Entrevista a Clara Román-Odio sobre Memorias de mi espíritu
Pablo L. Crespo
Vargas
El pasado 12 de noviembre de 2024 tuve la grata experiencia de
entrevistar a la Dra. Clara Román-Odio para el programa de Coloqueo del
Instituto de Cultura Puertorriqueña sobre su libro “Memorias de mi Espíritu”.
Romásn-Odio es profesora emérita del Kenyon College en Gambier, Ohio. En esta
institución universitaria impartió cursos de literatura latinoamericana,
español y otros relacionados con los estudios latinos. Román-Odio es autora de
una variedad de obras literarias y académicas, e investigadora del espiritismo
como fenómeno histórico y cultural. Sobre este último tema destaca su obra “Mujeres espiritistas en Puerto Rico
(1880-1920)”, la cual fue premiada por el PEN de Puerto Rico con el Premio
Nacional de Ensayo y recibió el Segundo Premio de trabajos de Investigación y
Crítica del Instituto de Literatura Puertorriqueña para obras publicadas en
2022.
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Clara Román-Odio
(CRO): Bueno, acababa de terminar un proyecto de investigación académica sobre
las pioneras del Espiritismo en Puerto Rico. Parte de esa investigación
histórica se centró en un análisis de las obras primarias de las pioneras. Para
interpretarlas, analicé el contexto político-social de la isla durante la
transición colonial, para identificar las dinámicas del poder dominante en
estas narrativas sociales, y también estudié el Espiritismo. Leí los libros de
Allan Kardec, el codificador de la doctrina espírita; de León Denis, un
extraordinario escritor francés que consolidó el movimiento espiritista; de
Gabriel Delanne, ingeniero de la época que investigó el asunto de la
inmortalidad del alma y la reencarnación. Y también leí a escritores
contemporáneos que conocen muy de cerca el Espiritismo, como son el doctor
puertorriqueño Pablo Serrano y el profesor venezolano Jon Aizpúrua, todo esto
para entender, con mayor profundidad, la filosofía moral,
ética, espírita de nuestras pioneras; filosofía que afirma: la
igualdad entre el hombre y la mujer, la justicia
social y la responsabilidad personal en la transformación de
la conciencia. Además, me serví de la historia oral para determinar el
impacto del Espiritismo en Puerto Rico contemporáneo. Así que, entrevisté a
mujeres directoras o activas en centros e institutos espíritas que todavía me
ofrecen generosamente sus recursos y conocimientos. Lo que sucedió es que este
estudio del Espiritismo me ofreció un marco conceptual diferente para abordar
mis propias experiencias espirituales y entenderme mejor. Entre otras cosas,
entendí que la experiencia espírita
era parte de mí desde niña. No lo sabía. No podía nombrarla ni integrarla
plenamente a mi personalidad. Pero, armada con este conocimiento, decidí
pasarlas al papel como una manera de pensar sobre ellas. Entendí que sería algo
beneficioso para mí y tal vez para mis hijas.
PLCV: ¿Qué
relación puedes indicar que hubo entre “Memorias
de mi Espíritu” y “Mujeres espiritistas en Puerto Rico”?
CRO: Bueno, la
investigación académica, que resultó en la publicación de “Mujeres espiritistas en Puerto Rico
(1880-1920)” y en una
colección digital (https://espiritistaspr.kenyoncip.org/) que
contiene cerca de 3,000 páginas digitalizadas, entrevistas y análisis histórico
y textual, me permitió interpretar mis propias experiencias espirituales, que
hoy día considero propiamente espíritas. De “Mujeres espiritistas en Puerto Rico” nace el ímpetu de escribir “Memorias de mi Espíritu”.
PLCV: ¿Cómo fue
el proceso de redacción de esta obra?
