martes, 23 de abril de 2024

Nuevas herramientas de resilencia con la Dra. Migdalia Núñez Quiles

Nuevas herramientas de resilencia con la Dra. Migdalia Núñez Quiles
Pablo L. Crespo Vargas

El martes, 23 de enero de 2024, en el programa de Coloqueo del Instituto de Cultura Puertorriqueña tuvimos la oportunidad de presentar el libro de la Dra. Migdalia Núñez Quiles, Resilencia: camino hacia el éxito, obra que es el producto de sus investigaciones y estudios sobre el efecto que tuvieron varios acontecimientos catastróficos y de gran impacto en la población puertorriqueña como fueron los huracanes Irma y María en 2017, el ciclo de temblores y terremotos que afectó el suroeste de la Isla en 2019-2020 y la pandemia del coronavirus (desde el 2020). Estos tres eventos mayores ocurrieron en un lapso relativamente corto, unos cinco años (2017-2022). El efecto emocional que produjo en la población fue palpable desde un principio con la migración, el tiempo lectivo escolar reducido, la pérdida de plazas de empleo y la reinvención de parte de la sociedad puertorriqueña.

Preocupada por toda esta situación y desde una óptica cognoscitiva y social, la Dra. Núñez Quiles se adentró en el estudio de mecanismos que ayudaran a desarrollar un mayor grado de resiliencia en la población, específicamente los jóvenes. La autora, quien fue trabajadora social y maestra en el Departamento de Educación de Puerto Rico, conoce de primera mano la severidad de los problemas sociales y económicos que nuestra juventud afronta a diario. Los periodos de penuria transcurridos desde el 2017 vinieron a empeorar esta situación.

La autora nos indica que luego de cuatro años de estudio e investigación pudo finalizar un modelo de resiliencia cuya base se centraba en la inteligencia emocional y social de los individuos. Su modelo se divide en seis etapas y es un modelo cíclico. Según la autora, la importancia de que sea cíclico radica en que si se siente que no hay avances significativos se puede reiniciar nuevamente.

La obra, que están muy bien documentada, está presentada en trece capítulos. Comienza explicando qué es el concepto resiliencia y continúa con los factores de crisis. Ya determinados cuáles son se pasa a presentar diversos modelos de resiliencia, los factores que estos implican y cómo se aplican a la escuela, la comunidad y la familia. Los siguientes temas son las emociones, la inteligencia emocional y social, y las estrategias de enseñanza. La obra finaliza con el impacto de la resiliencia en las generaciones más recientes a este momento (2024).

Resilencia: camino hacia el éxito está dirigido a maestros, trabajadores sociales, especialistas de la salud mental y cualquier otra persona que esté atendiendo a los afectados de los problemas que se viven día a día. No obstante, lo puedo recomendar como una lectura para público general en el sentido de que está redactado en un lenguaje sencillo y sin palabras rebuscadas. En conclusión, la autora tomó el tiempo necesario para poder describir una serie de herramientas sobre la resilencia de una manera sencilla sin que aburra al lector ni lo atiborre de conceptos académicos indefinibles.

Versión original de este artículo fue publicada en El Adoquín Times, 4 de febrero de 2024: Enlace al artículo en El Adoquín Times

jueves, 11 de abril de 2024

Laura E. Crespo González y su análisis sobre la narrativa de Ana Lydia Vega

Laura E. Crespo González y su análisis sobre la narrativa de Ana Lydia Vega
Pablo L. Crespo Vargas


La literatura puertorriqueña es rica y diversa. Nuestros escritores reflejan las vivencias y pensamientos que cada uno experimentó. Nuestras obras revelan las contradicciones de una sociedad en constante cambio, con sus imaginarios, mitos y verdades. Así mismo, son nuestros escritores. Cada uno creando un mundo que al final es la representación de nuestro Puerto Rico.

En este sentido, y teniendo presente la importancia de la crítica literaria, este pasado martes 6 de febrero de 2024 tuvimos en el programa de Coloqueo del Instituto de Cultura Puertorriqueña a la Dra. Laura E. Crespo González, quien nos presentó su obra Violencia y criminalidad en la narrativa de Ana Lydia Vega. Este libro es un análisis detallado y profundo sobre esta destacada escritora. El tema, como muy bien dice el título, es la violencia y la criminalidad, aspectos que se viven a diario en nuestra sociedad, aunque el deseo es tener una convivencia de paz y tranquilidad.

Una de las características de este libro es que, aparte de presentar su análisis, Crespo González nos muestra su metodología y explica un marco teórico constituido de una serie de exposiciones teóricas de autores de diverso origen, cuyos objetivos son explicar las representaciones de la violencia. Para un estudiante de sociales o humanidades —así como cualquier otro investigador—, ese primer capítulo es toda una joya que debe ser consultado para facilitar el entendimiento de estos teóricos.

El segundo capítulo es una contextualización de la historia social, económica y política de Puerto Rico ante la violencia y las causas que esta tiene desde los años 50 del siglo XX. Esta explicación es de suma importancia ya que nos lleva a entender los proyectos literarios que se van desarrollando en ese periodo y cómo se da esa visión sobre el Puerto Rico que vive nuestra insigne escritora, Ana Lydia Vega. De allí nos lanzamos a leer los siguientes tres capítulos, donde Crespo González va analizando parte de la obra de Ana Lydia Vega de manera pausada, pero a la vez profunda, para permitir al lector tener una visión íntima de los cuentos, relatos y hasta una novela corta de nuestra escritora.

Los subtemas sobre la violencia que Crespo González son varios: violencia hacia la mujer, el racismo, la criminalización del independentismo, la marginación, el discrimen, la militarización, el Estado opresor, las desigualdades sociales y hasta el desprecio hacia los migrantes. En conclusión, Violencia y criminalidad en la narrativa de Ana Lydia Vega es una obra que se debe consultar para tener un mejor entendimiento de nuestra idiosincrasia y llevarnos a autoevaluarnos para mejorar como individuos, a la vez, que mejoramos como colectivo.  

Nota: Este artículo fue publicado por primera vez el 8 de febrero de 2024 en El Adoquín Times. Enlace del artículo en su versión original: https://eladoquintimes.com/2024/02/08/resena-laura-e-crespo-gonzalez-y-su-analisis-sobre-la-narrativa-de-ana-lydia-vega/

martes, 26 de marzo de 2024

Anténor Firmin: un intelectual rescatado del olvido

Anténor Firmin: un intelectual rescatado del olvido
Por Pablo L. Crespo Vargas

En 1885, Joseph-Anténor Firmin, miembro de la delegación diplomática de Haití en París, publicó una obra titulada De l'Égalité des Races Humaines (Sobre la igualdad de las razas humanas). La obra fue una reacción a las ideas y teorías racistas que estaban dominando el ambiente antropológico y científico de la época y que establecían la superioridad de la raza aria sobre la raza negra y las demás existentes según se tenían establecidas. El planteamiento de Anténor Firmin era uno contrario a esta idea. Para Firmin ninguna raza estaba por encima de otra. Cada una de ellas estaba dotada de cualidades y defectos, pero no existían factores que determinaran el fracaso o el dominio de unas sobre otras. Su teoría, muy controversial en ese momento, fue dejada a un lado por los estudiosos de la época, aunque Firmin la podía sustentar con datos empíricos e históricos. Su obra quedó invisibilizada y no fue hasta casi 100 años luego que vino a resurgir y ser expuesta al mundo entero.

Anténor Firmin / Imagen en dominio público

Firmin nació el 18 de octubre de 1850 en Cabo Haitiano, una ciudad y puerto en la costa atlántica de Haití. Su educación formal la realizó en su país natal. Allí tuvo la oportunidad de tener una educación de altura que incluyó la lectura de los clásicos, así como acceso a la literatura científica contemporánea. Su desempeño en las letras lo llevaron a ejercer de maestro a los 17 años, aunque continuó estudios en contabilidad y leyes. Laboró como empleado de la Aduana y en la empresa privada. Su capacidad humanística lo llevó a enseñar griego, latín y francés. En Cabo Haitiano, dado a su interés en la política y como miembro del Partido Liberal, fundó el periódico Le Messager du Nord. En 1879, Firmin aspiró a una posición en el parlamento nacional, pero no es elegido. En cambio, fue seleccionado para representar a Haití en la celebración del centenario de Simón Bolívar en 1883. Al año siguiente (1884) llegó a Francia como diplomático y es invitado a pertenecer a la Sociedad Antropológica de París.

En la Sociedad Antropológica de París, Firmin vivió de cerca el racismo que predomina en la comunidad científica y antropológica. De hecho, las actas de la Sociedad Antropológica evidencian que en solo dos ocasiones tuvo la oportunidad de exponer argumentos en contra del racismo. No obstante, utilizó las letras para expresar sus ideas y de allí surge una voluminosa obra que es titulada De l'Égalité des Races Humaines (De la igualdad de las Razas Humanas). En ella se establece que las razas humanas están en igualdad de condiciones y que es un mito la existencia de superioridad de alguna sobre las otras. La obra contenía sobre 660 páginas y presenta de manera empírica y con información histórica los argumentos de Firmin. De l'Égalité des Races Humaines fue recibido por la Sociedad Antropológica, aunque nunca hubo una reacción sobre ella. Firmin continuó participando en las reuniones de la Sociedad y realizando sus labores diplomáticas hasta que en el 1888 regresó a Haití.

En los siguientes años, Firmin ocupó varias posiciones en el gobierno de Haití, entre 1889 a 1891 fue ministro de agricultura y de relaciones exteriores. El papel que desempeño en el sonado caso de Môle Saint Nicolas (1891) y su defensa a la soberanía haitiana sobre los intereses estadounidense son bien reconocidos en su país. Entre 1896 a 1897, nuevamente, ocupó el puesto de ministro de relaciones exteriores, finanzas y comercio.

Es importante reconocer que Firmin era partidario a la confederación antillana. También fue uno de los propulsores del Primer Congreso Panafricano celebrado en Londres del 23 al 25 de julio de 1900.

En 1902 intentó obtener el puesto de presidente de Haití, pero no lo logra. De allí sale exiliado hacia San Tomás (Islas Vírgenes), donde muere en 1911.

La figura de Anténor Firmin es reconocida en Haití, sin embargo, algunos de sus escritos quedaron en el olvido. En el caso de la obra De l'Égalité des Races Humaines esta quedó básicamente engavetada y fueron pocas las copias que se preservaron. Carolyn Fluehr Lobban nos indica que, en 1988, mientras daba una clase sobre raza y racismo en Rhode Island College un estudiante haitiano, Jacques Raphael Georges, le preguntó si conocía la figura de Anténor Firmin. Su contestación fue en negativa, pero le llamó la atención la información recibida por el estudiante. Años luego, en 1994, Fluehr Lobban conoció a Asselin Charles, un académico haitiano que, aunque conocía a Firmin, no había visto el libro en referencia.

