sábado, 29 de enero de 2022

Apuntes sobre Epidemias en Puerto Rico: desde la viruela hasta el COVID-19

Apuntes sobre Epidemias en Puerto Rico: desde la viruela hasta el COVID-19
Por Pablo L. Crespo Vargas

En Puerto Rico, y en el mundo entero, el año 2020 será recordado como el de la pandemia del COVID-19 (aunque aún en el 2022 seguimos en la expectativa de que la situación mejore). El virus, aparentemente, surgió en la ciudad de Wuhan, en China, a finales de 2019 y se propagó alrededor del mundo de una manera acelerada causando agonía y muerte. Las estadísticas al 28 de febrero de 2021 indicaban que sobre 114 millones de personas ya habían sido contagiadas. La mortandad ya superaba los 2.53 millones de individuos. Los países más afectados eran Estados Unidos, India, Brasil, Rusia, México y el Reino Unido. En Puerto Rico, a esa misma fecha, se habían reportado 134 mil casos y 2,032 muertes. Cifras que lamentablemente seguirán aumentando durante todo este 2021. (Al 27 de enero de 2022: 367 millones de personas en el planeta se habían contagiado, 5.65 millones de individuos habían muerto. En Puerto Rico los contagios van por 485 mil casos y 3,773 muertes.)

Los efectos y complicaciones que el COVID-19 desarrolló en Puerto Rico motivaron al historiador Luis Caldera Ortiz a escribir y publicar este libro, donde se recuentan los diversos episodios epidémicos en la zona. A su vez, se muestra y se actualiza la bibliografía relacionada a la historia de la medicina y de los cuidados de salud en la Isla.

La obra está dividida en capítulos que tiene una base cronológica. El primer capítulo es sobre los brotes y epidemias del siglo XVI, en él se presentan las primeras enfermedades reportadas en Puerto Rico. El capítulo tiene dos subtemas principales: los antiguos tratamientos médicos y el surgimiento de los primeros hospitales.

El segundo capítulo es sobre el siglo XVII. Se destacan las epidemias de 1648 y 1681. El tema de los hospitales se continúa desarrollando y se habla de las primeras medidas de salubridad que el gobierno estableció para evitar grandes brotes epidémicos.

El siguiente capítulo es sobre el siglo XVIII. En este periodo los hospitales comienzan a desarrollarse y el autor le dedica un espacio a los siguientes: Antiguo Hospital Militar, Hospital Nuestra Señora de la Concepción y el Hospital Real Militar Nuevo.

El cuarto capítulo trabaja el siglo XIX. Este periodo fue uno de mucho impulso en el desarrollo de la medicina. El autor enfatiza en el desarrollo de la vacuna y su uso en la Isla. También es el siglo donde la cólera nos golpea fuertemente y figuras como Ramón Emeterio Betances brillan por su disposición a ayudar a los más necesitados.  

El quinto apartado va dirigido a presentar los brotes epidémicos y las enfermedades principales que se dan en los siglos XX y XXI. La epidemia de influenza de 1918, en el siglo XX, y el COVID-19, cien años después, son los principales temas en este capítulo.

En fin, la obra es una excelente fuente de referencia y nos muestra que las enfermedades epidémicas han estado latentes en nuestra historia, aunque no necesariamente la población esté consciente de ello.

Para adquirir el libro puede pedirlo por Amazon al siguiente enlace: https://www.amazon.com/Epidemias-Puerto-Rico-viruela-COVID-19/dp/B08XS6TTXW/ref=sr_1_3?crid=1702GVVUTXREE&keywords=luis+caldera+ortiz&qid=1643507782&s=books&sprefix=Luis+Caldera+%2Cstripbooks%2C140&sr=1-3

lunes, 3 de enero de 2022

Los Estados Unidos y su conflicto interno

Los Estados Unidos y su conflicto interno
Pablo L. Crespo Vargas

En la actualidad algunos estudiosos comentan y analiza la posibilidad de una eventual guerra civil producto de las diversas situaciones conflictivas existentes en los Estados Unidos y que bajo la presidencia de Donald Trump y su reciente derrota eleccionaria han llegado a un punto de ebullición. Las situaciones conflictivas existentes en este país van desde los problemas raciales hasta las desigualdades sociales. Dentro de ellos existen varios agravantes de gran impacto tales como el poco control que se tiene sobre la distribución, venta y manejo de armas y que es representativo de una sociedad que desde sus inicios le ha rendido culto a la violencia. Las enfermedades mentales y el alto consumo de opioides son atenuantes a toda esta situación.

La llamada democracia estadounidense, donde no se necesita el voto mayoritario para controlar el país, es otro punto que da fragilidad a un sistema que desde la visión macro es imperial. Aspecto que en Puerto Rico aún se debate, mientras que en la metrópoli el análisis gira sobre qué tipo de imperio se es. Claro, una visión colonizada no deja entender esta discusión.

Una horca cerca del Capitolio de los Estados Unidos durante el asalto del 6 de enero de 2021.
Foto de Tyler Merbler con licencia CC 2.0

Históricamente, los Estados Unidos surgieron de la violencia. Los primeros asentamientos ingleses a finales del siglo XVI (Roanoke) y principios del XVII (Jamestown, Virginia) vivieron momentos de conflicto para poder sobrevivir. En ese periodo histórico, la naciente sociedad era una fronteriza y como toda frontera esta era defendida a sangre y fuego.

Un poco más al norte, ya en el siglo XVII, se desarrolla otra sociedad. La llegada de los llamados peregrinos o puritanos bordó la región que luego se conocería como Nueva Inglaterra. Esta era una sociedad enmarcada en unos principios cristianos fundamentalistas donde la violencia era justificada en nombre de Dios (ejemplo: la caza de brujas en Salem, la persecución de católicos, la eliminación de las sociedades indígenas, entre otros).

