miércoles, 22 de junio de 2016

Casos históricos de elecciones presidenciales y proceso electoral



Casos históricos de elecciones presidenciales y proceso electoral
Por Edwin A. Fragoso Rivera, Ph. D.


Históricamente hubo cuatro casos en los que un candidato no ha ganado las elecciones populares y se ha convertido en presidente electo. Se verán a continuación.

Las elecciones presidenciales de 1824 fueron disputadas por cinco candidatos: John Quincy Adams, John C. Calhoun, William Crawford, Henry Clay y Andrew Jackson. Este último obtuvo la mayoría de votos populares, pero no la cantidad de votos electorales necesaria, por lo que la Cámara de Representantes tuvo que decidir entre los tres candidatos con más votos: Jackson, Adams y Crawford. Adams resultó electo con el apoyo de Henry Clay, entonces Presidente de la Cámara.[1]

En 1876 el total de votos electorales era de 369, por lo que era necesario obtener 185 para ganar. El candidato republicano, Rutherford B. Hayes, logró obtener 4.036.298 votos populares y 185 votos electorales para ganar la presidencia. Su adversario, el demócrata Samuel J. Tilden ganó el voto popular con 4.300.590 votos, pero sólo alcanzó los 164 votos electorales.[2]

En 1888, el total de votos electorales era de 401, por lo que era necesario obtener 201 para ganar. El candidato republicano, Benjamin Harrison, consiguió 5.439.853 votos populares y 233 votos electorales. Harrison se convirtió en presidente. Su adversario, el demócrata Grover Cleveland, se llevó el voto popular con 5.540.309 sufragios, pero sólo obtuvo 168 votos electorales.[3]

En 2000, el total de votos electorales era de 538, por tanto, era necesario obtener 270 para ganar. El candidato republicano, George W. Bush, alcanzó los 50.456.002 votos populares y 271 votos electorales, suficientes para ganar la presidencia. El demócrata, Al Gore, obtuvo el favor popular, 50.999.897 votos, pero obtuvo sólo 266 votos electorales.[4] En estas elecciones, la disputa se centró en el estado de Florida. En la misma jornada de los comicios, Al Gore se adjudicó los votos electorales de dicho estado. Este hecho fue inmediatamente cuestionado por el gobernador de Florida, Jeb Bush, el hermano del candidato republicano. Por mera coincidencia, todos los casos que se han dado en la historia electoral estadounidense, se han resuelto a favor de los republicanos. El bipartidismo es uno de los rasgos más característicos de la vida política estadounidense.

Desde 1860 la política electoral de Estados Unidos ha estado dominada por dos partidos: Demócrata y Republicano Nacional, quienes han creado diversas reglas electorales que imposibilitan el crecimiento de otro partido, mediante la creación de trámites difíciles y costosos. Este fenómeno lo encontramos también en Puerto Rico con la nueva, Ley Electoral del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, Ley Núm. 78 del 1 de junio de 2011, según enmendada. La misma limita la creación de alianzas de partidos o movimientos políticos y pone “trabas” al surgimiento de nuevas organizaciones sobre todo cuando se trata del llamado fondo electoral.[5]

Otro factor fundamental es el sistema utilizado, tanto para las elecciones del Congreso, como de la presidencia, de todo para el ganador. Es decir, se trata de un procedimiento electoral donde cada estado cuenta, de acuerdo con su población, con un número determinado de “votos electorales”. De esta forma, en los comicios el triunfador se lleva la totalidad de estos votos electorales, sin importar el número de sufragios que obtuvo el segundo lugar, quien no recibe ningún voto electoral.

Caucus y Primarias

En la competencia hacia la presidencia, la primera parte del proceso consiste en definir al candidato de cada partido. Esto se realiza a través de elecciones internas de cada organización, donde se elige a su aspirante, mediante el voto de militantes registrados y del electorado en general. En Estados Unidos, los comicios o “caucus”, asambleas partidistas, y las elecciones primarias de los partidos son esenciales para seleccionar a los candidatos a la Presidencia. El propósito del sistema de comicios es dar a conocer, por medio de la selección de delegados, a cuál de los candidatos a la presidencia prefieren los miembros del partido en cada estado.

