo en masa. Si la proyección de este ideal anterior al periodo de la Segunda Guerra Mundial fue realizado por misioneros, misiones diplomáticas e intereses económicos; el desarrollo de los medios de comunicación masivos fue toda una innovación que se encargó de llevar a cada rincón del mundo el pensamiento y estilo de vida estadounidense luego de finalizada esta guerra. La intención, según nos indica la autora, era crear cierto grado de empatía hacia el estilo de vida democrático, de sabiduría e integración social estadounidense. Se puede pensar que la expansión cultural era parte importante en la creación de mercados económicos e intelectuales donde el pensamiento estadounidense predominaba.
Los planteamientos de la autora podrían estar presentando una fuerte influencia revisionista. De hecho, la presentación de una serie de problemas o contradicciones entre el ideal liberal desarrollista y lo practicado en realidad nos hace pensar en la obra del historiador William A. Williams: The Tragedy of American Diplomacy. Entre los puntos trágicos que presenta Rosenberg está la política de dos varas que el gobierno estadounidense utilizó para promover los intereses económicos y diplomáticos propios. El mejor ejemplo fue la política dirigida a condenar y demonizar los monopolios extranjeros; mientras que se promovía el que empresas estadounidenses monopolizaran en países de economía débil y con gobiernos de fácil corrupción.
Según la autora, las justificaciones que cada generación de estadounidenses presentó para el desarrollo de una conducta no liberal dentro del liberalismo-desarrollista son otro ejemplo de la importancia del aspecto cultural dentro de la historia diplomática. Estas son tres: “Doctrines of racial superiority and evangelical mission [...], a faith in granting prerogatives to new middle-class professionals […] and a fervent anti-Communism”. Dos de ellas son de corte ideológico: la superioridad racial junto a la evangelización y el desarrollo del anti comunismo; pero su contenido está arraigado al desarrollo cultural de una nación que evolucionó en un marco anglosajón, de creencias religiosas protestantes y con una economía esencialmente capitalista donde el individuo era responsable de su prosperidad tanto terrenal como espiritual. A su vez, la responsabilidad del individuo al progreso llevó al desarrollo de una clase media profesional que promoviera cambios en la tecnología y en la calidad de vida que presentaba el llamado American Dream.
Los planteamientos de corte liberal que Rosenberg expone al presentar un punto de vista cultural pudieran molestar a historiadores conservadores que solo ven intereses estratégicos y económicos en sus señalamientos. Sin embargo, no podemos dejar a un lado, el desarrollo de una política exterior que no se basó únicamente en las pretensiones de grandeza que puede tener una élite, o en los deseos de riqueza que los empresarios vieron en los mercados internacionales, sino, que dentro de todo esto existe un intercambio de ideas, una proyección de lo que es el país y sus pobladores y cómo estos pueden interactuar con otras cultura, aunque en este caso se buscaba que otras culturas asimilaran la de ellos para así poder crear un cierto grado de identificación del cual se suponía que ambos lados se beneficiaran.

Obra principal:
Emily S. Rosenberg: Spreading the American Dream: American Economic and Cultural Expansion, 1890-1945 [1982], New York: Hill and Wang, 1999
Obras citadas:
Appleby, Joyce, Lynn Hunt & Margaret Jacob: Telling the Truth About History, New York, Norton, 1994
William, David: A Peoples History of the Civil War: Struggles for the Meaning of Freedom, New York, New Press, 2006
Williams, William A.: The Tragedy of American Diplomacy, New York, Delta Books, 1962
Otras obras de referencia sobre el tema:
Hogan, Michael J. & Thomas Paterson (eds.), Explaining the History of American Foreign Relations, 2nd ed., New York, Cambridge University Press, 2004
Joseph, Gilbert M, Catherine C. Legrand & Ricardo D. Salvatore (eds.): Close Encounters of Empire: Writing the Cultural History of U.S.-Latin American Relations, Duke University Press, 1998.
Kaplan, Amy & Donald E. Pease (eds.): Cultures of United States Imperialism, Duke University Press, 1999.



