miércoles, 24 de enero de 2024

Introducción a Resilencia: camino hacia el éxito (2da parte)

Introducción a Resiliencia: camino hacia el éxito (2da parte)
Por Migdalia Núñez Quiles
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En el capítulo 1 de este libro estaremos presentando la información necesaria para entender el concepto resiliencia. Esto nos permite entender la importancia que tiene desarrollar los procesos para llegar a ser resilientes de forma tal que, en futuras ocasiones y cuando la crisis sobrevenga, estemos listos para recuperarnos y seguir adelante con mayor éxito. Las definiciones nos muestran los conceptos más relevantes de la resiliencia a fin de que el individuo utilice los conocimientos sobre el tema de resiliencia para crear su propio camino hacia el éxito.

En el capítulo 2 trabajaremos con los procesos de crisis. Repasaremos algunos eventos relacionados con cada uno de los periodos que vivimos durante la crisis. Añadiremos algunas cosas que podemos hacer para trabajar los factores de crisis futuras, considerando lo que resultó efectivo en el pasado. Conoceremos algunas estrategias que podemos utilizar en la sala de clases, así como las que pueden utilizar las familias para trabajar en el hogar con los factores de crisis. Trabajar con los procesos de crisis ayuda al individuo a desarrollar una mentalidad de superación ante la adversidad. Una vez pasa el tiempo de la crisis, la persona está preparada para procesar el dolor y el impacto recibido, como para trabajar con los factores que contribuyen a la resiliencia.

En el capítulo 3 presentaremos diversos modelos de resiliencia y de inteligencia emocional. En este capítulo, estaremos presentando nuestro propio modelo basado en las experiencias vividas, a raíz de las tres grandes crisis que nos afectaron en los pasados años en Puerto Rico, principalmente el COVID-19. Para las personas de otros países que están leyendo este libro, pueden considerar crisis que han vivido a nivel local y el COVID-19. Además de presentar el modelo que diseñamos, estaremos repasando el modelo de inteligencia emocional de Mayer y Salovey (1997), el modelo de inteligencia emocional de Peterson y Seligman (2004), el modelo de Resiliencia de Richardson (1990), el modelo de inteligencia emocional de Goleman (1995) y el modelo cíclico de autorregulación del aprendizaje de Zimmerman y Moylan (2009).

En el capítulo 4, identificaremos los factores, principios, fases y procesos que nos ayudarán a ser resilientes para ayudar a los demás a levantarse y continuar adelante con más fuerza, caminando hacia la meta, hasta lograr el éxito. Estos elementos son muy importantes porque la resiliencia es personal y se trata de decisiones que cada individuo debe tomar para levantarse después de periodos de crisis. Esto es así ya que la resiliencia incluye conductas y acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas. Incluye emociones que pueden ser autorreguladas y se relaciona con procesos neurofisiológicos, conductuales y cognitivos.

Los capítulos 5, 6 y 7 nos ayudarán a entender la relación entre los principales componentes que son la familia, la escuela y la comunidad, y observaremos la función vital de cada uno de esos componentes en el desarrollo de los procesos de resiliencia de sus miembros. Muchos estudios sobre resiliencia apuntan a que las personas que han tenido ayuda de otros han logrado desarrollar procesos resilientes después de una crisis o adversidad más rápido que aquellos que se aíslan. Por ejemplo, los niños en comunidades y barrios marginados que han logrado alcanzar grandes triunfos en la vida, han tenido apoyo de su familia, de la escuela o de miembros de la comunidad. Grandes atletas y deportistas que han alcanzado gran éxito tuvieron el apoyo de personas que los pusieron en el camino y trabajaron con ellos para que lograran llegar a la meta, cumplir sus sueños y a su vez ayudar a otros como ellos.

Siempre me ha impresionado la historia del tan conocido equipo Hoyt, que está compuesto por un padre, Dick Hoyt y su hijo Rick Hoyt. Rick nació con parálisis cerebral. Durante su vida, Rick logró adquirir atracción por los deportes y su padre lo llevaba a competencias deportivas en las que se integró como participante. Dick era su aliado para que Rick compitiera: llevaba su silla de ruedas en una carrera y, si la competencia era una carrera de bicicleta, ajustaba la misma para que pudiera ayudarlo. Así, con la ayuda de su padre, lograba participar en todos los deportes que quería. ABC Deportes (2021) indica que compartieron más de 1,000 eventos deportivos y triatlones, lo que incluyó 32 participaciones en el maratón de Boston. ¡Cuán importante fue para Rick la participación de su padre en su vida!

En los capítulos 8 al 11 estudiaremos la inteligencia emocional y social para identificar las emociones, comprender las emociones, y conocer las habilidades y competencias emocionales, así como su relación con los procesos resilientes. Todos los modelos que hemos revisado establecen la relación entre la resiliencia y el desarrollo de las habilidades emocionales. La inteligencia emocional es una capacidad que nos ayuda a manejar nuestras emociones y las de los demás. Hay muchos estudios que relacionan el desarrollo de las emociones positivas con el desarrollo de procesos resilientes. Tanto en el capítulo 8 como en el capítulo 9 trabajaremos el concepto autorregulación y las mejores técnicas para aplicar el mismo.

En estos capítulos, de igual manera, estudiaremos la inteligencia social que nos ayudará a identificar emociones sociales, comprenderlas; y conocer las habilidades y competencias sociales, así como la relación de estas emociones con los procesos de resiliencia. Cuando hablamos de inteligencia social nos referimos a esas habilidades de la conducta que nos permiten conocer las estrategias adecuadas y las capacidades para aplicar en contextos sociales y así solucionar situaciones sociales de forma efectiva; una habilidad para percibir nuestras propias emociones y las de los demás, de ser empáticos y expresar de forma adecuada nuestras emociones.

