domingo, 30 de agosto de 2020

El auge del anexionismo y el rol de los marginados en San Juan


El auge del anexionismo y el rol de los marginados en San Juan
Edwin A. Fragoso Rivera, Ph. D.

Introducción
El estudio de los movimientos ideológicos en Puerto Rico es sumamente importante. Uno de los que requiere mayor estudio es el anexionismo, aunque dicho sector ha sido estudiado por varios estudiosos.
Capitolio de Puerto Rico. Foto de Mtmelendez.
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Entre estos se destacan: Edgardo Meléndez autor del libro Movimiento anexionista en Puerto Rico, Aarón Gamaliel Ramos en Las ideas anexionistas en Puerto Rico bajo la dominación norteamericana y Luis Martínez Fernández con El Partido Nuevo Progresista; trayectoria hacia el poder y los orígenes sociales de sus fundadores. Otros estudios del anexionismo los encontramos en Henry Wells en La Modernización de Puerto Rico, Juan M. García Passalacqua y su obra, Hegemón: Otredad y Mismidad de la otra cara. Por otro lado, tenemos el análisis de las elecciones del año 1968 realizado por Marcia Rivera en el libro, Elecciones de 1968 en Puerto Rico.

Estaremos reseñando a dichos autores en sus respectivos libros al igual de otros escritos relacionados. Además de un análisis de las estadísticas electorales a partir del año 1956 y también el de los cinco precintos de San Juan y el comportamiento electoral de los Residenciales Público de la ciudad capital. También discutiremos el comportamiento político en Puerto Rico y el Caribe y el rol que jugaron los marginados que llegaron del campo al arrabal y del arrabal al caserío.

Análisis de textos
En el texto de Edgardo Meléndez se expone un estudio analítico del fenómeno anexionista en Puerto Rico. Presenta un análisis de cómo se ha desarrollado el movimiento anexionista de nuestra isla desde finales del siglo XIX hasta la segunda mitad del siglo XX.[1] El libro discute temáticas tales como programas, ideologías, bases sociales y el cambiante apoyo de los Estados Unidos a dicha aspiración.[2]

Aarón G. Ramos, por su parte, expone un análisis exhaustivo del movimiento anexionista, pero se enfoca en el ideal basándose en estudios sociológicos y el impacto que este ha tenido en la política puertorriqueña del siglo XX.[3] Con relación al libro de Henry Wells, aunque el expone en el mismo un estudio completo del proceso de industrialización de Puerto Rico desde 1940, en el epílogo presenta un estudio de la llegada del Partido Nuevo Progresista (PNP) al poder.[4]

Wells analiza el movimiento anexionista en otros capítulos, pero es en el epílogo donde expone el estudio completo partiendo desde la llegada al poder político de este partido en 1968. En el mismo se examinan los distinto factores que llevaron al Partido Nuevo Progresista, recién fundado, a derrotar al Partido Popular Democrático (PPD) por primera vez en su historia. Las razones expuestas por el autor parten de la premisa de que el desarrollo industrial contribuyó a que el pueblo se fijara en el nuevo partido que a su vez postulaba mejores condiciones económicas si Puerto Rico se integraba a la nación de la cual ya se formaba parte, los Estados Unidos.

En el libro, Hegemón[5], Juanma dedicó el capítulo cuatro a analizar el anexionismo, en el mismo señaló que: “En Puerto Rico, el crecimiento de las ayudas de bienestar social llevó a un
 constante aumento electoral del anexionismo…”.[6] A su vez analizó la versión sobre el tema del anexionismo, según Henry Wells y Karl Waggenhein, entre otros escritores estadounidenses.[7]

El texto de Luis Martínez Fernández estudia la llegada a la administración del país del Partido Nuevo Progresista y los orígenes socio económicos de sus principales líderes[8]. En el caso de Marcia Rivera se realiza un análisis de los resultados de las elecciones de 1968 destacando la conducta electoral del área urbana para “ver cuales grupos socio económicos dentro de las áreas urbanas hicieron que los resultados de las elecciones fueran tales”.[9] Se refiere a la derrota electoral del Partido Popular y la asunción al poder del entonces recién fundado Partido Nuevo Progresista.