[1] David William: A Peoples History of the Civil War: Struggles for the Meaning of Freedom, 2006, pág. 11.
[2] Véase a Joyce Appleby, Lynn Hunt & Margaret Jacob: Telling the Truth About History, 1994, págs. 146-151.

martes, 10 de septiembre de 2013

Mitología taína

Pablo L. Crespo Vargas
  1. Definiciones iniciales
    • Historia
      • “Es el conocimiento de los seres humanos en sociedad, en el tiempo y en el espacio, a partir de preocupaciones e inquietudes presentes” [Gervasio Luis García, Armar la historia: la tesis en la región menos trasparente y otros ensayos, 1989].
      • Es una serie de teorías entrelazadas sobre hechos verídicos, que pueden ser vistos de manera diferente según el tiempo y el espacio en el que se estudia.
    • Mito
      • “Suelen ser compendio de las experiencias de un pueblo, fuente de sus mejores obras de arte y origen de sus creencias más profundas y significativas” [José Juan Arrom, Mitología y artes prehispánicas de las Antillas, 1975].
      • El mito puede ser definido como una narración de hechos sobrenaturales, donde se mezclan elementos mágicos y acontecimientos comunes, que se desarrollan en un tiempo que no puede ser catalogado como histórico y que tiene como fin dar una explicación a algún acontecimiento humano.
  2. ¿Cómo llega la mitología taína a nuestros días?
    • Fray Ramón Pané- fraile de la orden de San Jerónimo fue encargado de preparar un informe de las creencias nativas para Cristóbal Colón.
    • Vivió junto a los indios de la Española durante el periodo de 1496-97.
    • Su obra fue titulada: Relación de Fray Ramón Pané acerca de las antigüedades de los indios, las cuales, con diligencia, como hombre que sabe la lengua de ellos, las ha recogido por mandato del Almirante.
    • Hoy día no contamos con el manuscrito original, conocemos la obra por medio de:
      • Pedro Mártir de Anglería, De Orbe Novo Decades; nos presentó un resumen en latín del escrito original.
      • Bartolomé de Las Casa, Apologética historia de las Indias, utilizó algunas noticias de Pané.
      • Alfonso de Ulloa, tradujo la obra, hoy día desaparecida, de Fernando Colón, Vida del almirante don Cristóbal Colón; donde se había incluido el informe en su totalidad. 
    • Problemas con el informe:
      • Errores de interpretación y comprensión del lenguaje taíno por parte de Pané. 
      • Traducciones y adaptaciones del escrito original a los idiomas traducidos. 
      • Descuidos en el manejo de la obra original y las subsecuentes.
    • Nota aclaratoria sobre el término taíno: El nombre de taínos comenzó a ser utilizado para referirnos a este grupo poblacional a partir del siglo XIX, anterior a ese periodo, simplemente se les llamaba indios, al igual que a la mayoría de los habitantes del hemisferio a la llegada de los europeos. Se debe indicar que en una de las narraciones de Diego Álvarez Chanca sobre el segundo viaje (finales del siglo XV) se presentó el vocablo tayno que según su percepción quería decir bueno. En el escrito de Pané, al igual que el de los demás cronistas, el nombre taíno no aparece. No obstante, lo utilizaremos para referirnos a este complejo cultural y diferenciarlo de otros grupos nativos.
  3. El Ser Supremo [Introducción de la obra]
    • Yócahu Bagua Maórocoti [Espíritu de la Yuca y el Mar, Ser Sin Antecesor Masculino] también conocido por Yucahuguamá [Señor Espiritual de la Yuca]
    • Definición de vocablos:
      • Yoca > yuca
      • Hu > espíritu
      • Bagua > mar
      • Ma > sin
      • Orocoti > abuelo
      • Guamá > señor
    • Es representado en el cemí de 3 puntas [tierra-mar-ser humano]
  4. La Diosa Madre [Introducción de la obra]
    • Conocida por 5 nombres: Atabey, Yermao, Guacar, Apito y Zuimaco
    • Definición de vocablos:
      • Atte > mamá, madre, señora
      • Wa o Gua > nuestro/a
      • Itabo > depósito de agua limpia
      • Kar o car > luna / mes / menstruación
      • Atabey > madre de las aguas
      • Guacar > divinidad de la luna, los meses y la menstruación
    • Representa la sociedad matrilinial taína.
  5. Dioses del sol y la lluvia [Final capítulo XI]
    • Mautiatihuel: hijo del alba; señor de la región del amanecer.
    • Boinayel: hijo de Boina, la lluvia.
    • Márohu: espíritu del tiempo despejado [Maro = sin nubes].