Con la curiosidad académica que pudiera caracterizarlos, ambos se dispusieron a tratar de encontrar una copia de la obra. Charles fue el afortunado, dado a que encontró un ejemplar en los archivos del Instituto Smithsonian. La magnitud de la obra llevó a que ambos académicos se aliaran y le hicieran conocer al mundo angloparlante las ideas avanzadas y revolucionarias de Firmin. Contrario a lo que Charles y Fluehr Lobban pensaban, la obra había sido publicada en Haití en 1968 por la editorial Panorama y en 1985 salió otra edición con Fardin, aunque ambas en francés.

Al fin, Asselin Charles realizó la traducción al inglés y Carolyn Fluehr Lobban escribió la introducción y los comentarios. La universidad de Illinois la publicó en 2002. A partir de esa fecha, la figura de Firmin alrededor del planeta se comenzó a conocer, al igual que sus obras. Son varios los estudiosos que han trabajado la figura de este personaje. En los Estados Unidos, la comunidad afrodescendiente lo ha estado colocando entre los promotores iniciales de la lucha por la igualdad.

Otros de los escritos de Firmin que ya han sido traducidos al inglés son The Africans of Haiti (2015) y Bookman and the 1791 Slave Revolt in Haiti (2015). Otras obras de este autor son:  Haïti et la France (1891), Une Défense (1892), Diplomate et Diplomatie (1898), M. Roosevelt, Président des Etats-Unis et la République d'Haïti (1905) y Lettres de Saint-Thomas (1910).

Referencias: 

Crespo Vargas, Pablo L. “La conceptualización del término raza: del Corbacho a Ebenecer López Ruyol”, prólogo a Ebenecer López Ruyol, Un embeleco llamado raza, Lajas: Centro de Estudios e Investigaciones del Suroeste de Puerto Rico, 2023, pp. 5-12.

Drouin-Hans, Anne-Marie. “Hierarchy of Races, Hierarchy in Gender: Anténor Firmin and Clémence Royer”. Ludus Vitalis, México: Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano, vol. XIII, n. 23, 2005, pp. 163-180.

Fluehr Lobban, Carolyn. A 19th Century Haitian Pioneering Anthropologist: An Intellectual Biography of Anténor Firmin”. Bérose - Encyclopédie internationale des histoires de l'anthropologie, Paris, 2018. Consultado el 20 de diciembre de 2023. https://www.berose.fr/?A-19th-Century-Haitian-Pioneering-Anthropologist-An-Intellectual-Biography-of&lang=fr 

_____. “Antenor Firmin predicted America’s first Black president in 1885”. University of Illinois Press Blog, January 23, 2013. Consultado el 22 de diciembre de 2023. https://www.press.uillinois.edu/wordpress/antenor-firmin-19th-century-haitian-author-of-the-equality-of-the-human-races-predicted-america%e2%80%99s-first-black-president-in-1885-by-carolyn-fluehr-lobban/ 

_____. “Firmin, Anténor”. Encyclopedia of Race and Racism. New York: MacMillan Reference, 2008, pp. 476-478. 

_____. “Anténor Firmin and Haiti’s contribution to anthropology”. Gradhiva: Revue d’anthropologie et d’histoire des arts. Paris: Musée Du Quai Branly Jacques Chirac, n. 1, 2005, pp. 95-108. Consultado el 21 de diciembre de 2023. https://journals.openedition.org/gradhiva/302 

Thomas, Margaret. “This day in Linguistics History: Anténor Firmin (1850-1911)”. Linguistic Society of America. Washington D.C., 18 de octubre de 2020. Consultado el 21 de diciembre de 2023. https://www.linguisticsociety.org/content/day-linguistics-history-ant%C3%A9nor-firmin-1850%E2%80%931911 

“Who was Anténor Firmin?” Página Web de la Embajada de la República de Haití en Washington D.C. Consultado el 22 de diciembre de 2023. https://www.haiti.org/antenor-firmin-2/ 

 Nota: El artículo sirve de epílogo al libro de Miguel A. Virella Espinoza, Haití: un pueblo atrapado por el hombre (Lajas: Centro de Estudios e Investigaciones del Suroeste de Puerto Rico, 2024), pp. 105-109; allí podrá encontrar las referencias. 

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lunes, 18 de marzo de 2024

La conceptualización del término raza: del Corbacho a Ebenecer López Ruyol

La conceptualización del término raza: del Corbacho a Ebenecer López Ruyol
Edición para Akelarre: historia y ficción
Por Pablo L. Crespo Vargas

Un embeleco llamado raza de Ebenecer López Ruyol (2023) es una obra que nos lleva a reflexionar sobre las desigualdades creadas a partir de un concepto construido con la finalidad de categorizar al ser humano y justificar las relaciones de poder desarrolladas en un momento dado. A su vez, esa justificación promovió la marginación de grupos poblacionales debido a la pigmentación de su piel u otros rasgos fenotípicos. Esta acción discriminatoria es conocida como racismo y representa uno de los males más difundidos en nuestra sociedad, aunque muchos niegan o minimizan su magnitud. El principio de este mal, en palabras de López Ruyol “producto cultural negativo”, es el término raza.

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En la actualidad, la palabra raza es utilizada dentro de la ciencia natural de los seres vivos o biología. En ese sentido, raza es cada uno de los grupos en que se subdividen algunas especies. Un buen ejemplo es el de los canis familiaris (perros – compañeros del ser humano hace treinta mil años), el cual puede subdividirse, hoy día, en sobre 450 razas reconocidas globalmente.

No obstante, la definición del término raza se ramifica, la Real Academia de la Lengua Española la presenta en tres derivaciones, siendo la segunda la antes expuesta. En la primera, raza se presenta como casta o linaje, y puede usarse como sinónimo de varios conceptos como etnia, grupo y abolengo, entre otras. Esta fue su enunciación originaria. En la tercera ramificación se indica que se refiere a la calidad de alguna cosa, según su definición.

En cuanto a su etimología en castellano, raza, según Ricardo Soca (2022), tiene un origen dudoso; aunque existe la posibilidad de que provenga de la voz árabe râs, cuyo significado es origen o principio. La primera evidencia de su uso en el castellano escrito es del año 1438, cuando se publicó la obra Corbacho de Alfonso Martínez de Toledo. La palabra corbacho se refiere al vergajo con que el cómitre (persona con autoridad) castigaba a los forzados. En el capítulo XVIII de la versión que se encuentra en la página web de la Biblioteca Virtual de Cervantes dice:

“Verás cómo el hijo del labrador todavía se agradará de cosas de aldea, como arar, cavar y traer leña con bestias, y el hijo del caballero no se cura salvo de andar corriendo a caballo y traer armas y dar cuchilladas y andar arreado. Esto procura naturaleza. Así lo verás de cada día en los lugares do vivieres: que el bueno y de buena raza todavía retrae do viene, y el desaventurado de vil raza y linaje, por grande que sea y mucho que tenga, nunca retraerá sino a la vileza donde desciende; y aunque se cubra de paño de oro ni se arree como emperador, no le está lo que trae sino como cosa emprestada o como asno en justa o torneo”.

Debemos señalar, tanto sobre esta obra como en la literatura de los siguientes siglos —XVI a XVII—, que raza fue visto como sinónimo de linaje, en algunas ocasiones, o defecto, en otras. El historiador colombiano Max S. Hering Torres hace un análisis del término como parte de su estudio sobre los procesos de limpieza de sangre en los reinos españoles y explica cómo la palabra se transforma en uno dirigido a diferenciar grupos humanos, en este caso específico, excluir a los judíos por ser considerada una raza inferior. Recordemos que los estatutos de limpieza de sangre fueron mecanismos de control social de carácter discriminatorios en contra de los judeoconversos en la Península Ibérica. Estos surgen de manera oficial en el reino de Castilla en 1449 como parte de las actividades de los descendientes de judíos cristianizados. Es importante señalar que, aunque esto puede verse como un preámbulo de la construcción del vocablo raza —y racismo—, que se verá en la edad moderna —siglo XVIII en adelante—, la realidad es que en el periodo de los siglos XV-XVII, el concepto “racial” partía de una base teológica-aristotélica y no de una conceptualización de aparente estado científico o biológico. El discrimen en este caso surgía de una diferencia religiosas.

Otro aspecto que Hering Torres pide considerar es que la percepción del concepto raza en la península, durante el periodo premoderno no era igual que el desarrollado en las Indias, siendo una de las razones el mestizaje que se dio desde muy temprano en el proceso de colonización. Con el mestizaje, los grupos de poder tendieron a blanquear los estereotipos que se debían tener para mantener el poder colonial. Notemos que desde muy temprano en el proceso de conquista y colonización de la actual América, las élites europeas, en su mayoría, vieron el mestizaje como una aberración.

Anterior a los procesos de limpieza de sangre se pueden encontrar vestigios de pensamientos y conductas racistas, aunque no desarrolladas como se dieron en los siglos XVIII y XIX. Historiadores como Benjamín Issac con su obra The Invention of Racism in Classical Antiquity presentan la existencia de un protoracismo, donde se exhibían ideas enmarcadas en lo que hoy día podríamos definir como etnocentrismo. En el análisis que se presenta se tiene la certeza de que existían diferencias entre grupos y que cada uno de ellos se consideraba superior al otro; no obstante, la conceptualización moderna del racismo no estaba presente, aunque sí sus bases.

Con el desarrollo de la modernidad, la filosofía humanista, los nacionalismos y el desarrollo científico se establecieron nuevos significados a conceptos ya existentes. Francois Bernier, un filósofo, médico y explorador francés, publicó en 1685, Nouvelle division de la terre par les différentes espèces ou races qui l'habitent, obra que es producto de sus observaciones etnográficas y donde se establece la existencia de diversas razas humanas desde la óptica del mundo europeo.

