Historia de los partidos políticos estadounidenses
Por Edwin A. Fragoso
Rivera, Ph. D.
Libertos ejerciendo su derecho al voto en Nueva Orleans, 1867. Grabado del siglo XIX que es parte de la colección digital de la Biblioteca Pública de Nueva York. |
Históricamente la historia
política de los Estados Unidos ha estado caracterizada por la presencia
dominante de dos partidos políticos principales. El nombre y la orientación
política de estos dos partidos dominantes han variado a lo largo de la historia.
El bipartidismo nace en los primeros años después de la independencia de dicha
nación bajo la influencia de los eventos asociados a la Revolución Francesa.[1] La crisis internacional provocada por los
acontecimientos en Europa atrapó a los Estados Unidos entre las dos principales
naciones en lucha: Francia e Inglaterra. La joven república se vio amenazada
por un conflicto del que no era responsable ni podía controlar.
En este contexto, la lucha
entre dos bandos políticos provocó el surgimiento de los primeros partidos
políticos de los Estados Unidos: el Partido Federalista y el Partido Republicano.[2]
Los federalistas estaban
liderados por Alexander Hamilton y se identificaban con los intereses de la
regiones más urbana y comercial del país, el noreste. Proponían el desarrollo
de los Estados Unidos como un país manufacturero y comercial, por lo que
defendían la creación de un banco nacional, el pago de la deuda nacional y el
cobro de aranceles a los productos importados. A nivel internacional, los
federalistas veían con precaución los eventos de la Revolución Francesa y no escondían
sus simpatías por Inglaterra.[3]
Por otro lado, los
republicanos estaban liderados por Thomas Jefferson y representaron los
intereses del sur esclavista y agrario. Favorecían el desarrollo de una
economía agrícola de pequeños propietarios y se oponían a los aranceles y a la
creación de un banco nacional porque creían que afectarían los intereses de los
ciudadanos comunes. A nivel internacional, Thomas Jefferson y sus seguidores
simpatizaban con la Francia revolucionaria y manifestaban una actitud
claramente anti-inglesa. Estos dos partidos se enfrentaron por primera vez en
las elecciones de 1796.[4] Los federalistas resultaron victoriosos, ganando la
mayoría en el Congreso, eligiendo a John Adams como el segundo presidente de
los Estados Unidos. Se mantuvo una política pro-inglesa, provocando serios
problemas con Francia. Luego en las elecciones de 1800 resultó electo presidente
Thomas Jefferson, marcando el inicio de un dominio político republicano sobre
el gobierno federal y el inicio de la expansión territorial hacia el oeste en
1804, acción que continuaría hasta el 1853.[5]
Ambos partidos sostuvieron
una dura lucha hasta que la Guerra de 1812 provocó el final del Partido
Federalista. Los fracasos sufridos por las fuerzas estadounidenses en esta
guerra, unida al costo económico del conflicto, provocaron críticas y una
oposición, especialmente, donde los federalistas eran más poderosos: los
estados de la zona de Nueva Inglaterra, al noreste del país.[6] Dado que eran la principal fuerza política de la
región, los federalistas lideraron la oposición a la guerra. En diciembre de
1814, un grupo de delegados de los estados de Nueva Inglaterra se reunieron en
la ciudad de Hartford, Connecticut, para discutir las quejas contra la guerra y
el gobierno del entonces presidente James Madison.
Como parte de los debates de
la convención se discutió la posibilidad de la separación y formar un nuevo
país. Aunque los seguidores de esta idea eran una minoría, la euforia
nacionalista provocada por la victoria de Andrew Jackson en la batalla de Nueva
Orleans en 1814, hizo que los participantes de la Convención de Hartford fueron
considerados unos traidores, lo que condenó a muerte al Partido Federalista.[7] La crisis y eventual desaparición del Partido
Federalista llevó a los republicanos a dominar el escenario político nacional
hasta 1824.