  6. Señora del viento y sus dos auxiliares [Capítulo XXIII]
    • Aumatex: señor de la región de los vientos.
    • Guabancex: divinidad femenina provocadora de los huracanes [tempestades].
    • Guataubá: se encarga de movilizar a los cemíes para provocar vientos y lluvia.
    • Coatrisquie: es el causante de las inundaciones.
    • Sobre el vocablo huracán:
      • Los primeros cronistas mencionan que “huracán, en lengua desta (sic) isla, quiere decir propiamente tormenta o tempestad muy excesiva” [Fernández de Oviedo, Historia general y natural de las Indias].
      • Rudofl Schuller (lingüista y etnógrafo austriaco, 1873-1932) atribuye la palabra a origen caribe. En dialectos evolucionados del caribe la palabra tiene el significado de espíritu del mal.
      • En la mitología maya, huracán es uno de los nombres del dios creador y significa: de una pierna [Caculhá Huracán, Chipi Caculhá y Raxa Caculhá = Rayo de una pierna, Rayo pequeño, Rayo verde respectivamente].
  7. Señor de los muertos [Capítulos XII-XIV]
    • Coaybay: lugar a donde residen los muertos.
    • Soraya: isla donde está el Coaybay, lugar mítico.
    • Maquetaurie Guayaba: señor del Coaybay.
    • Goeíza: espíritu de una persona viva.
    • Opía: espíritu fuera de su envoltura carnal.
  8. Mito sobre el surgimiento del ser humano y el rapto de las mujeres [capítulos I-VIII].
    • Caonao: lugar mítico, de gran valor espiritual.
    • Cacibajagua: cueva de donde salen los taínos.
    • Amayauna: cueva de donde salen los no taínos (macurijes).
    • Diferencias entre los taínos y los no taínos (macurijes).
      • Taínos: los buenos y nobles.
      • Macurijes: los bárbaros.
    • Mácocael: guardián de la cueva, vigilaba la llegada de los rayos solares que transformaban a la gente en árboles, piedras y animales; Mácocael fue transformado en piedra.
    • Yahubaba: transformado en ruiseñor.
    • Guahayona: cacique que rompe el maleficio y rapta a las mujeres dejándolas en Matininó [¿el Amazonas?].
    • Hijos de las mujeres raptadas son abandonados y transformados en ranas mientras lloraban pidiendo ser amamantados.
    • Guabonito: Contagia a Guahayona con sífilis [mal francés] Ella le regala guanines (medallones representativos de poder o liderato) a Guahayona en arrepentimiento a lo ocurrido.
    • Los hombres utilizando la ayuda de los pájaros carpinteros crearon nuevas mujeres de unos seres asexuales que encontraron.
    • Definiciones:
      • Caona > algo valioso
      • Amayauna > los sin valor
      • Taínos > los nobles y buenos
      • Macurijes > bárbaros
      • Mácocael > el que no tiene párpados
      • Guanín > aleació de oro, plata y cobre, el picador o colibrí
  9. Otros mitos
    • Creación del mar [Capítulos IX- X]
      • Yayael hijo de Yaya trata de tomar el poder de su padre y muere en la lucha.
      • Sus huesos son depositados en una higüera y se transforman en peces.
      • Los cuatro hermanos Caracaracol quebraron la higüera y de ella salió el agua del mar.
    • Los recorridos de los 4 hermanos
      • Mito de la creación del mar
      • Mito de la creación de la mujer luego del rapto de Guahayona
      • Mito sobre la creación de la tortuga [Capítulo XI]
        • Este mito puede ser relacionado con la fecundidad [Pané no presentó detalles de este mito]
        • Representan la adquisición del fuego, el casabe y el tabaco y el paso de una sociedad nómada y recolectora a una sedentaria y agrícola.
    • Los behiques [Capítulos XV-XVIII]: eran chamanes que practicaban la curación de los enfermos y dirigían los ritos sagrados.
    • Los cemíes [Capítulo XIX] eran hechos de madera o piedra.
    • Se mencionan diversos cemíes con características particulares [Capítulos XX-XXIV].
      • Vaibrama, cemí que envía las enfermedades.
      • Corocote, cemí que deambulaba y asechaba a las mujeres (una especie de íncubo).
      • Opiyelguoviran, cemí que tiene cuatro piernas y que escapó a la llegada de los castellanos.
      • Faraguvaol, otro cemí con características animistas, que fue capturado y que se escapaba del hogar que le habían construido. 
Enlace con la Relación de Fray Ramón Pané acerca de las antigüedades de los indios: http://digicoll.library.wisc.edu/cgi-bin/IbrAmerTxt/IbrAmerTxt-idx?id=Spa0006