Los llamados “caucus” se realizan de manera indirecta, al igual que las elecciones estadounidenses, pues sólo se elige a delegados, que a su vez votan por un determinado candidato. Existen dos tipos de “caucus”: abiertos y cerrados. En los primeros puede participar ciudadano; en los segundos, sólo los simpatizantes registrados de un partido. Las elecciones primarias cumplen una función similar, pero son contiendas electorales directas que se realizan para escoger al candidato de un partido político a un cargo público en particular. El candidato que tenga el mayor número de delegados en las convenciones partidistas obtiene la nominación.

El Súper Martes

A lo largo de los meses, entre enero y febrero, de cada año electoral, los estados de la república federal realizan sus elecciones en primarias y/o caucus de acuerdo a su calendario electoral. Se considera a estos eventos iniciales el comienzo oficial de la campaña, y sus resultados darán el llamado de las elecciones internas y las asambleas partidistas que se sucederán, estado por estado y por territorios, hasta principios de junio. Sin embargo, la jornada electoral clave durante todo el proceso es el denominado “Súper martes”, día en que se realizan las elecciones que podemos llamar primaristas en los estados más representativos de los Estados Unidos.[6] La importancia del llamado “Súper martes” radica en que estos estados son los que en su conjunto cuentan con más delegados a las convenciones nacionales y, por lo tanto, los que más peso tienen a la hora de la votación final. El “Súper martes” es lo más parecido a una “elección primaria nacional” en Estados Unidos.

Las Convenciones Nacionales

Los resultados de las elecciones internas y las asambleas partidistas reducen gradualmente el número de aspirantes, a medida que algunos contendientes se retiran, y determinan cuántos delegados se comprometerán con cada aspirante. Los delegados se reúnen en la Convención Nacional de su partido, la cual se realiza en los meses del verano, y en la que se efectúa la selección final de los candidatos a presidente y vicepresidente, y se fijan sus posiciones políticas o "plataformas". Las convenciones nacionales reúnen a los delegados electos mediante los “caucus” o en las primarias. Su objetivo es formalizar la nominación del candidato presidencial y representan la principal fiesta de los partidos políticos. Sin embargo, su peso específico es más mediático que político, pues para cuando se realizan las convenciones, el candidato está prácticamente elegido.[7]

En el año 2004, por ejemplo, la Convención Nacional Demócrata se llevó a cabo en Boston, Massachussets del 26 al 29 de julio. En este evento, John Kerry y John Edwards fueron ratificados como candidatos a la presidencia y vicepresidencia respectivamente. La Convención Nacional Republicana se realizó en Nueva York del 30 de agosto al 2 de septiembre. Ahí fueron formalizadas las candidaturas de George W. Bush y Dick Cheney, quienes buscaban reelegirse en los cargos de presidente y vicepresidente.[8]

Las Elecciones

Luego de las convenciones nacionales de cada partido, inicia la verdadera campaña electoral, un periodo en el que los mítines de los candidatos se multiplican, los actos electorales buscan sumar simpatías entre los electores y se realizan los debates electorales. Estos debates son controlados por la Comisión Electoral Federal y enfrentan a los candidatos, demócrata y republicano, y sus argumentos. Estos encuentros son televisados y generalmente uno o varios periodistas realizan preguntas.

No hay un número de debates previamente establecido, pero normalmente no son más de tres. Esta etapa de la campaña es más breve y corre entre los meses de septiembre y octubre.

Tomado como ejemplo nuevamente la campaña electoral del 2004 se realizaron tres debates entre Bush y Kerry. El 30 de septiembre, en Miami, Florida; el 8 de octubre, en St. Louis Missouri y el 13 de octubre en Tempe, Arizona. En cuanto a los candidatos a la vicepresidencia, éstos se enfrentaron en un debate el 5 de octubre de 2004 en Cleveland, Ohio.[9] De acuerdo a las leyes electorales de los Estados Unidos, el día de las elecciones presidenciales es el primer martes de noviembre cada cuatro años.