Alí Rattansi (2020) describe que así como el pensamiento occidental sigue evolucionando, a la vez que el poderío imperial de las naciones europeas, se empiezan a añadir nuevas conceptualizaciones que van diferenciando y marginando a los diversos grupos poblacionales en referencia a la población blanca. Carl Nilsson Linnaeus (Carlos Linneo), naturalista sueco, que en 1758 publicó la décima edición de su ensayo Systema naturæ, donde clasifica al ser humano en cuatro razas y le valoriza según las características físicas, morales y culturales desde el punto de vista europeo, fue uno de los primeros en establecer lo que conocemos como el racismo científico (Hering Torres, 2007). A él se unieron otras voces de filósofos y estudiosos de la naturaleza humana, entre ellos: Inmanuel Kant (pruso), Johann Friedrich Blumenbach (alemán), Benjamín Rush (uno de los fundadores de los Estados Unidos) y Arthur Gobineau (francés).

Gobineau es famoso por su obra de seis tomos, Essai sur l'inégalité des races humaines o (Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas - 1854), dónde establece que el factor racial es decisivo en el desarrollo de las civilizaciones. A su vez, establece que la raza superior es la aria (blanca-europea) y que el mestizaje es un factor negativo para la supervivencia de una sociedad. Como respuesta a este trabajo, Anténor Firmin, antropólogo y político haitiano, escribió De l'Égalité des Races Humaines (Sobre la igualdad de las razas humanas -1885). En este trabajo, Firmin recuerda al mundo occidental la importancia de las culturas africanas en el desarrollo de la civilización europea y establece que la evidencia empírica histórica indica que todas las razas están dotadas de cualidades y defectos, que su color o fenotipo no son factores que lleven a predecir su fracaso o triunfo. En otras palabras, para Firmin ninguna raza es superior a otra.

Firmin, contrario a lo que esperaba y en retroceso a las filosofías y pensamientos sobre modernidad, democracia e igualdad, fue ignorado e invisibilizado por sobre un siglo. Su ideario antirracista, demostrado mediante una metodología científico positivista, fue visto como una irrealidad al punto que la élite cultural y científica europea prefirió olvidarlo. No es hasta finales del siglo XX que se comienza a trabajar la figura de Firmin y sus aportaciones. En el año 2000 se publica en inglés una traducción realizada por Asselin Charles y prologada por Carolyn Fluehr Lobban.

A mediados del siglo XX, la UNESCO toma el asunto del racismo y el de la supuesta división humana en razas como una prioridad en su lucha por la igualdad en el planeta. Se crearon comités de investigación con antropólogos y otros científicos sociales llegando a la conclusión de que toda la humanidad es una sola especie. Esta fue plasmada en un documento titulado Statement on Race, cuyo autor principal y presentador fue el británico de origen judío y antropólogo Ashley Montagu (1950). De allí surgieron diversidad de investigaciones y otras publicaciones reafirmando la falsedad de la división racial del ser humano. Uno de los trabajos que sobresalió fue el de Claude Lévi, Race et histoire (Raza e historia) de 1952.

Ya sobrepasaron los 70 años desde que la UNESCO presentó una posición antirracista dirigida a conseguir la igualdad para todos los seres humanos, pero todavía hay que lidiar con el racismo y la perpetuación de que los seres humanos están divididos en razas. No solamente son los supremacistas, sino que, dentro de grupos antirracistas, aunque luchen por la igualdad, existe la creencia de que esa supuesta división racial es factual y se da una continuidad a la reafirmación racial del propio grupo. Contrario a este pensar, la obra de Ebenecer López Ruyol presenta el término raza como un embeleco cuyo propósito es mantener la división entre los seres humanos, una continuación a la categorización, que sirve de combustible al racismo y que nos deshumaniza.

En Un embeleco llamado raza, López Ruyol entrelaza varios procesos históricos que afectaron la conceptualización del término raza: la esclavitud, las exploraciones ultramarinas, las colonizaciones occidentales hacia el resto del mundo a partir del siglo XV, la explotación indiscriminada de África y la propagación del cristianismo en sus distintas ramificaciones, entre otros, son ejemplos que nos presenta y ayuda a analizar el problema del racismo.

La obra está dividida en veinticinco capítulos y contiene una serie de ilustraciones que ayudan al lector a visualizar los temas que se discuten. El epílogo resume el llamado a terminar con el racismo y sus idearios; en palabras de López Ruyol: “¡Cero razas! Es el momento de la especie humana. Ni el color de la piel, ni los rasgos somáticos nos hacen razas diferentes, solo enriquecen la diversidad”.


 

jueves, 7 de marzo de 2024

Preámbulo a Norte y Sur. Cinco ensayos monográficos de historia puertorriqueña

Preámbulo a Norte y Sur. Cinco ensayos monográficos de historia puertorriqueña
Elí D. Oquendo Rodríguez

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Para los antiguos griegos la palabra historia significaba investigar. Desde entonces, investigar y escribir el producto de esa pesquisa, para el conocimiento de otros, ha sido consubstancialmente el trabajo del historiador. Durante los años en que me desempeñé como profesor universitario era capital que complementara las clases de la cátedra con los resultados de mis investigaciones. Así los estudiantes podían entender la mecánica de la disciplina, conocer la utilidad y beneficio de un método riguroso y aprehender el carácter vital de la historia. En esto, imitaba, al colega científico que comparte con la comunidad interesada los resultados de sus experimentos y observaciones.

Varios artículos, de diversos temas, surgieron como resultado de la curiosidad intelectual.  La trayectoria de una familia, la historia de unas haciendas, el desafío a la autoridad por vía de un motín o el contrabando o el acercamiento a la vida de un pueblo a través de un libro sacramental fueron algunos asuntos puestos bajo la lupa. Tales temas permiten entender diversos aspectos de la sociedad colonial española en Puerto Rico: los instrumentos usados para lograr el ascenso social, los cambios en la producción agrícola, las lealtades o deslealtades a un régimen y los patrones socio-religiosos. Los escenarios para estas historias fueron los pueblos de Ponce, Coamo, Juana Díaz, Arecibo y Guayama. Aunque, en honor a la verdad, alguna abarca varias localidades y se extiende un poco más allá del ámbito insular.

Los artículos tienen en común que fueron publicados en revistas académicas (Horizontes) y de genealogía (Hereditas) en la década que transcurre entre el 2011 y el 2021. Ahora reeditados, corregidos y ampliados se publican para los interesados en la historia del país.


domingo, 18 de febrero de 2024

Sobre la muerte: aporte bibliográfico

Sobre la muerte: aporte bibliográfico

Por Arturo Álvarez D´ Armas

El triunfo de la Muerte (1562), de Pieter Brueghel el Viejo

Tenemos un momento de nuestra vida donde decimos adiós a familiares y amigos. Es el fin de ese ciclo terrenal. Se van por distintos motivos. Algunos duran muchos años y otros menos. Ella no tiene horario ni edad, puede ser en el día o en la noche. Cada religión o culto tradicional tiene su propia concepción del fallecimiento del ser humano. La palabra muerte viene del latín: mors, mortis.

Son recordados por sus hechos, incluso por asuntos banales. Los lunes es el día de las Ánimas del Purgatorio. El ser humano desde tiempos antiguos jamás ha dejado de reflexionar sobre la muerte, su origen, causas y significado. A veces nos acordamos de los difuntos el día de los muertos, el 2 de noviembre de cada año. Pero la muerte no es el final del camino. Es el comienzo de otra vida para encontrarse con Dios y nuestros antepasados.

Seguidamente dejo unas citas bibliográficas sobre el tema de la muerte que tengo en mi biblioteca.

Aguilar Sánchez, Carlos. Poética de la muerte. Ensayo. Premio Bienal Miguel Ramón Utrera 2003. Maracay: Fondo Editorial Secretaría Sectorial de Cultura del Estado Aragua, 2005. 58 p. Serie La Lámpara Cautiva, Segunda Etapa N° 1. 

Alighieri, Dante. Divina Comedia. Introducción, traducción en versos y notas de Ángel Crespo. Dos tomos. Barcelona: Biblioteca El Nacional / Editorial Planeta, 2000. Grandes Clásicos de la Literatura: Tomo. 1. Serie I, Vol. 25 / Tomo. 2. Serie I, Vol. 26.

Ante su partida para ayudarte en el proceso de duelo. Caracas: Paulinas Editorial, 2014. 39 p. Colección Celebrar.

Bamunoba, Y. K. y B. Adoukonou. La muerte en la vida africana. Barcelona: Serbal / UNESCO, 1984. 314 p. Colección de temas africanos, 21.

Caraco, Albert. Post mortem. Traducción de María Virginia Jaua. México: Editorial Sexto Piso, 2006. 119 p. 

García, O. P. Benjamín. La pérdida de un ser querido. Consuelo y Esperanza. Caracas: San Pablo, 2013. 94 p.

La Biblia. Texto íntegro traducido del hebreo y del griego. XXIX edición. Madrid: San Pablo / Editorial Verbo Divino, 1995. 610 p.

Liendo Origüen, Ángel. La comunicación post-mortem. El Cementerio General del Sur. Exploración del espacio semiótico. Nota de contraportada María de los Ángeles Serrano. Caracas: Editorial La Espada Rota, 2005. 105 p. 

Morín, Edgard. El hombre y la muerte. España: Alfa Gráfica S.R.L., 1983. 

Ramos, Francisco. La muerte: realidad y misterio. Por Francisco Ramos, José M. Sánchez-Caro, Jesús Sánchez-Caro. Madrid: Salvat Editores, S. A. / Aula Abierta Salvat, 1982. 64 p. Colección Salvat / Temas Clave, 92.

Nota editorial sobre la imagen: El triunfo de la Muerte (1562), de Pieter Brueghel el Viejo, localizada en el Museo del Prado (imagen de dominio público, obtenida de Wikimedia Commons. Descripción de imagen: Obra moral que muestra el triunfo de la Muerte sobre las cosas mundanas, simbolizado a través de un gran ejército de esqueletos arrasando la Tierra. Al fondo aparece un paisaje yermo donde aún se desarrollan escenas de destrucción. En un primer plano, la Muerte al frente de sus ejércitos sobre un caballo rojizo, destruye el mundo de los vivos, quienes son conducidos a un enorme ataúd, sin esperanza de salvación. Todos los estamentos sociales están incluidos en la composición, sin que el poder o la devoción pueda salvarles.

miércoles, 14 de febrero de 2024

Los enterramientos en Ponce

Los enterramientos en Ponce
(fragmento de la obra Un aspecto tétrico de la vida en sociedad.
Las necrópolis ponceñas del siglo XIX: 1814-1890, publicada en 2020)
Eli Oquendo Rodríguez

 

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Siguiendo las antiguas costumbres cristianas de enterramiento, en Ponce se sepultaban a los difuntos dentro o fuera de la iglesia del mismo modo que se estilaba en otras partes de la Isla (Blanch Miranda, 2014). Se abrían fosas en el piso donde era depositado el cadáver (Font Negrón, 2003). La norma, más o menos, estándar en el país era que el área del altar fuera exclusiva para clérigos y religiosos. Aparte de ese lugar señalado el resto de las áreas de enterramiento se dividían en tramos. El primer tramo, cercano al altar y a otras reliquias sagradas, se reservaba para personas distinguidas y de relevancia social. El periódico ponceño El Fénix registra que, en 1857, en un intento por ensanchar la iglesia, al parecer se descubrieron restos de los difuntos en los nichos allí enterrados y bajo los altares (Pasarell, 1967). Más alejadas del altar, pero dentro de la iglesia, estaba el tramo segundo. Allí se inhumaban a otras personas que tenían quizás algunos recursos y podían pagar un digno enterramiento y a los niños. Fuera de la iglesia estaba el tramo tercero, cuya área se destinaba para sepultar a los pobres menesterosos y los esclavos.