CRO: Ah,
fue muy interesante. Comencé a escribirla el 1ro de enero de 2022. Pensé que,
después de haber trabajado tanto en el proyecto académico, me tomaría un tiempo
para mí. Disfruto mucho la lectura y la escritura. Acababa de jubilarme y tenía
tiempo disponible para hacer lo que quisiera. Las experiencias que narro en “Memorias de mi Espíritu” estaban
guardadas en el fondo de mi conciencia. Las había guardado allí, algunas de
ellas por décadas, sin entenderlas realmente porque se trataba de
fenómenos espirituales en general poco conocidos o malentendidos como: el
desdoblamiento, la doble vista, la clarividencia, irradiaciones energéticas e
interacciones espontáneas entre lo que León Denis llama “la humanidad visible y
la invisible”. Pasé siete meses escribiendo y leyendo
sin pensar que las iba a compartir ampliamente y, al cabo de esos siete meses,
me caí para atrás de dos escalones en mi propia casa. Fue un accidente
catastrófico. Me rompí la tibia, la fíbula y el codo derecho. Me hicieron
cirugía bastante seria para reconstruir la pierna, experiencia que cuento en la
Memoria 25 porque mi Espíritu protector me la anunció. La recuperación fue lenta y muy
dolorosa, pero la inmovilidad y el dolor físico me condujeron al presente, al
único tiempo en el que encontraba consuelo, porque solo allí coexistimos con el
Amor y la abundancia de Dios. En aquella dolorosa inmovilidad en el balcón de
nuestra casa, me senté a escuchar la naturaleza. El canto del bosque me
penetró. Creció en mí otra idea del tiempo. Dejaron de importarme el pasado y el
futuro, los compromisos y los deberes. Estar presente y fluir delicadamente con
el universo, era lo único importante. Estar en el aquí y ahora era estar con
Dios. Leía poco y no escribía nada, excepto algunos breves textos. Durante este tiempo se gestaron grandes cambios dentro de
mí: fluidez espiritual, un entendimiento más profundo de lo que somos,
encuentros con mi cuerpo energético, experiencias de oquedad, unidad,
agradecimiento, alegría. Las memorias que había escrito hasta el momento
abordaban mi pasado de juventud y temprana adultez. Las nuevas memorias, se
centraban en el tiempo presente y reflexivo. Empecé a leer más. Retomé la
lectura para curarme yo misma del dolor físico y emocional. Y leí mucho, mucho,
sobre todo a León Denis, un escritor cautivante que me fascina. También empecé
a meditar con mayor regularidad, dos veces al día, una hora por la mañana y
media por la noche, práctica de la oración silente que había comenzado hacía
doce años, pero que ahora retomé más deliberadamente. Así que, me estacioné en
el presente y me dejé guiar mucho más por la intuición. Por eso te digo que el
proceso de escritura fue interesante.
PLCV: ¿Cómo te
sentiste al terminar de redactarla? ¿al publicarla?
CRO: Me sentí un
poco incierta. Nunca había escrito memorias, ni escritura creativa, excepto
poesía cuando era adolescente, algo que muchos hacemos. Pasó tal vez un año o
más antes de que una amiga del pueblo de Hatillo me convenciera de que debía
publicarlas porque somos muchos los que tenemos experiencias así, pero no todos
tenemos las herramientas para entenderlas o hacer buen servicio de ellas. Otra
parte interesante del proceso fue que, mientras escribía y pensaba sobre estas
memorias, entendía que yo era un cuerpo en posesión de un Espíritu. El estudio,
el paso del tiempo y las experiencias mismas que finalmente empecé a entender,
me enseñaron que en realidad soy un Espíritu, dueño de la vida actual, de las
anteriores y de las futuras. Permanece el título, “Memorias de mi Espíritu”, porque
era mi concepción de ese momento. Además, aunque he tenido muchas experiencias
como estas que no incluyo en el libro, cuando llegué a la Memoria 31, supe
intuitivamente que ahí terminaban las memorias. Mucho me había enseñado el
proceso de escribirlas. Y una mirada retrospectiva me llevó a la parte II del
libro, que titulo “Ideas para discernir”.