El Colegio Electoral

La Constitución de Estados Unidos establece la forma cómo se eligen al presidente y vicepresidente. El voto popular no determina al ganador, sino que cada estado escoge, por elección popular, un grupo de electores igual al número total de miembros que lo representa en el Congreso. Los electores de los 50 estados y el Distrito de Columbia, un total de 535 personas, constituyen lo que se conoce como el llamado Colegio Electoral. El candidato que haya recibido el mayor número de votos populares en cada estado se lleva la totalidad de electores del colegio. Para salir electo, un candidato a la presidencia debe obtener la mayoría absoluta de los votos electorales, unos 270 aproximados. Si ninguno de los candidatos obtiene la mayoría, la Cámara de Representantes deberá elegir al presidente entre los tres aspirantes con mayor cantidad de voto.[10] En ese caso, a cada estado y al Distrito de Columbia se les asigna un sólo voto y nuevamente es necesario que uno de los candidatos obtenga la mayoría para ser elegido.

Aunque el voto para elegir presidente en Estados Unidos es secreto, no lo es cuando se trata de la mayor parte del Colegio Electoral. Cuando los electores se reúnen en las legislaturas de sus respectivas capitales de sus estados en el mes de diciembre del año de las elecciones presidenciales, todo se lleva a cabo en público. Hay excepciones en siete de los cincuenta estados, donde el voto de los electores es secreto.[11] Los votos los certifican las autoridades electorales y se envían a Washington D.C., en ese momento, el candidato se convierte oficialmente en el ganador y en el presidente electo. El nuevo presidente asume el cargo al mediodía del 20 de enero, poniendo fin a un proceso electoral que comenzó más de un año antes.



Bibliografía:
Baker, Paul R. y William H. Hall, Nueva historia de los Estados Unidos, Minerva Books, LTD, Nueva Cork, 1986

Degler, Carl y otros, Historia de los Estados Unidos: La experiencia democrática. Editorial Limusa SA, México, 1990

De León, Alfredo y Nohra Angélica Barrero, El Mundo: transformaciones modernas y contemporáneas, Editorial Panamericana, Inc., Río Piedras, Puerto Rico, 2003

Smith, Carlos J. Estructuras y procesos del sistema político de los Estados Unidos de América, Editorial Corripio, C., Santo Domingo, República Dominicana, 1984

Velázquez Barreto, Norberto, El Imperio del Calibán, Blog, artículo: Breve Historia de los partidos políticos en los Estados Unidos, 2012. www.Norbertobarreto.Wordpress.com,



[1] Baker, Paul R. y William H. Hall, Nueva historia de los Estados Unidos, Minerva Books, LTD, Nueva Cork, 1986, pp.104-105
[2] Velázquez Barreto, Norberto, op. cit., pp. 117-118
[3] Ibid
[4] Ibid., p.120
[5] Ver, Ley Electoral del Estado Libre Asociado de Puerto Rico”  Ley Núm. 78 de 1 de Junio de 2011, según enmendada en Lexjurix.com  
[6] Ibid., p.121
[7] Ibid
[8] Loc cit.
[9] Baker, Paul R. y William H. Hall, op. cit. pp.109-112
[10] Smith, Carlos J., op. cit., pp. 135-136
[11] En las fuentes consultadas no especifican cuáles son esos siete. 

martes, 14 de junio de 2016

Historia de los partidos políticos estadounidenses



Historia de los partidos políticos estadounidenses
Por Edwin A. Fragoso Rivera, Ph. D.
Libertos ejerciendo su derecho al voto en Nueva Orleans, 1867. Grabado del siglo XIX que es parte de la colección digital de la Biblioteca Pública de Nueva York.

Históricamente la historia política de los Estados Unidos ha estado caracterizada por la presencia dominante de dos partidos políticos principales. El nombre y la orientación política de estos dos partidos dominantes han variado a lo largo de la historia. El bipartidismo nace en los primeros años después de la independencia de dicha nación bajo la influencia de los eventos asociados a la Revolución Francesa.[1] La crisis internacional provocada por los acontecimientos en Europa atrapó a los Estados Unidos entre las dos principales naciones en lucha: Francia e Inglaterra. La joven república se vio amenazada por un conflicto del que no era responsable ni podía controlar.