En el pueblo de Ponce los únicos recintos religiosos, consagrados para sepultar personas que habían muerto en el seno de la Iglesia, eran la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe y la ermita San Antonio Abad. La parroquia, cuyos orígenes como una capilla se remontan a 1670, sería el único lugar de enterramiento, hasta la fundación de la ermita de San Antonio en 1724. Con respecto a ésta Eduardo Neumann señala que por iniciativa de D. José Rodríguez fue reconstruida tras un terremoto y sirvió como parroquia hasta 1788. Ese mismo caballero fue quien de su propio peculio, entre 1740 y 1800, mantuvo la fiesta anual del santo. Luego en 1806, un huracán averió la estructura siendo reparada nuevamente. Más tarde se le hicieron algunas mejoras y, entre 1820 y 1839, otra vez fungió como parroquia mientras el templo de la Guadalupe era reconstruido (Neumann Gandía, 1987). 

Hay evidencia de que la práctica funeraria de hacer enterramientos dentro de las iglesias deseaba erradicarse desde el siglo XVIII y en San Juan donde la población era mayor tal costumbre era ya impracticable por cuestiones de espacio. Así en los días del obispo D. Juan Bautista Zengotita se consagraron tres cementerios que acogieron a las víctimas del ataque inglés de 1797 y a otros que fallecerían después (López Canto, 2001). Pero en el resto de la Isla la práctica continuó, aunque la idea de sepultar extramuros a la iglesia iba cobrando fuerza desde inicios del siglo XIX según se desprende de una Real Cédula del 15 de mayo de 1804 (Blanch Miranda, 2014). La misma disponía que en los dominios de Indias el establecimiento de cementerios debiera de hacerse en las afueras del poblado. Sin embargo, pareciera que en Ponce esta normativa fue letra muerta y todavía una década después no existía un cementerio en el pueblo.

Referencias utilizadas

Blanch Miranda, Hilda: “Un acercamiento a la muerte en Puerto Rico”, en Hereditas: Revista de Genealogía Puertorriqueña, vol. 15, núm. 2, Año 2014.

Font Negrón, Aramis: “Los entierros en la iglesia de La Tuna”., en Hereditas: Revista de Genealogía Puertorriqueña, año 4, núm. 2, octubre 2003.

López Cantos, Ángel: Los puertorriqueños: mentalidad y actitudes (siglo XVIII), 2da ed, San Juan: Ediciones Puerto, 2001.

Neumann Gandía, Eduardo: Verdadera y auténtica historia de la ciudad de Ponce, Edición Conmemorativa del Centenario de la Fundación del Partido Autonomistas Puertorriqueño, 1887-1987, 1987.

Pasarell, Emilio J.: Esculcando el siglo XIX en Puerto Rico, Barcelona: Ediciones Rumbos, Barcelona, 1967.

viernes, 2 de febrero de 2024

Francisco Moscoso y su inventario comentado de resistencia

Francisco Moscoso y su inventario comentado de resistencia
Por Pablo L. Crespo Vargas

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Recientemente (2023), el historiador y académico de número de la Academia Puertorriqueña de la Historia, Francisco “Pancho” Moscoso, publicó un trabajo documental donde expone diversas instancias en la historia de Puerto Rico, en la cual la población esclavizada realizó actos de rebeldía en contra del sistema opresor esclavista o hubo alguna manifestación de los abolicionistas a favor de sus reclamos. La obra está enmarcada en el aniversario 150 de la abolición de la esclavitud, la cual se aprobó por las Cortes de España el 22 de marzo de 1873.

El libro lleva por título Inventario comentado de resistencia de los esclavos y de la lucha abolicionista en Puerto Rico, siglos 16 al 19. Está dividido en cuatro capítulos, uno para cada siglo, desde el 16 hasta el 19; una presentación de la obra, escrita por la historiadora Lizette Cabrera Salcedo; un apéndice redactado por el autor; y una bibliografía. El libro tiene 135 páginas, su tamaño es 8.5 x 11 pulgadas y está ilustrado en blanco y negro. Las ilustraciones presentan imágenes diversas acordes al contenido, algunas de ellas son fotos digitalizadas de la fuente primaria.

En el ensayo de la Dra. Cabrera Salcedo se menciona dos de los mitos generados en la sociedad puertorriqueña durante el siglo XX, y que se han perpetuado, aunque en los últimos años se han ido desmitificando. El primero es el que enfatiza que el esclavismo en Puerto Rico fue uno de trato blando hacia los esclavizados y que esto se refleja en la supuesta democracia social y racial que se dio a partir de 1952. Dentro de este mito se establece que la esclavitud realizada en otras colonias o países fue severa e inhumana, nada comparada con la de Puerto Rico. El segundo mito describe a unos esclavizados dóciles y sumisos gracias al buen trato que se les daba. Esto, según los promotores de este mito, explica la falta de interés de los oprimidos en rebelarse y que solo se dieron alzamientos en aisladas ocasiones. Ambos mitos son refutados con la evidencia que se presenta en la obra.

En el capítulo referente al siglo 16, Moscoso identifica 16 instancias donde se demuestra claramente el estado de rebeldía de los esclavizados. Tan temprano como el 1514, el gobernador Sancho Velázquez, se queja de los esclavos alzados, rebeldes y escapados. En el capítulo del siglo 17 se identifican cinco momentos históricos. Este siglo, por ser, posiblemente, el menos documentado es el de menos incidentes. Debemos mencionar que se resalta el establecimiento de palenques o asentamientos de cimarrones, algunos de ellos provenientes de otras colonias. El capítulo sobre el siglo 18, al igual que el anterior, tiene cinco entradas. En este apartado se destaca el surgimiento de la población de Cangrejos en 1714, las rebeliones de esclavos de manera general y el problema que tenían las autoridades coloniales con los cimarrones. El capítulo dedicado al siglo 19 es el más abultado con 111 anotaciones que van desde la carta de libertad que se le da a un esclavizado de Coamo llamado Segundo en 1802 hasta 1881 cuando Alejandro Tapia y Rivera redacta Mis memorias, obra que expuso el terror experimentado por la población esclavizada y los abusos que tenían que enfrentar. Debemos indicar que Mis memorias fue publicado en 1927.

Inventario comentado de resistencia de los esclavos y de la lucha abolicionista en Puerto Rico, siglos 16 al 19 es una obra que nos presenta una realidad que muchos tratan de ocultar para seguir perpetuando mitos que no aportan a sanear una sociedad que en su diario vivir aún lucha en contra del racismo.

Nota editorial: La versión original de este artículo fue publicado por El Adoquín Times el 5 de enero de 2024.

miércoles, 24 de enero de 2024

Introducción a Resilencia: camino hacia el éxito (2da parte)

Introducción a Resiliencia: camino hacia el éxito (2da parte)
Por Migdalia Núñez Quiles
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En el capítulo 1 de este libro estaremos presentando la información necesaria para entender el concepto resiliencia. Esto nos permite entender la importancia que tiene desarrollar los procesos para llegar a ser resilientes de forma tal que, en futuras ocasiones y cuando la crisis sobrevenga, estemos listos para recuperarnos y seguir adelante con mayor éxito. Las definiciones nos muestran los conceptos más relevantes de la resiliencia a fin de que el individuo utilice los conocimientos sobre el tema de resiliencia para crear su propio camino hacia el éxito.

En el capítulo 2 trabajaremos con los procesos de crisis. Repasaremos algunos eventos relacionados con cada uno de los periodos que vivimos durante la crisis. Añadiremos algunas cosas que podemos hacer para trabajar los factores de crisis futuras, considerando lo que resultó efectivo en el pasado. Conoceremos algunas estrategias que podemos utilizar en la sala de clases, así como las que pueden utilizar las familias para trabajar en el hogar con los factores de crisis. Trabajar con los procesos de crisis ayuda al individuo a desarrollar una mentalidad de superación ante la adversidad. Una vez pasa el tiempo de la crisis, la persona está preparada para procesar el dolor y el impacto recibido, como para trabajar con los factores que contribuyen a la resiliencia.

En el capítulo 3 presentaremos diversos modelos de resiliencia y de inteligencia emocional. En este capítulo, estaremos presentando nuestro propio modelo basado en las experiencias vividas, a raíz de las tres grandes crisis que nos afectaron en los pasados años en Puerto Rico, principalmente el COVID-19. Para las personas de otros países que están leyendo este libro, pueden considerar crisis que han vivido a nivel local y el COVID-19. Además de presentar el modelo que diseñamos, estaremos repasando el modelo de inteligencia emocional de Mayer y Salovey (1997), el modelo de inteligencia emocional de Peterson y Seligman (2004), el modelo de Resiliencia de Richardson (1990), el modelo de inteligencia emocional de Goleman (1995) y el modelo cíclico de autorregulación del aprendizaje de Zimmerman y Moylan (2009).

En el capítulo 4, identificaremos los factores, principios, fases y procesos que nos ayudarán a ser resilientes para ayudar a los demás a levantarse y continuar adelante con más fuerza, caminando hacia la meta, hasta lograr el éxito. Estos elementos son muy importantes porque la resiliencia es personal y se trata de decisiones que cada individuo debe tomar para levantarse después de periodos de crisis. Esto es así ya que la resiliencia incluye conductas y acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas. Incluye emociones que pueden ser autorreguladas y se relaciona con procesos neurofisiológicos, conductuales y cognitivos.

