viernes, 27 de mayo de 2016

Poema Fuimos Verbo



FUIMOS VERBO
Por Edgar León

Escondido en mi castillo de palabras
Los sueños me cobijan el alma
Detrás del verbo donde fuimos viajando
Al lugar congruente de luz inerte.

Dos luces del tiempo fundidas
Permanecen sin distancia ni tiempo
Unidas por el verbo inmenso
Que suspende el pensamiento incesante.

De nada sirve ignorar sentimientos
Cerrar la puerta al recuerdo inevitable
Una vez se abre una puerta en el cielo
La otra también se abre sin medida

Los duendes escritos sin palabras
Juegan por tu belleza y tu sonrisa
Se inclinan ante la increíble mariposa
Vestidos de colores y perfume

Queda solo volver a hacer verbo
Encender la luz de la palabra infinita
Que envuelve el amor y la poesía
Es inútil negarlo porque en mi mente
En mi mente sigues siendo
mi alma gemela todavía

Fuimos verbo que queda en el espacio
Temblando de la dulce alegría
Recordando la oración escrita
Enamorados de la sombra de algún día

No se puede negar lo inevitable
Donde siempre el universo conspira
Para unir las almas gemelas como un tatuaje
Donde el verbo se confunde en melodía.

Dreamcatcher (cazador de sueños)

martes, 10 de mayo de 2016

Presentación del poemario: Desde las puertas de mi casa



Presentación del poemario: Desde las puertas de mi casa
Por Cybell Batista Baco

Nota del editor: Escrito preparado por la prof. Batista para la presentación del poemario de Alfredo Morales Nieves, "Desde las puertas de mi casa" realizada el 18 de abril de 2016 en el Casino de Mayagüez.

Para adquirir en amazon.com

Nos encontramos hoy ante la presentación de esta obra mayagüezana. Un tributo a los mayagüezanos que ya no existen, los que estamos y lo que están por nacer. Es un honor poder expresar mis impresiones del poemario, compartir mi experiencia al sumergirme en sus palabras. No podía ser otra noche como la de hoy, dónde se rinde tributo a un gran poeta, residente de Mayagüez quien al igual que Alfredo caminó las calles del pueblo, nuestro José de Diego.

Este poemario estuvo guardado durante 20 años, ya el poeta nos explicará las razones. Pienso que todo tiene su tiempo, todo ocurre en el momento preciso, sin dudas. Cuando llega a mis manos para descubrirlo, esperaba leer sentimientos del autor sin más, expresiones y vivencias del otro. Pero no fue así, quizás porque soy mayagüezana, porque también caminé las calles que evoca el texto, porque me vi de niña caminando junto a mi madre, escuchando sus memorias. Contándome sobre los teatros, la escuela superior, las tiendas, los edificios. Al igual que su autor he visto el derrumbe de edificios históricos, casas, y con ello el derrumbe de nuestra historia.

Mientras se lee nos vamos adentrando en las calles, la eternidad de la ciudad. Las calles, testigos mudos y fríos para algunos, pero vivos y reveladores para otros. Me veo caminando junto a Alfredo el niño, siendo niña también al leer sus versos. La infancia es el lugar de la memoria y el mito. Cortázar define la infancia como el momento en que se encuentra las cosas que nos asombran siempre. Es el mundo donde el escritor puede habitar por momentos y hacer lo que no podía hacer desde niño: entender.

El poema Paris me lleva a las puertas de la casa de mis abuelos en la calle Dr. Escabi, punto de reunión familiar, donde jugaba con mis primos, donde veía las fotografías de mi madre y sus hermanas. Mientras escuchaba anécdotas de su juventud, me contaban del teatro Riera, de la vida social, el desarrollo económico que florecía en ese tiempo. Lo veía escapar como la gaviota del poema, decir adiós nos cuesta, duele. El Ensanche Martínez me hizo reflexionar acerca de la vida universitaria, son miles los estudiantes que habitan nuestro pueblo todos los años, Mayagüez no puede desprenderse de los estudiantes. Nuestros huéspedes salen de la ciudad, pero la ciudad siempre se queda en ellos. Las Puertas mayagüezanas nos presentan la estampa emigratoria que siempre aportó a nuestro pueblo, recibimos seres humanos de distintos entornos culturales y los hacemos nuestros. La cubana, la madrileña, vecinas incondicionales que merecen ser recordadas. Lamento la pérdida de muchas estructuras, edificios impresionantes, de valor incalculable derribados sin piedad, sin valorizarlos. Ya no podemos reconstruirlos, pero está en nuestras manos conservar lo que nos queda.

