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lunes, 30 de marzo de 2015

De la madera al cemento: Un relato sobre La Cantera

De la madera al cemento: Un relato sobre La Cantera
Por Agcelis Obergh Nazario

Nacer y vivir en Nueva York, en especial en Manhattan, en la 42, Central Park fue la única naturaleza que vi. Por eso al llegar a Puerto Rico, para el 1968, desde el avión lo que se veía era una Isla Verde, fue impactante… de la urbe al campo.

Mis abuelos residían en Santa Rosa 2 y yo asistía a la Escuela Rafael Hernández en Guaraguao, Guaynabo, fue allí donde conocí La Cantera. Abuelo Fele (Felix Nazario) trabajó en ella muchos años, gran historiador oral, guapetón de barrio, ateo, que al llegar de su trabajo, cada tarde, sus diez nietos lo recibían, sentándose en el piso de cemento pulido color verde, un beneficio por ser empleado de La Cantera, a escuchar sus historias. Para todos, lo que Abuelo Fele decía, era verdad y nadie dudaba de sus historias, jamás.

Mis preguntas sobre La Cantera, muchas veces lo exasperaba, ¿por qué explotan la montaña?, ¿para qué sirven esas piedras?,  ¿alguien ha muerto ahí?, ¿a dónde las llevan? Cierto día ya molesto, me grita encontraron el esqueleto de un Perro Gigante que se comía a las nenas presentas”, quiso bajar mi entusiasmo, pero fue más interesante saber en quinto grado, que allí había un esqueleto gigante, y lo dijo Abuelo Fele, así que era verdad.

Me había dedicado a llevar un diario, continuo haciéndolo, ser hija única y con nueve primos (todos varones) no existían muchas opciones para divertirme, sin saberlo me convertí en investigadora histórica. Buscaba información, preguntaba a los trabajadores de La Cantera, muchos de ellos familiares o padres de compañeros/as de escuela, leía todo lo que podía, lo que llevó ganarme el mote de Vieja.
Foto histórica de La Cantera San Antonio en Guaynabo

Mi inquietud inicial, fue el identificar la importancia de cuatro estructuras de cemento en los dos barrios donde me movía: la Escuela Rafael Hernández; la Gallera, La Campesina (Guaraguao); la casa del Comisario del Barrio y una Iglesia Pentecostal (Santa Rosa 2). Todas construidas con cemento, con el techo en zinc y madera. Sólo una Maestra de Historia, en Intermedia, la Sra. Cortijo, paciente y mi mayor influencia, me explicó que el cemento definía el estatus de las personas. Las escuelas y Universidad de PR, no eran de cualquier cemento, representaban historia, memorias, huelgas, grandes profesores, el refugio de Juan Ramón Jiménez. La Gallera, su cemento era de trabajo, diversión, dinero, ilusiones, el deporte de los caballeros. El Comisario de Barrio, luego de entender su inútil función, su casa era el reflejo de un cemento prejuicioso, político y de estrato social, era apartada, con una vista impresionante, la única con portón en rejas. La Iglesia Pentecostal, en mi barrio, era el consuelo de pobres, rehabilitadores de alcohólicos, jugadores, mujeriegos y la salvación.

La explosión de la dinamita, siempre fue puntual, 1:00 pm. La Cantera, los Barrios Santa Rosa 2 y Guaraguao de Guaynabo, eran cubiertos por el humo gris, señal de  extracción de piedras y gravilla. La Cantera de piedra, San Antonio, conocida anteriormente como El Volcán de Puerto Rico, es parte de la geografía, historia familiar, social y económica en ambos barrios. La Cantera, sigue siendo esa línea divisoria entre Barrios y Pueblos: Santa Rosa 2, Guaraguao, Guaynabo; Bayamón y Aguas Buenas.

He pasado mi vida estudiando Historia, en un momento tuve entre mis Profesores a Fernando Picó, le pregunte, luego de una clase, ¿porque no escribía sobre las Canteras de Piedras y su importancia?, me dijo “hazlo tú”, yo insolente y atrevida le contesté, “usted es el famoso y yo no consigo nada de información, soy de bachillerato”, sonrió, me dio una palmadita en el hombro y me dijo: “Tu Puedes”. Hasta el momento  en pleno siglo XXI, no he encontrado un solo libro, tesis, sobre el tema, que ha sido motivo de burla al intentar hacer mi tesis sobre el mismo.

Luego de este recorrido casi autobiográfico, sólo puedo seguir preguntando, ¿Acaso el área metropolitana no es el mayor símbolo del cemento, piedra y concreto? ¿Fueron las canteras quienes propiciaron un nuevo estilo de trabajador, de campesino a obrero? Nadie ha cuestionado ¿quiénes eran los dueños de esas compañías constructoras y sus clientes? Ejemplo de esto es el cemento usado para realizar la gran autopista que une a San Juan con Ponce; los Residenciales Públicos, la vivienda de los que migraron del campo a la ciudad; urbanizaciones, hoy son para diferentes sectores económicos; los elefantes blancos, La Juliá, Oso Blanco, esto entre otros cementerios.

En mi familia, tres generaciones siguen trabajando para La Cantera San Antonio, adquirida en 1946 bajo alquiler por el Licenciado Jorge Ortiz Toros, luego sus hijos, Carlos y Antonio Ortiz Brunet, en 1971 compran los terrenos. Hoy, los nietos de Don Jorge Ortiz Toros manejan La Cantera desde 2006, pero siempre con un sentido  de responsabilidad al ambiente y la educación. El día del árbol, nos regalaban árboles para sembrar, han reforestado ciento de cuerdas de terreno en los barrios que hacen de la Cantera un Gran Volcán. Mi inquietud seguirá ya que en el barrio aún hoy, tener una casita de madera es símbolo de pobreza, las Iglesias y Capillas cada vez expanden sus comodidades para atraer más personas de la Comunidad. Las Galleras son Coliseos Gallísticos y parte del atractivo turístico para el extranjero. Lo que queda en rezago  son las escuelas intermedias y superiores públicas, muchas las han cerrado, porque no es prioridad el mantenimiento de estas, incluyendo mi amada Escuela Rafael Hernández;  Desapareció el título de Comisario de Barrio por el representante del barrio, aunque ahora hay uno de cada partido político.