Los capítulos 5, 6 y 7 nos ayudarán a entender la relación entre los principales componentes que son la familia, la escuela y la comunidad, y observaremos la función vital de cada uno de esos componentes en el desarrollo de los procesos de resiliencia de sus miembros. Muchos estudios sobre resiliencia apuntan a que las personas que han tenido ayuda de otros han logrado desarrollar procesos resilientes después de una crisis o adversidad más rápido que aquellos que se aíslan. Por ejemplo, los niños en comunidades y barrios marginados que han logrado alcanzar grandes triunfos en la vida, han tenido apoyo de su familia, de la escuela o de miembros de la comunidad. Grandes atletas y deportistas que han alcanzado gran éxito tuvieron el apoyo de personas que los pusieron en el camino y trabajaron con ellos para que lograran llegar a la meta, cumplir sus sueños y a su vez ayudar a otros como ellos.

Siempre me ha impresionado la historia del tan conocido equipo Hoyt, que está compuesto por un padre, Dick Hoyt y su hijo Rick Hoyt. Rick nació con parálisis cerebral. Durante su vida, Rick logró adquirir atracción por los deportes y su padre lo llevaba a competencias deportivas en las que se integró como participante. Dick era su aliado para que Rick compitiera: llevaba su silla de ruedas en una carrera y, si la competencia era una carrera de bicicleta, ajustaba la misma para que pudiera ayudarlo. Así, con la ayuda de su padre, lograba participar en todos los deportes que quería. ABC Deportes (2021) indica que compartieron más de 1,000 eventos deportivos y triatlones, lo que incluyó 32 participaciones en el maratón de Boston. ¡Cuán importante fue para Rick la participación de su padre en su vida!

En los capítulos 8 al 11 estudiaremos la inteligencia emocional y social para identificar las emociones, comprender las emociones, y conocer las habilidades y competencias emocionales, así como su relación con los procesos resilientes. Todos los modelos que hemos revisado establecen la relación entre la resiliencia y el desarrollo de las habilidades emocionales. La inteligencia emocional es una capacidad que nos ayuda a manejar nuestras emociones y las de los demás. Hay muchos estudios que relacionan el desarrollo de las emociones positivas con el desarrollo de procesos resilientes. Tanto en el capítulo 8 como en el capítulo 9 trabajaremos el concepto autorregulación y las mejores técnicas para aplicar el mismo.

En estos capítulos, de igual manera, estudiaremos la inteligencia social que nos ayudará a identificar emociones sociales, comprenderlas; y conocer las habilidades y competencias sociales, así como la relación de estas emociones con los procesos de resiliencia. Cuando hablamos de inteligencia social nos referimos a esas habilidades de la conducta que nos permiten conocer las estrategias adecuadas y las capacidades para aplicar en contextos sociales y así solucionar situaciones sociales de forma efectiva; una habilidad para percibir nuestras propias emociones y las de los demás, de ser empáticos y expresar de forma adecuada nuestras emociones.

En el capítulo 12 presentaremos algunas estrategias de enseñanza, técnicas y actividades que podemos utilizar en la sala de clases para desarrollar estudiantes resilientes. Cuando queremos subir a la cima de una montaña por primera vez solo llevamos nuestro equipo y nuestra experiencia en otras montañas. En el camino vamos a encontrar rocas heladas, rocas secas, el sol, tempestades, fuertes temperaturas, malas condiciones del tiempo, entre otras. Pero nuestra perseverancia, la confianza en nuestra capacidad al escalar una montaña, nos ayuda a vencer los obstáculos que encontramos. La segunda vez que intentemos subir la montaña, utilizaremos la experiencia de la primera vez: desarrollaremos un plan y usaremos estrategias y otras técnicas de manera que podamos subir con menor dificultad. Eso es lo que sucederá cada vez que subamos a escalar la montaña: la dificultad irá disminuyendo en la medida que la experiencia aumenta.

En la vida, como la ilustración pasada, vamos a tener experiencias que nos afectan de formas diferentes, pero debemos desarrollar procesos que nos ayuden a vencer los obstáculos y seguir adelante. Conocer las estrategias y las técnicas nos ayudará a desarrollar actividades que lleven al estudiante a fortalecer esos procesos de resiliencia. Podemos utilizar esta ilustración para entender que las situaciones por las cuales pasamos no son fáciles; requieren una preparación, requieren herramientas, estrategias y acciones, pero, sobre todo, requieren que anhelemos levantarnos y seguir adelante con más éxito.

En el capítulo 12, de igual forma, hablaremos un poco de la atención plena y los beneficios que puede tener para la autorregulación de las emociones. Desarrollar capacidades que nos ayuden a sentirnos mejor, recuperarnos en momento en los cuales nos sentimos mal o estamos teniendo conflictos y situaciones que nos mantienen estresados es importante.

En la Cumbre para el Desarrollo Sostenible de septiembre de 2015, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) indicó en el Objetivo 3, de Salud y bienestar para crear un mundo más sostenible, que “garantizar una vida sana y promover el bienestar en todas las edades es esencial para el desarrollo sostenible”. Actualmente, la ONU reconoce que el mundo se está enfrentando a una crisis sin precedentes que hace que las personas sufran y las economías del mundo se desestabilicen, lo que cambia las vidas de millones de personas en todo el mundo. La ONU indica que la preparación y recuperación es vital para poder superar esta crisis. Asimismo, la OMS recomienda que se trabaje con la salud mental de los niños, ancianos, trabajadores —principalmente de la salud— cuidadores, maestros y de la sociedad en general. Ambas organizaciones mundiales establecen que la única manera que tenemos de poner fin a la pandemia es estar unidos.

Después de todos los sucesos adversos por los cuales hemos pasado, la práctica de la atención plena nos ayuda a responder de forma efectiva a emociones y sentimientos, mejorando la capacidad de recuperación. Estudios como los de Monivas et al., Alonso, (2012), Evans, et al., (2008) y Kabat’Zinn (1990) apuntan a que la atención plena es efectiva para la ansiedad. En sus estudios, De la Fuente, Franco y Salvador (2010) exponen la importancia de la atención plena para el desarrollo de habilidades sociales. Por otra parte, Martín-Asuero et al. (2013) hablan de la atención plena para mejorar el estado emocional, la empatía, la atención, el estrés y el rendimiento físico.

Finalmente, en el capítulo 13 estaremos hablando del impacto de la resiliencia en las generaciones nacidas a finales del siglo XX y principios del siglo XXI: los millennials, los centennials y la generación Alpha. Sabemos que estas nuevas generaciones han nacido y vivido ante un mundo lleno de retos, grandes desafíos y cambios trascendentales. Son las generaciones que hoy tienen un celular con las últimas tendencias del mercado. También han sido marcados por cambios sociales, económicos y políticos en todos los aspectos de su vida. Están más preparados para el cambio, por lo que podemos decir que son personas resilientes.

Una de las características de estas generaciones, principalmente los millennials, es que puede recibir los cambios generados por las adversidades de forma positiva. Según la Encuesta de Deloitte Global (2020) —realizada en dos fases a los millennials y a la generación Z o centennials en más de 43 países entre noviembre de 2019 y abril y mayo de 2020— revela que estas generaciones se mantienen resilientes frente a la adversidad y buscan realizar cambios positivos en las comunidades. Es por esta razón que hemos observado cómo estas generaciones aprovecharon las oportunidades surgidas a raíz de la pandemia para desarrollar sus propias empresas, aumentar sus ventas por medio del Internet y utilizar las redes sociales para resurgir con sus ideas innovadoras y proyectos creativos que han sido de gran impacto en nuestra sociedad. Reseñaremos en este libro a una joven empresaria llamada Mia Isabella, quien a sus 11 años utilizó sus habilidades y destrezas para desarrollar su propio negocio de diseño de tarjetas para ocasiones especiales. También compartiremos la historia de un joven que desarrolló una empresa de grooming; otro niño que desarrolló una pequeña empresa agrícola de frutos menores; un niño artesano; y un joven llamado Edgardo Santiago que desarrolló una empresa para cubrir las necesidades existentes en los momentos de COVID-19. En el capítulo trece estaremos compartiendo algunas vivencias de estos niños y jóvenes que han sido reseñadas en periódicos y noticieros del país y otras, escritas por ellos mismos.

Esperamos que todos los temas que presentaremos a continuación en este libro puedan tener mucho valor añadido para continuar juntos nuestros procesos de Resiliencia: caminando hacia el éxito.

viernes, 19 de enero de 2024

Coloqueo 5ta temporada 2da parte

Coloqueo ICP 5ta temporada 2da parte
enero-mayo de 2024

Enlaces a los vídeos en Youtube de Coloqueos ICP, programa de difusión cultural, que se transmite a través del FB Live del Instituto de Cultura Puertorriqueña y se utiliza la plataforma Zoom. Para ver el listado y los vídeos de los Coloqueos anteriores visite los siguientes enlaces: Coloqueos 1-36 (36 episodios), Coloqueos 37-85 (49 episodios), Coloqueos 86-111 (26 episodios), Coloqueos 112-132 (21 episodios), Coloqueos 133-160 (28 episodios), Coloqueos 161-201 (41 episodios), Coloqueos 202-239 (38 episodios), Coloqueos 240-273(34 episodios), Coloqueos 274-311 (38 episodios), Coloqueos 312-347 (36 episodios). 