Cada uno de estos autores presentan de manera distinta su análisis del anexionismo, pero los estudios están dirigidos a resaltar el impacto que ha tenido esta tendencia ideológica en la vida política del país después de 1956.[10] Se ha estudiado suficiente el anexionismo en su enfoque u objetivo, pero necesita clarificación, porque la verdadera naturaleza de la aspiración a la anexión de Puerto Rico a la metrópoli estadounidense no ha sido del todo aclarado. Resulta clave examinar el auge del anexionismo desde 1956 hasta 1992 donde el Partido Nuevo Progresista obtuvo una victoria contundente.[11]

La victoria del PNP en 1992 sentó las bases para que el liderato político pensara que era un triunfo a favor de la estadidad. La decepción con dicha premisa se basó en las aplastantes derrotas electorales en el plebiscito de 1993, el último evento por el control del Partido Demócrata en Puerto Rico en octubre del mismo año, el referéndum Si o No de 1994 y, añado ahora, el plebiscito de la famosa quinta columna de 1998. ¿Creía el pueblo en la estadidad o votó por otras razones? Estos eventos se pueden interpretar como un rechazo a la anexión de Puerto Rico, destacando que la victoria del PNP en las elecciones de 1992 fue en realidad un rechazo a los ocho años de la administración del PPD desde 1984.

Analizando las circunstancias, se repite la historia como en 1968, cuando el recién fundado y ahora en el poder Partido Nuevo Progresista ganó las elecciones tumbando al PPD que, por veintiocho años, de 1940 a 1968, mantuvo el control político en Puerto Rico.[12] Las circunstancias que se presentan en ambos eventos podrían variar, pero en esencia, la semejanza sería que los electores votaron en busca de cambio. Estos “cambios” reflejan la madurez que ha adquirido la mayoría de los votantes, que rompen con el tradicionalismo electoral de votar a favor del partido que se hereda. Un sector de la población que ha roto ese tradicionalismo en la política puertorriqueña son los marginados. Estos son aquellos que representan la pobreza extrema en Puerto Rico, los cuales el proyecto de modernización e industrialización[13] pretendió sacar de la pobreza para construir una sociedad progresista con el propósito de servir de modelo o “vitrina”[14] para los países de América Latina.[15]

Eso no se logró según otros escritores. Los pobres de la zona urbana resultaron ser un factor determinante en la llegada de un partido político anexionista al poder en 1968, representado por el PNP. Fue una reacción de cambios al fracaso del proyecto populista. Se debe tomar en consideración la prédica de que asimilar a Puerto Rico a los Estados Unidos representaba una ventaja para los pobres, y se tendría que examinar cuales son los orígenes sociales que ocupaba el liderato político del PNP.[16] La lucha que surge entre Miguel Ángel García Méndez y Luis A. Ferre por el control de un partido anexionista comenzó a reflejar una pugna de sectores entre intereses económicos agrarios e industriales respectivamente[17] que no incluyó a los pobres.

La campaña que inicia Carlos Romero Barceló de que “la estadidad es para los pobres”[18] refleja la búsqueda de apoyo a la anexión por parte de los sectores pobres urbanos. En cierta medida, logra atraer a dicho sector marginado a respaldar en un momento dado a un partido anexionista en busca de una mejor calidad de vida. Se ha estudiado el creciente respaldo de los que viven en los residenciales públicos, llamados caseríos, quienes de manera general apoyan al partido anexionista. Ahora, una buena pregunta sería si ese apoyo a dicho partidos se debe a convicciones ideológicas o conveniencia económica o ambas.