Estas ideas emergieron una vez terminé las memorias. Son una especie de
síntesis, guiada por una pregunta. Yo ofrecí mi respuesta. Y espero que los
lectores ofrezcan las suyas. Publicarlas me dio mucha alegría porque reunir
estas memorias espirituales, que han abarcado toda mi vida, produjo en mí un
proceso de integración personal y
humana: de integración conmigo misma y con los otros. Porque hay mucho que nos
une y hay que detenerse y hallarlo. ¿Qué nos une? Nos une una misma naturaleza,
un mismo espíritu, un mismo proceso de evolución, la misma ley del Amor y de la
Justicia, un mismo libre albedrío, la misma necesidad de ejercitar nuestra
voluntad y nuestro esfuerzo, la misma ley del trabajo, la causa y el efecto de
nuestras acciones. Una vez hallamos lo que nos une, nos liberamos de lo
superfluo y lo casual. Así que, además de ser muy personal esto que narro,
entendí que era también para todos.
PLCV: ¿Cuál ha
sido la reacción de tus familiares, amigos y público general sobre esta obra? ¿La
reacción de otros compañeros académicos?
CRO: Ha sido
hermosa, sorprendentemente conmovedora, pero muy distinta a la que recibí
cuando publiqué “Mujeres espiritistas
en Puerto Rico”. “Mujeres espiritistas” sorprendió al público porque la mayoría
no sabía que estas mujeres existían. Este libro fue un rescate de las obras
primarias de estas pioneras espiritistas y una explicación de cómo su fuerza
espiritual y política desafió la fibra misma de la sociedad puertorriqueña. “Mujeres espiritistas” fue un libro aplaudido, premiado,
agradecido por su valor académico y espiritual. “Memorias de mi Espíritu” se ha comentado en voz baja, en
privado. He recibido innumerables mensajes de texto y correos electrónicos
conmovedores. Los amigos y familia me han llamado aparte, para contarme lo que
el libro les ha dado: una cierta lucidez, una oportunidad de pausar y pensar,
nuevas preguntas. Hay quienes lo han leído más de una vez. Las reseñas son
íntimas, pero no han pasado mucho al espacio público. He visto una foto de un
segmento del libro en Facebook con un comentario que nos hace pensar. Me han
invitado a presentarlo en varios institutos de cultura espírita, en librerías,
en conferencias. Creo que la acogida ha sido muy buena, pero distinta porque el
contenido es distinto.
PLCV: ¿Como
autora académica, y desde el punto de vista desde el plano académico, ¿cómo te
sientes al haber realizado un cambio, por llamarlo de alguna forma,
metodológico?
CRO: Bueno, yo
fui una académica que disfrutó mucho de la academia y sus posibilidades de
contribuir tanto en la docencia como en la investigación. Disfruté mucho el
campo teórico, las metodologías de análisis textual e ideológico y las
interacciones humanas en estos campos del saber. Me encantó ayudar a formar
mentes jóvenes, con ansias de aprender y cambiar el mundo. Pero cuando me
jubilé, fue como si me hubieran puesto en un campo abierto, lleno de brisas y
sol. Escribir fuera del ámbito académico y sin la necesidad de probarse en el
mundo es simplemente encantador: como volver a la infancia, pero siendo más
sabios. Entregados a la experiencia pura, sin mayores riesgos, empezamos a
conocer mejor el tiempo: porque mientras trabajamos vivimos por décadas bajo
una estructura temporal estricta. Y ahora el tiempo se nos vuelve una sencilla
oportunidad de “saber estar”. Dentro de esa libertad, se aprende a distinguir
entre saberes. Hay un saber que se puede medir matemáticamente (es decir, la
distancia entre la Tierra y la Luna). Hay otro saber al que se llega por el
camino de la experiencia pura: una experiencia más reflexiva y sentida. Este
cambio metodológico ha sido un regalo.
