El gobernador y las dos caras de Jano
Por Pablo Alejandro Puello Díaz
Mucho se ha comentado sobre el notorio
chat que ha puesto a todo un pueblo en pie de lucha para exigir su respeto ante
la indignación de un gobernarte que cada día presenta mayores muestras de no
querer escuchar y no llegar a la conclusión de que su fin en la silla de la
gobernación es un hecho. Además, mucho se ha analizado sobre el “efecto María”
en la población puertorriqueña, los cuales lejos de aminorar sus fuerzas, sin
duda alguna, se han levantado como el ave fénix, el cual resurgió entre
polvo y cenizas como un ser renovado y listo para la batalla.
Por otro lado, algo que no escapó ante
la atención pública fue la cierta dualidad presentada por el gobernador.
Dualidad que quedó manifestada claramente al momento de revelarse el chat
de la aplicación denominada como Telegram.
Al igual que Jano, el dios mítico
romano representado con dos caras y al cual se le ha designado en la antigüedad
como el dios de las transiciones, comienzos y finales, el gobernador Ricardo
Roselló demostró al pueblo dos caras.
Sin duda alguna, la vertiginosa
carrera hacia el poder por parte de Roselló en el año 2016 fue un fenómeno
político. Cientos de miles de personas pudimos ver a un joven lleno de virtudes
y con deseos genuinos de servir a Puerto Rico. No pocos fueron los que vieron
en la figura del científico Roselló a una persona con grandes dotes de analista
capaz de buscar soluciones a los grandes retos que enfrentaba la Isla. Por otro
lado, no es menos cierto que sus lazos con la política siempre estuvieron a su
lado gracias a la figura de su padre. Aunque el joven, inexperimentado en política, no representara grandes dotes de orador, como lo presentado por sus
contrincantes, el pueblo llegó a la conclusión que, a diferencia de
su oratoria, sus virtudes se encontrarían en otras áreas, ya que detrás de todo
se escondía su llamado plan, del cual muchos depositaron su confianza a
ciegas.
No obstante, y al igual que Jano, se
encontraba la otra cara del dios romano, en este caso, la otra cara del
gobernador. De suma indignación fue para todo un pueblo el poder observar a un Ricardo
Rosello de forma totalmente distinta a lo anteriormente presentado, no solo por
él mismo, sino por lo mostrado por los medios de comunicación y redes sociales.
Cierto fueron los insultos a una vasta serie de sectores de la sociedad, en la
cual, todos de alguna manera se sintieron identificados; cierto fue la manera
despiadada en cómo se conspiraba para eliminar obstáculos a la causa política
como lo eran los opositores, no solo fuera del partido sino incluso dentro del
mismo. Sin embargo, la más grande indignación vino a revelarse al poderse
contemplar los comentarios cínicos hacia aquellos cadáveres provocados por el
paso del huracán María. Peor aún, fue la devastadora noticia, en la cual se
supo sobre el arrebato y ocultamiento de suministros destinados a los
damnificados por María, con el fin único de obtener beneficios políticos; y
provocando a la postre que tales hechos se transformaran en la principal fuente
de energía para las futuras marchas y protestas multitudinarias.
Dentro del imaginario puertorriqueño
aquella imagen de joven científico, comprometido con el pueblo y desligado de
influencias políticas malintencionadas provocó que todo comenzara a echarse por
la borda de forma veloz. Aquellos comunicados de prensa, como fue la nefasta
entrevista a la cadena Fox News, eliminó toda duda respecto a la capacidad
gubernativa que pudiera aún albergar el joven gobernador. Aquel hombre de Estado
comenzaba a difuminarse como neblina ante un amanecer protagonizado por una masa
de puertorriqueños, entre los cuales se encontraba la generación autodenominada
como la del “yo no me dejo”.
Si la entrada de Ricardo Roselló a la
gobernación representó ser un verdadero fenómeno dentro de todo el entramado
mundo político, su salida no pasaría por desapercibida. Ante la larga espera
del tan anunciado discurso de renuncia, un sin número de teorías comenzaron a
formularse respecto al porqué de la dilación. Miles se congregaron dentro de la
ciudad amurallada del Viejo San Juan para presenciar un evento histórico en
donde un gobernador renunciaba a su cargo. Y en efecto, ante la afirmación de
la renuncia, la celebración estalló como una fiesta de pueblo no muy lejos de
tener paralelismos a una celebración de despedida de año, en este caso la
despedida del gobernador de Puerto Rico.
Ante los eventos transcurridos en
apenas dos semanas ha quedado por demostrado que desde de Fortaleza fuimos
gobernados por un político que presentó dos caras. ¿Cabe preguntarse ahora, cuál
de las dos caras representó ser la verdadera?