Las canteras de piedras son dignas de estudio por el impacto socioeconómico, histórico y desarrollo de la “revuelta industrial”, que ha logrado convertir a Guaynabo, en una City, de cambiar la letrina por el váter, las puertas de trancas por metal y rejas. Cemento es símbolo de poder, con sólo ver los laberintos creados en las vías de rodaje de Puerto Rico, mezcla de concreto y bronce, es motivo para seguir en la búsqueda de La Importancia de las Canteras de Piedras.


Vista aérea de La Cantera

viernes, 27 de marzo de 2015

Brujería, Hechicería e Inquisición en el Caribe del siglo XVII

Brujería, hechicería e Inquisición en el Caribe hispano, siglo XVII
Por Pablo L. Crespo Vargas[1], Universidad Interamericana de PR
Dentro de la historiografía caribeña, la Inquisición española, al igual que el estudio de las mentalidades, representan campos de investigación con mucho potencial. No obstante, han sido relegados a un segundo plano por una inmensa mayoría de los historiadores, siendo unos pocos, los que han olfateado las posibilidades, que en nuestro caso, representa el Tribunal de la Inquisición española.[2]
Entre la gran cantidad de posibilidades de estudio utilizando la documentación inquisitorial está el poder presentar y explicar cuál era el pensamiento de la población general sobre asuntos tales como la sexualidad, las diferencias de género, las creencias populares y supersticiosas, entre muchos otros temas. Junto a la Inquisición española, nuestro estudio utiliza dos prácticas, que para algunos son consideradas supersticiones: la brujería y la hechicería.[3]
Al estudiar las supersticiones, que se desarrollaron a principios del siglo XVII, en el Caribe hispano, utilizando la documentación inquisitorial proveniente del Tribunal de Cartagena de Indias, institución que estaba a cargo de supervisar los asuntos de fe en la cuenca caribeña, hemos podido identificar una serie de señalamientos de gran importancia para el estudio histórico de la región. También, logramos establecer unas ideas que nos describen la particularidad de las creencias de la sociedad colonial, así como la funcionalidad de la Inquisición en la zona caribeña.[4]
Curiosamente, el Tribunal de Cartagena de Indias fue el centro inquisitorial con mayor cantidad de causas relacionadas a las supersticiones. Se han identificado, al menos, durante el siglo XVII, unos 264 procesos relacionados a estas prácticas. Porcentualmente hablando, esto representa el 37.8% del total de procesados.[5] Quisiera aclarar, que aunque la burocracia inquisitorial, fue una de las más efectivas y competitivas de su época, no siempre podemos contar con la documentación de todos los procesos. Por experiencia, en el transcurso de la investigación, hemos encontrado referencias a causas no detalladas pero que aparentemente fueron desarrolladas de manera formal u oficial.[6]
En cuanto a las creencias de la sociedad colonial, podemos indicar que estas eran producto de un mestizaje, que no solamente se había desarrollado tanto en el aspecto genético o étnico de la población, sino que el mestizaje desarrollado implicó un sincretismo cultural entre los grupos afectados. Es importante recalcar que la sociedad colonial del siglo XVII llevaba sobre un siglo de existencia y que anteponía una correlación entre el grupo dominante y las ideas propagadas por estos; sin que ello, quiera decir, que se erradicaron las ideas o la cultura de los grupos subyugados. El elemento ibérico, aunque dominante, no era omnipotente. Las culturas indígenas y las poblaciones de origen africano, que pasaban por un proceso de transculturización, mantuvieron presente una serie de elementos propios que los identificaron como entes sociales distintos al grupo autoritario.
Una de las primeras ideas que podemos refutar es la creencia que establece que las prácticas supersticiosas eran exclusivamente parte de la idiosincrasia de los grupos sometidos, los cuales en un principio no seguían el cristianismo como creencia religiosa. Aunque es cierto que la población negra fue relacionada con el surgimiento de sectas diabólicas, vemos que esta práctica solo fue desarrollada en el 26.7% de las causas de fe relacionadas a las supersticiones en el Santo Oficio en Cartagena de Indias. Esto nos deja, con casi tres de cada cuatro procesos relacionados con el delito de hechicería, crimen de fe que predominó dentro de la población blanca.[7] Contrario a los africanos, que habían sido educados originalmente en un ambiente de creencias politeístas y animistas, la población blanca española y portuguesa se había desarrollado en un contexto supuestamente cristiano. Sin embargo, esto no impidió el desarrollo de prácticas supersticiosas dirigidas hacia tres elementos de la vida cotidiana: los avatares del amor[8], la búsqueda del conocimiento oculto[9] y la suerte en los juegos de azar[10].
La documentación inquisitorial nos ha demostrado que la hechicería, no fue vista como una amenaza al orden social, económico ni político de la colonia. La razón principal fue que los sucesos de hechicería eran casos aislados que en ningún momento constituyeron amenazas graves contra el Estado.[11] No obstante, la población general, desde las clases más altas, hasta los esclavos e indios, pasando por todas las castas, demostraron sentir cierta necesidad de cubrir por medio de hechizos y sortilegios la falta de conocimientos y la búsqueda de felicidad que la Iglesia, y mucho menos, el Estado proporcionaban.