Ese año las elecciones
presidenciales fueron disputadas por cinco candidatos: John Quincy Adams, John
C. Calhoun, William Crawford, Henry Clay y Andrew Jackson. Este último obtuvo
la mayoría de votos populares, pero no la cantidad de votos electorales
necesaria, por lo que la Cámara de Representantes tuvo que decidir entre los
tres candidatos con más votos: Jackson, Adams y Crawford. John Q. Adams resultó
electo con el apoyo del congresista Henry Clay, entonces Presidente de la
Cámara, provocando las críticas de Jackson, quien fundó un nuevo partido
político, el Demócrata.[8]
En 1828 Andrew Jackson ganó
las elecciones convirtiéndose en séptimo presidente de los Estados Unidos. El
estilo personalista y enérgico de Jackson provocaron duras críticas entre sus
opositores, que le acusaron de ser un dictador. En 1834, un grupo de
legisladores se unieron para oponerse Jackson. Éstos se autodenominaron como
los “whigs”, en alusión a los británicos que se opusieron a las arbitrariedades
del rey Jorge III durante el periodo revolucionario.[9] Los llamados whigs alegaban que ellos se enfrentaban a un presidente
que se comportaba como un rey tiránico y abusivo. Liderados por John Calhoun, Henry
Clay y Daniel Webster, los whigs se convirtieron en una fuerza política
coherente y organizada que defendía que el gobierno estuviese controlado por
personas capaces. En otras palabras, los whigs defendían un estilo político
basado en el talento: que los “mejores” gobernaran al país.
En cuanto a lo económico,
favorecían la libre empresa, la iniciativa privada, la expansión del gobierno
federal y el estímulo al desarrollo industrial y comercial del país. Según
ellos, los Estados Unidos debían convertirse en una nación industrial con un
comercio vigoroso e imponente. El tema de la expansión al oeste era uno
delicado para los whigs, pues temían que el crecimiento territorial produjera
inestabilidad política. Rechazaron la lucha de clases, alegando que el
crecimiento económico redundaría en beneficios para todos los estadounidenses,
fuesen agricultores, trabajadores o dueños de las fábricas.[10]
Aunque los whigs tuvieron
más simpatías entre los comerciantes y empresarios del noreste, también hubo
whigs entre los sureños, quienes apoyaron el nuevo partido por razones muy específicas.
Los whigs sureños no simpatizaban con el cobro de impuestos a las
importaciones, pero sí tenían inversiones en bancos y ferrocarriles, por ende,
les atraía el programa económico del partido. Otros eran hacendados que querían
acabar con el poder político que habían alcanzado los granjeros blancos libres
durante la presidencia de Jackson. Algunos whigs sureños se habían unido al
partido en reacción a la actitud que asumió Jackson con relación a los derechos
de los estados como el caso de Carolina del Sur y la teoría de la invalidación
en 1828.[11] En el oeste, los whigs fueron apoyados por una clase
comercial emergente que favorecía el programa de mejoras internas y que estaba
compuesta por inmigrantes.
Los seguidores de Jackson
estaban agrupados bajo el Partido Demócrata. La filosofía de éstos estuvo
influenciada por las políticas y acciones de Jackson. De ahí que éstos
favorecieran limitar la intervención económica del gobierno federal,
promovieran los derechos de los estados y se declararan defensores de los
trabajadores, granjeros y los “hombres honrados”, enemigos de los monopolios,
los aristócratas y los corruptos.[12] Contrario a los whigs, los demócratas favorecían la expansión
territorial porque creían que ésta aumentaría las oportunidades para los estadounidenses
comunes. Los demócratas defendían la remoción y el traslado de los aborígenes.
Su base de apoyo político estaba entre los pequeños comerciantes y trabajadores
del noreste y los agricultores sureños. Contrario a los líderes whigs, los
líderes demócratas eran menos ricos y de origen popular.[13]
En la década de 1840 surgió
un partido anti-inmigrante conocido con el nombre de Partido Americano, también
conocido como Partido Know Nothing. El origen de este nombre está en el hecho
de cuando alguien les preguntaba algo a alguno sus miembros, éste respondía que
no sabían nada (“know nothing”) y de ahí les quedo el sobrenombre. El nuevo
partido contaba con el apoyo de pequeños granjeros, personas de negocios
modestos y gente trabajadora.[14] Los “Know Nothings” poseían una rara combinación entre un fuerte
nacionalismo anti-inmigrante conocido como “nativism” y anti-esclavismo, pues
se oponían abiertamente a la inmigración de irlandeses y alemanes católicos al
igual que los chinos y sus pobladores en la región norte rechazaba la
esclavitud.
Su fuerte anti-catolicismo
les llevaba a plantear la existencia de una conspiración entre el Papa y los
propietarios de plantaciones esclavistas contra la democracia estadounidense.
La llegada de miles de pobres inmigrantes católicos era, según ellos, parte de
este complot, que amenazaba la idea que tenían los Know Nothings de los Estados
Unidos como una sociedad protestante de individuos libres e iguales.[15] Esto se asemeja con la actitud del candidato a la
presidencia por el Partido Republicano Nacional en las elecciones del 2016
Donal Trump.
