Nota del autor: Esta reflexión sobre Barbosa surge a partir de la conferencia que el Dr. Edwin Antonio Fragoso Rivera efectuó el 14 de abril de 2020 en el programa Coloqueo ICP y que fue titulada “Dr. José Celso Barbosa y Alcalá, más que un hombre de pueblo”. La conferencia puede ser vista en el canal de Youtube del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
José Celso Barbosa y Alcalá (1857-1921) fue un médico, escritor, sociólogo y político puertorriqueño. En 1877 estudió medicina en la Universidad de Michigan, en 1885 fue iniciado como masón y en 1887 pasó a apoyar la causa autonomista puertorriqueña. Como líder se acercó al movimiento obrero en una diversidad de facetas, destacándose en la creación de la Sociedad Cooperativa Ahorro Colectivo en 1893. En 1895 fundó el periódico El País. Barbosa fue creador del Partido Republicano Puertorriqueño luego de la invasión estadounidense de 1898. En el 1907 fundó el periódico El Tiempo.
Durante el periodo de la Ley Foraker (1900-1917) Barbosa fue parte del Consejo Ejecutivo, un cuerpo que asesoraba al gobernador y que realizaba las funciones que eventualmente haría el senado. Barbosa fue creyente de que la anexión era el camino que los puertorriqueños debían seguir, sin embargo, no puso en duda su puertorriqueñidad ni creía en la humillación para llegar a estos fines. De hecho, es en el Consejo Ejecutivo donde tiene que defender este pensamiento, a la vez que luchaba contra los prejuicios raciales por ser negro. Para Barbosa no había incompatibilidad entre el patriotismo puertorriqueño y el desplegado por los americanos. A su vez, él se veía como un ciudadano igual, aunque no fue hasta el 1917, con la Ley Jones que se establece la ciudadanía estadounidense en Puerto Rico. Lamentablemente para Barbosa, esta ciudadanía vino acortada de derechos, ya que no era plenamente la que los estadounidenses gozaban en sus tierras.
El deseo de Barbosa para que Puerto Rico fuera anexionado a los Estados Unidos surge del idealismo desarrollado sobre las supuestas virtudes del republicanismo y la democracia estadounidense. A su vez, Barbosa veía que la entrada de Puerto Rico a los Estados Unidos nos llevaría de una manera rápida a las puertas de la modernidad y al progreso. Uno de los esfuerzos que realizó Barbosa a este fin fue promover el que los puertorriqueños participaran en la Exposición Agrícola e Industrial de Filadelfia en 1899, entre otras actividades y exposiciones que se celebraban con frecuencia en los Estados Unidos.
Con la implantación de la Ley Foraker, Barbosa quedó decepcionado con las intenciones que el gobierno de Washington demostraba en su relación con Puerto Rico. No obstante, entiende que desde su posición en el Consejo Ejecutivo tendría las herramientas para poder seguir acercando la anexión a la Isla.
En todo caso, Barbosa siempre tuvo en su mente que la anexión no era una amenaza para que los puertorriqueños continuaran su desarrollo cultural. Él entendía que la visión liberal estadounidense no tendría problemas con la admisión de un estado distinto a los que ya estaban establecidos. La implantación del idioma inglés era visto más como un adelanto que como una herramienta de control que establecía la metrópoli. Aunque las teorías divergen en cuanto a cuál era la intención de los Estados Unidos con nosotros, la realidad histórica nos demuestra al menos dos hechos de esta interacción: primero, que los puertorriqueños continuaron siendo un grupo nacional y cultura completamente independiente; y, segundo: que la metrópolis nunca demostró una intención real de que la Isla fuera admitida como un estado de la Unión.
Hoy, aun lo puertorriqueños no deciden qué hacer con su estatus, lo cual ha perpetuado la colonia y nos ha llevado a una serie de vicisitudes negativas como lo son la Junta de Control Fiscal, el bipartidismo y el desarrollo de una cultura de mantengo que no deja ver a los puertorriqueños el potencial que tendrían promocionándose como un país soberano y autosustentable.
Busto de José Celso Barbosa Foto de Marine_69-71 CC3.0 WikiCommons |