Otro renglón de sumo interés que encontramos en la población negra, procesada por brujería, es que estos desarrollaron un sistema ceremonial, que más que una expresión religiosa, representó un desafío a las autoridades coloniales. La realización de juntas, donde se le rendía culto a la figura del demonio, fue una de varias faltas a la fe cristiana y al ordenamiento jurídico colonial, más cuando ambos aspectos estaban unidos. Al crimen de adoración demoniaca se pueden añadir otros delitos considerados graves, tales como: los asesinatos, la profanación de tumbas, el canibalismo y, más que todo, las supuestas conspiraciones que los negros podían generar en sus reuniones nocturnas contra el orden político, social y económico de la colonia.[12]
De la misma manera se aprecia la existencia de similitudes entre los cultos demoniacos en el Caribe con los efectuados en Europa. Las ocho características principales que se tienen sobre la brujería europea se pueden demostrar claramente en la brujería caribeña. Estas son: pacto con el diablo, repudio al cristianismo, profanación de la eucaristía, los viajes nocturnos, reuniones en la noche y en secreto, sacrificio de niños, el canibalismo y las orgías.[13]
La figura del macho cabrío, es otro símbolo que nos lleva más a los cultos agrarios celtas que a las creencias africanas. Claro está, no podemos negar algunos de los elementos africanos que se dieron en los aquelarres caribeños. Entre ellos, podemos mencionar los banquetes con comida tradicional africana, donde se consumía jabalí, arroz y plátano, además de la importante presencia que representó el árbol en el lugar de culto, ya que este es uno de los elementos que más manifiesta las creencias africanas al sur del Sahara.[14]
Otro aspecto histórico, que encontramos en este estudio, fue la utilización de las creencias paganas de los indígenas por parte de cristianos, que buscaban su propio beneficio. El caso de Luis Andrea, aunque único en la documentación estudiada, nos hace sospechar, que pudo haber ocurrido en diversidad de ocasiones sin que ninguna autoridad se hubiera percatado. Vemos, como el supuesto demonio, que se hacía llamar Buciraco, pero que tenía características europeas, tales como uso de botas, espuelas y lanza, que en ocasiones era llamado licenciado y que llegaba a las juntas a caballo, fue solo una artimaña de uno de los conquistadores para aprovecharse de la ignorancia de la población indígena. Este personaje, creó todo un andamiaje estructural dentro de esta comunidad dirigido a enriquecerse con los tributos recibidos.[15]
De forma general, la mayoría de los procesados por superstición eran de composición racial blanca. De los cuarenta y cinco reos, veinticinco pertenecían a este grupo, lo cual representa el 55.6%. Aunque en sus causas, no se les pudo relacionar con pacto o trato explícito con el demonio, actitud severamente rechazada dentro del cristianismo, la búsqueda de soluciones fuera de los preceptos religiosos era condenable de igual forma.
La Inquisición como institución a cargo del control social de la colonia fue un aspecto que no puede ser negado. El uso de la Inquisición como instrumento de poder por parte de la Corona fue un elemento que se pudo comprobar mediante este estudio. Aunque la Inquisición era una institución eclesiástica destinada a vigilar las desviaciones de fe, los poderes seculares la utilizaron como un mecanismo en contra de grupos que eran considerados enemigos del estado o del orden que se quería preservar. A su vez, el estado, decidía cuándo y dónde utilizaba a los inquisidores. Este es el caso de una misiva que la Corona envió para que la Inquisición desistiera de procesar a los cientos de esclavos acusados por cuatro de sus compañeros de seguir la brujería, ya que el inicio de un proceso de esta envergadura hubiera afectado la economía de la región al detener la producción minera.[16]
Otro aspecto que hemos rechazado, por lo menos, sobre la región estudiada, fue la imagen sanguinaria que se tiene de la Inquisición y que es presentada por la leyenda negra.[17] En el caso del Tribunal inquisitorial de Cartagena de Indias, allí no hubo grandes autos de fe ni se ejecutaron a decenas de personas. En los casos por superstición las penas fueron mínimas, a tal punto, que algunos reos decidieron continuar con sus prácticas luego de haber sido sentenciados.[18] Ninguno de estos procesados fue ejecutado. En otros casos, la propia institución, desde su Consejo Supremo decidió disminuir sentencias que consideraba severas. De hecho, en un periodo de veintidós años solo hubo dos ejecuciones, ninguna relacionada con superstición.[19] La razón primordial de la ejecución de estos dos reos fue el asumir una actitud de obstinación, al no quererse arrepentir de sus acciones heréticas. La Inquisición, desde el punto de vista religioso buscaba mantener la fe católica y cada proceso tenía como objetivo el salvar las almas de los procesados y convertirlos en buenos cristianos.
La realidad documental nos ha presentado una Inquisición que seguía unas normas establecidas y que se autoevaluaba con una serie de procedimientos tales como las instrucciones desde la Suprema y las visitas de inspección. Aunque no se ha encontrado evidencia de visitas de fiscalización en Cartagena de Indias, la capacidad de la Suprema en mantener una actitud recta entre sus inquisidores siempre estuvo latente con el envío continuo de órdenes específicas para atender los distintos tipos de procesos. A todo esto, no se puede negar que hubo abusos, atropellos y malos tratos de parte de algunos inquisidores que teniendo el poder en sus manos lo utilizaron en su propio beneficio.
Por último, debemos indicar que la idiosincrasia caribeña es una multicultural desde los tiempos coloniales. El Caribe fue centro de disputas entre las potencias europeas, también fue lugar de acopio y trasbordo de los esclavos africanos, los cuales nunca representaron una sola etnia. La cuenca caribeña, en sí, fue un gran mosaico, donde se mezclaron genes y culturas durante siglos y que hoy día han producido una población llena de diversidad y con una gama de sabores que es única en su clase.