En el capítulo 12 presentaremos algunas estrategias de enseñanza, técnicas y actividades que podemos utilizar en la sala de clases para desarrollar estudiantes resilientes. Cuando queremos subir a la cima de una montaña por primera vez solo llevamos nuestro equipo y nuestra experiencia en otras montañas. En el camino vamos a encontrar rocas heladas, rocas secas, el sol, tempestades, fuertes temperaturas, malas condiciones del tiempo, entre otras. Pero nuestra perseverancia, la confianza en nuestra capacidad al escalar una montaña, nos ayuda a vencer los obstáculos que encontramos. La segunda vez que intentemos subir la montaña, utilizaremos la experiencia de la primera vez: desarrollaremos un plan y usaremos estrategias y otras técnicas de manera que podamos subir con menor dificultad. Eso es lo que sucederá cada vez que subamos a escalar la montaña: la dificultad irá disminuyendo en la medida que la experiencia aumenta.

En la vida, como la ilustración pasada, vamos a tener experiencias que nos afectan de formas diferentes, pero debemos desarrollar procesos que nos ayuden a vencer los obstáculos y seguir adelante. Conocer las estrategias y las técnicas nos ayudará a desarrollar actividades que lleven al estudiante a fortalecer esos procesos de resiliencia. Podemos utilizar esta ilustración para entender que las situaciones por las cuales pasamos no son fáciles; requieren una preparación, requieren herramientas, estrategias y acciones, pero, sobre todo, requieren que anhelemos levantarnos y seguir adelante con más éxito.

En el capítulo 12, de igual forma, hablaremos un poco de la atención plena y los beneficios que puede tener para la autorregulación de las emociones. Desarrollar capacidades que nos ayuden a sentirnos mejor, recuperarnos en momento en los cuales nos sentimos mal o estamos teniendo conflictos y situaciones que nos mantienen estresados es importante.

En la Cumbre para el Desarrollo Sostenible de septiembre de 2015, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) indicó en el Objetivo 3, de Salud y bienestar para crear un mundo más sostenible, que “garantizar una vida sana y promover el bienestar en todas las edades es esencial para el desarrollo sostenible”. Actualmente, la ONU reconoce que el mundo se está enfrentando a una crisis sin precedentes que hace que las personas sufran y las economías del mundo se desestabilicen, lo que cambia las vidas de millones de personas en todo el mundo. La ONU indica que la preparación y recuperación es vital para poder superar esta crisis. Asimismo, la OMS recomienda que se trabaje con la salud mental de los niños, ancianos, trabajadores —principalmente de la salud— cuidadores, maestros y de la sociedad en general. Ambas organizaciones mundiales establecen que la única manera que tenemos de poner fin a la pandemia es estar unidos.

Después de todos los sucesos adversos por los cuales hemos pasado, la práctica de la atención plena nos ayuda a responder de forma efectiva a emociones y sentimientos, mejorando la capacidad de recuperación. Estudios como los de Monivas et al., Alonso, (2012), Evans, et al., (2008) y Kabat’Zinn (1990) apuntan a que la atención plena es efectiva para la ansiedad. En sus estudios, De la Fuente, Franco y Salvador (2010) exponen la importancia de la atención plena para el desarrollo de habilidades sociales. Por otra parte, Martín-Asuero et al. (2013) hablan de la atención plena para mejorar el estado emocional, la empatía, la atención, el estrés y el rendimiento físico.

Finalmente, en el capítulo 13 estaremos hablando del impacto de la resiliencia en las generaciones nacidas a finales del siglo XX y principios del siglo XXI: los millennials, los centennials y la generación Alpha. Sabemos que estas nuevas generaciones han nacido y vivido ante un mundo lleno de retos, grandes desafíos y cambios trascendentales. Son las generaciones que hoy tienen un celular con las últimas tendencias del mercado. También han sido marcados por cambios sociales, económicos y políticos en todos los aspectos de su vida. Están más preparados para el cambio, por lo que podemos decir que son personas resilientes.

Una de las características de estas generaciones, principalmente los millennials, es que puede recibir los cambios generados por las adversidades de forma positiva. Según la Encuesta de Deloitte Global (2020) —realizada en dos fases a los millennials y a la generación Z o centennials en más de 43 países entre noviembre de 2019 y abril y mayo de 2020— revela que estas generaciones se mantienen resilientes frente a la adversidad y buscan realizar cambios positivos en las comunidades. Es por esta razón que hemos observado cómo estas generaciones aprovecharon las oportunidades surgidas a raíz de la pandemia para desarrollar sus propias empresas, aumentar sus ventas por medio del Internet y utilizar las redes sociales para resurgir con sus ideas innovadoras y proyectos creativos que han sido de gran impacto en nuestra sociedad. Reseñaremos en este libro a una joven empresaria llamada Mia Isabella, quien a sus 11 años utilizó sus habilidades y destrezas para desarrollar su propio negocio de diseño de tarjetas para ocasiones especiales. También compartiremos la historia de un joven que desarrolló una empresa de grooming; otro niño que desarrolló una pequeña empresa agrícola de frutos menores; un niño artesano; y un joven llamado Edgardo Santiago que desarrolló una empresa para cubrir las necesidades existentes en los momentos de COVID-19. En el capítulo trece estaremos compartiendo algunas vivencias de estos niños y jóvenes que han sido reseñadas en periódicos y noticieros del país y otras, escritas por ellos mismos.