En diciembre de 1890,
celebraron una convención nacional en la Ocala, Florida y aprobaron lo que se
convertiría en la plataforma de un partido político, las llamadas Exigencias de
Ocala. Los delegados decidieron seguir adelante con la fundación de un tercer
partido nacional que atrajese no sólo a los granjeros, sino también a las
organizaciones laborales y reformistas. En febrero de 1892, 1,300 delegados de
las alianzas agrícolas, incluyendo los de un sindicato nacional conocido como
los “Knights of Labor” se reunieron en la ciudad de San Luis, y fundaron el
Partido del Pueblo o Partido Populista.[16]
El programa de este partido
era muy ambicioso, ya que proponía la nacionalización de la banca, los
ferrocarriles, los telégrafos, la prohibición de latifundios de propiedad
absentista, la elección directa de los senadores federales, la creación de un
impuesto gradual a los ingresos, el establecimiento de la jornada laboral de
ocho horas y la restricción de la inmigración. Los populistas, como fueron
llamados los seguidores de este nuevo partido político, querían que el gobierno
federal construyera almacenes donde pudieron ser depositados las cosechas hasta
que sus precios mejorasen y que concediera préstamos a muy bajo interés a los
agricultores para que pudiera sobrevivir la espera de mejores precios.[17]
Los populistas participaron
en las elecciones de 1892, obteniendo victorias en los estados de Idaho,
Nevada, Kansas y Dakota del Norte. A nivel nacional, eligieron tres
gobernadores, diez representantes y cinco senadores.[18] Su candidato a la presidencia, James B. Weaver,
recibió aproximadamente un millón de votos y acumuló veinte dos votos
electorales. Aunque Partido del Pueblo demostró muy poca fuerza en los centros
urbanos del este, es incuestionable que hizo una gran demostración política,
sobre todo, si tomamos en cuenta que era un partido de menos de un año de vida.[19] A lo largo del siglo XX, y lo que va del XXI, el
bipartidismo ha sido la norma, excepto por la aparición temporal de terceros
partidos que trataron, sin éxito, retar el control tradicional de republicanos
y demócratas. Veamos algunos de ellos:
Comenzando el siglo XX el
Partido Socialista: En 1900 fue fundado el Partido Social Demócrata, mejor
conocido por el Partido Socialista. Los socialistas proponían hacerle cambios a
la estructura económica del país, pero estaban divididos en torno a cuáles
debían ser esos cambios. Los más radicales planteaban la eliminación del
capitalismo, otros proponían reformas para reducir el poder de las empresas
privadas. Bajo la dirección de Eugene Debs, se convirtió en una fuerza
importante, pero no en una amenaza seria para los partidos principales. En las
elecciones de 1912 Debs obtuvo cerca de un millón de votos procedentes de las
zonas urbanas de inmigrantes, sobre todo, alemanes y judíos.[20]
Partido Progresista: En
1912, diferencias políticas entre el entonces Presidente Willliam H. Taft y el
ex Presidente Teodoro Roosevelt llevaron a este último a abandonar el Partido
Republicano y fundar un nuevo partido, el Progresista. En su campaña presidencial
Roosevelt prometió un “Nuevo Nacionalismo” para el pueblo estadounidense
caracterizado por un aumento del poder del gobierno federal, con más
planificación y regulación para defender al pueblo de los intereses privados.
La división de los republicanos facilitó la victoria del candidato demócrata
Woodrow Wilson.[21]
Partido Verde: En agosto de
1984 un grupo de organizaciones ecologistas se reunieron en San Paul,
Minnesota, y dieron vida a la primera organización nacional verde en los
Estados Unidos, los Comités Verdes de Correspondencia. Con ello buscaban darle un
carácter político a su lucha ecológica. A nivel estatal fueron organizados
varios partidos ecologistas locales hasta que en 1996 se organizó un partido
ecologista nacional, el Partido Verde. Este es una especie de confederación de
partidos ecologistas locales que busca la protección del medioambiente y la
creación de una sociedad más justa y democrática.[22] Los verdes rechazan el control que, según ellos, las
grandes corporaciones tienen de la política estadounidense y aspiran a una
democracia popular.
En el año 2000 el Partido
Verde ganó notoriedad al nominar a Ralph Nader candidato a la presidencia.