martes, 3 de septiembre de 2013

Cuento de suspenso publicado en "Abrazos del Sur"

Pablo L. Crespo Vargas

Este cuento de suspenso, redactado en el segundo trimestre del pasado año, fue publicado en la antología literaria: Abrazos del Sur, 2013, del colectivo El Sur Visita al Sur, Inc. Es la segunda narrativa que he logrado publicar. Hoy, me he motivado a presentarla, luego de una charla con el amigo y escritor Alfredo Morales Nieves y de haber comenzado a leer su novela El muerto, la cual presenta temas muy inquietantes... 

El árbol de quenepa

Octavio se levantó de su cama, notó que ya había salido el sol, llevaba una pijama de líneas verticales color plateado raro que eran disimuladas por la blancura añejada de la tela de algodón.  Su atuendo, siempre le había parecido una versión modificada de la ropa que llevaban los presidiarios, aunque nunca los había visto se los imaginaba como seres fieros y sanguinarios que mataban y robaban por placer.  Esta idea del presidiario, al reflexionar, le parecía exagerada.  Sin embargo, así su abuela le había contado.   Extrañaba las narraciones de este singular ser casi centenario y que aún veía caminar por los pasillos de la casa, pero ya no le hablaba, ya no le contaba anécdotas ni realizaba cuentos de mucha imaginación.
El relato que más le causó impresión fue el de los soldados que se preparaban para combatir a un fiero invasor; invasor que al llegar fue recibido como libertador por esos mismos hombres que un día habían jurado luchar hasta morir pero que al llegar el momento lo único que hicieron fue servir de perros falderos y de bufones para divertir al recién llegado.  La abuela en medio de la narración los maldecía y les reprochaba su hombría como si ellos estuvieran presentes.  Era la narración que más acaloraba a la matriarca del hogar.  La llevaba a extremos que nadie hubiera imaginado, ya que sollozaba con ira deseando no haber estado sufriendo de fiebres intermitentes producto del escorbuto provocado por la falta de alimentos que azotó la zona debido al bloqueo que el invasor cometía desde inicios del conflicto.  Solo si hubiera tenido la fuerza suficiente de tomar un arma, fuera esta un fusil o un machete, se hubiera enfrentado a ese invasor que no permitía la entrada de productos necesarios para la población.
            -¡Cobardes! - era su grito para finalizar la historia, luego se quedaba callada, en sufrimiento y amargura por horas hasta que decidía acostarse en su hamaca, donde destilaba sus sentimientos separando el odio del razonamiento.
            -Pobre abuela, - pensaba el joven que recién había dejado la niñez – ya no me habla, ni siquiera me reconoce.  Le paso por el lado y tampoco me mira, sólo solloza y se lamenta de una pérdida que desconozco.   
Todas las mañanas era igual, su abuela en un mar de lágrimas, su madre vestida de negro y su padre siempre inmerso en sus negocios.  Para el joven, ninguno de los tres notaba su presencia.  Ya se había acostumbrado a la  rutina mañanera de ser ignorado por todos en la familia, inclusive los criados, un varón y tres mujeres de edad considerable que realizaban cada una de las tareas del hogar.  El joven ya había adquirido la costumbre de dirigirse a la persiana y desde allí observar a los niños y jóvenes que se reunían a jugar frente a la acera de la recién fundada estación de carros públicos.  Desde su posición contemplaba como estos se divertían lanzando un balón de un lado hacia otro.  Nunca lo habían dejado compartir con otros niños por lo cual ya no se molestaba en pedir permiso. 