Referencias bibliográficas primarias:

Archivo Histórico Nacional en Madrid (AHN), Sección: Inquisición

Libro 1008: Libro primero de cartas del Tribunal de Cartagena de Indias al Consejo de la Inquisición: 1610-1618.

Libro 1009: Libro segundo de cartas del Tribunal de Cartagena de Indias al Consejo de la Inquisición: 1619-1624.

Libro 1010: Libro tercero de cartas del Tribunal de Cartagena de Indias al Consejo de la Inquisición: 1625-1630.

Libro 1011: Libro cuarto de cartas del Tribunal de Cartagena de Indias al Consejo de la Inquisición: 1631-1638.

Libro 1020: Libro primero de relaciones de causa de fe del Tribunal de la Inquisición de Cartagena de Indias: 1614-1637.

Libro 1023: Libro cuarto de relaciones de causas de fe del Tribunal de la Inquisición de Cartagena de Indias: 1676-1698.

Legajo 1620, expediente 1 y 10.

Fuentes secundarias recomendadas:

Alcalá, Ángel, et al.: Inquisición española y mentalidad inquisitorial, Barcelona, Ariel, 1984.

Bennassar, Bartolomé: Inquisición española: Poder político y control social, Barcelona, Grijalbo, 1981.

Caro Baroja: Las brujas y su mundo [1961], 11ª reimpresión, Madrid, Alianza Editorial, 1995.

Clark, Stuart: Thinking with Demons: The Idea of Witchcraft in Early Modern Europe, New York, Oxford University Press, 1999.

Crespo Vargas, Pablo L.: La Inquisición española y las supersticiones en el Caribe hispano, siglo XVII, 2ª ed., Lajas, Akelarre, 2013.

____: El demonismo en el Caribe hispano: Primera mitad del siglo XVII, Lajas, Akelarre, 2014.

Escudero, José A. (ed.): Perfiles jurídicos de la Inquisición española, Madrid, Instituto de Historia de la Inquisición, Universidad Complutense de Madrid, 1992.

Friedemann, Nina S.: “Huellas de africanía en la diversidad colombiana”, en Correa Rubio, Francois (ed.), Geografía humana de Colombia. Tomo I: Variación cultural en Colombia, Instituto Colombiano de Cultura Hispana, 1992, bajado de www.banrepcultural.org.

García Cárcel, Ricardo: La leyenda negra, historia y opinión, Madrid: Alianza Editorial, 1992.

Henningsen, Gustav: El abogado de las brujas: Brujería vasca e Inquisición, trad. Marisa
Rey-Henningsen, Madrid, Alianza Editorial, 1983.

_____ (ed.): The Inquisition in Early Modern Europe: Studies on Sources and Methods, Dekalb (Illinnois), Southern Illinois University Press, 1982.

Levack, Brian P. (ed.): Articles on Witchcraft, Magic and Demonology, New York, Garland Publishing, 1992, 12 vols.

Lisón Tolosana, Carmelo: Las brujas en la historia de España, Madrid, Temas de hoy, 1992.

Kamen, Henry: La Inquisición española, nueva edición totalmente reescrita y puesta al día por el autor, trad. Gabriela Zayas, Barcelona, Crítica, 1985.

Maya Restrepo, Luz A.: “África: Legajos espirituales en la Nueva Granada, siglo XVII”, Historia crítica, Núm. 12, 1996, págs. 29-42.

_____: “Paula de Eguiluz y el arte del bien querer, apuntes para el estudio de la sensualidad y del cimarronaje femenino en el Caribe, siglo XVII”, Historia crítica, Núm. 24, 2003, págs. 101-124.

Medina, José Toribio: La Inquisición en Cartagena de Indias [1899], 2ª ed., Bogotá, Valencia, 1978.

Pérez Villanueva, Joaquín (dir.): La Inquisición española: Nueva visión, Nuevos horizontes, Madrid, Siglo XXI, 1980.

_____ (dir.): Historia de la Inquisición en España y América, Madrid, Centro de Estudios Inquisitoriales, 1984, 3 vols.

Russell, Jeffrey B. y Brooks Alexander: A History of Witchcraft: Sorcerers, Heretics & Pagans, 2a ed. aumentada, New York, 2007.