Estadísticas y visión electoral
Resultaría interesante examinar la historia electoral del anexionismo en Puerto Rico a partir de 1956. Este es el año donde se comienza a reflejar un auge por la anexión de la isla a la metrópolis estadounidense.[19] A pesar de que el entonces Partido Estadista Republicano (PER) obtuvo un 25% en las elecciones de ese año, desplazando al Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) como segunda fuerza electoral, el cual obtuvo un 19% de los votos.[20] Para el 1960, el PER sacó el 32.1% de votos y en 1964 logró un 34.7%. Después de esas lecciones el PER es sustituido por el recién fundado Partido Nuevo Progresista que como nuevo defensor de la anexión de 1968 no solo obtiene el 42.55% de los votos, si no que ganas las elecciones desplazando al PPD de la hegemonía que tenía desde 1940.[21]

El ascenso del PNP y del ideal de la estadidad al poder en Puerto Rico se debió a varios factores. En primer lugar, el crecimiento de la llamada clase media con motivo al desarrollo industrial.[22] Segundo la seguridad económica que reflejaba el nuevo partido en su prédica: “La estadidad era vista por los nuevos sectores dirigentes como un instrumento para proveer estabilidad política a través de la seguridad que garantizaba el estado norteamericano”.[23]

La crisis interna dentro del PPD llevó a la división del partido y la creación del Partido del Pueblo por diferencias ideológicas y políticas. Otro factor importante fue la campaña que llevara el PNP en las elecciones de 1968. Como señala Rafael Ramírez: “…el PNP desarrolló una campaña exitosa, la que puso énfasis en las desigualdades presente en esta sociedad, en tanto recalcaba el compromiso del partido con la gente pobre al prometer varias reformas a fin de mejorar las condiciones del pueblo en especial entre los pobres de la zona urbana”.[24]

Como precursores del apoyo a la industrialización el sector urbano respaldo al PNP en las elecciones de 1968.[25] Aunque el respaldo de la zona urbana pudo haber sido como señala Marcia, “…una identificación por lo que este partido presenta o por el contrario son más bien votos de protesta que el partido logra coger…”.[26]

De acuerdo con esos factores tanto Edgardo Meléndez, Rafael Ramírez y Marcia Rivera coinciden en que el apoyo electoral provino de las zonas urbanas, clase media y pobres, y elementos económicos.

Análisis electoral de los cinco precintos de San Juan: comportamiento electoral de los caseríos
Para este análisis se tomaron como punto de partida los estudios electorales analizados del municipio de San Juan realizados por el Dr. Ibrahim Pérez.[27] La ciudad capital de San Juan se considera el principal baluarte del PNP desde 1968 para la gobernación, no así para la alcaldía.[28] La teoría del Dr. Pérez sobre la simpatía del electorado de los sectores marginados y otros sectores, identifica la clase media, a favorecer la estadidad para Puerto Rico se basaría en los siguientes aspectos: económicos, de seguridad social e ideológicos.[29] En este estricto orden, el primer aspecto de beneficios económicos se basa en las ayudas de beneficencia que reciben y, a su vez, garantizan su seguridad social.

La segunda, que al parecer son los menos, se identifican ideológicamente al entender que Puerto Rico debe ser un estado de la nación estadounidense. Estas teorías en las que coincido, resulta ser un reto para comprobar su veracidad en los que apoyan la anexión de la isla. Pasemos al análisis de los cinco precintos electorales de San Juan.

Los cinco precintos electorales de San Juan se componen de 195 unidades electorales dividas de la siguiente manera:[30]

Precinto I       37 unidades
Precinto II      42 unidades
Precinto III     46 unidades
Precinto IV     36 unidades
Precinto V      34 unidades


De estos, el I y II son los únicos donde el PPD no ha podido recuperarse desde que dominaba todos los precintos entre 1944 a 1964.[31] El precinto 1 se considera el principal baluarte del PNP en San Juan. Este precinto comprende amplios sectores de las llamadas clase media y alta, que son los principales grupos que apoyan la anexión en San Juan.