Esperamos que todos los temas que presentaremos a continuación en este libro puedan tener mucho valor añadido para continuar juntos nuestros procesos de Resiliencia: caminando hacia el éxito.

viernes, 19 de enero de 2024

Coloqueo 5ta temporada 2da parte

Coloqueo ICP 5ta temporada 2da parte
enero-mayo de 2024

Enlaces a los vídeos en Youtube de Coloqueos ICP, programa de difusión cultural, que se transmite a través del FB Live del Instituto de Cultura Puertorriqueña y se utiliza la plataforma Zoom. Para ver el listado y los vídeos de los Coloqueos anteriores visite los siguientes enlaces: Coloqueos 1-36 (36 episodios), Coloqueos 37-85 (49 episodios), Coloqueos 86-111 (26 episodios), Coloqueos 112-132 (21 episodios), Coloqueos 133-160 (28 episodios), Coloqueos 161-201 (41 episodios), Coloqueos 202-239 (38 episodios), Coloqueos 240-273(34 episodios), Coloqueos 274-311 (38 episodios), Coloqueos 312-347 (36 episodios). 


Coloqueo #367: Presentación de Los secretos de Belmont de Carlos Daniel. Modera: Ana Loreanne Colón (martes, 23 de abril). https://youtu.be/DFkaVgbYme4

Coloqueo #366: Presentación del Diccionario Taíno con Sebastián Robioou Lamarche (lunes, 22 de abril). https://youtu.be/vd8m8ezCoRI

Coloqueo #365: Entrevista a Rosalba Rolón de Pregones/PRTT (miércoles, 17 de abril). https://youtu.be/65NGjEckLSs

Coloqueo #364: 1ra Jornada de Historia del Arte en San Juan, siglo XX desde la Sede del ICP (13 de abril). Apertura, conferencia principal y 1ra mesa / Segunda mesa en la jornada de historia / Tercera mesa de la jornada

Coloqueo #363: Presentación del poemario "Llena blancos" de Taíra M. Barreto Canals, modera: Miriam Damaris Mardivino (martes, 9 de abril). https://youtu.be/XrJid5onPtE

Coloqueo #362: Festival de libros 100 x 35 con Jomar Maldonado (martes, 9 de abril). https://youtu.be/IEcwCOeQiek

Coloqueo #361: Presentación de Los Secretos de la Torre de Yarimar Marrero Rodríguez (jueves, 4 de abril). https://youtu.be/nCZCeHyiOpA

Coloqueo #360: Isla Negra Editores: 33 años de trayectoria literaria con Roberto Carlos Gómez Beras (martes, 2 de abril). https://youtu.be/Hbb1oBqGSto

Coloqueo #359: Anténor Firmin: un intelectual rescatado del olvido por Pablo L. Crespo Vargas (miércoles, 27 de marzo). https://youtu.be/kFq2O5zgw4Y

Coloqueo #358: Juan Bobo y la Sierpe, desde el imaginario del jíbaro puertorriqueño con Roberto Pérez Reyes (martes, 26 de marzo). https://youtu.be/x6hLBziw_Ng

Coloqueo #357:  Inventario de resistencia de los esclavos con Francisco Moscoso (jueves, 21 de marzo). https://youtu.be/QtKUfpfcNlk

Coloqueo #356: El universo literario de Germán William Cabassa Barber (martes, 12 de marzo). https://youtu.be/SXh6PIPNoBs

Coloqueo #355: Conversando sobre la obra teatral "Maniquí" junto a su elenco (martes, 5 de marzo). https://youtu.be/Y8vK5McVdu4

Coloqueo #354: Cómo investigar en los archivos españoles: Archivo General de la Administración con José Manuel Vázquez Ayala (jueves, 29 de febrero). https://youtu.be/6mrh0TmEnss

Coloqueo #353: Presentación del Catálogo de la Editorial 360 Grados con José E. Muratti Toro (martes, 20 de febrero). https://youtu.be/0oyZi1Z3Amw

Coloqueo #352: Exploración espacial y las ciencias de conservación con el Dr. Antonio Martínez Collazo (martes, 13 de febrero). https://youtu.be/WExlmy02g8w

Coloqueo #351: Presentación del libro "Violencia y criminalidad en la narrativa de Ana Lydia Vega" de Laura E. Crespo González (martes, 6 de febrero). https://youtu.be/58Zi1J9GRSo 

Coloqueo #350:  Presentación de la novela ¿Confías en mí? de Ana María Burgos (martes, 1 de febrero). https://youtu.be/uU_mGrKEarE

Coloqueo #349: Presentación del libro Resilencia: camino hacia el éxito de Migdalia Núñez Quiles (martes, 23 de enero). https://youtu.be/8qAMRXyVvlk

Coloqueo #348: Presentación del libro De carta en carta de Melissa Bird (jueves, 18 de enero). https://youtu.be/186CRZNA-8E 

lunes, 8 de enero de 2024

San Germán en Guayanilla, presentación como preámbulo a Campechada 2023

San Germán en Guayanilla, presentación como preámbulo a Campechada 2023
Pablo L. Crespo Vargas

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El pasado 12 de noviembre de 2023, como parte de las actividades en ruta a Campechada 2023 en San Germán del Instituto de Cultura Puertorriqueña, se presentó el libro San Germán en Guayanilla: asentamiento, instituciones y vida cotidiana 1556-1572 de los historiadores Dr. Lucas Mattei Rodríguez y Dr. José Aridio Taveras De León. El evento se realizó en el Museo de la Farmacia Domínguez “La Botica”, localizado en el casco urbano de San Germán como una colaboración entre el Círculo de Recreo de San Germán, la Academia de la Historia de San Germán y el Instituto de Cultura Puertorriqueña.