Nader es un activista y abogado que por años se han enfrentado a las grandes
corporaciones en defensa de los consumidores y el medio ambiente. En las
elecciones del 2000 Nader no acumuló votos electorales, pero sí obtuvo 2,888,955
votos o el 2.74 de los votos a nivel nacional. Para algunos analistas, la
candidatura de Nader pudo haber ayudado a la victoria del candidato republicano
George W. Bush en la elección presidencial más cerrada de la historia
estadounidense, ya que le restó votos a Albert Gore, candidato demócrata.[23]
Este fue un factor
especialmente importante en Florida donde Bush y Gore terminaron empate,
mientas Nader obtuvo 97,419 votos. En el año 2008, el Partido Verde hizo
historia al tener dos mujeres como candidatas a la presidencia y
vicepresidencia de los Estados Unidos. La legisladora afroamericana Cynthia
McKinney fue la candidata verde a la presidencia, mientras que la activista
comunitaria de origen puertorriqueño Rosa Clemente fue la candidata a la
vicepresidencia. McKinney sólo recibió unos 160,000 votos.[24]
Partido Reformista: En las
elecciones de 1992 se presentaron tres candidatos a la presidencia: el entonces
Presidente George H. W. Bush por el Partido Republicano, el gobernador del
estado de Arkansas William J. Clinton por el Partido Demócrata y un multimillonario
de Texas de nombre Ross Perot.[25] Este último se presentó como candidato del bautizado Partido
Reformista, fundado por él en 1995, y gastó $60 millones de su fortuna en un
esfuerzo para llegar a la Casa Blanca. La campaña electoral de Perot estuvo
basada en su imagen de empresario exitoso. Según éste, su conocimiento del
mundo de los negocios le capacitaba para resolver los problemas económicos del
país. El día de la elección Clinton obtuvo 43,728,275 votos, Bush 38,167,416 y
Perot un impresionante total de 19,237,247 votos.[26]
Partido del Té: Uno de los
fenómenos más interesantes de la política estadounidense de principios del
siglo XXI es el surgimiento del famoso ultra conservador Tea Party (Partido del
Te). Producto de las protestas populares en contra del rescate económico de la
administración de George W. Bush y de las políticas instauradas por Barack
Obama a su llegada a la Casa Blanca en el 2008, el Tea Party toma su nombre de
uno de los eventos más importantes en la etapa previa al inicio de la guerra de
independencia de los Estados Unidos. Sus miembros se oponen al incremento de
los impuestos, la expansión del gobierno federal, la creación de un seguro de
salud nacional, el déficit presupuestario, etc.[27]
[1] Velázquez Barreto,
Norberto, El Imperio del Calibán, Blog, artículo: Breve Historia de los
partidos
políticos en los Estados Unidos,
www.Norbertobarreto.Wordpress.com, 2012, p.1
[2] No es el mismo que el actual, este nace en 1856
como veremos más adelante, ver a Smith, Carlos J.,
Estructuras y procesos del sistema
político de los Estados Unidos de América, Editorial Corripio, C.,
Santo Domingo, República Dominicana, 1984, pp.123-124
[3] Velázquez Barreto,
Norberto, ibid, pp. 2-3
[4] Degler, Carl y otros, Historia
de los Estados Unidos: La experiencia democrática. Editorial Limusa SA,
México, 1990, pp. 106-110
[5] Ibid., pp. 112-115
[6] Ibid.
[7] Smith, Carlos J., op. cit.,
pp.126-127, Velázquez Barreto, Norberto, op. cit., pp. 4-5
[8] Ibid., Degler, Carl y otros, op. cit., pp. 14-15
[9] Degler Carl, op. cit.
[10] Smith, Carlos J., op.
cit., pp.128-129 Velázquez Barreto, Norberto, op. cit., pp. 4-5
[11] Velázquez Barreto,
Norberto, op. cit., pp. 6-8
[12] Ibid., Degler Carl, op.
cit., pp. 125-128
[13] Ibid.
[14] Velázquez Barreto,
Norberto, op. cit., pp. 10-13
[15] Ibid.
[16] Ibid., pp. 13-14
[17] Loc cit.
[18] Degler, Carl y otros, op.
cit., p. 130
[19] Ibid.
[20] Velázquez Barreto,
Norberto, op. cit., pp. 10-13, Degler, Carl y otros, op. cit.
[21] Ibid., p. 14, Degler, op. cit., p. 132
[22] Smith, Carlos J., op. cit.,
pp.131-132, Velázquez Barreto, Norberto, op. cit., pp. 113-115
[23] Smith, Carlos J., op.
cit.
[24] Ibid.
[25] Velázquez Barreto,
Norberto, op. cit., pp. 115-116
[26] Ibid.
[27] Ibid. pp. 117-118
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