En los cinco precintos de San Juan, en 41 unidades electorales existen residenciales públicos,[32] distribuidos de la siguiente manera:

Precinto I       9 unidades
Precinto II      9 unidades
Precinto III     14 unidades
Precinto IV     3 unidades
Precinto V      6 unidades

Para las elecciones de 1992 estas unidades le dieron una ventaja de 5,335 votos al PNP del total de 13,392 en toda la ciudad. De acuerdo con el análisis del Dr. Pérez: “La mayoría de los residenciales públicos en San Juan están ubicados en los precintos I y III, únicos no ganados por el PPD desde 1968”.[33] Detallando el comportamiento electoral de los residenciales públicos en las elecciones de 1992 por precinto, la ventaja del PNP sobre el PPD en las 41 unidades fueron:

Precinto I       PNP ganó 9 de 9
Precinto II      PNP ganó 7 de 9
                        PPD ganó 2 de 9
Precinto III     PNP ganó 12 de 14
                        PPD ganó 2 de 9
Precinto IV     PNP ganó 3 de 3
Precinto V      PNP ganó 4 de 6
                        PPD ganó 2 de 6

Esto refleja una amplia ventaja en el respaldo electoral al PNP por parte de los residenciales públicos de San Juan. Habría que destacar del análisis realizado por el Dr. Ibrahim Pérez que se presenta una marcada penetración del PPD y quien fue su candidato a la gobernación Héctor Luis Acevedo a unidades electorales dominadas por el PNP desde el 1968.[34] Concluyendo esta parte, los sectores marginados presentan una simpatía por el partido que aboga por la anexión para Puerto Rico. En particular los residenciales públicos del área de San Juan. Todavía queda la interrogante: ¿Por qué votan por un partido cuando su comportamiento electoral varía?

Comportamiento político en Puerto Rico y una visión al Caribe
El comportamiento político en Puerto Rico se puede comparar con la conducta electoral en el Caribe.[35] Cabe destacar que el proceso que se da en Puerto Rico a partir de 1952 con el establecimiento del Estado Libre Asociado se pretendía “vender” como la decisión de un pueblo en su autodeterminación y el establecimiento de un gobierno democrático. En Puerto Rico se han celebrados más procesos electorales que en otros territorios del Caribe.[36] Unas veintiocho elecciones generales se han celebrado desde 1900 hasta el 1992, en esta ecuación no se contabilizan los plebiscitos de 1967 y 1993, ni los referéndums Si o No de 1991 y 1994.

Puerto Rico, al momento de este escrito, era un país con un mayor número de votantes en los eventos electorales. Valdría la pena preguntarse: ¿Por qué votan los puertorriqueños?[37] Se podrían establecer interrogantes adicionales: ¿Votan por ideologías? ¿Votan por plataformas o candidatos o por otras razones? En el artículo publicado por García Passalacqua y Jorge Heine se ofrece una teoría del comportamiento electoral. Resumiendo, ellos plantean que la interacción entre las sociedades del Caribe y sus perspectivas políticas están limitadas a una.[38] Lo que se debe hacer es un esquema de las implicaciones políticas y de las condiciones sociales.

Una parte de los votantes de la isla que votan, al momento de este estudio, consideran la política como un mercado. Concluyen que para entender la conducta política de los puertorriqueños habría que revisar la importancia de lo que piensan y qué hace que piensen de esta manera.[39] Se podría inferir que los puertorriqueños desde 1952 hasta el presente, al momento de este estudio, han confundido lo que son unas elecciones generales de unas plebiscitarias.    