El saludo inicial fue realizado por el Dr. José Francis Lluch. El libro fue comentado por el Dr. Josué Caamaño, quien inició su exposición explicando al público cómo cada uno de los ocho capítulos se sustenta en sí mismo, siendo posible leerlos de manera independiente. Caamaño resumió y comentó los capítulos. Cabe destacar que dedicó tiempo a explicar algunos de los términos de la época y que hoy en día está en desuso. El prólogo de la obra fue escrito por el Dr. Otto Sievens Irizarry quien indica que: “El presente estudio es una aportación a la historiografía puertorriqueña. Los autores no dejan piedra por levantar al relatarnos con detalle la vida en la villa de Santa María de Guadianilla”.

El primer capítulo trabaja el marco geográfico del asentamiento. El capítulo II presenta y analiza la sociedad sangermeña de la época. El tercer capítulo atiende la gobernanza de la villa, las luchas de poder y los problemas de corrupción. El siguiente capítulo, el IV, es dedicado a los asuntos de la Real Hacienda y otros argumentos de carácter económico. El quinto capítulo describe los aspectos de la parroquia y de la iglesia de manera general, pero que afectaban a la zona. En este capítulo también se discuten las acciones del obispo Rodrigo de Bastidas sobre San Germán y la relación eclesiástica con Isla Margarita. El capítulo sexto es un ensayo relacionado a la historia de la salud teniendo como centro al Hospital de la Concepción. El séptimo capítulo nos presenta las vicisitudes que se vivían en la cotidianidad de San Germán. El último capítulo es dedicado a la defensa y los asuntos de carácter militar, culminando con el traslado de la villa a las Lomas de Santa Marta.

En fin, la obra es producto de un proyecto ambicioso que terminó presentando, y de manera muy acertada, una imagen de cómo era la vida en la villa de San Germán en Guayanilla. El escrito aporta al conocimiento sobre las particularidades diarias en el Puerto Rico alejado de la ciudad capital, en específico el Partido de San Germán.

Sobre los autores debemos mencionar varios puntos. Primeramente, José Aridio Taveras De León obtuvo su doctorado en historia del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe y esta es su tercera obra relacionada a la historia de San Germán. Segundo, Lucas Mattei Rodríguez obtuvo su doctorado en la Universidad de Valladolid y actualmente es catedrático de historia de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, recinto de Ponce y tiene varias publicaciones, en la que destaca La Sociedad Económica de Amigos del País de Puerto Rico: su historia natural

Nota editorial: Artículo original publicado el 15 de noviembre de 2023 en El Adoquín Times.

lunes, 1 de enero de 2024

La adoración del demonio según el Tribunal Inquisitorial de Cartagena de Indias, 1610-1655

La adoración del demonio según el Tribunal Inquisitorial de Cartagena de Indias, 1610-1655
Pablo L. Crespo Vargas

Simposio: Inquisición, hechicería e idolatría 

II Congreso Internacional de lo Mágico Religioso en los Andes:
Muerte, hechicería y evangelización, siglos XVI-XVIII
Universidad Nacional Federico Villarreal, Lima, Perú
9 de noviembre de 2019

Entrada al Palacio de la Inquisición en Cartagena de Indias
Foto de Bernard Gagnon, licencia de uso CC4.0
En Wikimedia Commons

Introducción

Según los estudios de Gustav Henningsen y Jaime Contreras (1986), la corte del Santo Oficio en Cartagena de Indias presentó una de las peculiaridades de mayor interés para el estudio de la demonología, la hechicería y la brujería, ya que este tribunal inquisitorial fue el que, de manera porcentual, demostró la mayor actividad de casos relacionados con estas conductas. El estudio estadístico trabajado por estos dos investigadores se basó en la revisión cuantitativa de los autos de fe del periodo de 1540 a 1700. En el caso de Cartagena de Indias, cuyo tribunal inició labores en 1610, se identificaron 264 casos relacionados a las creencias supersticiosas, que representan el 37.8% del total de procesados identificados, que fue de 699. A Cartagena de Indias le siguen los tribunales de Cerdeña (21.3%) y Canarias (15.0%). En el caso del Tribunal de Lima, este presentó un 10.1% de los casos. En número de causas, Cartagena de Indias fue el cuarto tribunal, luego de Sicilia (456), Valencia (337) y Zaragoza (327). El Tribunal de Lima procesó 119 individuos.

En nuestro trabajo vamos a presentar un análisis de las causas relacionadas a las presuntas adoraciones al demonio, por lo cual ampliamos el estudio de Henningsen y se incluyen otros causales que no necesariamente son sobre superstición, pero que presentan alguna relación con la creencia sobre el demonio. En total hemos identificado 180 procesos de fe donde se establece que hubo algún tipo de adoración o contacto con el diablo. El periodo de nuestro estudio fue de 1610 a 1655. La documentación primaria utilizada procede del Archivo Histórico Nacional de Madrid, Sección de la Inquisición, Libros 1008 a 1011 (correspondencia), 1020 a 1021 (relaciones de causas de fe) y el Legajo 1620 (causas de fe).

Metodológicamente hablando, hemos analizado la narrativa presentada en los autos de fe y utilizamos métodos cuantitativos que nos ayuden a establecer perfiles demográficos de la población. Ambas herramientas son base del análisis presentado, el cual nos lleva a explicar el fenómeno del demonismo en el Caribe hispano.

I
El demonismo y la demonología como fenómenos históricos han sido relegados a los estudios de la brujería; no obstante, podrían tener su propio sitial dentro de la investigación de las mentalidades, ya que ambas pueden ser estudiadas como expresiones que dirigen al ser humano a presentar actitudes y conductas palpables desde un punto de vista histórico. El demonismo lo podemos definir como una serie de creencias que se han desarrollado sobre la figura del demonio y otros seres maléficos. Su estudio se debe enmarcar en el contexto de ideas desarrolladas dentro de un mismo componente social (Oldridge, 2012, pp. 20-21; Russell, 1987, p. 21). Esto se debe a que la diversidad de los grupos y épocas estudiados no necesariamente facilitan la formación de una idea generalizada sobre qué es el demonio.

