jueves, 16 de julio de 2015

Isabel Noble: Una hechicera portuguesa en el Caribe

Isabel Noble: Una hechicera portuguesa en el Caribe

Autor: Pablo L. Crespo Vargas

Nota editorial: Este artículo fue publicado el 23 de agosto de 2014 en El Post Antillano.

Círculo Mágico de John William Waterhouse
1886, localizado en la galería de arte de
Tate Britain, Millbank, Londres
El 2 de febrero de 1614 se efectuó el primer auto de fe del Tribunal Inquisitorial de Cartagena de Indias. Fue todo un acontecimiento que llenó de júbilo a los funcionarios gubernamentales de dicha ciudad. En ese momento, la Inquisición española llevaba cuatro años establecida en lo que era considerado uno de los principales puertos españoles en el Caribe. Este auto de fe o procesión de acusados por delitos en contra de las creencias religiosas oficiales buscaba presentar a la Inquisición española como la primordial institución de la monarquía, estableciéndose ante todo poder secular como el principal instrumento de control social de los reyes de la casa Habsburgo. Ese día se presentaron treinta y seis acusados, de los cuales cuatro fueron por hechicería y uno por brujería.

Una de las causas presentadas fue la de Isabel Noble. Esta mujer había llegado junto a su esposo desde su natal Portugal. Ellos, al igual que miles más, emigraron buscando riquezas, prosperidad y bienestar en el Nuevo Mundo. No obstante, esto para muchos era únicamente una quimera, ya que las Indias eran un lugar inhóspito, lleno de peligros, donde cada colonizador debía asumir una serie de riesgos para lograr las ganancias deseadas, que en muchas ocasiones nunca se daban.

El caso de Isabel fue uno lamentable. Su esposo, viéndola como una carga, decide seguir un rumbo aparte, dejándola prácticamente en la soledad y la pobreza en Cartagena de Indias. Su excusa, irse al Perú buscando riqueza y dejando la promesa de que algún día la mandaría a buscar o regresaría lleno de joyas y oro que disfrutaría con su amada. La realidad fue otra, Isabel se había quedado sola, sin nadie a quien recorrer, desamparada y desesperada. Con cuarenta y ocho años de edad no tenía muchas opciones para sobrevivir en un ambiente lleno de crueldades y sinsabores. Su única opción era buscar un oficio donde pudiera ser reconocida, valorada y que le diera un ingreso recurrente con el que pudiera vivir bien. La prostitución no fue una opción a escoger. El oficio de celestina le venía mucho mejor.

En un principio pudo establecer una gran clientela, quienes le solicitaban todo tipo de conjuros y brebajes dirigidos a solucionar los problemas y males del amor. Se especializó en la invocación de palabras de consagración; el uso de diversos elementos tales como el agua, sal y habas, entre otros; la realización de casamientos; y el hacer regresar maridos perdidos. Nos suena curioso esta última, conociendo que ella misma tenía a su esposo en tierras lejanas y sin conocer su paradero. Pero debemos recordar, que dentro de estas creencias se dice que quienes tienen dones mágicos no los pueden utilizar a su favor, el hacerlo los autodestruiría.

Por lo visto en su proceso, la magia que Isabel utilizaba, si tuviera que ser catalogada, tendríamos que indicar que era una de tipo blanca o buena, ya que en ningún momento se menciona algún uso maléfico de sus hechizos. Sin embargo, no todo le salió bien. Algunas de sus clientas no quedaron satisfechas y llevaron sus quejas al inquisidor, quien rápidamente la mandó a encarcelar. En su juicio se presentaron dieciocho testigos todas alegando la diversidad de hechizos que la acusada utilizaba.

Su condena fue ser expuesta a vergüenza pública y destierro de las Indias, en otras palabras debía regresar a Portugal. A su beneficio, la Corte Suprema Inquisitorial en Madrid revoca el destierro, por lo cual puede mantenerse en la región. Sin dinero y si mucha salida, Isabel retoma su antiguo oficio sabiendo que una segunda sentencia la podría llevar a la hoguera. Es por esto que en esta ocasión trata de permanecer en el anonimato, acción que también la lleva a cambiar sus métodos de operación, ya que comienza a invocar diversos demonios, entre ellos a Satanás, Barrabás y al Caifás (los dos últimos eran nombres referentes a personajes bíblicos que eran comunes en la época para denominar demonios). Esta acción nos indica que Isabel tenía una clientela diferente a la que originalmente solicitaba sus servicios. En este sentido podemos ver que su magia tomó, en parte y por necesidad, un enfoque malévolo. En el 1622 es llevada a juicio gracias a la testificación de tres mujeres que sintieron que sus pedidos no fueron atendidos satisfactoriamente. Los inquisidores reprendieron gravemente a la portuguesa, la condenaron a 100 azotes y fue desterrada de manera perpetua e irrevocable de Cartagena de Indias.