Una posible explicación a esta premisa sería la siguiente; los tres partidos políticos tradicionales que compiten en las elecciones generales representan cada una de ellas una tendencia o aspiración de solución de estatus para Puerto Rico. En el Partido Popular Democrático, el Estado Libre Asociado, el Nuevo Progresista la anexión a los Estados Unidos y el Independentista Puertorriqueño la separación total e independencia de la isla. Los dos primeros han gobernado el país, en el caso del PPD desde 1941 siendo gobierno en el senado y luego en 1949 desde la gobernación hasta el 1968. Luego de nuevo de 1973 al 1976 y de 1985 al 1992. El PNP de 1969 al 1972, del 1977 al 1984, de 1993 hasta el 2000, eventualmente en el siglo XXI de 2009 al 2012, luego de 2017 al presente (2020).

El Partido Independentista Puertorriqueño nunca ha tenido la oportunidad de gobernar, aunque han participado en dichos procesos electorales eligiendo en alguno de estos una senadora o senador y un representante. El miedo, la tradición de votar por los mismos, la propaganda de beneficios económicos entre otras podría ser algunas de las razones para mantener al PIP fuera de la contienda a la gobernación. Los dos principales partidos conducen sus propagandas a los sectores menos privilegiados donde a su parecer captan el mensaje de que ellos son los únicos que garantizarían mayores beneficios económicos si se mantienen relacionados a los Estados Unidos.

Un ejemplo de esto lo es el folleto publicado bajo el título: La estatidad es para los pobres bajo la autoría de Carlos Romero Barceló.[40] Destaca Romero Barceló lo siguiente:

“La Estadidad Puertorriqueña será una bendición precisamente para aquellos que están en peores económicas. Y será una carga más pesada para aquellos que están en mejores condiciones económicas. Aunque, a fin de cuenta, ellos también se beneficiarán con el auge económico que se propiciará cuando Puerto Rico logre convertirse en un estado de la unión”.[41]

Con esto, el autor señala que los problemas económicos, tanto de los pobres como de los ricos, mejoraran con la anexión. Los partidos muestran cómo ven los marginados a los Estados Unidos, pero no se han tomado la molestia de mostrarle como nos ve el hegemón, los Estados Unidos, a nosotros.[42] Para efectos del hegemón, las victorias de los anexionistas desde 1968 hasta 1992 no representa la idea de asimilación de los puertorriqueños a la metrópoli, porque se dieron por vencido ante el reconocimiento de la identidad cultural puertorriqueña.[43]

Los marginados: del arrabal a los caseríos
Examinando las estadísticas electorales desde 1956 hasta el presente, podemos concluir que a pesar de que el movimiento anexionista ha crecido en términos electorales, este no pasa del 50% que representaría una super mayoría a favor de la anexión para Puerto Rico.[44] Es por esto que se tendrá que examinar si ese auge en el apoyo a la anexión representa un llamado real a que Puerto Rico pase a ser parte integral a la nación estadounidense, o por el contrario eso representa solo un endoso al “crecimiento de las ayudas de bienestar social”[45] que convendría para el mejoramiento económico de Puerto Rico.

Los sectores pobres urbanos son protagonistas importantes en las decisiones políticas de nuestro país. Como señala la Dra. Helen Icken Safa: “El vínculo más fuerte entre el arrabal y el mundo exterior se da a través de la política. Los tres partidos principales en Puerto Rico para el 1959 eran: el PPD, el PNP y el PIP estaban representados en los Peloteros” (refiriéndose a un cortometraje de la época producido por Jack Delano).[46]

Con esto señala la Dra. Icken Safa cómo los partidos políticos se adentran en el mundo de los menos privilegiados para asegurar los votos para los respectivos partidos. Estos estudiosos como la Dra. Icken Safa, al igual que el Dr. Rafael Ramírez[47], dan luz al señalamiento que la conducta electoral partirá de la conveniencia económica y no a la alteración de los valores culturales. Señala El Dr. Ramírez lo siguiente: “La visión desde el arrabal… consistía en considerar al PNP como el partido que podía mejorar las condiciones de vida de los pobres. El PPD había fracasado en la solución de la desigualdad social extrema. Tanto a nivel insular como local, la campaña del PNP prometió solucionar esos problemas”.[48]