Eventualmente hubo una diversidad de migraciones que fueron ampliando la sociedad colonial, aunque dentro de ella las diferencias eran marcadas. Los conflictos con la metrópoli, especialmente los relativos a los asuntos económicos, provocaron la eventual separación de las Trece Colonias de Inglaterra. Anterior y posterior a la Guerra de Independencia los conflictos con los indígenas fueron un asunto común y hasta un detonante en contra del Reino Unido, donde algunas de sus políticas eran en beneficio de los nativos en menoscabo a los intereses expansionistas de los colonos (ejemplo: Proclamación de 1763).

Desde sus inicios, la República de los Estados Unidos presentó divisiones de todo tipo y prejuicios que hasta se enmarcaban de manera legal (ejemplo: valorización de la población esclava a 3/5 partes con relación a un hombre libre, falta de derechos de las mujeres y negros libertos, entre otros). La república fue construida pensando en los derechos y privilegios de una población masculina, blanca y adinerada. Esclavos, negros, pobres, mujeres eran ciudadanos de segunda categoría, los amerindios, ni siquiera eso (no fue hasta 1924 que se le otorgó la ciudadanía).

La guerra de 1812 a 1815 en contra de Inglaterra puso en conflicto las dos visiones existentes en ese momento sobre a qué poder europeo seguir: por un lado, Francia (los demócrata-republicanos que dominaban el sur), por el otro, Inglaterra (los federalistas que dominaban Nueva Inglaterra). Aunque la historiografía oficialista da como vencedor a los Estados Unidos, la realidad fue que la ciudad de Washington fue incendiada, la invasión a Canadá fue rechazada y la gran victoria que todos celebran como la conclusión de la guerra en Nueva Orleans (8 de enero de 1815) fue ganada luego de firmado el Tratado de Gantes (12 de diciembre de 1814). A todo esto, lo que muchos olvidan es que la última batalla fue la del Fuerte Bowyer (12 de febrero 1815) y los estadounidenses fueron derrotados (al día siguiente llegó la notificación de que la guerra había finalizado).  

La Guerra de Secesión fue otro episodio donde las discrepancias sociales abonaron a la separación de una parte de la Unión, lo que provocó un conflicto que costó la vida a casi 700,000 personas. Sin embargo, la guerra solo resultó en establecer unos estatutos de manera legal, el racismo y la discriminación continuó.

Luego de la Guerra de Secesión, el expansionismo llevó a consolidar los territorios adquiridos durante las guerras contra los indígenas y los mexicanos. Cuando el país ya había logrado su actual extensión territorial continental se expandió hacia el Caribe y el Pacífico. Internamente las heridas continuaron y son demostradas con la creación de grupos radicales como el Ku Klux Klan. El conflicto secesionista evolucionó a un verdadero conflicto civil.

Los Estados Unidos tiene la peculiaridad de ser una nación construida de inmigrantes. En ella se pueden encontrar diversidad étnica y de clero, pero a su vez, esto no ha detenido las ideas radicales de pureza de sangre de algunos. Ideas que son las causantes de un posible conflicto de grandes proporciones.

Nota original publicada en El Post Antillano, 15 de enero de 2021.

jueves, 23 de diciembre de 2021

Comentarios sobre la 4ta ed. La Inquisición española y las supersticiones en el Caribe hispano hasta 1632

Comentarios sobre la 4ta ed. La Inquisición española y las supersticiones en el Caribe hispano hasta 1632
Pablo L. Crespo Vargas


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Algunos me preguntan sobre mi interés por el estudio de las artes mágicas desde un enfoque histórico y antropológico. Al contestar pienso en la interacción tenida sobre una diversidad de creencias a las que estuve expuesto desde muy temprana edad y que ayudó al desarrollo de una curiosidad por temas que para algunos parecían incómodos. La experiencia de conocer vivencias heterogéneas, donde se crean mundos paralelos que divergen ante una realidad oficial y que son propensos a gestar un mito, ayudaron a la formación de una mentalidad abierta y dispuesta a dejar a un lado los prejuicios que se promueven en beneficio de unos y en detrimento de otros. La búsqueda de respuestas que expliquen cómo está organizado nuestro cosmos cultural y social y de poder analizar el ambiente, tanto físico como espiritual, es esencial para el forjamiento de nuestra historia. El estudio de las artes mágicas, para algunos, o supersticiones, para otros, y su relación con la oficialidad son la base de una serie de investigaciones que comenzaron a ser presentadas con la publicación en 2011 de la primera edición de esta obra. Sin embargo, la investigación formal y de manera metodológica inició catorce años antes.

En 1997, mientras estudiaba el bachillerato en educación secundaria en historia en la Universidad Interamericana de Puerto Rico, recinto de San Germán, decido entrar al proyecto Ronald E. McNair Postbaccalaureate Achievement Program, que se dedica a la formación de investigadores a nivel subgraduado con la intención de que estos continúen estudios graduados y postgraduados. Allí tuve la oportunidad de comenzar estudios de fuente primaria bajo la tutela del Dr. René Velázquez, quien era custodio de varios casetes de micropelículas provenientes del Archivo Histórico Nacional en Madrid, donde se encontraban los libros referentes a las causas de fe del Tribunal de la Inquisición en Cartagena de Indias. 

Los libros de causas de fe son una recopilación de las actas donde se resumen los procesos inquisitoriales. Originalmente, las actas eran enviadas, como requisito de audición, desde los tribunales regionales hacia la Suprema, corte principal del Santo Oficio, la cual estaba ubicada en Madrid. Los documentos, copiados en varias ocasiones, luego de ser revisados se enviaban de vuelta con comentarios y recomendaciones que debían seguirse. En la actualidad, los libros de las causas de fe son vistos como un repositorio de información etnográfica de gran valor y una muestra de la funcionalidad estatal del Santo Oficio. 

En mi caso, los libros de actas fueron la base para el estudio de la hechicería y brujería caribeña. En los primeros meses comencé a recopilar información etnográfica de algunos de los casos. Realicé estadísticas y en menor peso trabajé un análisis del discurso. En esta etapa era algo preliminar. Con las estadísticas desarrolladas fui enviado a representar el programa de San Germán en una exposición que se realizó en la Universidad de Madison-Wisconsin en 1998. Un año después defendí la investigación en la Universidad Interamericana en San Germán; solo cubría los autos de fe de 1614 y el trasfondo histórico era el mínimo requerido, un trabajo de 25 páginas.