Este texto nos abre las puertas a la intimidad del autor y de la ciudad, transmite su espíritu, su esencia. Las imágenes nos ayudan a valorar el tiempo, la ciudad perdida, nos traslada a la época y nos hace testigos de su historia. Se inmortaliza, se congela para siempre las camas de pilares, las lluvias y truenos de las tardes mayagüezanas. Antes del terremoto y luego del terremoto nuestra ciudad evidencia su metamorfosis. Combinar las palabras con la fotografía conspira para la intelección de los lectores. Excelente recurso poético.

Invita a la conservación, al rescate del pueblo. Urge protección, protección que se merece como patrimonio cultural. Cada casa, cada balcón, cada rincón merece un respeto. Pues en cada lugar se narra la vida de nuestros ancestros, cada casa derrumbada o abandonada borra nuestra historia, en el poemario se describe un Mayagüez desangrado, herido a muerte. Nos toca rescatarlo, nos toca demandar su conservación. Esta es la razón del poemario dar a conocer el valor histórico y cultural de nuestro Mayagüez porque no se puede apreciar lo que no se conoce.

martes, 3 de mayo de 2016

La Revolución inesperada: La importancia del siglo XVI en Puerto Rico

La Revolución Inesperada: La Importancia del Siglo XVI [1]
Por Dr. Armando J. Martí Carvajal
Departamento de Historia
Universidad Interamericana, Recinto Metropolitano

Ruinas de Caparra, asentamiento establecido por Juan Ponce de León en la Isla de San Juan Bautista
INTRODUCCIÓN

Desde una perspectiva se podría decir que el siglo XVI comenzó con el arribo de Colón a Portugal en marzo 1493. Fue en ese momento que Occidente supo, por primera vez, que efectivamente, si se navegaba al poniente por la Mar Océano se alcanzarían tierras que, pocos años después, Américo Vespucio reconocería como un “Mundus Novus” (Nuevo Mundo).

No tomó mucho tiempo para que la sociedad europea advirtiese la magnitud del Descubrimiento y se hiciera eco de los comentarios de Francisco López de Gómara (1552): 
La mayor cosa después de la creación del mundo, sacando la encarnación y muerte del que lo crió, es el descubrimiento de Indias; y así las llaman Mundo Nuevo.[2] 
La importancia del descubrimiento no se disipó con el tiempo. Quinientos años después, Herman J. Viola escribió que: 
Columbus did more than force the cartographers of Europe to revise their maps of the earth. His voyages of Discovery were pivotal in world history”.[3]
Los eventos y, aún más importante, los procesos que van a emanar del “Descubrimiento” hicieron al XVI el siglo del “Intercambio Colombino” y de las “Consecuencias Colombinas”. Lo que ocurrió a lo largo del siglo no fue una transición, esto significaría un cambio lento y gradual. Tampoco se podría llamar una revolución, esto conlleva una acción consciente, una rebeldía contra un orden existente. El cambio fue súbito, inesperado, trascendental, violento, para muchos catastrófico, y universal. La vida de todo ser humano a partir del siglo XVI sería diferente a la de sus ancestros.