Los datos sobre el proceso de Isabel Noble se encuentran en el Libro 1020 de Relaciones de Fe del Tribunal de Cartagena de Indias, Sección de la Inquisición, en el Archivo Histórico Nacional en Madrid. La reseña de su vida puede leerse en La Inquisición española y las Supersticiones en el Caribe hispano, siglo XVII (versión ampliada y revisada en la Editorial Akelarre, 2013) y en El demonismo en el Caribe hispano: Primera mitad del siglo XVII (Editorial Akelarre, 2014).

lunes, 6 de julio de 2015

Fuentes sobre el simbolismo en el arte cristiano: Breve bibliografía anotada

Fuentes sobre el simbolismo en el arte cristiano:
Breve bibliografía anotada

Por Pablo L. Crespo Vargas




Cabral Pérez, Ignacio: Los símbolos cristianos, México, Trillas, 1995.

Ignacio Cabral, especialista y crítico del arte, presenta un estudio donde se analizan diversas obras pictóricas del arte cristiano. El autor muestra un análisis donde detalla las diversas características, los valores estéticos y los significados que se pretenden demostrar con las expresiones artísticas. Uno de los principales señalamientos de este autor es la importancia de las obras de arte como un testimonio a la historia de un pueblo. El libro tiene 332 páginas, está ampliamente ilustrado y consta de un glosario de términos eclesiásticos. Está dividida en tres partes y veintiún capítulos. La primera parte está dedicada a un análisis del cristianismo y sus orígenes, el imaginario y la simbología cristiana, el espacio sagrado y un estudio de la iconografía. La segunda parte es dedicada a la Divinidad (Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo) y una revisión hacia la figura de María, la madre de Jesucristo. La última parte presenta diversas representaciones artísticas de pasajes bíblicos, la historia de los santos y las Órdenes Militares. Se debe señalar que un gran número de las obras de arte reseñadas son de origen americano o están en museos de América.


Dillenberger, Jane: Style and Content in Christian Art, New York, Abingdon Press, 1965.

Obra de 240 páginas y unas 80 ilustraciones que nos presenta un análisis del estilo y contenido del arte cristiano a través de la historia del cristianismo. La autora, una especialista en arte cristiano y curadora de museo, nos describe las distintas características de este arte. Entre los planteamientos de la autora está el indicar que las grandes obras artísticas son reflejo de la experiencia religiosa del artista. El modo de escribir de Dillenberg es muy casual y en ninguna medida técnico, lo que lleva a que su obra pueda ser leída por un público diverso y de poco conocimiento en el arte. Dillenberger enfatiza el arte cristiano europeo, sin embargo, esto no impide que Style and Content in Christian Art pueda ser utilizada como referencia para el análisis del arte en América ya que describe diversos estilos que son reflejados en manifestaciones religiosas ocurridas en el Nuevo Mundo. 


Dillenberger, Jane: Secular art with Sacred Themes, New York, Abingdon Press, 1969.

Trabajo de 143 páginas y 54 ilustraciones que analiza principalmente el arte religiosos del siglo XX, hasta la década de los 60. Debemos señalar que algunas de las comparaciones que se presentan están precedidas por descripciones de arte religioso procedentes del siglo XVII, XVIII y XIX. La obra lleva al estudioso del tema para poder establecer ciertos criterios sobre arte que pueden ser utilizados para el análisis histórico del arte religioso. Aunque su enfoque es el arte europeo muestra algunas características presentadas en la arquitectura religiosa en Norteamérica.


Duchet-Suchaux, Gastón y Michel Pastoureau: Guía iconográfica de la Biblia y los Santos, Madrid, Alianza Editorial, 2001.

La Guía iconográfica de la Biblia y los Santos es una fuente de importantísimo valor en el estudio del arte y la simbología cristiana. La obra está hecha en un formato de entradas puestas en orden alfabético (estilo enciclopédico). Consta de 413 páginas y un sinnúmero de ilustraciones, tanto en blanco y negro como a color. Todas las entradas están divididas en dos apartados. Las que tratan sobre los Santos se dividen en vida y leyenda, y su representación dentro del arte. Las entradas de personajes bíblicos están divididas en tradición y en representación artística. En ambos casos se hace una descripción de diversos modelos artísticos con los cuales el personaje ha sido caracterizado. La obra tiene la importancia de servir de referencia invaluable en el análisis de las representaciones artísticas en América ya que presenta un trasfondo general del simbolismo de cada uno de estos personajes.


Grabar, André: Christian Iconography: A Study of Its Origins, Princeton, Princeton University Press, 1968.

Esta obra de 174 páginas y 341 ilustraciones es otro buen ejemplo de cómo el arte cristiano puede ser utilizado para el análisis histórico de un pueblo, una cultura o un grupo poblacional. En el sentido del estudio del arte cristiano en América, la obra serviría de referencia, a la vez que sería un buen punto de inicio para observar un modelo a seguir. De hecho, la parte dos del libro le dedica un apartado a la escena histórica y cómo esta es una interpretación del pensamiento social y eclesiástico de la época.