Al comenzar la maestría en historia en 1999, y siguiendo los consejos de varios académicos, tomé cursos de paleografía para afinar mi entendimiento del castellano del siglo XVI y XVII, a la vez que comencé, de poco a poco, a crear un banco de información etnográfica sobre los procesados. Luego de varios tropiezos y periodos fuera de la universidad, en 2009, comienzo de lleno el estudio teórico sobre los imaginarios religiosos desde un punto de vista histórico y voy identificando fuentes secundarias que fueran fortaleciendo mi conocimiento etnográfico y antropológico sobre la brujería, la hechicería, las artes mágicas de manera general, la inquisición y la historia del pensamiento religioso. Logré defender mi tesis de maestría en marzo de 2011 con el título de Supersticiones en el Caribe hispano a principios del siglo XVII: un recuento de creencias según las relaciones de fe de la inquisición en Cartagena de Indias, bajo la dirección del Dr. Ángel L. Vélez Oyola. 

De allí paso a trabajar en la primera edición de esta obra, la cual fue publicada en agosto de ese año por la Editorial Palibrio en Bloomington, Indiana, su título fue La Inquisición española y las supersticiones en el Caribe hispano a principios del siglo XVII: un recuento de creencias según las relaciones de fe del Tribunal de Cartagena de Indias. La obra participó en el certamen de obras publicada para el mismo año, premiada en el 2013 con el Primer Premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña, entrando como ensayo investigativo. 

En 2013 decidí publicar una segunda edición en un proyecto editorial alternativo conocido como Editorial Akelarre. Aunque era una segunda edición se decidió modificar su nombre y acórtalo a La Inquisición española y las supersticiones en el Caribe hispano: siglo XVII. Este libro fue reseñado por el prestigioso historiador español Esteban Mira Caballos. 

La tercera edición fue publicada en 2018 bajo el auspicio del Centro de Estudios e Investigaciones del Suroeste (CEISO) de Puerto Rico, nuevamente hubo una modificación en su título: La Inquisición española y las supersticiones en el Caribe hispano: 1610-1632. 

Esta cuarta edición, lanzada en versión comercial, para quien interese adquirirla en papel, y con licencia de Creative Commons 4.0: Reconocimiento / No comercial / Sin obra derivada / Internacional para los interesados en bajarla gratuitamente en pdf, tiene el título de La Inquisición española y las supersticiones en el Caribe hispano hasta 1632.

Como se puede ver, cada una de las ediciones tiene un título distinto, aunque guardando ciertas similitudes. Esta práctica no es común, aunque es parte de mi intención de darle un carácter distinto a cada una de estas obras, proponiendo cualidades en específico que sirvan de interés al lector; aparte de que este pequeño detalle es el producto de la creencia de que el conocimiento evoluciona y nos ayuda a seguir creciendo. 

En el título de la primera edición se deseaba dar peso a la fuente primaria inquisitorial de Cartagena de Indias; sin embargo, solo en un capítulo es utilizada. La obra en sí presenta diversos temas, representados en cada uno de los capítulos. Los primeros cuatro capítulos tienen el fin de servir de referencia para posteriores estudios. La segunda edición buscaba enfatizar que el campo de estudio investigado aplicaba a todo el siglo por las similitudes que se dan y que pueden ser apreciadas en la continuación de este libro: El demonismo en el Caribe hispano: Primera mitad del siglo XVII, obra surgida de mi disertación doctoral. No obstante, la realidad es que la pretensión fue mucho más abarca-dora de lo que se presenta. En la tercera edición se buscaba destacar el periodo que cubre la investigación documental de los autos de fe: 1610-1632. Ahora bien, contrario a lo esperado, los archivos no necesariamente siguen un orden cronológico y aunque se diga que en ellos están los procesos de un periodo específico, la realidad puede ser otra. En esta cuarta edición se simplifica el título y se aprovecha para crear una versión de acceso libre en celebración al décimo aniversario de la obra.


miércoles, 22 de diciembre de 2021

La conceptualización de los afropuertorriqueños en Ebenecer López Ruyol

La conceptualización de los afropuertorriqueños en Ebenecer López Ruyol
Pablo L. Crespo Vargas

A mediados de diciembre de 2020, el Dr. Félix Miguel Cruz Jusino publicó Ebenecer López Ruyol y la conceptualización de la identidad del puertorriqueño negro, el cual es una versión editada de su tesis doctoral defendida durante este pasado semestre. La obra, de carácter biográfico, se enmarca en un análisis de las aportaciones y la experiencia de vida de Ebenecer López Ruyol, específicamente las que lo llevaron a conceptualizar la identidad de los afropuertorriqueños dentro de un movimiento desarrollado en las últimas cuatro décadas y que busca visibilizar los rasgos de la negritud en nuestra Isla. 
Por siglos, la negritud puertorriqueña ha sido marginada y dejada al olvido de manera general, aunque las aportaciones de este sector poblacional son más que evidentes. López Ruyol consciente de este hecho, y muy bien explicado por Cruz Jusino, promovió una serie de movimientos dirigidos a crear espacios reflexivos y demostrativos de que la negritud es parte de nuestro acervo histórico-cultural.  

La edición del escrito original fue de la Dra. Nancy Santiago Capetillo y la relativa a la publicación estuvo en manos del equipo editorial del Centro de Estudios e Investigaciones del Sur Oeste de Puerto Rico, ubicado en Lajas. La obra consta de 238 páginas y varias ilustraciones (fotos). Su epígrafe presenta el poema “Quiero respirar”, cuya autoría es del propio López Ruyol. En sí, la obra tiene cuatro capítulos, donde se incluye la introducción, donde explica y demuestra el trasfondo histórico de la investigación. El segundo capítulo analiza la afropuertorriqueñidad como elemento de afirmación identitaria. El tercer apartado trabaja el proceso formativo de López Ruyol y cómo se desarrolló su conciencia identitaria. El cuarto capítulo nos presenta los resultados de todo este proceso evolutivo, el cual llevó al empoderamiento del puertorriqueño negro en los procesos sociopolítico y en la lucha por la igualdad. La obra presenta una conclusión sólida y dirigida a resaltar, lo que por siglos se ha tratado de esconder, la magnitud de la aportación negra en la formación del puertorriqueño. Luego de la conclusión, se presentan los comentarios de cuatro historiadores (Nancy Santiago Capetillo, José Luis Vargas, Aida Mendoza y Pablo L. Crespo Vargas) sobre el autor y su contribución a la historia del país con este nuevo libro. El libro se puede conseguir tanto en versión digital Kindle como en carpeta blanda.  