[1] Al momento de presentarse originalmente este artículo, el autor era estudiante graduado de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto Metro, donde ya había completado una maestría; trabajaba como maestro de historia en la escuela superior de Lajas, Leonides Morales Rodríguez. Su tesis de maestría fue publicada con el nombre de La Inquisición española y las supersticiones en el Caribe hispano, siglo XVII, obra galardonada con el Primer Premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña en la categoría de Investigación y Crítica para el año 2011. En mayo de 2014 completó un Ph. D. en Historia de América en la Universidad Interamericana de Puerto Rico.
[2] Para el estudio de la Inquisición española recomendamos las siguientes obras, que sirven como base medular para los investigadores: Bennassar, Bartolomé (ed.): Inquisición española: Poder político y control social, 1981; Escudero, José A. (ed.): Perfiles jurídicos de la Inquisición española, 1992; y Pérez Villanueva, Joaquín, con dos obras donde fungió de director y editor: La Inquisición española: Nueva visión, nuevos horizontes, 1980 e Historia de la Inquisición en España y América, 3 vols., 1984. Esta última, es posiblemente, la obra más abarcadora sobre el tema inquisitorial.
[3] Para el estudio de las supersticiones, desde una perspectiva histórica, recomendamos a: Levack, Brian P. (ed.): Articles on Witchcraft, Magic and Demonology, 12 vols., 1992; Russell, Jeffrey B. & Brooks Alexander: A History of Witchcraft: Sorcerers, Heretics & Pagans, 2007; y Clark, Stuart: Thinking with Demons: The Idea of Witchcraft in Early Modern Europe, 1999.
[4] La primera obra que expone y detalla los acontecimientos históricos del Tribunal de la Inquisición de Cartagena de Indias fue: Medina, José Toribio: La Inquisición en Cartagena de Indias [1899], 2ª ed., 1978.
[5] Para un acercamiento estadístico a los tribunales del Tribunal del Santo Oficio español véase a Henningsen, Gustav & Jaime Contreras: “Forty-Four Thousand Case of the Spanish Inquisition (1540-1700): Analysis of a Historical Data Bank”, en Henningsen, Gustav, The Inquisition in Early Modern Europe: Studies on Sources and Methods, 1982, págs. 100-129.
[6] En AHN, Inq., lib. 1021, ff. 92, 98, 100v., 102, 110, 117, 123v. y 238, se presenta el caso de Juana Bautista, quien es procesada en el 1643, pero señalada que en 1623 ya había sido encausada por hechicería; sin embargo, al consultar con los expedientes de este periodo no se encuentra ninguna relación de fe sobre ella. Otro ejemplo es el caso de Paula Eguiluz, ocurrido en 1634 y narrado en el AHN, Inq., leg. 1620, exp. 10, f. 1, que indica que la procesada había sido sentenciada en el 1624 por brujería; de la misma forma, este proceso no estaba archivado. 
[7] Para un cuadro estadístico sobre los procesos de la Inquisición en Cartagena de Indias durante el periodo de 1610 a 1632, véase a Crespo Vargas, Pablo L.: La Inquisición española y las supersticiones en el Caribe hispano, siglo XVII, 2ª ed., 2013, págs. 226-243.
[8] Un ejemplo lo encontramos en AHN, Inq., lib. 1020, ff. 9, 15, 45-45v., 230v.-232v., donde se reseña el caso de Isabel Noble, portuguesa que utilizaba conjuros y sortilegios para los males de amor que tanto preocupaba a muchas personas en la comunidad. Esta señora fue procesada en dos ocasiones, 1614 y 1622, saliendo sentenciada en ambas con penas de destierro, en la segunda ocasión, por ser reincidente, se le dieron 200 azotes.
[9] El caso de Alonso Mateus, un marinero español, que ganaba dinero extra localizando las cosas perdidas de sus compañeros, mediante hechizos y conjuros es un ejemplo de este tipo de motivación en cuanto a la hechicería. También tenía el poder de hacer levitar las cosas. Su causa, realizada en 1626, se encuentra en AHN, Inq., lib. 1020, f. 260. Su sentencia fue simplemente dos años de destierro.
[10] Un caso excepcional sobre este asunto fue el de Benito González que en 1621 fue procesado por prácticas supersticiosas al querer utilizar reliquias sagradas para tener suerte en los juegos de azar. En este caso, este español, original de Extremadura, no pudo vencer la tentación de establecer un negocio lucrativo con la venta de reliquias religiosas y su supuesto poder de hacer ganar las apuestas. Esta causa se encuentra en AHN, Inq., lib.1020, ff. 193v.-195v.
[11] Las conductas que más inquietaron a los inquisidores fueron los relacionados a los asuntos que el estado veía como amenaza al orden social que se deseaba implementar o mantener; siendo estas: las creencias judaizantes e islámicas practicadas por cristianos nuevos y el desarrollo de un pensamiento religioso protestante. 
[12] Se debe señalar el caso de Antón Carabalí, un negro esclavo, residente en la Habana, que en 1628 fue encausado por brujería. Durante la causa, el reo confesó haber asesinado a 153, las cuales fueron consumidas por la comuna de brujos y brujas. Su causa puede ser leída en AHN, Inq., lib. 1020, ff. 296v.-300.
[13] Véase a Russell, Jeffrey B.: A History…, pág. 55.
[14] Sobre la influencia africana en los procesos de brujería véase a Friedemann, Nina S.: “Huellas de africanía en la diversidad colombiana”, en Correa Rubio, Francois (ed.), Geografía humana de Colombia. Tomo I: Variación cultural en Colombia, Instituto Colombiano de Cultura Hispana, 1992, bajado de www.banrepcultural.org.
[15] AHN, Inq., lib. 1020, ff. 3-4, 15, 19-24. Esta es la primera causa de fe presentado en el libro 1020. El caso de Luis Andrea es uno singular y demostrativo de los abusos cometidos contra los indios, quienes, debemos indicar, no eran procesables dentro de la jurisdicción inquisitorial, pero si en la jurisdicción episcopal. En esta causa se puede apreciar los engaños que recibieron los indios a manos de colonizadores que aprovecharon las creencias indígenas en su beneficio.   
[16] AHN, Inq., lib. 1009, ff. 281v y 290-291v.
[17] Sobre la leyenda negra, véase a García Cárcel, Ricardo: La leyenda negra, historia y opinión, 1992.
[18] Algunos de los reos que fueron procesados por la misma conducta en más de una ocasión fueron: Ana de Mena (1628, 1633), Ana Suárez (1633, 1648), Bernarda Álvarez (1632, 1635), Isabel López (1634, 1652), Isabel Noble (1614, 1622), Juana Bautista (1623, 1643), Juan de Hita (1616, 1658), Justa Pérez (1633, 1648), Lucas González (1626, 1632) y Paula de Eguiluz (1624, 1634, 1635).
[19] Los dos ejecutados en el periodo de 1610 a 1632 fueron Adán Edón , un inglés que prefirió morir a dejar su fe a un lado, siendo ejecutado en 1622; y Juan Vicente, un cristiano nuevo que mantuvo sus creencias hebraicas, y que fue ejecutado en 1626. Ambos casos fueron llevado a la hoguera. 

lunes, 16 de marzo de 2015

José Vasconcelos en la Vega

JOSÉ  VASCONCELOS EN LA VEGA
Por Jesús Méndez Jiminián


“Saber leer es saber andar. Saber escribir es saber ascender”.
José Martí (1853-1895)

A mi  apreciado amigo José C. Novas y  a  mi prima Julia en Nueva Jersey

En junio de 1926 el destacado intelectual y político mexicano José Vasconcelos visitó por primera vez la República Dominicana. Su visita fue todo un acontecimiento en el gobierno del General Horacio Vásquez (1924-1930). Su anfitrión principal fue el entonces  Ministro de Justicia e Instrucción Pública del gobierno de Vásquez, Licenciado Rafael Estrella Ureña (1882-1945).

Vasconcelos  antes de pisar tierras dominicanas había estado en la vecina isla de Puerto Rico, en actividades similares a las que desarrolló en nuestro país. Su principal objetivo entonces, era  dar a conocer la que sería en su prolífica carrera como escritor, su principal obra filosófica, La Raza Cósmica. Pero, además, poner en conocimiento del pueblo  dominicano su labor como educador, y sobre todo, la gestión que llevó a cabo en su natal México como Rector de la UNAM, y como Secretario de Educación tras el triunfo de la Revolución Mexicana (1910).