EL CAMBIO UNIVERSAL

Muchas obras, al referirse a las consecuencias del Descubrimiento y los procesos que ocurrieron en el siglo XVI, se concentran en narrar como se alteraron las sociedades y el mundo americano. Probablemente el caso más extremo de esta visión lo representa la obra Ecological Imperialism, de Alfred W. Crosby, pero también se ve en las palabras de Viola cuando escribió:
The Western Hemisphere was rapidly and profoundly transformed biologically and culturally by seeds of change -plants, animals, and diseases –that were introduced, sometimes deliberately, sometimes accidentally, by Columbus and those who followed him.[4]
La realidad es que el proceso alteró tanto a los “descubiertos” como a los “descubridores”, pero también, aún más significativo, a otras sociedades completamente fuera del ámbito americano.

OCCIDENTE

Los cambios que se dieron durante el siglo XVI fueron extensos, profundos y muy entrelazados entre sí, por lo cual es prácticamente imposible tratarlos por separado, pero se debe tratar. Una de las formas en que el Mundo cambió durante este período fue el movimiento de seres humanos a través del todo el planeta y la formación de los primeros imperios globales.

Durante toda esta época hombres y sociedades entraron en contacto directo, continuo y permanente con pueblos extraños y exóticos, desconocidos hasta este momento. De acuerdo a los estudios de Peter Boyd-Bowman[5], desde el Reino de Castilla León emigraron a “Las Indias” decenas de miles de hombres y mujeres en busca de riqueza y gloria. De otra parte, Eric Hobsbawn calculó en el número de esclavos que llegaron de África en el siglo XVI en un millón.[6] Estos seres humanos se establecieron en el Nuevo Mundo, en tierras y climas extraños, y convivieron con los nativos iniciando los procesos paralelos de mestizaje y transculturación en toda América.

De otra parte, el enfoque de la economía europea se alteró de una base limitada y centrada en el Mediterráneo a economías globales, como explicó Jacques Pirenne:
La creación de los vastísimos imperios coloniales de España y Portugal en ultramar tuvo consecuencias trascendentales para el conjunto de toda la economía universal. La primera y la de mayor importancia fue el desplazamiento de las rutas internacionales del tráfico entre Asia y Europa.[7]
A lo que añadió:
La apertura del Océano al tráfico europeo va a extender sobre el Mundo una vasta red de rutas marítimas.[8] 
Esto, claramente, fue el inicio de la Globalización, fenómeno que, inexplicablemente, algunos ven como algo nuevo de nuestros días.

Las exorbitantes cantidades de oro y plata que pasaron de América a Castilla sirvieron para cubrir los costos de las empresas imperiales de Carlos V y Felipe II, transformando al imperio de los Austria en la superpotencia dominante a todo lo largo del siglo. Esta inyección de riquezas creó lo que Pirenne llamó “la nueva economía europea”[9], que llevó al surgimiento del capitalismo.

Sin embargo, para crear estos imperios globales era necesario que el mundo conociese su realidad. Recordemos que ninguna de las antiguas civilizaciones, judíos, romanos, chinos, musulmanes, ni tan siquiera los griegos, estaban conscientes de la realidad de nuestro planeta. En América, los incas eran desconocidos para los aztecas y viceversa. Cada sociedad, incluyendo a Occidente, vivía y conocía su nicho, su pedazo, más allá el mundo, si existía, estaba habitado de monstruos y criaturas extrañas y aterradoras.

Durante el siglo XVI esa noción del mundo sería transformada. Navegantes y exploradores europeos, como Cristóbal Colom, Vasco da Gama, Juan Sebastián el Cano y Francis Drake, entre otros, fueron a lejanas tierras y, como dijeron los ingleses, encompassed (incorporaron) al mundo. El conocimiento recopilado por estos exploradores permitió que cosmógrafos y cartógrafos –Cantino, De Bry, Vespucio, Waldseemüller- unieran todos estos “mundos” en una sola realidad.[10] Es desde esta perspectiva que se puede afirmar que América fue descubierta.