PLCV: Algunos de
los términos que mencionas en el libro pueden traer confusión por la manera que
se interpretan de manera general, quisiéramos que nos presentaras tu definición
de ellos:
CRO: Bueno,
las mejores definiciones de estos términos las encontré en el Libro Segundo,
capítulo VIII de “El libro de los Espíritus” publicado en 1857, en París. Este
libro contiene los principios de la doctrina Espírita, según la enseñanza
impartida por los Espíritus superiores a Allan Kardec, con la ayuda de diversos
médiums. El profesor Hippolyte Denizard Rivail, conocido por el seudónimo Allan
Kardec, recopiló y organizó este contenido. El capítulo VIII del libro segundo
se titula “Emancipación del alma” y aborda el dormir y los sueños, el
sonambulismo, las visitas espíritas, el éxtasis y la doble vista. Son todas
facultades del alma. Te resumo.
a. Desdoblamiento
significa separación o fraccionamiento. En el contexto espiritista es cuando
los lazos que unen el Espíritu al cuerpo se relajan y el Espíritu, libre de la
densidad corporal, recorre el espacio y entra en relación más directa con otros
Espíritus. (ítem 401). Ello explica, por ejemplo, las visitas
espíritas que he tenido con mis abuelas por décadas y con otros seres, que
narro en Memorias.
b. La doble vista
se define en “El Libro de los
Espíritus” como “la vista del alma” (ítem 447). A veces el cuerpo se
encuentra en un estado particular que le permite al Espíritu ver lo que otros
no pueden ver con los ojos del cuerpo. En la mayoría de los casos, la doble
vista es espontánea. ¿Qué ve el Espíritu? En mi caso, me he visto yo misma, con
mi esposo, milenios de años atrás. También me he visto en los corredores de un
monasterio sirviendo en un convento. Son experiencias que vine a entender una
vez estudié el Espiritismo.
c. Clarividencia
significa percibir cosas lejanas, no perceptibles por el ojo corporal y también
se refiere tener la facultad de adivinar el porvenir. Según Allan Kardec, el
alma puede experimentar una especie de “clarividencia ilimitada” que se
extiende hasta los lugares más distantes, nunca vistos, e incluso hasta otros
mundos. Estos son recuerdos de acontecimientos vividos en la existencia
presente o en las anteriores”. También puede darse la clarividencia durante la
vigilia.
d. La telepatía
es un encuentro de pensamientos o sensaciones entre dos personas que se
encuentran distantes una de la otra, sin la intervención de los sentidos o de
agentes físicos. En la Memoria 11 “De la dulce telepatía” narro una
comunicación telepática.
e. En cuanto a la
irradiación bioenergética, en términos generales, se refiere al flujo y
transformación de energía en los sistemas vivos, a nivel celular, molecular.
Estrictamente hablando, no me refiero a la ciencia bioenergética, sino a la
práctica que se conoce como la terapia Reiki.
Es un tipo de terapia energética en la que se canaliza la “energía
vital universal” hacia el
paciente a través de un flujo de nuestra energía vital y nuestra intención. El
reiki se originó de los monjes budistas. “Rei” significa “espíritu universal” y
“ki” significa “energía vital”. Entonces, por medio de la elevación del pensamiento,
la oración, y la intención, esa energía vital en nosotros se activa y se
comparte con los otros. En la Memoria 31 “De encuentros con mi cuerpo de
luz” abordo algunas de mis experiencias con la irradiación bioenergética.
PLCV: ¿A qué te
refieres cuando dices que los sueños reflejan la emancipación del alma?
CRO: Bueno,
emancipación significa liberación, autonomía, soltarse. Como señalé antes,
usualmente durante el sueño, los lazos que unen el Espíritu al cuerpo se
relajan. Y como el cuerpo, en este estado, ya no tiene necesidad de él, el
Espíritu se emancipa y goza de más facultades que durante la vigilia. Por
ejemplo, conserva el recuerdo del pasado y a veces prevé el porvenir; puede
entrar en comunicación con los otros Espíritus, ya sea en este mundo o en otro.
PLCV: ¿Qué es el
espiritismo?