La versión original de este artículo se publicó en El Post Antillano, el 26 de diciembre de 2020.

miércoles, 8 de diciembre de 2021

De La Cuarta para el mundo, el Festival Nacional Afrocaribeño nos pone en contacto con nuestra esencia

De La Cuarta para el mundo, 
el Festival Nacional Afrocaribeño nos pone en contacto con nuestra esencia
Por: Bella Martínez
Fotos: Conrado Pastrano

Ángel “Papote” Alvarado, quien es además compositor, percusionista, líder vocal y fundador del Grupo Esencia; gesta cultura abonando nuestra raíz afrocaribeña cada año, asegurándose de llevar al Barrio La Cuarta de Ponce -que le vio crecer- el Festival Nacional Afrocaribeño. Usualmente, el evento sucede en junio de cada año. No obstante, este año -por motivo de la emergencia sanitaria mundial que trajo consigo la pandemia que todavía nos amenaza- el icónico festival anual se celebró del 19 al 21 de noviembre de 2021 en su sede habitual.

El viernes 19 y coincidiendo con el día de la puertorriqueñidad, Ángel “Papote” Alvarado inició las fiestas para dar lugar a la edición 22 del festival que cada año hace del barrio el centro de nuestra cultura afrodescendiente. Este año, durante el festival se le rindió homenaje a Willie Rosario, Ottoniel Vélez, Jesús Chu López y Héctor Pochy Gastón.

La oferta musical del viernes 19 contó con: Los Cimarrones, Robert Burgos y Descarga Zasón además del estelar Míster Afinque. La orquesta de Willie Rosario ha deleitado con su singular formato compacto y ha permanecido activa por más de seis décadas durante las que ha sonado bajo la dirección del mismo maestro Rosario a quien el bailador salsero mantiene en el tope de su preferencia dentro del ambiente que agrupa solo a conocedores.

Al cierre de la primera noche del festival a cargo de la impecable presentación de la Orquesta de Willie Rosario le antecedió un merecidísimo homenaje al director de orquesta más longevo y en vigencia dentro del sonido salsero. Luego, el autor de la biografía autorizada de Míster Afinque -Robert Téllez- exaltó al maestro Rosario con unas emotivas palabras. Acto seguido, “Papote” Alvarado agradeció a Robert por su apoyo al quehacer cultural afrocaribeño al tiempo que le hizo entrega de un afiche conmemorativo de la edición 22 del festival. El afiche contiene una foto por un fotógrafo que se destaca como uno de los conocedores culturales más comprometidos con el quehacer salsero: Conrado Pastrano. 

Cabe destacar que el periodista Robert Téllez, quien es además conocido como “el más que sabe de salsa” viajó desde Colombia al Barrio La Cuarta de Ponce a ser parte del festival y específicamente para acompañar al artista objeto de su obra “Willie Rosario, el Rey del Ritmo” durante el homenaje. El maestro Rosario nos arrancó carcajadas cuando en su habitual tono serio y firme, afirmó micrófono en mano que agradecía el homenaje, al tiempo que aseveró ser merecedor del mismo.

El sábado 20 se presentaron: Boricua y de Mayagüez, Homenaje a Héctor “Pochy” Gastón y Jesús López, Ángel “Papote” Alvarado y El Grupo Esencia, El Apollo Sound de Roberto Roena cantando Carlos Santos y Tito Cruz. El domingo 21, la tarima se engalanó con Ausuba, Bambalué, Homenaje a Ottoniel Vélez, Guayacanes de San Antón y Abran Paso, cantando Pichíe Pérez y Rafy Santana.

Este 2021 se hubiera celebrado la edición número 23 del festival. Sin embargo, la edición del año 2020 fue cancelada. De manera estoica, el equipo en apoyo a la persistencia del presidente y fundador del Comité Pro Nuestra Cultura -“Papote”- que cuenta con el apoyo incondicional de William Rodríguez Thillet no se rindió para que esta edición 2021 se lograra. Siguiendo todas las normas que el protocolo COVID-19 exige, el público se dio cita pudiendo deleitarse con un espectáculo de lujo. La seguridad y el estacionamiento añadió comodidad y conveniencia al evento. El festival contó, como de costumbre, con un despliegue de artesanos y quioscos, con lo mejor de la fritanga puertorriqueña.

Por más de dos décadas, que se dicen fácil pero que son veintidós luchas en beneficio de la cultura y su permanencia, Ángel “Papote” Alvarado ha mantenido nuestra cultura afrolatina a flote, más allá del linde de la perla sureña. ¡Enhorabuena!

Mucha buena energía, salud y éxito para este músico y gestor cultural que carga sobre sus hombros un legado invaluable. Por lo demás, quedamos pendientes a la próxima edición de este imperdible festival que se celebra cada año. En el mientras, sigamos la trascendental gesta de su Grupo Esencia.