Jameson, Anna: Sacred and Legendary Art [1848], 2 vols., New York, AMS Press, 1970
Anne Jameson (1794-1860), escritora y crítica del arte, publicó esta obra de dos volúmenes en el 1848. En ella trabaja el tema de la simbología tanto en el arte cristiano como en el desarrollo de leyendas e historias relacionados con los santos y los personajes bíblicos del Nuevo Testamento. El primer volumen tiene 394 páginas y 98 ilustraciones. En él, la autora analiza el arte dedicado a los ángeles, arcángeles, los doce apóstoles, los doctores de la Iglesia (cuatro padres latinos y cinco padres griegos) y algunos otros personajes bíblicos del Nuevo Testamento. El segundo volumen consta de 424 páginas y 89 ilustraciones. En él se trabaja una serie de santos, los mártires (divididos en latinos, romanos, tuscanos, lombardos, españoles y franceses), los primeros obispos de Roma, los santos ermitaños y los santos que combatieron en defensa del cristianismo. La autora tiende a ser detallista en sus descripciones y presenta análisis comparativo de las distintas manifestaciones artísticas estudiadas. En esencia, esta obra debe ser consultada como referencia básica al estudio del arte cristiano y su simbología.


Male, Emile: The Religious Art: From the Twelfth to the Eighteenth Century, Princeton,
Princeton University Press, 1982.

Esta obra de 208 páginas y treinta y tres ilustraciones nos va reseñando la evolución de la expresión artística religiosa en un trayecto que comienza en el siglo XII y termina en el siglo XVIII. La autora pretende presentarnos los distintos cambios ocurridos en las manifestaciones artísticas de este periodo. Da énfasis en los significados de la simbología utilizada por los artistas de estos periodos. Aunque se concentra en el arte europeo, su escrito puede ser utilizada de referencia al análisis de las obras artísticas desarrolladas en el periodo de la colonización en las Indias. Uno de los puntos que Male enfatiza es el uso del arte para la interpretación de la historia de la Iglesia. 


Morgan, David: Protestants and Pictures; Religion, Visual Culture and the Age of American Mass Production, New York, Oxford University Press, 1999.

Esta obra de 432 páginas y 148 ilustraciones busca presentar una imagen del arte visual protestante durante los siglos XIX y XX. Entre los aspectos que se discuten está el uso de imágenes y su relación con la cultura política del protestantismo, el comercio y las innovaciones culturales como la producción literaria en masa. La obra consta de cuatro partes y nueve capítulos. En ellos se ven diversas denominaciones tales como los evangelistas y los adventistas.


Morgan, David y Sally M. Promey: The Visual Culture of American Religions, Berkeley, CA, University of California Press, 2001.

Esta colección de catorce ensayos busca presentar una imagen visual de lo que se considera la religiosidad popular en los Estados Unidos. Los estudiosos que aportaron con sus ensayos buscan demostrar como el arte religiosos ha sido importante en el desarrollo de diversas creencias cristianas en suelo norteamericano. Los tres temas principales discutidos sobre la expresión artística religiosa son su efecto en la identidad pública, en la formación de un significado religioso y en el desarrollo de la modernidad. Cronológicamente hablando, la obra discute la religiosidad estadounidense desde principios del siglo XIX hasta finales del siglo XX. El libro tiene 404 páginas y está lleno de ilustraciones que sirven de referencia y de ejemplos de la discusión de los autores.


Plazaola Artola, Juan: Historia del arte cristiano, 2da ed., Madrid, Biblioteca de Autores
Cristianos, 2001.

El jesuita Juan Plazaola Artola (nacido en 1919), especialista en arte cristiano, presenta una obra donde trata de manera general las distintas características y medios artísticos que se han utilizado para representar el cristianismo mediante distintas formas y géneros de arte, entre ellas incluye la arquitectura. El libro tiene 348 páginas y un mínimo de ilustraciones que ayudan al lector a poder entender las distintas manifestaciones artísticas desarrolladas desde principios de la cristiandad hasta finales del siglo XX. Aunque enfatiza el arte europeo, le dedica algunos apartados al barroco y rococó en Iberoamérica y a la arquitectura moderna (post Segunda Guerra Mundial) en Norteamérica y en Iberoamérica.


Ritter, Richard H.: The Art of the Church, Boston, Pilgrim Press, 1947.

Esta obra va dirigida a presentar diversas características artísticas predominantes en distintas iglesias cristianas. El fin del autor es comparar manifestaciones artísticas en varias denominaciones, tales como: la Iglesia ortodoxa, la presbiteriana, la metodista y la bautista entre otros. Entre los subtemas que trata están la configuración interna de los templos, los distintos modelos de mobiliario utilizados, etc. En el aspecto histórico, el autor realiza una descripción de cómo la construcción de los templos ha evolucionado en los Estados Unidos. Otros temas tocados por Ritter son: la música, las danzas, los actos teatrales, la escultura, la pintura y el desarrollo de una literatura religiosa (refiriéndose a las biblias, los himnarios y otra documentación presentada como parte de la propaganda del mensaje misionero. Se debe destacar que en el último capítulo, el autor se lo dedica a presentar las diversas características y cualidades que deben tener los artistas que se dedican al arte religiosos. La obra consta de 146 páginas y 50 ilustraciones.