CRO: El
Espiritismo es un movimiento filosófico que nació en Francia en 1857 y que
investiga la manifestación de inteligencias incorpóreas que se autodenominaron
Espíritus. Estas investigaciones demostraron que el ser humano sobrevive a la
muerte de su cuerpo físico, que su alma o Espíritu pasa a una dimensión no
física paralela a la nuestra y que desde esa dimensión espiritual se
manifiestan entre nosotros. Otros investigadores contemporáneos que no son
espiritistas, pero que abordan el tema de las vidas pasadas, han corroborado
principios espíritas. Pienso, por ejemplo, en el doctor canadiense en medicina,
Ian Stevenson, que investigó los casos de niños que recuerdan espontáneamente
vidas anteriores, hablan idiomas que no podían haber aprendido en esta vida, o
revelan lugares y familiares de vidas anteriores. También pienso en el psiquiatra
Brian Weiss que, mediante la regresión hipnótica, se encontró con las vidas
anteriores de su paciente Catherine. El trabajo que reporta el doctor Michael
Newton en su libro “El viaje de las
almas: Casos de la vida entre vidas”
es importantísimo. A través de regresiones hipnóticas profundas de sus
pacientes, Newton documentó lo que vieron y sintieron sus pacientes en sus
periodos entre vidas: entre la muerte y el renacimiento, incluyendo lo que experimentan
cuando la vida del cuerpo se termina y el alma accede a planos superiores de
existencia. Su trabajo también verifica la verdad sobre los guías espirituales
y explica cómo las almas perciben el mundo espiritual. Esta investigación, que
le tomó décadas, afirma principios de la doctrina espírita, como la
reencarnación, los diferentes niveles de las almas, la selección y
planificación de la nueva vida y de un nuevo cuerpo, etc. Más recientemente,
las experiencias cercanas a la muerte de millones de individuos han confirmado
la realidad de la dimensión espiritual. Una de las más interesantes para mí es
la del neurocirujano de Harvard, Eber Alexander, porque después de haber
perdido, por una infección de meningitis, la neocorteza, que es la región de la
corteza cerebral responsable del lenguaje, la imaginación o la capacidad de
abstracción, Alexander ve e interactúa con otros seres y otros mundos en esa
dimensión espiritual; mundos que él llama: el Inframundo, la Puerta y el Núcleo
o Corazón del universo. Esa experiencia lo convenció de la imposibilidad de
argumentar, desde un punto de vista médico, que esto que su conciencia
experimentó era el resultado de una fantasía. O, dicho de otro modo, lo
convenció de la realidad de la vida después de la muerte. Así que, estas
investigaciones contemporáneas continúan sustentando principios que constituyen
la doctrina espírita, como (1) la existencia de Dios, (2) la preexistencia y
sobrevivencia del Espíritu, (3) la reencarnación, (4) la evolución universal de
las almas y (5) la mediumnidad
PLCV: ¿A qué te
refieres cuando dices y cito: “la experiencia espírita es una parte natural e
intrínseca de la condición humana, cuya capacidad de transformación, personal y
social, está al alcance de todos nosotros”?
CRO: Bueno,
cuando tenía 17 años tuve una experiencia de desdoblamiento semiconsciente que
me enseñó que estamos hechos de más de una sustancia. La envoltura material o
el cuerpo físico es temporal, instrumento de conocimiento y trabajo que se
renueva continuamente hasta que, a la hora de la muerte, se abandona. La otra
envoltura, el cuerpo energético (que los espiritistas llaman periespíritu),
constituye el lazo entre el Espíritu y la materia que
permite la interrelación con el mundo circundante y, cuando pasamos a la
dimensión espiritual, es el cuerpo energético del Espíritu. Entonces, el
Espíritu, que somos, es el principio inteligente
imponderable, poseedor del pensamiento, la memoria, las emociones, la voluntad
y la conciencia. En mi caso, he tenido experiencias espontáneas de
visitas espíritas o encuentros, en la dimensión espiritual, con mis dos
abuelas, con mi espíritu protector y con otros seres. He vivido estas
experiencias a lo largo de varias décadas. Hoy día pienso que fueron necesarias
para mí como Espíritu y para los otros involucrados y que por eso las viví. Digo
que la experiencia espírita es una parte natural e intrínseca de la condición
humana, porque el ser humano es Espíritu: un centro imperecedero de fuerza y de
vida. Y ese Espíritu, que todos nosotros somos, que existía antes que
naciéramos y existirá después que abandonemos el cuerpo, evoluciona hacia
estados cada vez mejores, más iluminados, es decir, se perfecciona. Entonces,
si aceptamos la premisa que el ser humano es Espíritu, con un cuerpo material o
sin él, nuestras facultades de percepción espiritual, así como nuestra
capacidad de transformación y evolución, deberían estar al alcance de todos.