Willie Rosario junto a su biógrafo: Robert Téllez

Orquesta de Willie Rosario

Robert Téllez recibiendo el afiche conmemorativo de manos de Ángel “Papote” Alvarado

Ángel “Papote” Alvarado junto a Willie Rosario durante el homenaje a Míster Afinque

Bella Martínez y Conrado Pastrano








jueves, 18 de noviembre de 2021

Brevísima relación del “descubrimiento” de Burenquén según sus testigos y cronistas

Brevísima relación del “descubrimiento” de Burenquén según sus testigos y cronistas
Por Dr. Armando J. Martí Carvajal
Historiador

Preámbulo a nuestra historia

En el “Primer Viaje”, como todos sabemos, el almirante Cristóbal Colón viajó en La Santa María, pero esa nave encalló en la costa norte de La Española y su madera se utilizó para construir el Fuerte de Navidad. En ese momento Martín Alonso Pinzón -en La Pinta- se había separado, sin el permiso del Almirante, de la expedición. Ante esto, el Almirante se vio obligado a abandonar a la tripulación de La Santa María en la isla y transferir su bandera a La Niña, la más pequeña y maniobrable de sus tres buques, para regresar a Castilla.

Durante el difícil regreso a Castilla, Colón estableció una buena relación con el capitán de la nave, Vicente Yáñez Pinzón. Más allá, la nave debe haber agradado a Colón, pues en su “Segundo Viaje” regresó a las Indias, con Pinzón en La Niña. Este capitán de La Niña, Vicente Yáñez Pinzón, eventualmente recibió permiso para colonizar y fue nombrado primer gobernador de la isla de San Juan (Puerto Rico) en 1505, aunque nunca realizó la empresa.

La expedición que vino a poblar

A diferencia del Primer Viaje, que fue una expedición de exploración, el propósito del Segundo Viaje era “poblar” (colonizar) y establecer una presencia permanente en las Indias. Colón escribió:

“Yo partí de Calis miércoles a [en blanco] de septiembre con la armada y gente que Vuestras Altezas me mandaron dar que yo llevase a las Yndias; y llevé maestros de todas maneras, ofiçios que en fabricar ciudad y villa menester heran, con todos sus estrumentos, y llevé los caballo[s], yeguas y mulas y todas las otras vestias y simientes de trigo y çevada y todos árboles y de suerte de frutas, todo esto en mui grande abundancia”.

El italiano Miguel Cuneo, amigo de Colón y miembro de la expedición, dio la información para llenar el espacio en blanco de la relación del Almirante:

“El 25 de septiembre de 1493 zarpamos de Cádiz con diecisiete velas, todas buenas y abastecidas de cuanto es necesario (quince naves de velas cuadradas y dos de velas latinas…”.

La escala crucial

Desde el “Primer Viaje”, y durante toda la época de los grandes veleros, las Islas Canarias se volvieron un puerto esencial para los navegantes castellanos que viajaban al Nuevo Mundo. En las islas las flotas podían reabastecerse de agua y alimentos, reparar las naves, y dejar pasajeros enfermos o heridos. Colón escribió:

“Llegué a las yslas de Canaria, de vuestras Altezas, el martes siguiente, antes del sol salido, de donde partí después de aver forneçido los navios y carabelas de bastimientos; y dexé de vista lunes siete de otubre…”.

Las Antillas Menores

Para confirmar los informes que los “indios” le habían ofrecido durante el viaje anterior, Colón cambió en esta ocasión el rumbo de sus naves hacia el sur, buscando las islas de los “caníbales” - las Antillas Menores. A la primera que encontró la bautizó Dominica y de ahí continuó explorando, hacía el noroeste, siguiendo la geografía del archipiélago. El descubridor escribió:

“…y primero venir a la isla de los Caníbales, porque yo tenía questava más al oriente y poco distantes de mi camino; a los quales yo llegué, por la merçed de Nuestro Señor, en veinte días, con viento y tiempo que fasta oy truxe tal viaje, ni se aya oydo ni visto de mar tan llano, de viento tan quieto y dulce y de templança de çielo tan suave. Llegué el domingo tres de noviembre, antes del sol levantando, a una isla de altísima montaña, a la qual llamé La Dominica a conmemoración del mismo día”.

San Juan Bautista

El recorrido de las Antillas Menores culminó con el paso por las Islas Vírgenes. Luego, guiado por unos indios que rescató de los “caníbales”, navegaron a lo largo de la costa norte de una isla a la cual el Almirante llamó San Juan (Puerto Rico):

“Torno a mi propósito, de mi camino, y digo que junto con la isla de Santa Húrsula y las Honze Mill Virgenes, fallé otra isla de la qual no vi salvo la parte della del norte con aquel de poniente mas según mi albedrío que Seçilia y de maiores tierras y más fermosas y ansí de la mesma fechura, a la qual dixe el nombre de Sant Juan Baptista”.

Esta relación, tomada de una carta a los Reyes Católicos que aparece en el “Libro copiador de Cristóbal Colón (hallado en 1985), no es el único testimonio del “descubrimiento de Puerto Rico”.

Doctor Diego Álvarez Chanca

Uno de los miembros de la expedición fue el físico –médico- Diego Álvarez Chanca, cortesano enviado por Isabel de Castilla. Ese mismo año, 1493, en carta al cabildo de Sevilla, narró la aventura del viaje. De acuerdo con su misiva los nativos llamaban a la isla “Burenquén:

“Andovimos por esta costa lo mas deste dia hasta otro dia en la tarde que llegamos a vista de otra ysla llamada burenquen cuya costa corrimos todo vn dia juzgavase que ternia por aquella vanda treynta leguas esta ysla es muy hermosa y muy fertyl a pareçer a esta vienen los de caribe a conquistar de la qual llevavan mucha gente…”.

Miguel de Cuneo

Como mencionamos con anterioridad, entre los 1,500 hombres que participaron en esta empresa colonizadora, estaba Miguel de Cuneo, noble italiano, amigo de Colón. En 1495 escribió una carta donde contó sus aventuras en el Nuevo Mundo y narró brevemente el “descubrimiento” de la Isla. De acuerdo con Cuneo el nombre de esta era “Boluchen”:

…y el 19 llegamos a una isla muy hermosa y grande llamada ‘Boluchen’ por los naturales, a la cual el señor Almirante puso por nombre Isla de San Juan Bautista. … En la isla mencionada descansamos, y de ella salimos el 21…”.

Debemos tener claro que, en la época, lo que se escribía “Boluchen” se pronunciaba “Boluquén”.