En este contexto, la lucha entre dos bandos políticos provocó el surgimiento de los primeros partidos políticos de los Estados Unidos: el Partido Federalista y el Partido Republicano.[2]

Los federalistas estaban liderados por Alexander Hamilton y se identificaban con los intereses de la regiones más urbana y comercial del país, el noreste. Proponían el desarrollo de los Estados Unidos como un país manufacturero y comercial, por lo que defendían la creación de un banco nacional, el pago de la deuda nacional y el cobro de aranceles a los productos importados. A nivel internacional, los federalistas veían con precaución los eventos de la Revolución Francesa y no escondían sus simpatías por Inglaterra.[3]

Por otro lado, los republicanos estaban liderados por Thomas Jefferson y representaron los intereses del sur esclavista y agrario. Favorecían el desarrollo de una economía agrícola de pequeños propietarios y se oponían a los aranceles y a la creación de un banco nacional porque creían que afectarían los intereses de los ciudadanos comunes. A nivel internacional, Thomas Jefferson y sus seguidores simpatizaban con la Francia revolucionaria y manifestaban una actitud claramente anti-inglesa. Estos dos partidos se enfrentaron por primera vez en las elecciones de 1796.[4] Los federalistas resultaron victoriosos, ganando la mayoría en el Congreso, eligiendo a John Adams como el segundo presidente de los Estados Unidos. Se mantuvo una política pro-inglesa, provocando serios problemas con Francia. Luego en las elecciones de 1800 resultó electo presidente Thomas Jefferson, marcando el inicio de un dominio político republicano sobre el gobierno federal y el inicio de la expansión territorial hacia el oeste en 1804, acción que continuaría hasta el 1853.[5]

Ambos partidos sostuvieron una dura lucha hasta que la Guerra de 1812 provocó el final del Partido Federalista. Los fracasos sufridos por las fuerzas estadounidenses en esta guerra, unida al costo económico del conflicto, provocaron críticas y una oposición, especialmente, donde los federalistas eran más poderosos: los estados de la zona de Nueva Inglaterra, al noreste del país.[6] Dado que eran la principal fuerza política de la región, los federalistas lideraron la oposición a la guerra. En diciembre de 1814, un grupo de delegados de los estados de Nueva Inglaterra se reunieron en la ciudad de Hartford, Connecticut, para discutir las quejas contra la guerra y el gobierno del entonces presidente James Madison.

Como parte de los debates de la convención se discutió la posibilidad de la separación y formar un nuevo país. Aunque los seguidores de esta idea eran una minoría, la euforia nacionalista provocada por la victoria de Andrew Jackson en la batalla de Nueva Orleans en 1814, hizo que los participantes de la Convención de Hartford fueron considerados unos traidores, lo que condenó a muerte al Partido Federalista.[7] La crisis y eventual desaparición del Partido Federalista llevó a los republicanos a dominar el escenario político nacional hasta 1824.

Ese año las elecciones presidenciales fueron disputadas por cinco candidatos: John Quincy Adams, John C. Calhoun, William Crawford, Henry Clay y Andrew Jackson. Este último obtuvo la mayoría de votos populares, pero no la cantidad de votos electorales necesaria, por lo que la Cámara de Representantes tuvo que decidir entre los tres candidatos con más votos: Jackson, Adams y Crawford. John Q. Adams resultó electo con el apoyo del congresista Henry Clay, entonces Presidente de la Cámara, provocando las críticas de Jackson, quien fundó un nuevo partido político, el Demócrata.[8]

En 1828 Andrew Jackson ganó las elecciones convirtiéndose en séptimo presidente de los Estados Unidos. El estilo personalista y enérgico de Jackson provocaron duras críticas entre sus opositores, que le acusaron de ser un dictador. En 1834, un grupo de legisladores se unieron para oponerse Jackson. Éstos se autodenominaron como los “whigs”, en alusión a los británicos que se opusieron a las arbitrariedades del rey Jorge III durante el periodo revolucionario.[9] Los llamados whigs alegaban que ellos se enfrentaban a un presidente que se comportaba como un rey tiránico y abusivo. Liderados por John Calhoun, Henry Clay y Daniel Webster, los whigs se convirtieron en una fuerza política coherente y organizada que defendía que el gobierno estuviese controlado por personas capaces. En otras palabras, los whigs defendían un estilo político basado en el talento: que los “mejores” gobernaran al país.