Esto parte de la siguiente premisa: La conducta electoral de los sectores marginados o pobres urbanos en Puerto Rico se basará en promesas de bienestar económico y cumplimiento de las mismas campañas electorales. Las comunidades pobres que se fueron desarrollando con la emigración del campo a la ciudad para la década de los treinta se establecieron por varias razones:

“…se estima que había alrededor de 95,000 viviendas en arrabales ubicados en áreas urbanas de Puerto Rico. Entre los factores que influyeron en el alto índice de los arrabales se encontraban, la alta desproporción que prevalecía entre el ingreso familiar y el costo de vida, crecimiento demográfico, emigración hacia los centros urbanos como consecuencia de la industrialización…”.[49]

De aquí proviene el dilema de los pobres urbanos que buscando mejorar sus condiciones de vida encontraron una solución al votar por el PNP en 1968 para alcanzar un alto grado de progreso, como fue la promesa de ese partido.[50] El apoyo brindado al PNP también se puede interpretar como un voto de protesta a la gestión de gobierno del PPD que procedió a destruir los arrabales y comenzó la construcción de los Residenciales Públicos, llamados Caseríos. A pesar de haber votado por un nuevo partido el cual prometió cambiarles sus formas de vidas, no fueron capaz por cumplirles en todo. Como señala Rafael Ramírez:

“Aun cuando creían por completo que el PNP pudiera detener el programa de renovación urbana no tenían nada que perder. Cuando el nuevo gobierno tomo posesión y aun obligaba a la gente a mudarse, los residentes de Cataño comenzaron a preguntar que había ocurrido con las promesas de campaña”.[51]

Conclusión
El estudio sobre el auge del movimiento anexionista, a mi juicio, se debe concentrar en el rol que han desempeñado los residentes de los llamados caseríos, en particular los del área de San Juan. Todavía queda como interrogante si los sectores pobres representados por los residenciales públicos le brindan el apoyo representativo en las aspiraciones a la anexión. Esa pregunta debe ser contestada en una investigación de mayor envergadura a este humilde intento.

Nota del autor: Este trabajo de investigación lo realicé para el año 1995 cuando tomaba un curso titulado; Seminario de lecturas, Puerto Rico y el Caribe en el siglo XX. El profesor fue el querido amigo y mentor Lic. Juan Manuel García Passalacqua, (Q.D.P.), que lo ofreció en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe cuando inicié mis estudios graduados allí. Este era el último trabajo para cumplir con el curso y mi esposa lo realizó a maquinilla y se está transcribiendo en Word para perpetuarlo por siempre. Así que muchos datos analizados y mencionados en este trabajo eran del momento en que se realizó la investigación.

Bibliografía
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Wells, Henry. La Modernización de Puerto Rico, Editorial Universitaria, 1976