Coloqueo #367: Presentación de Los secretos de Belmont de Carlos Daniel. Modera: Ana Loreanne Colón (martes, 23 de abril). https://youtu.be/DFkaVgbYme4

Coloqueo #366: Presentación del Diccionario Taíno con Sebastián Robioou Lamarche (lunes, 22 de abril). https://youtu.be/vd8m8ezCoRI

Coloqueo #365: Entrevista a Rosalba Rolón de Pregones/PRTT (miércoles, 17 de abril). https://youtu.be/65NGjEckLSs

Coloqueo #364: 1ra Jornada de Historia del Arte en San Juan, siglo XX desde la Sede del ICP (13 de abril). Apertura, conferencia principal y 1ra mesa / Segunda mesa en la jornada de historia / Tercera mesa de la jornada

Coloqueo #363: Presentación del poemario "Llena blancos" de Taíra M. Barreto Canals, modera: Miriam Damaris Mardivino (martes, 9 de abril). https://youtu.be/XrJid5onPtE

Coloqueo #362: Festival de libros 100 x 35 con Jomar Maldonado (martes, 9 de abril). https://youtu.be/IEcwCOeQiek

Coloqueo #361: Presentación de Los Secretos de la Torre de Yarimar Marrero Rodríguez (jueves, 4 de abril). https://youtu.be/nCZCeHyiOpA

Coloqueo #360: Isla Negra Editores: 33 años de trayectoria literaria con Roberto Carlos Gómez Beras (martes, 2 de abril). https://youtu.be/Hbb1oBqGSto

Coloqueo #359: Anténor Firmin: un intelectual rescatado del olvido por Pablo L. Crespo Vargas (miércoles, 27 de marzo). https://youtu.be/kFq2O5zgw4Y

Coloqueo #358: Juan Bobo y la Sierpe, desde el imaginario del jíbaro puertorriqueño con Roberto Pérez Reyes (martes, 26 de marzo). https://youtu.be/x6hLBziw_Ng

Coloqueo #357:  Inventario de resistencia de los esclavos con Francisco Moscoso (jueves, 21 de marzo). https://youtu.be/QtKUfpfcNlk

Coloqueo #356: El universo literario de Germán William Cabassa Barber (martes, 12 de marzo). https://youtu.be/SXh6PIPNoBs

Coloqueo #355: Conversando sobre la obra teatral "Maniquí" junto a su elenco (martes, 5 de marzo). https://youtu.be/Y8vK5McVdu4

Coloqueo #354: Cómo investigar en los archivos españoles: Archivo General de la Administración con José Manuel Vázquez Ayala (jueves, 29 de febrero). https://youtu.be/6mrh0TmEnss

Coloqueo #353: Presentación del Catálogo de la Editorial 360 Grados con José E. Muratti Toro (martes, 20 de febrero). https://youtu.be/0oyZi1Z3Amw

Coloqueo #352: Exploración espacial y las ciencias de conservación con el Dr. Antonio Martínez Collazo (martes, 13 de febrero). https://youtu.be/WExlmy02g8w

Coloqueo #351: Presentación del libro "Violencia y criminalidad en la narrativa de Ana Lydia Vega" de Laura E. Crespo González (martes, 6 de febrero). https://youtu.be/58Zi1J9GRSo 

Coloqueo #350:  Presentación de la novela ¿Confías en mí? de Ana María Burgos (martes, 1 de febrero). https://youtu.be/uU_mGrKEarE

Coloqueo #349: Presentación del libro Resilencia: camino hacia el éxito de Migdalia Núñez Quiles (martes, 23 de enero). https://youtu.be/8qAMRXyVvlk

Coloqueo #348: Presentación del libro De carta en carta de Melissa Bird (jueves, 18 de enero). https://youtu.be/186CRZNA-8E 

lunes, 8 de enero de 2024

San Germán en Guayanilla, presentación como preámbulo a Campechada 2023

San Germán en Guayanilla, presentación como preámbulo a Campechada 2023
Pablo L. Crespo Vargas

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El pasado 12 de noviembre de 2023, como parte de las actividades en ruta a Campechada 2023 en San Germán del Instituto de Cultura Puertorriqueña, se presentó el libro San Germán en Guayanilla: asentamiento, instituciones y vida cotidiana 1556-1572 de los historiadores Dr. Lucas Mattei Rodríguez y Dr. José Aridio Taveras De León. El evento se realizó en el Museo de la Farmacia Domínguez “La Botica”, localizado en el casco urbano de San Germán como una colaboración entre el Círculo de Recreo de San Germán, la Academia de la Historia de San Germán y el Instituto de Cultura Puertorriqueña.

El saludo inicial fue realizado por el Dr. José Francis Lluch. El libro fue comentado por el Dr. Josué Caamaño, quien inició su exposición explicando al público cómo cada uno de los ocho capítulos se sustenta en sí mismo, siendo posible leerlos de manera independiente. Caamaño resumió y comentó los capítulos. Cabe destacar que dedicó tiempo a explicar algunos de los términos de la época y que hoy en día está en desuso. El prólogo de la obra fue escrito por el Dr. Otto Sievens Irizarry quien indica que: “El presente estudio es una aportación a la historiografía puertorriqueña. Los autores no dejan piedra por levantar al relatarnos con detalle la vida en la villa de Santa María de Guadianilla”.

El primer capítulo trabaja el marco geográfico del asentamiento. El capítulo II presenta y analiza la sociedad sangermeña de la época. El tercer capítulo atiende la gobernanza de la villa, las luchas de poder y los problemas de corrupción. El siguiente capítulo, el IV, es dedicado a los asuntos de la Real Hacienda y otros argumentos de carácter económico. El quinto capítulo describe los aspectos de la parroquia y de la iglesia de manera general, pero que afectaban a la zona. En este capítulo también se discuten las acciones del obispo Rodrigo de Bastidas sobre San Germán y la relación eclesiástica con Isla Margarita. El capítulo sexto es un ensayo relacionado a la historia de la salud teniendo como centro al Hospital de la Concepción. El séptimo capítulo nos presenta las vicisitudes que se vivían en la cotidianidad de San Germán. El último capítulo es dedicado a la defensa y los asuntos de carácter militar, culminando con el traslado de la villa a las Lomas de Santa Marta.

En fin, la obra es producto de un proyecto ambicioso que terminó presentando, y de manera muy acertada, una imagen de cómo era la vida en la villa de San Germán en Guayanilla. El escrito aporta al conocimiento sobre las particularidades diarias en el Puerto Rico alejado de la ciudad capital, en específico el Partido de San Germán.

Sobre los autores debemos mencionar varios puntos. Primeramente, José Aridio Taveras De León obtuvo su doctorado en historia del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe y esta es su tercera obra relacionada a la historia de San Germán. Segundo, Lucas Mattei Rodríguez obtuvo su doctorado en la Universidad de Valladolid y actualmente es catedrático de historia de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, recinto de Ponce y tiene varias publicaciones, en la que destaca La Sociedad Económica de Amigos del País de Puerto Rico: su historia natural

Nota editorial: Artículo original publicado el 15 de noviembre de 2023 en El Adoquín Times.

lunes, 1 de enero de 2024

La adoración del demonio según el Tribunal Inquisitorial de Cartagena de Indias, 1610-1655

La adoración del demonio según el Tribunal Inquisitorial de Cartagena de Indias, 1610-1655
Pablo L. Crespo Vargas

Simposio: Inquisición, hechicería e idolatría 

II Congreso Internacional de lo Mágico Religioso en los Andes:
Muerte, hechicería y evangelización, siglos XVI-XVIII
Universidad Nacional Federico Villarreal, Lima, Perú
9 de noviembre de 2019

Entrada al Palacio de la Inquisición en Cartagena de Indias
Foto de Bernard Gagnon, licencia de uso CC4.0
En Wikimedia Commons

Introducción

Según los estudios de Gustav Henningsen y Jaime Contreras (1986), la corte del Santo Oficio en Cartagena de Indias presentó una de las peculiaridades de mayor interés para el estudio de la demonología, la hechicería y la brujería, ya que este tribunal inquisitorial fue el que, de manera porcentual, demostró la mayor actividad de casos relacionados con estas conductas. El estudio estadístico trabajado por estos dos investigadores se basó en la revisión cuantitativa de los autos de fe del periodo de 1540 a 1700. En el caso de Cartagena de Indias, cuyo tribunal inició labores en 1610, se identificaron 264 casos relacionados a las creencias supersticiosas, que representan el 37.8% del total de procesados identificados, que fue de 699. A Cartagena de Indias le siguen los tribunales de Cerdeña (21.3%) y Canarias (15.0%). En el caso del Tribunal de Lima, este presentó un 10.1% de los casos. En número de causas, Cartagena de Indias fue el cuarto tribunal, luego de Sicilia (456), Valencia (337) y Zaragoza (327). El Tribunal de Lima procesó 119 individuos.

En nuestro trabajo vamos a presentar un análisis de las causas relacionadas a las presuntas adoraciones al demonio, por lo cual ampliamos el estudio de Henningsen y se incluyen otros causales que no necesariamente son sobre superstición, pero que presentan alguna relación con la creencia sobre el demonio. En total hemos identificado 180 procesos de fe donde se establece que hubo algún tipo de adoración o contacto con el diablo. El periodo de nuestro estudio fue de 1610 a 1655. La documentación primaria utilizada procede del Archivo Histórico Nacional de Madrid, Sección de la Inquisición, Libros 1008 a 1011 (correspondencia), 1020 a 1021 (relaciones de causas de fe) y el Legajo 1620 (causas de fe).

Metodológicamente hablando, hemos analizado la narrativa presentada en los autos de fe y utilizamos métodos cuantitativos que nos ayuden a establecer perfiles demográficos de la población. Ambas herramientas son base del análisis presentado, el cual nos lleva a explicar el fenómeno del demonismo en el Caribe hispano.

I
El demonismo y la demonología como fenómenos históricos han sido relegados a los estudios de la brujería; no obstante, podrían tener su propio sitial dentro de la investigación de las mentalidades, ya que ambas pueden ser estudiadas como expresiones que dirigen al ser humano a presentar actitudes y conductas palpables desde un punto de vista histórico. El demonismo lo podemos definir como una serie de creencias que se han desarrollado sobre la figura del demonio y otros seres maléficos. Su estudio se debe enmarcar en el contexto de ideas desarrolladas dentro de un mismo componente social (Oldridge, 2012, pp. 20-21; Russell, 1987, p. 21). Esto se debe a que la diversidad de los grupos y épocas estudiados no necesariamente facilitan la formación de una idea generalizada sobre qué es el demonio.

El demonismo no puede ser visto únicamente como un mito o como un cuento, producto de una población ignorante e imaginativa, tampoco como un instrumento de control social creado en la élite, ya que, como nos dice Robert Muchembled (2004, p. 10), la inexistencia del demonio no es causa para pensar que no es una figura histórica. Por otra parte, María Tausier y James S. Amelang (2004, pp. 15-31) nos indican que, si se toman como ciertas las declaraciones, muchas de ellas legales, de cientos de personas que alegan haber visto al demonio, se tendría que aceptar su existencia. Ahora bien, para un gran sector de la población occidental, donde predomina el cristianismo, el demonio es una figura real; no así dentro de otras creencias. Si observamos desde afuera la figura mitificada del demonio y utilizamos las características definidas por Mircea Eliade (1991, p. 13) podemos apreciar que el demonio es visto como un ser sobrenatural, ya que posee poderes que una persona común y corriente no tiene; a la vez que es considerado un ente de la cotidianidad religiosa, al igual que santos y patriarcas, pero con la diferencia de que sus poderes contienen rasgos maléficos.