En su primera visita a la República Dominicana, en 1926, Vasconcelos  estuvo en La Romana, San Pedro de Macorís, Santo Domingo, La Vega, Santiago y Puerto Plata. Y,  regresaría  por segunda ocasión a Ciudad Trujillo, en enero del 1947, invitado por la Universidad de Santo Domingo, cuyo  rector era entonces  Julio Ortega Frier. Ambas visitas tuvieron motivos distintos, tanto en lo político como en lo cultural.

De José María Albino Vasconcelos Calderón (Oaxaca, 27 de febrero de 1882- ciudad de México, 30 de junio del 1959), es importante destacar, que además de educador y político era abogado, escritor, filósofo y funcionario público. Entre sus funciones públicas, además de las indicadas anteriormente, es preciso señalar  que fue director de la Biblioteca Nacional de México (1940-1946); miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y del Colegio Nacional. Se gradúo de derecho en el 1907 y figuró entre los fundadores del llamado Ateneo de la Juventud Mexicana luego conocido con el nombre de Ateneo de México, junto a una pléyade de destacadas figuras de la educación y la cultura como Antonio Caso, Amado Nervo, el humanista dominicano Pedro Henríquez Ureña, entre otros. “Vasconcelos y la generación del Ateneo sientan las bases para una ambiciosa recuperación de lo nacional mexicano y de lo latinoamericano como una identidad que, además de real, fuera viable en el futuro, y sobre todo que no dependiera de lo extranjero para un progreso sostenido…’’.

A los veinticinco  años de edad, Vasconcelos se unió a la campaña presidencial, en el 1909, de Francisco I. Madero, quien se enfrentó en las elecciones de 1910 a Porfirio Díaz. Elecciones que mediante  serias denuncias de fraude electoral dieron el triunfo al futuro dictador Díaz, lo que provocó mediante una convocatoria de rebeldía nacional de parte de Madero a la llamada Revolución de 1910.

(1)

“Es de este primer periodo de vida pública de Vasconcelos - se ha dicho - del que ha surgido, como una suerte de leyenda, la idea de que fue él quien  acuñó el lema más célebre del maderismo: “Sufragio efectivo, No Reelección” (…) El genio de Vasconcelos (en el campo de la política mexicana, n. de j.m.j.) radicó, sin  embargo, en haber rescatado esa frase’’ usada por figuras mexicanas en contra del dictador Porfirio Díaz, y luego empleada por don Benito Juárez, en 1871.

A partir de entonces  Vasconcelos se convertirá en un exiliado por antonomasia de su patria, con idas y venidas de acuerdo a la coyuntura política, pero también siendo encarcelado varias veces por sus actividades de corte político.

Luego de la proclamación del Plan Agua Prieta en México, en 1920, Vasconcelos es designado primer rector de la Universidad Nacional de México, en el gobierno provisional de Adolfo de la Huerta, y ocupa tales funciones desde el 9 de junio de 1920 hasta el 12 de octubre de 1921; es durante este periodo, en el que Vasconcelos propone que se incluya en el escudo de la UNAM el lema: “Por mi raza hablará el espíritu”. A su llegada a la alta casa de estudios, Vasconcelos dirige sus primeras palabras, entre las que cabe indicar estas: “Yo no vengo a trabajar por la Universidad, sino a pedir a la Universidad que trabaje por el pueblo”.

“Tras reorganizar la estructura de la Universidad Nacional, Vasconcelos fue nombrado Secretario de Instrucción Pública, y desde esa posición inició su ambicioso proyecto de difusión cultural en el país, con programa de instrucción popular, edición de libros y promoción del arte y la cultura. El objetivo era integrar a México de manera más amplia en las grandes transformaciones que siguieron al fin de la Primera Guerra Mundial. Vasconcelos, un personaje carismático y capaz de entusiasmar a sus colaboradores, hizo de los maestros rurales un ejército de paz  y de cada profesor, según su propia metáfora de raíz católica, inspirada en el sacrificio de los misioneros del periodo colonial, un “apóstol de la educación”. Al trabajo de los maestros rurales sumó el apoyo, nunca antes visto en México, de la educación masiva de algunas de las más grandes obras del pensamiento europeo y occidental, que fueron distribuidas por todos los rincones del país en lo que Vasconcelos no dudó de calificar como Misiones Culturales’’.

De sus grandes aciertos culturales y humanísticos surgieron en México expresiones artísticas, y por supuesto, grandes artistas de la pintura, muralistas como: Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, entre otros. Y mantuvo relaciones a nivel internacional con figuras de renombre como Gabriela Mistral, y el político peruano Víctor Raúl Haya de la Torre.

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De manera, pues, que ese fue el José Vasconcelos que vino en aquel mes de junio de 1926 a visitar a La Vega, y que en menos de tres años, más tarde, se convirtió, en 1929, en candidato a la presidencia de México, enfrentándose en una campaña desigual al oficialista Pascual Ortiz Rubio.

El entonces corresponsal del periódico santiagués El Diario, en La Vega, Eugenio del Orbe C. anunciaba el día 11 de junio de 1926, página 3, a través de ese medio que, “El eminente Vasconcelos vendrá a La Vega”. Y, detallaba la información de esta manera: “El Comité Pro-recepción José Vasconcelos se reunió anoche (10 de junio 1926) en los salones del Casino Central para tratar los actos que se celebrarán en esta Vega Real, con motivo de la llegada de este  eminente humanista: José Vasconcelos. Las diferentes comisiones están integradas por distinguidos intelectuales de esta ciudad, y bajo la cooperación de la sociedad “Amor al Estudio”, “La  Progresista” y “Casino Central”. Con tal motivo nuestro distinguido, culto e inteligente joven amigo, señor Don Ramón María Calderón, Presidente del Casino Central, ha salido en el día de hoy para la ciudad de las Torres Cristalinas (se refería a Santo Domingo, n. de J.m.j.) en diligencias al respecto. La Vega – sigue diciendo la nota- que siempre ha demostrado ser una población culta, se prepara debidamente a recibir al ilustre Vasconcelos’’. (Viernes 11 de junio de 1926, Año XXIV, Núm. 10, 206).