Ahora, el cambio más importante del siglo XVI, posiblemente el más inadvertido y, como dijo Susan Milbrath, el menos documentado fue el efecto que todos estos eventos tuvieron sobre la imaginación de los seres humanos.[11]

En Occidente, el siglo XVI marcó el triunfo definitivo del Renacimiento. El Descubrimiento de este “Nuevo Mundo”, totalmente desconocido para los antiguos, fue una clara señal que no sólo había que recuperar los conocimientos del mundo clásico, sino que trascenderlos. Como indicó Alfred W. Crosby:
The Europeans emerged from the Middle Ages with intellectual systems, Christian and Aristotelian, claimed by the orthodox (and so few even guessed there was anything beyond orthodoxy) to explain everything from the first and last ticks of history to what happens in the egg prior to the hatching of the chick. These systems proved too cramped to accommodate the New World.[12]
Milanich y Milbrath por su parte escribieron que:
The knowledge that another world with its array of plants, animals, and human populations and cultures existed apart from Europe, Asia and Africa profoundly affected the Old World, influencing habits and cultural factors as different as diet and art.[13] 
Los descubrimientos geográficos abrieron la puerta al cuestionamiento de las autoridades intelectuales. Más allá, como escribió Crosby: “The uniqueness of the New World called into question the whole Christian cosmonogy”.[14]

Esta nueva mentalidad sentó la base para que durante el siglo se iniciase la Revolución Científica de la mano de hombres como Nicolás Copérnico (De revolutionibus orbium coelestium) y Andrea Vesalio (De humani corporis fabrica). También llevó al choque de Erasmo de Rotterdam (Elogio de la locura) y Martín Lutero (Las noventa y cinco tesis) con la Iglesia y el inicio de la Reforma y la Contrarreforma.

OTRAS CIVILIZACIONES

No fue Europa la única en cambiar. Para las otras civilizaciones del Viejo Mundo, árabe, china e hindú, el siglo XVI marcó el inicio de una época de decadencia, el paso a un segundo plano y un largo período de estancamiento y dominio de Occidente, que sólo ahora, en el siglo XXI, algunos comienzan a superar.

Hace unos años Bernard Lewis publicó la obra What Went Wrong?: Western Impact and Middle Eastern Response (¿Qué ha fallado?: el impacto de Occidente y la respuesta de Oriente Próximo) que analiza las causas de la decadencia del mundo musulmán. Para el distinguido historiador inglés, la caída fue causada por la incapacidad de los musulmanes de manejar la creciente “modernidad” de Occidente. Esa “modernidad”, como acabamos de ver, se inició con el progreso occidental durante el siglo XVI. Más significativo aún, no debemos olvidar, que la primera gran derrota que sufrió el expansionismo turco fue la Batalla de Lepanto en 1571 ante una flota comandada por don Juan de Austria y costeada en gran parte por la plata de América.

El impactó del Descubrimiento, como todos sabemos, también se extendió a África. Aunque algunos pueblos y reinos de África, como el Imperio de Oyo, el Reino de Benín y los Ashanti, crecieron y se enriquecieron por la captura y exportación de sus vecinos, la realidad es, que a largo plazo, la trata de esclavos produjo la exageración de conflictos étnicos y el desfase de la economía y del desarrollo político natural. Esto debilitó, llevó a la división y al eventual control colonial del África por los europeos.

Como se puede apreciar, entre las “Consecuencias Colombinas” del siglo XVI está el hecho que Occidente pasó de ser la civilización más pobre, atrasada y primitiva, a ser la fuerza dominante del planeta hasta el presente.

La realidad es que el “Encuentro de Dos Mundos”, como se le llamó para la celebración de su quinto centenario (1992), dio nuevas formas a todas las sociedades y culturas humanas. La vida de todo ser humano, a partir del siglo XVI, sería diferente a la de sus ancestros. El “Descubrimiento”, un accidente, trastocó totalmente la línea evolutiva y el desarrollo histórico de todas las sociedades humanas.

LA TRANSFORMACIÓN DE LA NATURALEZA

Ahora, los cambios que ocurrieron durante el siglo XVI no se limitaron a los hombres y sus sociedades. Cuando se analiza lo ocurrido se ve que la Tierra, todo el planeta, se alteró como consecuencia de lo que Crosby llamó el “Intercambio Colombino”.