De aquí pasamos a la concepción dualista cristiana para justificar la existencia del demonio. Para ello, estaremos utilizando dos teóricos. El primero es Julio Caro Baroja (1961) con su idea de “la concepción primaria del mundo”, la cual explica como el ser humano visualiza su cosmovisión utilizando el medio ambiente como ejemplo. Para este investigador son cuatro los factores esenciales: el cielo y la tierra (padre y madre), por un lado; el sol y la luna (luz y oscuridad), por el otro. En cada uno de ellos se pueden observar los elementos de dualidad. El segundo teórico es Bartolomé Escandell Bonet (1984) con el “paradigma mágico-religioso”, donde la esencia está en la lucha de dos fuerzas ocultas que son el bien y el mal.

Desde un punto de vista histórico-antropológico, toda religión ha desarrollado elementos mágicos como parte de sus dogmas. Cuando una religión o creencia en particular se oficializa como instrumento de control social de un grupo poblacional se promueve un cambio de visión donde los elementos mágicos son integrados como componentes de fe que son considerados reales. Cualquier visión contraria a la fe será visto como superstición o como una oposición al dogma, este último conocido como herejía.  

En el caso del Caribe hispano, las creencias sobre el demonismo se formaron dentro de un ambiente de diversidad y variaciones religiosas, proyectados por tres principales componentes: el cristianismo castellano y el animismo indígena y africano, estos dos últimos fragmentados en creencias regionales que no necesariamente eran iguales. Dado a que el cristianismo era la religión oficial, toda creencia, para subsistir, debía adaptarse al catolicismo. Por lo tanto, los diversos grupos, tanto locales como los provenientes de África, buscaron como integrar su cosmovisión dentro del cristianismo, creando una serie de particularidades regionales que van a definir su desarrollo y que caracteriza la zona caribeña.

La creencia al demonio provenía del ámbito religiosos castellano, ya que dentro de los grupos dominados (indígenas y africanos) no existía una personificación del mal con las características europeas. La visión religiosa amerindia y africana se enmarcaba en creencias animistas, donde existían una gran variedad de divinidades y donde los entes sobrenaturales tenían características humanas. En el proceso de evangelización, los misioneros cristianos promovieron la demonización de las creencias no cristianas. Esto estableció los parámetros para el desarrollo del sincretismo caribeño, el cual es uno que se presenta con una variedad inmensa de creencias: vudú, santería, palo, abakuá, entre otras.

Dentro del mundo cristiano, de manera general, los adoradores del demonio eran considerados brujos o brujas. La brujería era practicada en grupo y de manera rural. Para el estado español, los seguidores del demonio eran un grupo antisocial que realizaba prácticas contrarias a los dogmas establecidos. Algunas de estas prácticas eran el uso de la necromancia, la profanación de símbolos cristianos, los sacrificios humanos, las orgías, el canibalismo y la realización de maleficios. La hechicería también era relacionada a la adoración demoniaca, aunque en menor grado, dado a que la hechicera no necesariamente tenía pacto explícito con el demonio. La hechicería tenía unas características que la diferenciaban de la brujería, por lo cual sus acciones eran consideradas de menos gravedad. La hechicería era practicada, de forma general, de manera individual, en ambientes urbanos y se caracterizaba por utilizar su magia para tres servicios requeridos por la población: resolver los males de amor, encontrar las cosas o personas perdidas y para beneficio en los juegos de azar.

En Europa, la brujería y la hechicería fue perseguida y reprendida con gran fuerza; al punto que se estima que se ejecutaron a una 50,000 a 60,000 personas entre 1450 a 1750 (Levack, 1986; Lisón Tolosana, 1992; Behringer, 2008; Henningsen, 2010). En el mundo castellano se presentó una visión dual sobre este aspecto. Por un lado, las cortes seculares tendían a perseguir a la brujería y a la hechicería con el mismo vigor que en el resto de Europa. Por el otro lado, la Inquisición española como institución religiosa, pero al servicio de la monarquía, visualizaba estas prácticas como meras supersticiones que, mientras no representaran un peligro para el estado, no implicaban riesgos mayores. La cifra mayor de ejecuciones realizada por la Inquisición española en casos de supersticiones la presenta Pilar Huertas (2004) con 35 individuos. Este número representa un 10% del total de ejecuciones que se dieron por la misma causa en España y que según Henningsen (s.f.) rondaba las 300.

En el caso de Cartagena de Indias ninguno de los procesados por creencias supersticiosas fue enviado a la hoguera, aunque hubo dos acusadas que en sus causas se recomendaba que fueran entregadas al brazo secular para su ejecución. Ellas fueron Paula de Eguiluz (Legajo 1620) y Elena de Viloria (Libro 1020), ambas durante el periodo de 1633-1635. Eguiluz era una mulata nacida en Santo Domingo y procesada en tres ocasiones (1624 por hechicería, 1634 por brujería y 1635 por conspiración). A Eguiluz se le conoce por ser una famosa hechicera que era consultada hasta por el propio obispo de Cartagena de Indias y otras celebridades del gobierno colonial. Elena de Viloria era una partera negra, nacida en Nueva Granada y considerada capitana de brujas, que llevaba sobre 37 años participando en los aquelarres de su secta. Ambas representaban para los inquisidores mayores amenazas, por lo cual fueron sentenciadas a la hoguera. No obstante, toda pena de muerte debía ser consultada con el Tribunal Supremo Inquisitorial o la Suprema, quienes certificaban la misma. En ambos casos, la Suprema consideró que la hoguera era un castigo muy severo para personas que no representaban una amenaza al estado.

Debemos indicar que según los estudios dirigidos por Anna Splendiani (1997), Cartagena de Indias pudo haber sido uno de los tribunales inquisitoriales más renuentes a enviar a ejecución a sus reos ya que solo se conocen cinco casos sentenciados a la hoguera de un total de 850 procesos.

II
En el Tribunal de Cartagena de Indias, entre el periodo de 1610 a 1659, pudimos constatar al menos 180 procesos que de algún modo u otro mencionan al demonio o hacen alguna referencia a él. En esos 180 casos se procesaron a 167 individuos, 9 de ellos fueron juzgados en dos ocasiones y 2 vieron sentencia en tres distintos periodos. La edad de los procesados iba de 10 a 85 años. La edad promedio, de manera general, fue de 40.0 años. En los casos de hechicería fue de 40.9 años y en la de brujería de 38.5 años (dato que difieren de las características presentadas en Europa, donde la bruja es, usualmente, una mujer de edad avanzada). El año con mayor número de causas fue 1633 con 33 casos presentados. Del total de causas, 116 (64.4%) fueron a mujeres y 64 (35.6%) a hombres.

Los delitos imputados en las causas se dividen en hechicería con 86 individuos (30 hombres, 56 mujeres), brujería con 59 procesos (6 hombres, 53 mujeres), proposiciones heréticas con 8 varones, reniego a Dios con 8 individuos (4 hombres y 4 mujeres), blasfemia con 7 varones, judaizantes con 2 casos (1 hombre y 1 mujer), desacato y creencias protestantes con 2 varones cada uno, conspiración con 2 féminas y otros cuatro delitos con 1 varón cada uno: irrespeto, solicitación, título falso y criminal.

La composición racial de los procesados fue de 58 negros (16 hombres, 42 mujeres), 55 blancos (34 hombres, 21 mujeres), 44 mulatos (7 hombres, 37 mujeres), 8 mestizos (4, hombres, 4 mujeres), 2 zambos (ambas mujeres) y 14 personas sin identificar (3 hombres y 10 mujeres). Si examinamos los casos de hechicería y brujería, por su mayor relación a la demonología, podemos palpar las diferencias entre ambas conductas. Por el lado de la hechicería, el componente racial dominante fue el blanco con 33 acusados, le sigue el mulato con 25 individuos, el negro con 14 personas, el mestizo con 1 reo y sin identificar 13 individuos. En el caso de la brujería, predomina la raza negra con 35 individuos, le siguen los mulatos con 18 personas, mestizos con 4 reos, zambo y blanco, cada uno, con 1 individuo.

III
El Caribe, desde el mismo momento que inició la conquista y colonización, pasó por un proceso de evangelización que fue forzoso e ineficiente. El interés primario era la obtención de riquezas y no la salvación de las almas de los indios o de los africanos. A esto se le suma que la sociedad que se formó en el Caribe era una creyente en las supersticiones, donde se promovía, por medios alternos, el afecto religioso que la iglesia no proveía. Es por ello, que el oficio de hechicera y curandero prosperó de manera rápida. Los centros urbanos estaban llenos de ellos. Ciudades como Cartagena de Indias y La Habana eran lugares de mucho movimiento comercial y propensos al desarrollo de una economía basada en las prácticas mágicas. Eran muchos los que querían conocer su suerte de antemano, encontrar personas que por los vaivenes de la vida desaparecían y nunca faltaban los que procuraban remedios para el mal de amores.

Por lo examinado en los casos, se puede encontrar que muchas hechiceras se cuidaban de no aparentar pacto con el demonio, ya que esta condición era un agravante que era usado en su contra. De hecho, se ven casos como el de Jusefa Ruiz (Libro 1020) que en 1620 es acusada por brujería, pero que, durante el proceso, la causal fue disminuida a un delito de hechicería. En este caso en específico, a la acusada se le atribuía el desenterrar niños muertos para ser entregados al demonio, vuelos nocturnos y el poder de transformarse en un ratón. Muchas acusadas indicaban que fueron engañadas por el demonio y que estaban arrepentidas, esto era suficiente para que el tribunal pasara penas de poca severidad con ellas. De hecho, el fin de la inquisición era que los acusados se arrepintiesen; y más, cuando sus delitos no representaban una amenaza en contra del estado.  

Aunque dentro de la hechicería, el culto al demonio es mucho más reducido, podemos encontrar manifestaciones de este. Demonios como el diablo Cojuelo eran invocados frecuentemente. En España, el diablo Cojuelo era una versión satirizada del demonio, un ser que podía ser engañado, manipulado por los hombres (Delpech, 2004). En la tradición caribeña, el diablo Cojuelo era visto de manera distinta, un ser que traía sabiduría y que ayudaba a los practicantes de la magia. No obstante, se seguía la tradicional forma de llamar al principal de los demonios como Lucifer o Satanás, aunque en algunos casos solo se habla del demonio o del diablo como si su nombre no pudiera ser nombrado.