Bartolomé de las Casas

Aunque no se ha podido establecer si Las Casas viajo a Las Indias en el “Segundo Viaje” o en una expedición posterior, quizás en 1498, no hay duda de que su Historia de las Indias es una de las principales, y más confiables, fuentes primarias sobre los eventos de la época. En su crónica él narró brevemente los eventos del 19 de noviembre de 1493:

“Llegó de allí a otra [isla] grande, que llamó de San Juan Batista, que ahora llamamos de San Juan, y arriba dijimos que llamaban Boriquen los indios. En una bahía della, al Poniente, donde pescaron todos los navíos diversas especies de pescados, como sábalos y sardinas algunas y en mucha cantidad lizas…”.

Pedro Mártir de Anglería

Aunque el humanista italiano Pedro Mártir de Anglería nunca viajó a Las Indias se le considera uno de los principales cronistas de la época y una fuente primaria de primera línea porque, como escribió Bartolomé de las Casas:

“…cerca destas primeras cosas, a ninguno se debe dar más fe que a Pedro Mártir, que escribió en latín sus Décadas, estando aquellos tiempos en Castilla, porque lo que en ellas dijo tocante a los principios fue con diligencia del mismo Almirante, descubridor primero, a quien habló muchas veces, y de los que fueron en su compañía, inquirido y de los demás que aquellos viajes a los principios hicieron…”.

En la versión original de su obra, De orbe novo (Décadas del Nuevo Mundo), escrita en latín, Mártir de Anglería dijo que el nombre aborigen de la isla era “Burichena”:

Ab hoc tractu procedentes itinere in medio iacet insula dicta ab indigenis Burichena, hanc sancti Ioanis Insulam appellauit”.

Dada nuestra limitación con el latín y el hecho que no hemos obtenido una versión en castellano, hemos trabajado con la traducción al inglés realizada por Francis Augustus MacNutt en 1912:

Outside the archipelago [las Antillas Menores] and directly across the course rises the island called by the natives Burichena, which Columbus placed under the patronage of San Juan. A number of the captives rescued from the hands of the cannibals declared they were natives of that island, which they said was populous and well cultivated; they explained that it had excellent ports, was covered with forests, and that its inhabitants hated the cannibals and were constantly at war with them…

All this was recounted through the native interpreters who had been taken back to Spain on the first voyage. … There is but one king for the whole of the island, and he is reverently obeyed. The south coast of this island, which the Spaniards followed, is two hundred miles long”.

During the night two women and a young man, who had been rescued from the cannibals, sprang into the sea and swam to their native island”.

Como podemos apreciar, hay diferencias entre la versión de Mártir de Anglería y la de los testigos de los hechos, incluyendo a Colón, en particular en la ruta que siguió la flota colombina.

Antonio de Nebrija

Al final de De orbe novo, como apéndice, aparece el breve trabajo Vocabula barbara, el primer diccionario de la lengua de los indios a una europea, el latín. Muchos investigadores atribuyen este breve trabajo al gran humanista castellano Elio Antonio de Cala y Jarana, mejor conocido como Antonio de Nebrija, contemporáneo del “descubrimiento” y autor de Gramática de la lengua castellana (1492) y de Reglas de orthographía en la lengua castellana (1517), quien fungió de editor de la obra de Mártir de Anglería. El diccionario incluyó el siguiente ítem: “Buriquena insula”, o sea, “Buriquen isla”.

¿Por dónde desembarcó Colón?

Anglería escribió que la flota navegó por el sur de la Isla. Este breve comentario probablemente llevó a muchas de las largas -e inútiles- discusiones a lo largo de décadas sobre el lugar donde desembarcó Colón.

El descubrimiento en 1985 del “Libro copiador de Cristóbal Colón, que incluye la carta de Colón a los Reyes Católicos sobre los eventos del Segundo Viaje, eliminó cualquier duda o controversia sobre la ruta que la segunda expedición colombina siguió al navegar las aguas de la isla de Burenquén, que hoy llamamos Puerto Rico. El Almirante claramente narró que la flota viajó todo el día hacia el oeste, paralela a la costa norte de “San Juan”. Al acercarse la noche el Almirante buscó refugio en, como dijo Las Casas, una bahía al poniente (oeste), la única bahía al extremo occidental de la isla, por lo que debió ser el lugar del desembarco, es la Ensenada de la Aguada.

Colón en Burenquén

Algunos historiadores ponen en duda que Colón personalmente haya desembarcado en Burenquén. Probablemente, la crónica de Pedro Mártir es la fuente de esta interpretación:

Not to lose time, the Spaniards passed by Burichena; nevertheless some sailors, who landed on the extreme western point of the island to take a supply of fresh water, found there a handsome house built in the fashion of the country, and surrounded by a dozen or more ordinary structures, all of which were abandoned by their owners. Whether the inhabitants betake themselves at that period of the year to the mountains to escape the heat, and then return to the lowlands when the temperature is fresher, or whether they had fled out of fear of the cannibals, is not precisely known”.

Las palabras de Mártir de Anglería dan a entender que la expedición pasó a la ligera y con prisa por la Isla, y sólo algunos marineros desembarcaron en Burenquén.

Esta interpretación es difícil de aceptar y corre contra los testimonios de los testigos, incluyendo al propio Colón.

En su relación de los ocurrido el doctor Álvarez Chanca escribió: “… en vn puerto desta ysla estovimos dos dias donde salto mucha gente en tierra pero jamas podimos aver lengua que todos se fuyeron como gentes temorizadas de los caribes…”. Es difícil imaginar que en esos dos días que estuvieron la bahía de Burenquen, don Cristóbal no se hubiese unido a la gente que bajó a reconocer la isla. La realidad es que lo hizo, como refleja su carta a los Reyes Católicos que aparece en el “Libro copiador”. En esta Colón describió una aldea que observó en la isla:

“Aquí vi yo mui buenas casas y adornamientos, en el camino de algunas dellas, de rredes y de cañas, de una parte y de otra de camino, que salían de las casas fasta la mar al luengo, y allí adonde fazían fin, en la playa, tenían un entretexido cadafalso como açutea sobrel camino, casi en manera de puerta, y de tam perfecto lavor que en Valençia sería bien açebto”.