[1] Meléndez, Edgardo, Movimiento anexionista en Puerto Rico, Editorial Universitaria, 1993.
[2] Ibid., contra portada del texto.
[3] Ramos, Aaron G., Las ideas anexionistas en Puerto Rico bajo la dominación norteamericana, Ediciones Huracán Inc., 1987, p. 11.
[4] Wells, Henry, La Modernización den Puerto Rico, Editorial Universitaria, 1976, pp. 346-360.
[5] García Passalacqua, Juan M., Hegemón: Otredad y Mismidad de la otra cara, Editorial Cultural, 1994.
[6] Ibid., p. 78.
[7] Ibid., pp. 78-81.
[8] Martínez Fernández Luis, El Partido Nuevo Progresista; trayectoria hacia el poder y los orígenes sociales de su fundadores, Editorial Edil, 1980.
[9] Rivera, Marcia, Elecciones de 1968 en Puerto Rico, CEREP, San Juan, 1972.
[10] Ramos de Santiago, Carmen, El gobierno de Puerto Rico, Editorial Universitaria, 1979, pp.266-267.
[11] Bayrón Toro, Fernando, Historia de las elecciones y los partidos políticos de Puerto Rico: 1809-2012, Nueva edición ampliada, Publicaciones Gaviota, 2016, pp. 429-455, Comisión Estatal de Elecciones, Resultados finales sobre las elecciones de 1992, p. 1.
[12] Meléndez, op. cit., p. 109.
[13] Wells, op. cit., cap. VI, p. 139.
[14] Sobre este concepto consultar a, Pérez, Silverio, La vitrina rota o ¿qué carajo paso aquí? Segunda edición, Ediciones Callejón, 2017
[15] Ramírez, Rafael, El arrabal y la política, Editorial Universitaria, 1976, también en Edgardo Meléndez, op. cit., pp. 109-115.
[16] Fernández Méndez, op. cit., cap. II.
[17] Meléndez, op. cit., p.115.
[18] Prólogo al folleto publicado bajo el título: La estadidad es para los pobres, de Carlos Romero Barceló que aparece en el libro de Aarón G. Ramos, op. cit., pp. 126-130.
[19] García Passalacqua, op. cit., p. 78.
[20] Ver tabla #8, Resultado electorales por partidos, tabulados en porcientos de votos de 1940 al 1964 en, Henry Wells, op. cit., p. 283.
[21] Ibid., p. 283.
[22] Ibid., p. 247.
[23] Ibid., p. 110.
[24] Ramírez, op. cit., p. 150.
[25] Rivera, op. cit., p. 24.
[26] Ibid., p. 26.
[27] Entrevista al Dr. Ibrahim Pérez, 29 de noviembre de 1995: I. Pérez y M. Fernández, Análisis cuantitativo de movimientos poblacionales electorales en Puerto Rico durante las últimas tres décadas, Análisis, San Juan, 1984, Análisis de precintos de San Juan, estadísticas multigrafiadas, 20 páginas, 1995.
[28] I. Pérez, Análisis de precintos de San Juan, estadísticas multigrafiadas, p. 1.
[29] Entrevista al Dr. Pérez.
[30] Cabe señalar que este trabajo es de 1995 y ha habido muchos cambios de los precintos y unidades electorales de toda la isla. Pero al momento de esta investigación así estaban divididos los precintos de San Juan.
[31] I. Pérez, op. cit., p. 2.
[32] Ibid., p. 8, recordando el dato de la nota anterior basado en que esta investigación data de 1995.
[33] Ibid.
[34] Ibid., pp. 1-8.
[35] Clarke, Colin, Politics and Society in the Caribbean, ed., artículo publicado en, García Passalacqua, Juan M. y Jorge Heine, Society and Voting Behaviur in Puerto Rico, New York, 1991, p. 246.
[36] Ibid., pp. 246-247.
[37] Ibid., p. 247.
[38] Ibid., pp. 245-267.
[39] Ibid.
[40] Carlos Romero Barceló, La estadidad es para los pobres, artículo publicado en el libro de Aaron G. Ramos, op. cit., pp. 126-130.
[41] Ibid., p. 127.
[42] García Passalacqua, Hegemón: op. cit., un análisis de 100 textos estadounidense sobre la visión de los Estados Unidos a Puerto Rico.
[43] Ibid., p. 85.
[44] Carmen Ramos de Santiago, El Gobierno de Puerto Rico, tercera reimpresión, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1979, p. 267.
[45] García Passalacqua, op. cit., p 78.
[46] Helen Icken Safa, Familias del arrabal: un estudio sobre desarrollo y desigualdad, Editorial Universitaria, 1989, p. 105.
[47] Ramirez, op. cit.
[48] Ibid., p. 150.
[49] Pedro A. Reina Pérez, Breve historia del programa de vivienda publica en Puerto Rico, Tesis de maestría, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 1991, pp. 23-24.
[50] Ramirez, op. cit., pp. 154-155.
[51] Ibid., p. 155.

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