El demonismo no puede ser visto únicamente como un mito o como un cuento, producto de una población ignorante e imaginativa, tampoco como un instrumento de control social creado en la élite, ya que, como nos dice Robert Muchembled (2004, p. 10), la inexistencia del demonio no es causa para pensar que no es una figura histórica. Por otra parte, María Tausier y James S. Amelang (2004, pp. 15-31) nos indican que, si se toman como ciertas las declaraciones, muchas de ellas legales, de cientos de personas que alegan haber visto al demonio, se tendría que aceptar su existencia. Ahora bien, para un gran sector de la población occidental, donde predomina el cristianismo, el demonio es una figura real; no así dentro de otras creencias. Si observamos desde afuera la figura mitificada del demonio y utilizamos las características definidas por Mircea Eliade (1991, p. 13) podemos apreciar que el demonio es visto como un ser sobrenatural, ya que posee poderes que una persona común y corriente no tiene; a la vez que es considerado un ente de la cotidianidad religiosa, al igual que santos y patriarcas, pero con la diferencia de que sus poderes contienen rasgos maléficos.

De aquí pasamos a la concepción dualista cristiana para justificar la existencia del demonio. Para ello, estaremos utilizando dos teóricos. El primero es Julio Caro Baroja (1961) con su idea de “la concepción primaria del mundo”, la cual explica como el ser humano visualiza su cosmovisión utilizando el medio ambiente como ejemplo. Para este investigador son cuatro los factores esenciales: el cielo y la tierra (padre y madre), por un lado; el sol y la luna (luz y oscuridad), por el otro. En cada uno de ellos se pueden observar los elementos de dualidad. El segundo teórico es Bartolomé Escandell Bonet (1984) con el “paradigma mágico-religioso”, donde la esencia está en la lucha de dos fuerzas ocultas que son el bien y el mal.

Desde un punto de vista histórico-antropológico, toda religión ha desarrollado elementos mágicos como parte de sus dogmas. Cuando una religión o creencia en particular se oficializa como instrumento de control social de un grupo poblacional se promueve un cambio de visión donde los elementos mágicos son integrados como componentes de fe que son considerados reales. Cualquier visión contraria a la fe será visto como superstición o como una oposición al dogma, este último conocido como herejía.  

En el caso del Caribe hispano, las creencias sobre el demonismo se formaron dentro de un ambiente de diversidad y variaciones religiosas, proyectados por tres principales componentes: el cristianismo castellano y el animismo indígena y africano, estos dos últimos fragmentados en creencias regionales que no necesariamente eran iguales. Dado a que el cristianismo era la religión oficial, toda creencia, para subsistir, debía adaptarse al catolicismo. Por lo tanto, los diversos grupos, tanto locales como los provenientes de África, buscaron como integrar su cosmovisión dentro del cristianismo, creando una serie de particularidades regionales que van a definir su desarrollo y que caracteriza la zona caribeña.

La creencia al demonio provenía del ámbito religiosos castellano, ya que dentro de los grupos dominados (indígenas y africanos) no existía una personificación del mal con las características europeas. La visión religiosa amerindia y africana se enmarcaba en creencias animistas, donde existían una gran variedad de divinidades y donde los entes sobrenaturales tenían características humanas. En el proceso de evangelización, los misioneros cristianos promovieron la demonización de las creencias no cristianas. Esto estableció los parámetros para el desarrollo del sincretismo caribeño, el cual es uno que se presenta con una variedad inmensa de creencias: vudú, santería, palo, abakuá, entre otras.

Dentro del mundo cristiano, de manera general, los adoradores del demonio eran considerados brujos o brujas. La brujería era practicada en grupo y de manera rural. Para el estado español, los seguidores del demonio eran un grupo antisocial que realizaba prácticas contrarias a los dogmas establecidos. Algunas de estas prácticas eran el uso de la necromancia, la profanación de símbolos cristianos, los sacrificios humanos, las orgías, el canibalismo y la realización de maleficios. La hechicería también era relacionada a la adoración demoniaca, aunque en menor grado, dado a que la hechicera no necesariamente tenía pacto explícito con el demonio. La hechicería tenía unas características que la diferenciaban de la brujería, por lo cual sus acciones eran consideradas de menos gravedad. La hechicería era practicada, de forma general, de manera individual, en ambientes urbanos y se caracterizaba por utilizar su magia para tres servicios requeridos por la población: resolver los males de amor, encontrar las cosas o personas perdidas y para beneficio en los juegos de azar.

En Europa, la brujería y la hechicería fue perseguida y reprendida con gran fuerza; al punto que se estima que se ejecutaron a una 50,000 a 60,000 personas entre 1450 a 1750 (Levack, 1986; Lisón Tolosana, 1992; Behringer, 2008; Henningsen, 2010). En el mundo castellano se presentó una visión dual sobre este aspecto. Por un lado, las cortes seculares tendían a perseguir a la brujería y a la hechicería con el mismo vigor que en el resto de Europa. Por el otro lado, la Inquisición española como institución religiosa, pero al servicio de la monarquía, visualizaba estas prácticas como meras supersticiones que, mientras no representaran un peligro para el estado, no implicaban riesgos mayores. La cifra mayor de ejecuciones realizada por la Inquisición española en casos de supersticiones la presenta Pilar Huertas (2004) con 35 individuos. Este número representa un 10% del total de ejecuciones que se dieron por la misma causa en España y que según Henningsen (s.f.) rondaba las 300.