PLCV: La obra
tiene dos partes, “Memorias” e “Ideas para discernir”, ¿qué te llevó a hacer
esta división?
CRO: Bueno,
cuando escribía las memorias, no sabía cuándo iba a terminar, hasta que llegué
a la Memoria 31, “De encuentros con mi cuerpo de luz”. Tal vez por intuición
supe, que ahí terminaban las memorias. La parte II del libro, que titulé “Ideas
para discernir”, fueron ideas que emergieron inmediatamente después que terminé
las memorias. Son una especie de síntesis guiada por una pregunta. Yo ofrecí
mis respuestas. Y pensé que les sería útil a los lectores ofrecer las suyas.
PLCV: Nos
gustaría que nos explicaras cada una de las imágenes de la portada. ¿Quiénes
son? ¿Dónde están?
CRO: Sí claro. Escogí
cuatro fotografías. La primera es de mi pueblo, San Sebastián, y es una foto
que se tomó en 1909. La escogí porque identifica el espacio tiempo de la vida
de mis abuelas, mis raíces materiales y espirituales y de dónde provengo y soy.
La segunda foto a la izquierda es una fotografía mía en la Playa Punta
Borinquén, en Aguadilla, P.R. Acaba de cumplir diecisiete años, cuando tuve una
experiencia espírita que me marcó para siempre, como señalé. Al lado de esa
imagen, hay una foto de mi abuela materna, Mamá Carmen, conmigo de seis años. Mamá
Carmen fue una mujer excepcional, de una entereza enorme, que vivió y alimentó
a sus 11 hijos de las artes de la aguja. Abuela vivió en nuestra casa hasta que
cumplí seis años y aunque tuvo que mudarse para ayudar a su hija menor, me
enseñó mucho porque en realidad nunca me dejó. Me ha visitado muchas veces en
mis sueños. Escribo una hermosa memoria sobre nuestras aventuras en el libro. La
foto a mano derecha es de mi abuela paterna, la señora Clara Cardona Cardona,
mujer ilustre de mi pueblo San Sebastián, asambleísta municipal por doce años y
espiritista por cerca de 40. Mamá Clara era una mujer
planeta, de esas que alumbran el mundo con su fuerza y energía. Le debo mucho a
Mamá Clara porque a través de mis encuentros con su Espíritu he aprendido
lecciones del alma que me han enderezado el rumbo e iluminado la conciencia. Por
ella, he aprendido a mirar la vida como un regalo pasajero que nos adorna y nos
impulsa a conocer y a utilizar nuestras potencialidades mucho mejor. Les
dediqué el libro a mis dos abuelas porque ambas, en sus modos muy particulares
de Ser, me guiaron con amorosa lucidez en la dimensión espiritual.
PLCV: Para
finalizar, y si puedes comentar, ¿Qué otros proyectos vienen por ahí?
CRO: Bueno,
empezamos recientemente la traducción al inglés de “Memorias de mi Espíritu”. Eso me ocupará lo que resta del año,
la primavera y parte del verano. Una vez terminemos, tal vez empiece a escribir
un diario largo para los nietos, porque voy a ser abuela y quizás sea una buena
idea dejarles una historia de sus raíces, para que tengan un punto de partida
para empezar el camino de conocerse mejor y entender quiénes son.
PLCV: Con esto
cerramos esta entrevista y agradezco a la Dra. Clara Román-Odio el tiempo y la
gentileza de compartir su experiencia con nosotros. Le deseamos el mayor de los
éxitos y la felicitamos por todo este caudal, producto de sus investigaciones y
reflexiones, que nos deja como parte del acervo histórico, cultural y literario
puertorriqueño.
Nota: La edición original de esta entrevista fue publicada en El Post Antillano el 25 de enero de 2025.