Casi cinco siglos después Crosby describió la trascendencia del Descubrimiento:
The two worlds, which God had cast asunder, were reunited and the two worlds, which were so very different, began on that day to become alike. That trend toward biological homogeneity is one of the most important aspects of the history of life on this planet since the retreat of the continental glaciers.[15]
En otras palabras, durante el siglo XVI se inició la transformación del ecosistema planetario por el movimiento de plantas y animales naturales de una parte del mundo a otra.

Imaginen a los Great Plains sin trigo, a Chile sin vino, la Pampa sin caballos, un Caribe sin caña de azúcar, o Mayagüez sin mangó. Ahora, para no replicar la ceguera de muchos colegas, les pido que piensen de una Italia sin salsa de tomate, Hawái sin piña (el ananás de los arahuacos), Oriente sin aceite de maní, Irlanda sin papas, o a Bélgica sin chocolate.

El Intercambio también tuvo una dimensión trágica, la introducción al Nuevo Mundo de un sinnúmero de gérmenes, virus y bacterias contra los cuales los amerindios no tenían ningún tipo de resistencia. Esto produjo una serie de “epidemias de tierra virgen” que diezmaron a los nativos del “Nuevo Mundo”. Como escribió Kathleen A. Deagan:
The impacts of the encounter between Old World and New were most immediate and devastating to the inhabitants of the Americas. … The most visible and tragic result was the terrible decimation of the native American population as a result of disease. …for the Caribbean Indians, who were the first to greet the Europeans, these diseases resulted in almost complete extinction within 50 years of contact.[16]
Para ese “Nuevo Mundo” la llegada de Colón, los castellanos y, luego, otros europeos iniciarán un proceso de destrucción, muerte y sometimiento. Ahora, de esa destrucción, como el fénix de sus cenizas, resurgirá una nueva realidad, “Nuestra América”.

EL SIGLO XVI EN PUERTO RICO

En el caso de Puerto Rico, el Descubrimiento y, sobretodo, la Conquista señaló el fin del Boriquén arahuaco y el surgimiento de esa realidad nueva, que llamamos Puerto Rico.

Dentro del proceso del Intercambio Colombino a la isla se trajeron plantas y animales exóticos -reses, caballos, vacas, caña de azúcar, plátanos, café, flamboyanes, aguacates- que alteraron la naturaleza misma de la isla. Más importante es el hecho que, incidentalmente, también se introdujo vida microscópica que, a falta de mejor término, envenenó el medioambiente para los aborígenes antillanos.

Las nuevas condiciones en la isla forzaron a todos sus habitantes –arahuacos, castellanos y africanos- a un proceso de adaptación. La única forma de sobrevivir en las nuevas circunstancias era aprendiendo unos de otros. O sea, que el siglo XVI se produjo un intenso, pero rápido, proceso de transculturación que alteró a todos los hombres envueltos en la colonización de la Isla, fuese su origen taíno, castellano o africano.

Ahora, no se debe olvidar que para don Fernando Ortiz la transculturación culmina en lo que llamó “neoculturación”[17], el surgimiento de una nueva cultura. Es por eso que a mitad del propio siglo XVI tenemos a un “hombre de la tierra”, un criollo, refiriéndose a Puerto Rico como “mi propia patria”. [18]

CONCLUSIÓN

El siglo XVI fue trascendental en la historia de la humanidad. Las Antillas, Puerto Rico, están en el vórtice de los eventos y procesos que transformaron al planeta. Sin embargo, como dijo don Luis E. González Vales, Historiador Oficial de Puerto Rico:

El siglo XVI es el siglo fundacional de la Historia de Puerto Rico. No obstante, a pesar de su incuestionable importancia, no abundan los estudios enmarcados en esa centuria.[19]

La realidad, como hemos señalado en el pasado, es que la historiografía puertorriqueña en gran medida se ha desentendido de su historia temprana. Lo que ocurrió en la Isla, excepto por algunas generalidades, es prácticamente ignorado, mientras se realizan cientos de trabajos sobre los siglos XIX y XX.