En cuanto a lo económico, favorecían la libre empresa, la iniciativa privada, la expansión del gobierno federal y el estímulo al desarrollo industrial y comercial del país. Según ellos, los Estados Unidos debían convertirse en una nación industrial con un comercio vigoroso e imponente. El tema de la expansión al oeste era uno delicado para los whigs, pues temían que el crecimiento territorial produjera inestabilidad política. Rechazaron la lucha de clases, alegando que el crecimiento económico redundaría en beneficios para todos los estadounidenses, fuesen agricultores, trabajadores o dueños de las fábricas.[10]

Aunque los whigs tuvieron más simpatías entre los comerciantes y empresarios del noreste, también hubo whigs entre los sureños, quienes apoyaron el nuevo partido por razones muy específicas. Los whigs sureños no simpatizaban con el cobro de impuestos a las importaciones, pero sí tenían inversiones en bancos y ferrocarriles, por ende, les atraía el programa económico del partido. Otros eran hacendados que querían acabar con el poder político que habían alcanzado los granjeros blancos libres durante la presidencia de Jackson. Algunos whigs sureños se habían unido al partido en reacción a la actitud que asumió Jackson con relación a los derechos de los estados como el caso de Carolina del Sur y la teoría de la invalidación en 1828.[11] En el oeste, los whigs fueron apoyados por una clase comercial emergente que favorecía el programa de mejoras internas y que estaba compuesta por inmigrantes.

Los seguidores de Jackson estaban agrupados bajo el Partido Demócrata. La filosofía de éstos estuvo influenciada por las políticas y acciones de Jackson. De ahí que éstos favorecieran limitar la intervención económica del gobierno federal, promovieran los derechos de los estados y se declararan defensores de los trabajadores, granjeros y los “hombres honrados”, enemigos de los monopolios, los aristócratas y los corruptos.[12] Contrario a los whigs, los demócratas favorecían la expansión territorial porque creían que ésta aumentaría las oportunidades para los estadounidenses comunes. Los demócratas defendían la remoción y el traslado de los aborígenes. Su base de apoyo político estaba entre los pequeños comerciantes y trabajadores del noreste y los agricultores sureños. Contrario a los líderes whigs, los líderes demócratas eran menos ricos y de origen popular.[13]

En la década de 1840 surgió un partido anti-inmigrante conocido con el nombre de Partido Americano, también conocido como Partido Know Nothing. El origen de este nombre está en el hecho de cuando alguien les preguntaba algo a alguno sus miembros, éste respondía que no sabían nada (“know nothing”) y de ahí les quedo el sobrenombre. El nuevo partido contaba con el apoyo de pequeños granjeros, personas de negocios modestos y gente trabajadora.[14] Los “Know Nothings” poseían una rara combinación entre un fuerte nacionalismo anti-inmigrante conocido como “nativism” y anti-esclavismo, pues se oponían abiertamente a la inmigración de irlandeses y alemanes católicos al igual que los chinos y sus pobladores en la región norte rechazaba la esclavitud.

Su fuerte anti-catolicismo les llevaba a plantear la existencia de una conspiración entre el Papa y los propietarios de plantaciones esclavistas contra la democracia estadounidense. La llegada de miles de pobres inmigrantes católicos era, según ellos, parte de este complot, que amenazaba la idea que tenían los Know Nothings de los Estados Unidos como una sociedad protestante de individuos libres e iguales.[15] Esto se asemeja con la actitud del candidato a la presidencia por el Partido Republicano Nacional en las elecciones del 2016 Donal Trump.