En el caso de Cartagena de Indias ninguno de los procesados por creencias supersticiosas fue enviado a la hoguera, aunque hubo dos acusadas que en sus causas se recomendaba que fueran entregadas al brazo secular para su ejecución. Ellas fueron Paula de Eguiluz (Legajo 1620) y Elena de Viloria (Libro 1020), ambas durante el periodo de 1633-1635. Eguiluz era una mulata nacida en Santo Domingo y procesada en tres ocasiones (1624 por hechicería, 1634 por brujería y 1635 por conspiración). A Eguiluz se le conoce por ser una famosa hechicera que era consultada hasta por el propio obispo de Cartagena de Indias y otras celebridades del gobierno colonial. Elena de Viloria era una partera negra, nacida en Nueva Granada y considerada capitana de brujas, que llevaba sobre 37 años participando en los aquelarres de su secta. Ambas representaban para los inquisidores mayores amenazas, por lo cual fueron sentenciadas a la hoguera. No obstante, toda pena de muerte debía ser consultada con el Tribunal Supremo Inquisitorial o la Suprema, quienes certificaban la misma. En ambos casos, la Suprema consideró que la hoguera era un castigo muy severo para personas que no representaban una amenaza al estado.

Debemos indicar que según los estudios dirigidos por Anna Splendiani (1997), Cartagena de Indias pudo haber sido uno de los tribunales inquisitoriales más renuentes a enviar a ejecución a sus reos ya que solo se conocen cinco casos sentenciados a la hoguera de un total de 850 procesos.

II
En el Tribunal de Cartagena de Indias, entre el periodo de 1610 a 1659, pudimos constatar al menos 180 procesos que de algún modo u otro mencionan al demonio o hacen alguna referencia a él. En esos 180 casos se procesaron a 167 individuos, 9 de ellos fueron juzgados en dos ocasiones y 2 vieron sentencia en tres distintos periodos. La edad de los procesados iba de 10 a 85 años. La edad promedio, de manera general, fue de 40.0 años. En los casos de hechicería fue de 40.9 años y en la de brujería de 38.5 años (dato que difieren de las características presentadas en Europa, donde la bruja es, usualmente, una mujer de edad avanzada). El año con mayor número de causas fue 1633 con 33 casos presentados. Del total de causas, 116 (64.4%) fueron a mujeres y 64 (35.6%) a hombres.

Los delitos imputados en las causas se dividen en hechicería con 86 individuos (30 hombres, 56 mujeres), brujería con 59 procesos (6 hombres, 53 mujeres), proposiciones heréticas con 8 varones, reniego a Dios con 8 individuos (4 hombres y 4 mujeres), blasfemia con 7 varones, judaizantes con 2 casos (1 hombre y 1 mujer), desacato y creencias protestantes con 2 varones cada uno, conspiración con 2 féminas y otros cuatro delitos con 1 varón cada uno: irrespeto, solicitación, título falso y criminal.

La composición racial de los procesados fue de 58 negros (16 hombres, 42 mujeres), 55 blancos (34 hombres, 21 mujeres), 44 mulatos (7 hombres, 37 mujeres), 8 mestizos (4, hombres, 4 mujeres), 2 zambos (ambas mujeres) y 14 personas sin identificar (3 hombres y 10 mujeres). Si examinamos los casos de hechicería y brujería, por su mayor relación a la demonología, podemos palpar las diferencias entre ambas conductas. Por el lado de la hechicería, el componente racial dominante fue el blanco con 33 acusados, le sigue el mulato con 25 individuos, el negro con 14 personas, el mestizo con 1 reo y sin identificar 13 individuos. En el caso de la brujería, predomina la raza negra con 35 individuos, le siguen los mulatos con 18 personas, mestizos con 4 reos, zambo y blanco, cada uno, con 1 individuo.

III
El Caribe, desde el mismo momento que inició la conquista y colonización, pasó por un proceso de evangelización que fue forzoso e ineficiente. El interés primario era la obtención de riquezas y no la salvación de las almas de los indios o de los africanos. A esto se le suma que la sociedad que se formó en el Caribe era una creyente en las supersticiones, donde se promovía, por medios alternos, el afecto religioso que la iglesia no proveía. Es por ello, que el oficio de hechicera y curandero prosperó de manera rápida. Los centros urbanos estaban llenos de ellos. Ciudades como Cartagena de Indias y La Habana eran lugares de mucho movimiento comercial y propensos al desarrollo de una economía basada en las prácticas mágicas. Eran muchos los que querían conocer su suerte de antemano, encontrar personas que por los vaivenes de la vida desaparecían y nunca faltaban los que procuraban remedios para el mal de amores.

Por lo examinado en los casos, se puede encontrar que muchas hechiceras se cuidaban de no aparentar pacto con el demonio, ya que esta condición era un agravante que era usado en su contra. De hecho, se ven casos como el de Jusefa Ruiz (Libro 1020) que en 1620 es acusada por brujería, pero que, durante el proceso, la causal fue disminuida a un delito de hechicería. En este caso en específico, a la acusada se le atribuía el desenterrar niños muertos para ser entregados al demonio, vuelos nocturnos y el poder de transformarse en un ratón. Muchas acusadas indicaban que fueron engañadas por el demonio y que estaban arrepentidas, esto era suficiente para que el tribunal pasara penas de poca severidad con ellas. De hecho, el fin de la inquisición era que los acusados se arrepintiesen; y más, cuando sus delitos no representaban una amenaza en contra del estado.  

Aunque dentro de la hechicería, el culto al demonio es mucho más reducido, podemos encontrar manifestaciones de este. Demonios como el diablo Cojuelo eran invocados frecuentemente. En España, el diablo Cojuelo era una versión satirizada del demonio, un ser que podía ser engañado, manipulado por los hombres (Delpech, 2004). En la tradición caribeña, el diablo Cojuelo era visto de manera distinta, un ser que traía sabiduría y que ayudaba a los practicantes de la magia. No obstante, se seguía la tradicional forma de llamar al principal de los demonios como Lucifer o Satanás, aunque en algunos casos solo se habla del demonio o del diablo como si su nombre no pudiera ser nombrado.

