Cuentos de un chusco lajeño, un viaje por la prosa de Ramón
Alameda
Félix M. Cruz Jusino
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Cuentos de un chusco
lajeño,
volumen I, es la nueva publicación que concibe el genial cuentista y poeta Ramón
Alameda. El autor demuestra una vez más dominio pleno del vernáculo, su
profundo conocimiento de la psiquis humana y gran profundidad de sus emociones.
El libro es un compendio de treinta cuentos y veintisiete
microrelatos donde la palabra fluye mágicamente del tintero de Alameda. Las
imágenes son poderosas y los actos creíbles. Cada narración oculta sigilosa un
deseo solapado del autor, sea este real o fantasioso.
La temática de los “ramoneos”, como hemos bautizado los
cuentos de Alameda, gira entorno a los grandes cuestionamientos de la
existencia misma: la vida, la muerte, los valores ético-morales y la templanza.
Los cuentos están henchidos de moralejas, que nos hacen cuestionar nuestras
acciones. El autor maneja magistralmente los entuertos de la existencia que
conducen al ser humano a su glorificación o a la perdición.
Los relatos son emotivos, sin caer en la novelesca, pero los
hechos narrados harían la tarde de muchas personas consagradas a los culebrones
televisivos. Las narraciones son tan reales que los hechos podrían ser
verídicos.
El autor utiliza su entorno, Lajas, como escenario principal
para la narrativa. Empero juega con el espacio y el tiempo citando otros
pueblos del país, proyectándose a los Estados Unidos y recreando eventos
sangrientos de la Guerra de Vietnam para enriquecer la lectura.
Alameda conoce el cuento y domina sus técnicas. El ritmo de la
narrativa es grácil. Vamos desde una introducción que nos compenetra en la
problemática hasta alcanzar un nudo para sumergirnos en un desenlace que nos
deja con deseos de indagar más…
El amor, la infidelidad y la muerte aparentan ser los temas
favoritos de Alameda. Destacan en cuentos como El muerto vivo, Cazador Cazado, Eternamente Juntos, Cuchuco, El milagro de Salomé, entre otros. La infidelidad siempre está
acompañada por la tragedia, la muerte o la humillación del hombre. La
honestidad fascina a Alameda, tanto desde el punto de vista positivo como del
negativo, así lo proyecta en la Recompensa
donde dos hermanas se debaten entre quedarse o devolver un maletín con un
millón de dólares.
La temática de la iglesia, el robo, la violación, la
hipocresía, la traición y la falta de compromiso en las organizaciones
despuntan en los microrelatos. En esta sección, Alameda profundiza en la
relación intrínseca que existe entre el individuo y la sociedad. Los “microramoneos”
son un desfile por la vida diaria, cosas de barrio, sin olvidarnos del gran
tema de Alameda, la muerte.
Alameda impregna a cada narración con vida propia. Las
temáticas despuntan a lo largo y ancho del compendio literario, pero cada cuento
es un mundo, con tramas, personajes únicos y desenlaces inesperados como lo
hace en el cuento Siempre regresa.
Ramón escribe para todos. Juega con el léxico y las imágenes
del lenguaje. La prosa es una extensión de su verso. Los cuentos vibran con
ritmo caribeño, danzan en sala de alta alcurnia, huelen a cotilleo de barrio y
degustan a néctar de los dioses.
El poder de la palabra de Alameda no debe sorprendernos. El
escritor lajeño ha conquistado preseas en prosa y verso en su natal Lajas y en
la República Dominicana. El cuento Cazador
cazado obtuvo el Segundo Premio en los Juegos Florales celebrado por el
Centro Cultural Anastasio Ruiz Irizarry en el 2012. En ese mismo certamen
obtuvo el Primer Premio en Poesía. En el año 2014 obtuvo el Primer Premio con
el microrelato Traición en la
República Dominicana. En el 2016 obtuvo el Primer Premio en Poesía y el Primer
Premio en Cuento en Los Juegos Florales del Centro Cultural de Lajas celebrados
en memoria de la gestora cultural y educadora Sarita Sepúlveda.
Los “ramoneos” son una delicia literaria que aprisiona tu
gnosis y encadena tu espíritu obligándote a continuar la lectura hasta la
última narración. Nunca quedas saciado ante la mágica prosa. Es más, ya me
pregunto que más oculta Alameda en su tintero.
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