Es notable como la descripción del Almirante corresponde a las aldeas aborígenes de Amazonia. Ahora, existía un elemento adicional que obligaba al Almirante a desembarcar en la isla.

Posesión

Para reclamar cualquier territorio, tanto para Castilla como para sí mismo, Colón estaba obligado a tomar posesión de este. Esto era un formulismo legal que llevaba toda una ceremonia, indispensable para la mentalidad europea de la época. Aunque no quedó registrado como se hizo en “Sant Juan Baptista”, Colón describió como lo hizo en “La Galana”. El proceso en Burenquen debió de ser muy similar a lo que escribió el Almirante:

“…y desçindí en la tierra con mucha jente, con una vandera rreal, y en el lugar más idóneo, con pendón y alta voz e escrivanos e testigos, nuevamente torné a tomar posesien nombre de Vuestras Altezas, rreplicando los autos de la mesma posesión del año pasado; de la qual, no obstante, nuevamente tomava, llamando si alguien lo contradeçia. Y nombré esta isla La Galana…

Partida

Después de descansar y reaprovisionarse de alimentos y sobre todo agua la flota colombina abandonó la isla. La descripción de la partida que hizo Cuneo fue sumamente escueta: “En la isla mencionada [Boluchen] descansamos, y de ella salimos el 21…”. El relato de Álvarez Chanca fue un poco más detallado, y contiene una sorpresa:

“…desta ysla sobredicha partimos vna madrugada e aquel dia antes que fuese noche ovimos vista de tierra la cual tampoco hera conoçida de ninguno de los que avian venido el otro viaje pero por las nuevas de las yndias que trayamos sospechamos que hera la española en la qual agora estamos. entre esta ysla e la otra de buriquen pareçia de lexos otra avnque no era grande [probablemente Mona]…”

Como podemos apreciar, la isla que unas líneas antes había llamado “Boluchen”, ahora Cuneo la llamó Buriquen. Esta práctica, que una palabra apareciera escrita de una forma para que luego reapareciera escrita de forma diferente en otra parte del mismo documento, era muy común en la época. De hecho, esta es una de las razones por las cuales Nebrija creó su Gramática de la lengua castellana.

Por su parte, el almirante Colón escribió, “Dexo esta ysla de Sant Juan, y torno a tomar el comienço de La Ysabela [La Española], después de aver dexado algunas otras y no yndinas de memoria…”. Colón partió para nunca regresar.

La intervención de Cristóbal Colón en la historia de Puerto Rico había terminado.

Bibliografía

Álvarez Chanca, Diego. “Carta del doctor Chanca al cabildo de Sevilla sobre el segundo viaje de Cristóbal Colón. (Colección documental del descubrimiento (1470-1506). (Real Academia de la Historia, Bilbao, 1994, 504-520) [1493]” reproducido en Alegría, Ricardo E., Editor. Documentos Históricos de Puerto Rico, volumen I: 1493-1516. San Juan: Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 2009.

Casas, Bartolomé de las. Historia de las Indias, tomo I. Caracas: Editorial Ayacucho, 1986.

Colón, Cristóbal. “Archivo General de Indias, Sevilla. Libro copiador de Cristóbal Colón, fol. 4/9. Carta-relación de Cristóbal Colón a los reyes, sobre el segundo viaje y el asentamiento en la isla Española. (Colección documental del descubrimiento (1470-1506), 523-538)” reproducido en Alegría, Ricardo E., Editor. Documentos Históricos de Puerto Rico, volumen I: 1493-1516. San Juan: Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 2009.

Colón, Fernando. Historia del Almirante Don Cristóbal Colón en la cual se da particular y verdadera relación de su vida y de sus hechos…, primer volumen. Madrid: Imprenta de Tomás Minuesa, 1892.

Cuneo, Miguel de. “Carta de Miguel de Cuneo a Gerónimo Annari. (Traducción de Marisa Vannini de Gerulewicz).” [Saona, 15 de octubre de 1495] reproducido en Alegría, Ricardo E., Editor. Documentos Históricos de Puerto Rico, volumen I: 1493-1516 (San Juan: Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 2009).

De Orbe novo Petri Martyris ab Anglería mediolanen sis Protonotarii Cesaris Senatoris decades, cum privilegio Imperiali. Compluti apud Micha eles Eguia Anno MDXXX.

Martyr D’Anghera, Peter. De Orbe Novo: The Eight Decades of Peter Martyr D’Anghera, translated from the Latin with Notes and Introduction by Francis Augustus MacNutt, in two volumes, Volume One. New York: G. P. Putnam’s Sons, 1912.

Tió, Aurelio. Dr. Diego Álvarez Chanca (estudio biográfico), publicaciones de la Asociación Médica de Puerto Rico. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña y Universidad Interamericana de Puerto Rico, 1966.

Réplica de La Niña en el  Muelle de las Carabelas, La Rabida, Palos de la Frontera en Huelva.


miércoles, 3 de noviembre de 2021

Prólogo a El Judío Mayagüezano: Vida y obra de Luis Bravo Pardo

Prólogo a El Judío Mayagüezano: Vida y obra de Luis Bravo Pardo
Pablo L. Crespo Vargas

La aportación de los judíos al acervo cultural e histórico puertorriqueño es uno de los temas de la microhistoria que más están llamando la atención en los últimos años. La publicación de Los judíos en Puerto Rico por el Museo de San Juan en 2005, aunque con varios años realizando exposiciones relacionadas al tema, y la publicación de El Tallit escondido: la presencia sefardita en Puerto Rico, por Ana Alicea en 2017, fueron esenciales para que diversos interesados en el tema y en los estudios genealógicos comenzaran a buscar sus raíces judías y la aportación de sus ascendentes a nuestro desarrollo como sociedad.