Veamos otros ejemplos de la demonología en los casos de hechicería. Mateo Arará (Libro 1021) en 1652, un esclavo negro, que hacía el oficio de curandero, utilizaba con mucha frecuencia el nombre del demonio en sus rezos. Otro curandero y chamán africano, Francisco Mandingo (Libro 1021), aunque, en 1640, indicó que sus poderes medicinales provenían de Dios, los inquisidores establecieron que él había sido engañado por el demonio. A esto añadimos los casos donde los inquisidores acusan a personas de tener criaturas que son consideradas como engendros del diablo. Uno de ellos fue el de María Crespa (Libro 1020), procesada en 1635, por tener comunicación con un demonio africano, por realizar vuelos nocturnos y por hablar con un moscón de dimensiones no usuales que dejaba sucia su casa todas las noches. Otro caso fue el de la criolla Juana Sandoval (Libro 1021), quien fue procesada en 1633 y tenía de mascota a una cucaracha gigantesca. En otros casos, como el del castellano Miguel Fernández (Libro 1020), se acusó en 1610 de invocar a los demonios para poder realizar daño a otras personas. Según los testigos, cuando Fernández invocó a los demonios un pájaro de gran tamaño se le posó al lado.

IV
En el caribe hispano del siglo XVII se pueden identificar una serie de sectas de adoradores del demonio, cada una con una peculiaridad única, producto de las características regionales que influyeron dentro de cada grupo y a la que se adaptaban los supuestos adoradores del demonio.

En el 1614, la Inquisición apresó a un mestizo, llamado Luis Andrea (Libro 1020), quien tenía una secta de adoración demoniaca en un pueblo de indios llamado Granada. Los inquisidores no arrestaron a ningún nativo. La razón era que estos no podían ser juzgados por la institución, para ello estaban los corregidores. Sin embargo, el culto de Luis de Andrea resultó ser toda una falsa, donde los indios fueron engañados y manipulados por este chamán, que respondía a un grupo de peninsulares que se hacían pasar por demonios para recibir tributos de adoración en cada solsticio. Entre las ofrendas que daban los indios se encontraban joyas y hojas de tabaco. Lo curiosos en este caso fue que ningún europeo fue procesado. El demonio principal de esta adoración era llamado Buciriaco, nombre que posiblemente tiene un origen indígena. Sin embargo, cuando es descrito en las actas se presenta como un ser que cabarga, lleva lanza y tiene botas. Algunos testigos, escucharon a Luis Andrea llamarle licenciado.

En Cuba, en 1622, se da otra secta, cuyo líder era un señor blanco mayor (Libro 1020), que se vestía con jubón, medias y zapatos. Este individuo, que es descrito por la mulata esclava Luisa Sánchez, bailaba en una tarima que era movida en un carruaje por un grupo de esclavos negros y que era seguida por una procesión de 12 mujeres. De la misma forma que pasó en otras ocasiones, el líder blanco no fue juzgado. Al igual que en Cuba, en Cartagena de Indias (Libro 1020) algunos adoradores de Lucifer desarrollaron un culto muy parecido al que se daba en Europa, quizás porque su demonio era un europeo que aprovechaba la falta de una educación religiosa oficial efectiva. En este caso, el supuesto Lucifer consumía en sus banquetes carne de carnero, gallina o pato, que era acompañado con pan de castilla. Sus seguidores consumían carne humana. 

Sobre la antropofagia o el canibalismo debemos indicar que también se presentan casos de sectas en La Habana, Pácora (Panamá) y en Zaragoza (Nueva Granada). En el caso de La Habana, en 1628, se acusó a Antón Carabalí (Libro 1020), que junto a un demonio llamado Pablillo (un ser cuya parte superior era humana, la inferior era felino), asesinó a ciento dos personas, todas para ser llevadas a la junta para su consumo. En la secta de Pácora se trabaja, entre varios casos, el de la negra liberta Isabel Hernández (Libro 1020), quien en su primer encargo llevó un cuerpo de una niña, por lo cual fue amonestada ya que su líder hacía hincapié en la necesidad de que los cuerpos a consumirse fueran de adultos, ya que así se garantizaba una mayor cantidad de carne para el festín. Luego de esto, Isabel Hernández confesó haber llevado 15 cuerpos de adultos. Varios testigos la vieron volar hacia sus víctimas, las cuales usualmente eran atacadas mientras dormían. El caso de Isabel Hernández fue realizado el mismo año que el de Antón Carabalí.

En el 1620, una secta fue descubierta en las minas de oro y plata de Zaragoza (Libro 1020). En ella se realizaban juntas nocturnas que iniciaban el viernes y culminaban el martes. La ceremonia comenzaba besando en la mano y en el trasero al demonio. Continuaba con un banquete, se bailaba y se embriagaban hasta media noche, algunos se transformaban en diversos animales y la celebración culminaba con una orgía. También salían a volar, en grupos de veinte, por los campos en búsqueda de niños y jóvenes que eran asesinados, destruían sembradíos y causaban todo tipo de daños. Los procesos iniciaron con cinco individuos, aunque se estimaba que la secta estaba formada por sobre ciento cincuenta personas. El problema para las autoridades era que en la zona había sobre dos mil esclavos que podían unirse a este grupo. Luego de consultada la situación con las autoridades en Madrid, se decidió que los inquisidores debían, utilizando las autoridades seculares y eclesiásticas, desarrollar un proceso de cristianización dentro de la población esclava sin que esto afectara la producción minera. Cuatro de los procesados fueron reconciliados, el quinto recibió una sentencia suspendida porque pasó el tormento y no se siguió con el proceso (Libro 1009). Tal como ya hemos mencionado, el interés de los europeos era obtener la mayor cantidad de riquezas sin importar el costo; por ello, los consejeros de la Corona preferían atender la situación por medio de la evangelización sin que esto afectara la producción minera de la zona. En otras palabras, la producción minera era de mayor importancia que el peligro que representaba el culto demoniaco en la zona. Este caso presenta otro elemento que se ha visto en los estudios históricos sobre brujería en algunos lugares de Europa, la supuesta existencia de seguidores de la brujería blanca, los cuales se enfrentaban en contra de los adoradores del demonio y que mantenían un culto agrario ancestral (Ginzburg, 1992).