En su obra “Cuatro visiones de Santo Domingo”, compilada por el intelectual mocano Julio Jaime Julia aparece la siguiente descripción que nos brinda Vasconcelos al llegar a las costas dominicanas procedente de Puerto Rico, el 10 de junio de 1926: “El barco atracó el muelle de La Romana. Una entrada bien protegida, costas ligeramente elevadas, campo verde, palmeras y casas de madera, colores vivos, automóviles, buenos pavimentos, gente con vestidos ligeros y muy aseadas… En esta tierra había una banda de música y grupo de comisionados particulares’’.(Véase en:  Vasconcelos, Arasguitain, Inman y Ugarte, compilación de Julio Jaime Julia. Mediabyte, S.A., primera edición, Santo Domingo, R.D., 2000, p.11). 

Más adelante, dice Vasconcelos en la citada obra, lo siguiente: “En cada pueblo nos recibía el Ayuntamiento y formaba la escuela con sus niños vestidos de limpio… llegamos a San Pedro de Macorís… “Me siento feliz –dijo- en la patria dominicana; pero traigo todavía en el corazón la espina de Puerto Rico y brindo por los hombres que allá luchan por la independencia”. (p.12)

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Posteriormente a su conferencia en San Pedro de Macorís, en el Ayuntamiento, Vasconcelos estuvo en Santo Domingo unos días (del 11 al 13 de junio, 1926) y en su  primera conferencia, estuvo presente el presidente Horacio Vásquez y todo su gabinete. Fue presentado en la capital dominicana en el Teatro Municipal por el destacado intelectual dominicano Don Federico Henríquez  y Carvajal. Y, dio una conferencia el domingo 13 de junio en horas de la mañana, en la Casa de España, donde un serio conflicto provocó la  presencia de Vasconcelos con uno de los presentes, que lo acusó de ser  ‘’enemigo de  Rey de España’’.

Al finalizar esta actividad Vasconcelos se dirigió a La Vega en compañía del licenciado Rafael Estrella Ureña, Francisco Prats Ramírez, Vicente Tolentino R. y su compatriota, que residía en el país, el general Guadalupe Vásquez, entre otros.

El entonces corresponsal del periódico santiagués El Diario, en La Vega, Eugenio del Orbe C. anunciaba el día 11 de junio de 1926, página 3, a través de ese medio que, “El eminente Vasconcelos vendrá a La Vega”. Y, detallaba la información de esta manera: “El Comité Pro-recepción José Vasconcelos se reunió anoche (10 de junio 1926) en los salones del Casino Central para tratar los actos que se celebrarán en esta Vega Real, con motivo de la llegada de este  eminente humanista: José Vasconcelos. Las diferentes comisiones están integradas por distinguidos intelectuales de esta ciudad, y bajo la cooperación de la sociedad “Amor al Estudio”, “La  Progresista” y “Casino Central”. Con tal motivo nuestro distinguido, culto e inteligente joven amigo, señor Don Ramón María Calderón, Presidente del Casino Central, ha salido en el día de hoy para la ciudad de las Torres Cristalinas (se refería a Santo Domingo, n. de J.m.j.) en diligencias al respecto. La Vega – sigue diciendo la nota- que siempre ha demostrado ser una población culta, se prepara debidamente a recibir al ilustre Vasconcelos’’. (Viernes 11 de junio de 1926, Año XXIV, Núm. 10, 206).

En su obra “Cuatro visiones de Santo Domingo”, compilada por el intelectual mocano Julio Jaime Julia aparece la siguiente descripción que nos brinda Vasconcelos al llegar a las costas dominicanas procedente de Puerto Rico, el 10 de junio de 1926: “El barco atracó el muelle de La Romana. Una entrada bien protegida, costas ligeramente elevadas, campo verde, palmeras y casas de madera, colores vivos, automóviles, buenos pavimentos, gente con vestidos ligeros y muy aseadas… En esta tierra había una banda de música y grupo de comisionados particulares’’.(Véase en:  Vasconcelos, Arasguitain, Inman y Ugarte, compilación de Julio Jaime Julia. Mediabyte, S.A., primera edición, Santo Domingo, R.D., 2000, p.11). 

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Más adelante, dice Vasconcelos en la citada obra, lo siguiente: “En cada pueblo nos recibía el Ayuntamiento y formaba la escuela con sus niños vestidos de limpio… llegamos a San Pedro de Macorís… “Me siento feliz –dijo- en la patria dominicana; pero traigo todavía en el corazón la espina de Puerto Rico y brindo por los hombres que allá luchan por la independencia”. (p.12)

Posteriormente a su conferencia en San Pedro de Macorís, en el Ayuntamiento, Vasconcelos estuvo en Santo Domingo unos días (del 11 al 13 de junio, 1926) y en su  primera conferencia, estuvo presente el presidente Horacio Vásquez y todo su gabinete. Fue presentado en la capital dominicana en el Teatro Municipal por el destacado intelectual dominicano Don Federico Henríquez  y Carvajal. Y, dio una conferencia el domingo 13 de junio en horas de la mañana, en la Casa de España, donde un serio conflicto provocó la  presencia de Vasconcelos con uno de los presentes, que lo acusó de ser  ‘’enemigo de  Rey de España’’.

Al finalizar esta actividad Vasconcelos se dirigió a La Vega en compañía del licenciado Rafael Estrella Ureña, Francisco Prats Ramírez, Vicente Tolentino R. y su compatriota, que residía en el país, el general Guadalupe Vásquez, entre otros.

¿Cuál fue la impresión de Vasconcelos a su paso por algunos pueblos del Cibao, su gente y otros temas antes de llegar a La Vega?

Dejemos que sea el ilustre huésped quien nos describa  las imágenes siguientes de aquel inolvidable viaje camino al Cibao:

“Las poblados relucen, la gente va vestida de limpio y los que salían a recibirnos –dice- dejaban en nuestros autos ramos de flores… Los niños recitaban bien; los hombres hablan con despejo; y las mujeres saben de memoria tiradas enteras del verso… en todo dominicano hay escondido un poeta. La escuela primaria también ha hecho notables progresos en los últimos años; todos los pueblos poseen edificio escolar y maestros. El problema de la pobreza se podía olvidar con un generoso resurgimiento de la pequeña industria agrícola…’’ en el Cibao. (Ibid).