En diciembre de 1890, celebraron una convención nacional en la Ocala, Florida y aprobaron lo que se convertiría en la plataforma de un partido político, las llamadas Exigencias de Ocala. Los delegados decidieron seguir adelante con la fundación de un tercer partido nacional que atrajese no sólo a los granjeros, sino también a las organizaciones laborales y reformistas. En febrero de 1892, 1,300 delegados de las alianzas agrícolas, incluyendo los de un sindicato nacional conocido como los “Knights of Labor” se reunieron en la ciudad de San Luis, y fundaron el Partido del Pueblo o Partido Populista.[16]

El programa de este partido era muy ambicioso, ya que proponía la nacionalización de la banca, los ferrocarriles, los telégrafos, la prohibición de latifundios de propiedad absentista, la elección directa de los senadores federales, la creación de un impuesto gradual a los ingresos, el establecimiento de la jornada laboral de ocho horas y la restricción de la inmigración. Los populistas, como fueron llamados los seguidores de este nuevo partido político, querían que el gobierno federal construyera almacenes donde pudieron ser depositados las cosechas hasta que sus precios mejorasen y que concediera préstamos a muy bajo interés a los agricultores para que pudiera sobrevivir la espera de mejores precios.[17]

Los populistas participaron en las elecciones de 1892, obteniendo victorias en los estados de Idaho, Nevada, Kansas y Dakota del Norte. A nivel nacional, eligieron tres gobernadores, diez representantes y cinco senadores.[18] Su candidato a la presidencia, James B. Weaver, recibió aproximadamente un millón de votos y acumuló veinte dos votos electorales. Aunque Partido del Pueblo demostró muy poca fuerza en los centros urbanos del este, es incuestionable que hizo una gran demostración política, sobre todo, si tomamos en cuenta que era un partido de menos de un año de vida.[19] A lo largo del siglo XX, y lo que va del XXI, el bipartidismo ha sido la norma, excepto por la aparición temporal de terceros partidos que trataron, sin éxito, retar el control tradicional de republicanos y demócratas. Veamos algunos de ellos:

Comenzando el siglo XX el Partido Socialista: En 1900 fue fundado el Partido Social Demócrata, mejor conocido por el Partido Socialista. Los socialistas proponían hacerle cambios a la estructura económica del país, pero estaban divididos en torno a cuáles debían ser esos cambios. Los más radicales planteaban la eliminación del capitalismo, otros proponían reformas para reducir el poder de las empresas privadas. Bajo la dirección de Eugene Debs, se convirtió en una fuerza importante, pero no en una amenaza seria para los partidos principales. En las elecciones de 1912 Debs obtuvo cerca de un millón de votos procedentes de las zonas urbanas de inmigrantes, sobre todo, alemanes y judíos.[20]

Partido Progresista: En 1912, diferencias políticas entre el entonces Presidente Willliam H. Taft y el ex Presidente Teodoro Roosevelt llevaron a este último a abandonar el Partido Republicano y fundar un nuevo partido, el Progresista. En su campaña presidencial Roosevelt prometió un “Nuevo Nacionalismo” para el pueblo estadounidense caracterizado por un aumento del poder del gobierno federal, con más planificación y regulación para defender al pueblo de los intereses privados. La división de los republicanos facilitó la victoria del candidato demócrata Woodrow Wilson.[21]

Partido Verde: En agosto de 1984 un grupo de organizaciones ecologistas se reunieron en San Paul, Minnesota, y dieron vida a la primera organización nacional verde en los Estados Unidos, los Comités Verdes de Correspondencia. Con ello buscaban darle un carácter político a su lucha ecológica. A nivel estatal fueron organizados varios partidos ecologistas locales hasta que en 1996 se organizó un partido ecologista nacional, el Partido Verde. Este es una especie de confederación de partidos ecologistas locales que busca la protección del medioambiente y la creación de una sociedad más justa y democrática.[22] Los verdes rechazan el control que, según ellos, las grandes corporaciones tienen de la política estadounidense y aspiran a una democracia popular.