V
Algunos de los procesados describieron de alguna forma su encuentro con el demonio. El mulato Diego López (Libro 1020), en 1634, cirujano de profesión, afirmó que al visitar por primera vez una junta de adoradores del demonio lo llevaron ante “un trono negro muy suntuoso y en él, Lucifer, muy feo y abominable”. El esclavo angoleño, Sebastián Botafongo (Libro 1020), acusado en 1635, describe al demonio en figura de cabro gigante y que estaba rodeado de otros demonios en forma de “soldados de hábitos largos”. La negra Potenciada de Abreu (Libro 1020), también de 1635, indica que se postró frente al diablo y que este tenía la cara cubierta de harina. La criolla Ana Rodríguez de Villena (Libro 1021), en 1641, vio al demonio en forma de pájaro gigante, en otras ocasiones se le presentaba como un hombre. La negra Bárbara Gómez (Libro 1020), acusada en 1633, vio al demonio transformarse de hombre a macho cabrío. Otra negra, Leonor Zape (Libro 1020), en 1622, afirmó haber visto al demonio volar junto a un grupo de 20 seguidores llevando langostas con la intención de que estas devoraran los cultivos. Leonor confesó haber asesinado a cinco personas como parte de sus rituales en la secta.

Como si esto fuera poco, el diablo le otorgaba a cada seguidor un demonio para que este le acompañara tal como hemos visto. Algunos de los nombres de estos demonios, no mencionados con anterioridad, eran Caifás, Diego Folupo, Chochuelo, Volador, Nassao, Buenosdías, Quita, Tongo, Cerbatán, Venacá, Gallo, Ñaga, Cañado, Isaleco, Zambapalo, Tumaque, Yerbabuena, Solimán, Tararira, Escudero, Mahoma y Barrabás. Algunos de estos nombres fueron atribuidos según las características que presentaban estos seres. Otros provienen de personajes que, dentro de la mentalidad de la época, eran considerados perseguidores del cristianismo.

VI
La creencia que se tenía sobre el demonio en el Caribe hispano durante el periodo estudiado nos demuestra una visión moldeada según las características del demonismo en Europa que, a su vez, tiene matices regionales y sincretizados desde las creencias originarias en los distintos grupos afectados. En los grupos marginados, la adoración al demonio fue vista como una forma de resistencia hacia el grupo dominante. El demonio era enemigo de la cristiandad, del poder eclesiásticos y de las autoridades civiles. Para la mayoría de los cristianos, el diablo era la representación contraria a todo el orden establecido, un ser malvado que debía ser rechazado. Para el marginado, representaba la rebelión, el deseo de combatir los abusos y de tener la oportunidad de derrotar al opresor.  

A todo esto, el demonismo, al menos para la inquisición, no era una conducta tratada como una amenaza mayor; es por ello, que las condenas establecidas no pasaban de los destierros, los azotes en la plaza pública, las reclusiones en los hospitales públicos para que atendieran a los enfermos y en los monasterios para que fueran catequizados.

Entendemos que los juicios a Paula de Eguiluz y a Elena de Viloria, ambas condenadas a muerte entre 1633 a 1635, fortalecieron la actitud ya desarrollada por la Suprema de ver el demonismo como una creencia supersticiosa y sin sentido, la cual no representaba una amenaza al poder estatal. Actitud que ya había comenzado a aflorar desde los juicios de brujas en Zugarramurdi (País Vasco) entre 1609 y 1614, donde el inquisidor Alonso de Salazar Frías demostró que la caza de brujas era producto de una histeria colectiva imaginaria, fuera de toda razón lógica (Henningsen, 1983).

En los procesos en Cartagena de Indias podemos notar claramente el prejuicio y el racismo en contra de los grupos marginados, específicamente la población negra, los cuales eran mayoritariamente procesados por brujería. También se ve la ineficiencia de la inquisición de poder procesar a una gran cantidad de estafadores que se hacían pasar por demonios o seres sobrenaturales para poder recibir tributo de indios o africanos. Por último, debemos notar que la hechicería, la curandería, la partería, entre otras actividades relacionadas con lo que podemos llamar las artes mágicas fue vista como una forma de vida desarrollada en un ambiente donde no existía un esfuerzo real del estado o la iglesia por mitigar las necesidades o curiosidades religiosas de la población.

 

Bibliografía

Archivo Histórico Nacional, Sección de la Inquisición, Tribunal de Cartagena de Indias

     Libro 1008: Libro primero de cartas, 1610-1618

     Libro 1009: Libro segundo de cartas, 1619-1624

     Libro 1010: Libro tercero de cartas, 1625-1630

     Libro 1011: Libro cuarto de cartas, 1631-1638

     Libro 1020: Libro primero de relaciones de causas de fe, 1614-1637

     Libro 1021: Libro segundo de relaciones de causas de fe, 1638-1655

     Legajo 1620, expedientes 1 y 10

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