La historia del pueblo israelita es una fascinante y llena de eventos donde se demuestra la tenacidad de este grupo étnico en sobrevivir en unos ambientes hostiles y de persecución. El estigma dentro del mundo cristiano hacia los judíos, producto de la creencia arraigada en occidente de que fueron los culpables de la muerte de Jesucristo y no los romanos (como reseñan varios historiadores contemporáneos), provocó que surgieran cientos de persecuciones a través de toda Europa. La más famosa y sangrienta ocurrió en el siglo XX, cuando se promueve de manera estatal el genocidio de este grupo en la Alemania nazi, entre 1933 a 1945. Sin embargo, los judíos son perseguidos y masacrados sistemáticamente desde la entrada del poder romano en la región del actual Israel para el año 63 a.C.

En la Europa medieval los judíos fueron expulsados de diversos países o regiones tales como los principados alemanes (1159, 1348, 1510, 1551), Francia (1182, 1306, 1321, 1394), Inglaterra (1290), Hungría (1349, 1360), Austria (1421), Provenza (1430), Castilla y Aragón (1492), Portugal (1497), entre otros. Las masacres y persecuciones ocurrían por periodos. Lo curioso de todo esto era que mientras que eran perseguidos por la población en general, quienes respondían a los llamados de la nobleza, los reyes y oficiales reales los utilizaban como fuentes de financiamiento a sus políticas gubernamentales. Para muchos estudiosos, el poder financiero de los judíos no tenía comparación, situación que llevó a la envidia y al maltrato de otros súbditos hacia ellos.

En la era moderna (siglos XVI a XVIII), la situación de los judíos no mejoró, aunque pudieron establecer diversas comunidades en distintas partes de Europa, siendo el reino de Polonia una de las áreas donde mayores libertades tuvieron. Con la Revolución Francesa, los judíos comenzaron a obtener derechos ciudadanos en diversos países. Ya en 1871, la mayoría de las naciones europeas, con la excepción del Imperio Ruso, habían acogido a la población de origen judío como parte de su ciudadanía. Por un lado, obtuvieron los derechos que por mérito propio se merecían, por el otro lado, surgió un sentimiento en contra de ellos que fue llamado antisemitismo.

El antisemitismo era justificado con teorías absurdas tales como que los judíos eran una raza inferior. Por ello, los judíos fueron nuevamente perseguidos, acción que entre 1855 a 1938 provocó nuevas oleadas migratorias que llevaron a cientos de miles de familias a buscar refugio en el Nuevo Mundo, Sudáfrica y hasta en Tierra Santa. Este último destino fue promovido por Theodor Herzl, húngaro de origen judío, fundador del sionismo político moderno, quien argumentaba que la única forma de darle estabilidad y seguridad a los judíos era creando su propia nación, lo cual ocurrió en 1948.

La grandiosidad de las obras y actividades en la que los judíos se han destacado puede ser medida en diversas maneras. Una de ellas es ver la gran cantidad de premios Nóbel adjudicados a este grupo poblacional. Se estima que sobre el 20% de los individuos premiados son de origen judío. Esto contrasta con su relación demográfica a la población mundial, la cual está en cerca del 0.2%. Estos datos nos permiten ver como los judíos demuestran una capacidad de adaptación en la mayoría de las situaciones a las que se enfrentan. Un excelente ejemplo de lo antes mencionado es la vida y obra de don Luis Bravo Pardo, biografía redactada por el profesor Héctor Bravo Vick.

Bravo Vick es bisnieto del biografiado y fue profesor y decano de la facultad de administración comercial de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Mayagüez. Es autor de otras obras tales como El supervisor efectivo en Puerto Rico (2006) y La Casa Amarilla de amor y de lágrimas (2016). Su amor por conocer la genealogía de su familia y la curiosidad de poder entender sus raíces lo llevaron a investigar y publicar esta obra.

Aunque, de entrada, el trabajo parece ser uno enmarcado en el estudio biográfico, también incluye metodología de la llamada microhistoria y presenta aportaciones muy valiosas en la llamada historia global. Esto último al examinar la trayectoria de don Luis Bravo Pardo se puede trazar su relación con los cambios geopolíticos que se estaban dando a finales del siglo XIX y principios del XX, a la vez que se incluye una visión de cómo fue el recorrido histórico del pueblo judío personificado en nuestro protagonista.

Un ejemplo de los cambios históricos a los que Bravo Pardo estuvo expuesto fue el ocurrido en la ciudad de Altona y que muy bien presenta el autor de la biografía. Don Luis Bravo Pardo nació en esta ciudad en 1836, que en ese momento era parte del Reino de Dinamarca. Altona surge como un poblado del condado alemán de Holstein-Pinneberg en 1535-1537. En 1640, dado a que la línea de sucesión del condado desaparece, los monarcas daneses reclaman el territorio y la ciudad. Desde ese momento hasta la Guerra de los Ducados en 1864, donde Dinamarca se enfrentó y fue derrotada por una coalición de estados alemanes dirigidos por Prusia y Austria, la ciudad pasó a manos de Prusia que, en 1871, crea el Imperio Alemán. En 1938, la ciudad de Altona es integrada a Hamburgo como uno de sus distritos.

Regresando a la obra, el autor Bravo Vick redactó un escrito biográfico donde presenta dos aspectos fundamentales para entender la vida del biografiado: el trasfondo histórico donde se desarrolló y los hechos que marcaron su existencia. El trasfondo lo tituló “Antecedentes históricos” y en él dedicó cuatro subtemas muy apremiantes en este relato: historia del pueblo judío, los sefarditas, genealogía de la familia Bravo Pardo e historia de Mayagüez. El segundo apartado es titulado “El judío mayagüezano: vida y obra de Luis Bravo Pardo” y se subdivide en orígenes, educación, vida familiar, labor comercial, labor política, filantrópica y sociocultural.

En fin, la obra es una aportación no solamente a la historia familiar de los Bravo Pardo, sino que contribuye a la historiografía mayagüezana y puertorriqueña, presentando las aportaciones de un judío que es ejemplo de la trayectoria de su pueblo, a la vez que nos lleva a entender la tenacidad con la que un individuo puede afrontar las vicisitudes que la vida le da y aun demostrar que se puede ser exitoso promoviendo prosperidad y siendo ejemplo a toda la comunidad.  

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