Esta marginación también refleja la ignorancia de la obra de historiadores que se sumergieron en las fuentes primarias, los documentos, del siglo XVI, como Alejandro Tapia, Salvador Brau, Cayetano Coll y Toste, Aurelio Tió, Vicente Murga y, por supuesto, Ricardo Alegría. O sea, es el desconocimiento de nuestra historiografía.

No tenemos duda alguna que este desbalance en la investigación no sólo ha viciado la visión histórica, sino que también ha trastornado nuestro entendimiento del desarrollo de la sociedad puertorriqueña.

Es hora de mirar al momento que nuestra sociedad nació, el siglo XVI.

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[1] Una versión anterior de este trabajo se presentó con el título “El Trastorno de la Historia: La Importancia del Siglo XVI” en el Simposio del Siglo XVI: Período de Transición el sábado 12 de abril del 2014 en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, San Juan, Puerto Rico.
[2] LOPEZ DE GOMARA, Francisco. Historia general de las Indias (Madrid: Calpe, 1922), pág. 1.
[3] VIOLA, Herman J. “Seeds of Change” in Seeds of Change: A Quincentennial Commemoration, editado por Herman J. Viola and Carolyn Margolis (Washington: Smithsonian Institution Press, 1991), pág. 11.
[4] VIOLA, “Seeds of Change”, pág. 11.
[5] BOYD-BOWMAN, Peter. Índice geobiografico de cuarenta mil pobladores españoles de América en el siglo XVI, tomo II, 1520-1519. México: Editorial Jus., Academia Mexicana de Genealogía y Heráldica, A. C. 1968.
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[6] Eric Hobsbawm, Industria e Imperio, editorial Crítica, 2001, pp. 48 –Citado en “Esclavitud” en Wikipedia: la enciclopedia libre [http://es.wikipedia.org/wiki/Esclavitud], 7 de abril del 2014.
[7] PIRENNE, Jacques. Historia Universal: las grandes Corrientes de la historia, volumen II: “Desde el Islam al Renacimiento” (Barcelona: Editorial Éxito, 1961), pág. 445.
[8] Ibídem, p. 446.
[9] PIRENNE, “Desde el Islam al Renacimiento”, pág. 451.
[10] ROBERTS, J. M. The Triumph of the West: the Origin, Rise and Legacy of Western Civilization (London: Phoenix Press, 2001), pág. 117.
[11] MILBRATH, Susan. “Old World Meets New: Views Across the Atlantic” en First Encounters: Spanish Explorations in the Caribbean and the United States, 1492-1570 (Gainesville: University of Florida Press, 1989), pág. 183.
[12] CROSBY, Alfred W. The Columbian Exchange: Biological and Cultural Consequences of 1492 (Westport: Greenwood Press, 1972), pág. 9.
[13] MILANICH, Jerald T. and MILBRATH, Susan. “Another World” en First Encounters: Spanish Explorations in the Caribbean and the United States, 1492-1570 (Gainesville: University of Florida Press, 1989), pág. 3.
[14] CROSBY, Alfred W. The Columbian Exchange, pág. 10.
[15] Ibídem, pág. 3.
[16] DEAGAN, Kathleen A. “The Search for La Navidad, Columbus’s 1492 Settlement” en First Encounters: Spanish Explorations in the Caribbean and the United States, 1492-1570 (Gainesville: University of Florida Press, 1989), pág. 41.
[17] Ortiz, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar (Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1978 [reimpresión 1987]), págs. 93-96.
[18] Carta de Ponce de León. Citada en HUERGA, Álvaro. Cartas de los gobernadores, Vol. I (1550-1580), Tomo XVIII de la Historia documental de Puerto Rico, San Juan 2010), pág. 63.
[19] González Vales, Luis. “Prólogo” a Elsa Gelpí Baiz. Siglo en Blanco: estudio de la economía azucarera en el Puerto Rico del siglo XVI (1540-1612) (San Juan: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 2000), pág. xv.