En el año 2000 el Partido Verde ganó notoriedad al nominar a Ralph Nader candidato a la presidencia. Nader es un activista y abogado que por años se han enfrentado a las grandes corporaciones en defensa de los consumidores y el medio ambiente. En las elecciones del 2000 Nader no acumuló votos electorales, pero sí obtuvo 2,888,955 votos o el 2.74 de los votos a nivel nacional. Para algunos analistas, la candidatura de Nader pudo haber ayudado a la victoria del candidato republicano George W. Bush en la elección presidencial más cerrada de la historia estadounidense, ya que le restó votos a Albert Gore, candidato demócrata.[23]

Este fue un factor especialmente importante en Florida donde Bush y Gore terminaron empate, mientas Nader obtuvo 97,419 votos. En el año 2008, el Partido Verde hizo historia al tener dos mujeres como candidatas a la presidencia y vicepresidencia de los Estados Unidos. La legisladora afroamericana Cynthia McKinney fue la candidata verde a la presidencia, mientras que la activista comunitaria de origen puertorriqueño Rosa Clemente fue la candidata a la vicepresidencia. McKinney sólo recibió unos 160,000 votos.[24]

Partido Reformista: En las elecciones de 1992 se presentaron tres candidatos a la presidencia: el entonces Presidente George H. W. Bush por el Partido Republicano, el gobernador del estado de Arkansas William J. Clinton por el Partido Demócrata y un multimillonario de Texas de nombre Ross Perot.[25] Este último se presentó como candidato del bautizado Partido Reformista, fundado por él en 1995, y gastó $60 millones de su fortuna en un esfuerzo para llegar a la Casa Blanca. La campaña electoral de Perot estuvo basada en su imagen de empresario exitoso. Según éste, su conocimiento del mundo de los negocios le capacitaba para resolver los problemas económicos del país. El día de la elección Clinton obtuvo 43,728,275 votos, Bush 38,167,416 y Perot un impresionante total de 19,237,247 votos.[26]

Partido del Té: Uno de los fenómenos más interesantes de la política estadounidense de principios del siglo XXI es el surgimiento del famoso ultra conservador Tea Party (Partido del Te). Producto de las protestas populares en contra del rescate económico de la administración de George W. Bush y de las políticas instauradas por Barack Obama a su llegada a la Casa Blanca en el 2008, el Tea Party toma su nombre de uno de los eventos más importantes en la etapa previa al inicio de la guerra de independencia de los Estados Unidos. Sus miembros se oponen al incremento de los impuestos, la expansión del gobierno federal, la creación de un seguro de salud nacional, el déficit presupuestario, etc.[27]


[1] Velázquez Barreto, Norberto, El Imperio del Calibán, Blog, artículo: Breve Historia de los partidos
   políticos en los Estados Unidos, www.Norbertobarreto.Wordpress.com, 2012, p.1
[2]  No es el mismo que el actual, este nace en 1856 como veremos más adelante, ver a Smith, Carlos J.,
   Estructuras y procesos del sistema político de los Estados Unidos de América, Editorial Corripio, C.,
   Santo Domingo, República Dominicana, 1984, pp.123-124
[3] Velázquez Barreto, Norberto, ibid, pp. 2-3
[4] Degler, Carl y otros, Historia de los Estados Unidos: La experiencia democrática. Editorial Limusa SA,
   México, 1990, pp. 106-110
[5] Ibid., pp. 112-115
[6] Ibid.
[7] Smith, Carlos J., op. cit., pp.126-127, Velázquez Barreto, Norberto, op. cit., pp. 4-5
[8] Ibid., Degler, Carl y otros, op. cit., pp. 14-15
[9] Degler Carl, op. cit.
[10] Smith, Carlos J., op. cit., pp.128-129 Velázquez Barreto, Norberto, op. cit., pp. 4-5
[11] Velázquez Barreto, Norberto, op. cit., pp. 6-8
[12] Ibid., Degler Carl, op. cit., pp. 125-128
[13] Ibid.
[14] Velázquez Barreto, Norberto, op. cit., pp. 10-13
[15] Ibid.
[16] Ibid., pp. 13-14
[17] Loc cit.
[18] Degler, Carl y otros, op. cit., p. 130
[19] Ibid.
[20] Velázquez Barreto, Norberto, op. cit., pp. 10-13, Degler, Carl y otros, op. cit.
[21] Ibid., p. 14, Degler, op. cit., p. 132
[22] Smith, Carlos J., op. cit., pp.131-132, Velázquez Barreto, Norberto, op. cit., pp. 113-115
[23] Smith, Carlos J., op. cit.                        
[24] Ibid.
[25] Velázquez Barreto, Norberto, op. cit., pp. 115-116
[26] Ibid.
[27] Ibid. pp. 117-118