-Esta mañana será diferente, - se dijo -saldré a jugar sin permiso, prefiero que me regañen a seguir pasando los días aquí.
Caminó lentamente hacia la puerta principal, al acercarse a varios pasos se detuvo.  No sabía si debía salir por allí o utilizar la puerta que se encontraba en la cocina.  El salir por la cocina tenía la ventaja de evitar ser visto por sus padres, sin embargo, tendría que darle media vuelta a la parcela para poder llegar al portón que comunicaba con la acera que llevaba a donde los demás niños jugaban.  No vaciló más, caminó los pasos que le faltaban, tomó la manija giratoria con sus manos para abrir la puerta pero esta se mantuvo inmóvil.  No entendió, miró para ambos lados del pasillo y realizó un segundo intento.  Nuevamente, no funcionó.  Continuó en repetidas ocasiones hasta que vio que su abuela se acercaba.  Del susto salió corriendo hacia la cocina con la intención de usar la salida que allí se ubicaba y que llevaba al patio posterior.
Al llegar a la cocina se detuvo frente al portal que estaba abierto, miró para todos lados y corrió hacia el exterior.  No se detuvo hasta que llegó frente a los demás jóvenes.  Ninguno lo percibió.  Sentía nuevamente que lo ignoraban, que su presencia era invisible.  No se atrevió a acercarse a ellos, por lo cual comenzó a llamarlos, a la vez, que aleteó sus brazos y realizaba brincos, pero no hubo resultados.  No aguantó mucho y corrió nuevamente a su casa.
Al pasar por el patio posterior notó que el árbol de quenepa, que siempre había visto frondoso y que cada julio comenzaba a dar los frutos que tanto a él gustaba estaba cortado transversalmente a unos tres pies del suelo.  Se le notaba una infinidad de anillos, reflejo de su longevidad.  Sin embargo, ¿quién lo había cortado?, ¿por qué?, si ese árbol era toda una bendición.  Por un lado, daba una envidiable sombra donde todos en la casa podían buscar refugio esas tardes veraniegas de insoportable calor.  Por otro lado, brindaba desde julio a septiembre ese fruto tan jugoso, tan apetecible, tan mortal.
-¡Tan mortal!-, Octavio quedó pensativo por unos segundos luego de esta exclamación que lo dejó perplejo, agonizante y en sufrimiento.  En otra milésima de segundo los recuerdos de aquella mañana soleada le llegaron a su mente.  Estaba solo en el patio, los demás estaban preparándose para el desayuno.  Octavio prefirió esa mañana ir al patio y divertirse con sus gallinas.  Le encantaba correrlas, aunque era un juego de niños siempre le había apasionado asustarlas y ver sus intentos de vuelo para poder escapar de él.  También recordaba el ramillete de quenepas recién cortado del árbol y que sostenía en su mano izquierda.  Al principio degustaba una quenepa a la vez, pero según las consumía su paladar le pedía más.  Luego de escupir la octava pepa decidió atragantarse tres de sopetón, aun así continuó persiguiendo a las gallinas.
No debió hacerlo, ya que luego de varios pasos se tragó la que parecía de mayor tamaño.  En ese momento sintió que se ahogaba, que el aire no le llegaba a los pulmones.  Su reacción inmediata fue llevarse las manos a la garganta para apretar su cuello y ver como la pepa del fruto salía.  Quería gritar por ayuda, pero no le salían las palabras.  Quería correr hacia la entrada de la cocina, pero ya no tenía fuerzas en sus piernas.  Quería vivir, pero ya era tarde.