 La tarde del domingo, 13 de junio del 1926, llegó a La Vega desde  Santo Domingo,  el Ilustre José Vasconcelos  a acompañado  del licenciado  Rafael Estrella Ureña  y los demás integrantes de la comitiva. Fueron recibidos por las principales autoridades  veganas, así como por directivos de instituciones culturales  y educativas. ‘’El Ayuntamiento –dijo luego Vasconcelos de sus notas- nos dio la bienvenida… ‘’. (p. 21, en Cuatro  visiones de Santo Domingo…).

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Pero, antes de llegar a la culta  Vega Real, Vasconcelos  pudo contemplar como lo hizo Martí en una de sus  visitas aquí,  parte del  ubérrimo  valle; con estas palabras emotivas quedarían para siempre las impresiones al respecto del sabio azteca: ‘’Todo aquel valle es como un parque decorado en derrededor (sic)  con la vista distante de la montañas: intensa fragancia en un  ambiente diáfano’’. (p.22).

¿Qué otra impresión  nos da Vasconcelos de este inolvidable  viaje por el Cibao  en su histórica visita  a La Vega? 

“La recepción que se nos hizo- comenta- a la entrada de La Vega fue conmovedora. La población se asienta  engreída  de su esplendida  belleza. Por una especie de ley geográfica, en esta región  alta, que  es la más fría  de la isla predomina la raza blanca y se encuentra a menudo el tipo hermosísimo  de la  criolla  iberoamericana’’. (Ibid).
 
La mujer vegana dejó impresionado a Vasconcelos por su  belleza. Agregando algo más respecto al tema de la raza en el Cibao, especialmente en sus mujeres, Vasconcelos nos comenta: ‘’…como en todo país de raza mezclada, se encuentran allí (en La Vega   de j.m.j.) todos los tipos, desde el muy voluptuoso  de ojazos  negros y cintura flexible, hasta la rubia  un poco tostada, pero de silueta  ondulante  y fina’’. (Ibid)

 Y agrega luego:

“La Vega se veía magnífica en medio del aquel valle florido, con sus nuevas casas y sus calles limpias y la ancha plaza (es decir, donde hoy está el parque Duarte, la catedral y sus alrededores, n. de j.m.j.) llena de gente endomingada

Los niños – prosigue  Vasconcelos- formaban militarmente; grupos de niñas vestidas de blanco a- potaban ramos de flores… Después de cambiar saludos y de prometer que volveríamos esa misma noche, seguimos para Santiago de los Caballeros’’. (p.23).

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VASCONCELOS EN EL TEATRO LA PROGRESISTA

Después  de los saludos efusivos a los munícipes de Santiago, y de una breve estadía, fugaz podríamos llamarla, de Vasconcelos en Santiago de los Caballeros aquel domingo 13 de junio de 1926, al caer la tarde y bien entrada la noche, se produjo su segunda visita ese mismo día a la cuidad de La Vega.

Desde las páginas del periódico santiagués EL DIARIO, dirigido por el destacado intelectual Ramón Emilio Jiménez, aparece la siguiente nota informativa previo a la conferencia de Vasconcelos aquella noche en el Teatro de La Progresista, en La Vega:

“Para acceder a la cortés invitación que le hiciera el culto pueblo vegano- dice la nota-, que anhelaba fervientemente escuchar la autorizada  palabra del insigne Dr. José de Vasconcelos, éste acordó dar una conferencia en aquella localidad, después de la retreta (en el parque Duarte de Santiago, n.de j.m.j.) que le fue dedicada anoche y de la recepción que tenía preparada la sociedad Club Santiago.

A las 9:15 (p.m) salió el ilustre humanista, acompañado de Secretario Estrella Ureña, de su admirado compatriota el Gral. Guadalupe Sánchez y de los jóvenes intelectuales Francisco Prats Ramírez, Cristian Lugo, Licdo. José R. Cordero, Emilio A. Morel, Vicente Tolentino R., M. Morillo y R. Emilio Jiménez.

El teatro La Progresista estaba lleno de selecto público (todavía pasadas la 10 de la noche de aquel día, n. de j.m.j.) ávido de escuchar al apóstol. Hizo la presentación el Licdo. Elías Brache, leyendo unas bien escritas y mejor pensadas palabras acerca de las ideas de su presentado, y muy aplaudido.

El Dr. Vasconcelos se puso de pie y tras un hermoso, sentido y elocuente exordio, lleno de la satisfacción que lo domina con motivo de la hermosa acogida que le ha hecho el pueblo dominicano, hablo durante cerca de una hora sobre uno de los aspectos de su gran obra de reformación social: la influencia de la arquitectura en el espíritu de nuestra raza, tema interesantísimo, tratado con la maestría con que sabe él tocar todas las cuestiones que caen bajo el dominio de su pluma.

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El público le tributó  una estruendosa ovación y momentos después la intelectualidad vegana le  ofreció un Champagne d ‘ Honneur por órgano del alto poeta y afamado cuentista Fabio A. Fiallo, quien tocó con sus hermosas palabras la fibra de sentimiento patriótico. El Dr. Vasconcelos, estaba visiblemente fatigado y se limitó a dar sencillamente las gracias. Luego hablaron sucesivamente el Gobernador Cordero (se refiere a Teófilo Cordero, n. de j.m.j.), el Licdo. Estrella Ureña, con su elocuencia acostumbrada ambos, y el culto (y) joven escritor Cristian Lugo, de la briosa juventud intelectual El Paladión, regresando todos a esta ciudad (Santiago de Los Caballeros, n. de j.m.j.), cerca de las dos de la madrugada’’ del lunes 14 de junio del 1926.

Así finalizaba la segunda histórica visita del sabio mexicano José Vasconcelos a la cuidad de La Vega, el domingo 13 de junio del 1926, hacen ya casi 90 años.  


Edgewater, Nueva Jersey, USA.

5 de Marzo del 2015.