Veamos otros ejemplos de la demonología en los casos de hechicería. Mateo Arará (Libro 1021) en 1652, un esclavo negro, que hacía el oficio de curandero, utilizaba con mucha frecuencia el nombre del demonio en sus rezos. Otro curandero y chamán africano, Francisco Mandingo (Libro 1021), aunque, en 1640, indicó que sus poderes medicinales provenían de Dios, los inquisidores establecieron que él había sido engañado por el demonio. A esto añadimos los casos donde los inquisidores acusan a personas de tener criaturas que son consideradas como engendros del diablo. Uno de ellos fue el de María Crespa (Libro 1020), procesada en 1635, por tener comunicación con un demonio africano, por realizar vuelos nocturnos y por hablar con un moscón de dimensiones no usuales que dejaba sucia su casa todas las noches. Otro caso fue el de la criolla Juana Sandoval (Libro 1021), quien fue procesada en 1633 y tenía de mascota a una cucaracha gigantesca. En otros casos, como el del castellano Miguel Fernández (Libro 1020), se acusó en 1610 de invocar a los demonios para poder realizar daño a otras personas. Según los testigos, cuando Fernández invocó a los demonios un pájaro de gran tamaño se le posó al lado.

IV
En el caribe hispano del siglo XVII se pueden identificar una serie de sectas de adoradores del demonio, cada una con una peculiaridad única, producto de las características regionales que influyeron dentro de cada grupo y a la que se adaptaban los supuestos adoradores del demonio.

En el 1614, la Inquisición apresó a un mestizo, llamado Luis Andrea (Libro 1020), quien tenía una secta de adoración demoniaca en un pueblo de indios llamado Granada. Los inquisidores no arrestaron a ningún nativo. La razón era que estos no podían ser juzgados por la institución, para ello estaban los corregidores. Sin embargo, el culto de Luis de Andrea resultó ser toda una falsa, donde los indios fueron engañados y manipulados por este chamán, que respondía a un grupo de peninsulares que se hacían pasar por demonios para recibir tributos de adoración en cada solsticio. Entre las ofrendas que daban los indios se encontraban joyas y hojas de tabaco. Lo curiosos en este caso fue que ningún europeo fue procesado. El demonio principal de esta adoración era llamado Buciriaco, nombre que posiblemente tiene un origen indígena. Sin embargo, cuando es descrito en las actas se presenta como un ser que cabarga, lleva lanza y tiene botas. Algunos testigos, escucharon a Luis Andrea llamarle licenciado.

En Cuba, en 1622, se da otra secta, cuyo líder era un señor blanco mayor (Libro 1020), que se vestía con jubón, medias y zapatos. Este individuo, que es descrito por la mulata esclava Luisa Sánchez, bailaba en una tarima que era movida en un carruaje por un grupo de esclavos negros y que era seguida por una procesión de 12 mujeres. De la misma forma que pasó en otras ocasiones, el líder blanco no fue juzgado. Al igual que en Cuba, en Cartagena de Indias (Libro 1020) algunos adoradores de Lucifer desarrollaron un culto muy parecido al que se daba en Europa, quizás porque su demonio era un europeo que aprovechaba la falta de una educación religiosa oficial efectiva. En este caso, el supuesto Lucifer consumía en sus banquetes carne de carnero, gallina o pato, que era acompañado con pan de castilla. Sus seguidores consumían carne humana. 

Sobre la antropofagia o el canibalismo debemos indicar que también se presentan casos de sectas en La Habana, Pácora (Panamá) y en Zaragoza (Nueva Granada). En el caso de La Habana, en 1628, se acusó a Antón Carabalí (Libro 1020), que junto a un demonio llamado Pablillo (un ser cuya parte superior era humana, la inferior era felino), asesinó a ciento dos personas, todas para ser llevadas a la junta para su consumo. En la secta de Pácora se trabaja, entre varios casos, el de la negra liberta Isabel Hernández (Libro 1020), quien en su primer encargo llevó un cuerpo de una niña, por lo cual fue amonestada ya que su líder hacía hincapié en la necesidad de que los cuerpos a consumirse fueran de adultos, ya que así se garantizaba una mayor cantidad de carne para el festín. Luego de esto, Isabel Hernández confesó haber llevado 15 cuerpos de adultos. Varios testigos la vieron volar hacia sus víctimas, las cuales usualmente eran atacadas mientras dormían. El caso de Isabel Hernández fue realizado el mismo año que el de Antón Carabalí.

En el 1620, una secta fue descubierta en las minas de oro y plata de Zaragoza (Libro 1020). En ella se realizaban juntas nocturnas que iniciaban el viernes y culminaban el martes. La ceremonia comenzaba besando en la mano y en el trasero al demonio. Continuaba con un banquete, se bailaba y se embriagaban hasta media noche, algunos se transformaban en diversos animales y la celebración culminaba con una orgía. También salían a volar, en grupos de veinte, por los campos en búsqueda de niños y jóvenes que eran asesinados, destruían sembradíos y causaban todo tipo de daños. Los procesos iniciaron con cinco individuos, aunque se estimaba que la secta estaba formada por sobre ciento cincuenta personas. El problema para las autoridades era que en la zona había sobre dos mil esclavos que podían unirse a este grupo. Luego de consultada la situación con las autoridades en Madrid, se decidió que los inquisidores debían, utilizando las autoridades seculares y eclesiásticas, desarrollar un proceso de cristianización dentro de la población esclava sin que esto afectara la producción minera. Cuatro de los procesados fueron reconciliados, el quinto recibió una sentencia suspendida porque pasó el tormento y no se siguió con el proceso (Libro 1009). Tal como ya hemos mencionado, el interés de los europeos era obtener la mayor cantidad de riquezas sin importar el costo; por ello, los consejeros de la Corona preferían atender la situación por medio de la evangelización sin que esto afectara la producción minera de la zona. En otras palabras, la producción minera era de mayor importancia que el peligro que representaba el culto demoniaco en la zona. Este caso presenta otro elemento que se ha visto en los estudios históricos sobre brujería en algunos lugares de Europa, la supuesta existencia de seguidores de la brujería blanca, los cuales se enfrentaban en contra de los adoradores del demonio y que mantenían un culto agrario ancestral (Ginzburg, 1992).

V
Algunos de los procesados describieron de alguna forma su encuentro con el demonio. El mulato Diego López (Libro 1020), en 1634, cirujano de profesión, afirmó que al visitar por primera vez una junta de adoradores del demonio lo llevaron ante “un trono negro muy suntuoso y en él, Lucifer, muy feo y abominable”. El esclavo angoleño, Sebastián Botafongo (Libro 1020), acusado en 1635, describe al demonio en figura de cabro gigante y que estaba rodeado de otros demonios en forma de “soldados de hábitos largos”. La negra Potenciada de Abreu (Libro 1020), también de 1635, indica que se postró frente al diablo y que este tenía la cara cubierta de harina. La criolla Ana Rodríguez de Villena (Libro 1021), en 1641, vio al demonio en forma de pájaro gigante, en otras ocasiones se le presentaba como un hombre. La negra Bárbara Gómez (Libro 1020), acusada en 1633, vio al demonio transformarse de hombre a macho cabrío. Otra negra, Leonor Zape (Libro 1020), en 1622, afirmó haber visto al demonio volar junto a un grupo de 20 seguidores llevando langostas con la intención de que estas devoraran los cultivos. Leonor confesó haber asesinado a cinco personas como parte de sus rituales en la secta.

Como si esto fuera poco, el diablo le otorgaba a cada seguidor un demonio para que este le acompañara tal como hemos visto. Algunos de los nombres de estos demonios, no mencionados con anterioridad, eran Caifás, Diego Folupo, Chochuelo, Volador, Nassao, Buenosdías, Quita, Tongo, Cerbatán, Venacá, Gallo, Ñaga, Cañado, Isaleco, Zambapalo, Tumaque, Yerbabuena, Solimán, Tararira, Escudero, Mahoma y Barrabás. Algunos de estos nombres fueron atribuidos según las características que presentaban estos seres. Otros provienen de personajes que, dentro de la mentalidad de la época, eran considerados perseguidores del cristianismo.

VI
La creencia que se tenía sobre el demonio en el Caribe hispano durante el periodo estudiado nos demuestra una visión moldeada según las características del demonismo en Europa que, a su vez, tiene matices regionales y sincretizados desde las creencias originarias en los distintos grupos afectados. En los grupos marginados, la adoración al demonio fue vista como una forma de resistencia hacia el grupo dominante. El demonio era enemigo de la cristiandad, del poder eclesiásticos y de las autoridades civiles. Para la mayoría de los cristianos, el diablo era la representación contraria a todo el orden establecido, un ser malvado que debía ser rechazado. Para el marginado, representaba la rebelión, el deseo de combatir los abusos y de tener la oportunidad de derrotar al opresor.  

A todo esto, el demonismo, al menos para la inquisición, no era una conducta tratada como una amenaza mayor; es por ello, que las condenas establecidas no pasaban de los destierros, los azotes en la plaza pública, las reclusiones en los hospitales públicos para que atendieran a los enfermos y en los monasterios para que fueran catequizados.

Entendemos que los juicios a Paula de Eguiluz y a Elena de Viloria, ambas condenadas a muerte entre 1633 a 1635, fortalecieron la actitud ya desarrollada por la Suprema de ver el demonismo como una creencia supersticiosa y sin sentido, la cual no representaba una amenaza al poder estatal. Actitud que ya había comenzado a aflorar desde los juicios de brujas en Zugarramurdi (País Vasco) entre 1609 y 1614, donde el inquisidor Alonso de Salazar Frías demostró que la caza de brujas era producto de una histeria colectiva imaginaria, fuera de toda razón lógica (Henningsen, 1983).

En los procesos en Cartagena de Indias podemos notar claramente el prejuicio y el racismo en contra de los grupos marginados, específicamente la población negra, los cuales eran mayoritariamente procesados por brujería. También se ve la ineficiencia de la inquisición de poder procesar a una gran cantidad de estafadores que se hacían pasar por demonios o seres sobrenaturales para poder recibir tributo de indios o africanos. Por último, debemos notar que la hechicería, la curandería, la partería, entre otras actividades relacionadas con lo que podemos llamar las artes mágicas fue vista como una forma de vida desarrollada en un ambiente donde no existía un esfuerzo real del estado o la iglesia por mitigar las necesidades o curiosidades religiosas de la población.

 

Bibliografía

Archivo Histórico Nacional, Sección de la Inquisición, Tribunal de Cartagena de Indias

     Libro 1008: Libro primero de cartas, 1610-1618

     Libro 1009: Libro segundo de cartas, 1619-1624

     Libro 1010: Libro tercero de cartas, 1625-1630

     Libro 1011: Libro cuarto de cartas, 1631-1638

     Libro 1020: Libro primero de relaciones de causas de fe, 1614-1637

     Libro 1021: Libro segundo de relaciones de causas de fe, 1638-1655

     Legajo 1620, expedientes 1 y 10

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