sábado, 15 de abril de 2017

Cuentos de un chusco lajeño: Un viaje por la prosa de Ramón Alameda

Cuentos de un chusco lajeño, un viaje por la prosa de Ramón Alameda
Félix M. Cruz Jusino

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Cuentos de un chusco lajeño, volumen I, es la nueva publicación que concibe el genial cuentista y poeta Ramón Alameda. El autor demuestra una vez más dominio pleno del vernáculo, su profundo conocimiento de la psiquis humana y gran profundidad de sus emociones.

El libro es un compendio de treinta cuentos y veintisiete microrelatos donde la palabra fluye mágicamente del tintero de Alameda. Las imágenes son poderosas y los actos creíbles. Cada narración oculta sigilosa un deseo solapado del autor, sea este real o fantasioso.

La temática de los “ramoneos”, como hemos bautizado los cuentos de Alameda, gira entorno a los grandes cuestionamientos de la existencia misma: la vida, la muerte, los valores ético-morales y la templanza. Los cuentos están henchidos de moralejas, que nos hacen cuestionar nuestras acciones. El autor maneja magistralmente los entuertos de la existencia que conducen al ser humano a su glorificación o a la perdición.

Los relatos son emotivos, sin caer en la novelesca, pero los hechos narrados harían la tarde de muchas personas consagradas a los culebrones televisivos. Las narraciones son tan reales que los hechos podrían ser verídicos.

El autor utiliza su entorno, Lajas, como escenario principal para la narrativa. Empero juega con el espacio y el tiempo citando otros pueblos del país, proyectándose a los Estados Unidos y recreando eventos sangrientos de la Guerra de Vietnam para enriquecer la lectura.

Alameda conoce el cuento y domina sus técnicas. El ritmo de la narrativa es grácil. Vamos desde una introducción que nos compenetra en la problemática hasta alcanzar un nudo para sumergirnos en un desenlace que nos deja con deseos de indagar más…

El amor, la infidelidad y la muerte aparentan ser los temas favoritos de Alameda. Destacan en cuentos como El muerto vivo, Cazador Cazado, Eternamente Juntos, Cuchuco, El milagro de Salomé, entre otros. La infidelidad siempre está acompañada por la tragedia, la muerte o la humillación del hombre. La honestidad fascina a Alameda, tanto desde el punto de vista positivo como del negativo, así lo proyecta en la Recompensa donde dos hermanas se debaten entre quedarse o devolver un maletín con un millón de dólares.

La temática de la iglesia, el robo, la violación, la hipocresía, la traición y la falta de compromiso en las organizaciones despuntan en los microrelatos. En esta sección, Alameda profundiza en la relación intrínseca que existe entre el individuo y la sociedad. Los “microramoneos” son un desfile por la vida diaria, cosas de barrio, sin olvidarnos del gran tema de Alameda, la muerte.

Alameda impregna a cada narración con vida propia. Las temáticas despuntan a lo largo y ancho del compendio literario, pero cada cuento es un mundo, con tramas, personajes únicos y desenlaces inesperados como lo hace en el cuento Siempre regresa.

Ramón escribe para todos. Juega con el léxico y las imágenes del lenguaje. La prosa es una extensión de su verso. Los cuentos vibran con ritmo caribeño, danzan en sala de alta alcurnia, huelen a cotilleo de barrio y degustan a néctar de los dioses.

El poder de la palabra de Alameda no debe sorprendernos. El escritor lajeño ha conquistado preseas en prosa y verso en su natal Lajas y en la República Dominicana. El cuento Cazador cazado obtuvo el Segundo Premio en los Juegos Florales celebrado por el Centro Cultural Anastasio Ruiz Irizarry en el 2012. En ese mismo certamen obtuvo el Primer Premio en Poesía. En el año 2014 obtuvo el Primer Premio con el microrelato Traición en la República Dominicana. En el 2016 obtuvo el Primer Premio en Poesía y el Primer Premio en Cuento en Los Juegos Florales del Centro Cultural de Lajas celebrados en memoria de la gestora cultural y educadora Sarita Sepúlveda.

Los “ramoneos” son una delicia literaria que aprisiona tu gnosis y encadena tu espíritu obligándote a continuar la lectura hasta la última narración. Nunca quedas saciado ante la mágica prosa. Es más, ya me pregunto que más oculta Alameda en su tintero.