lunes, 21 de julio de 2025

La Guerra de Ucrania y su extensión al Sudán

La Guerra de Ucrania y su extensión al Sudán

Pablo L. Crespo Vargas

Localización de Sudán
Imagen de Dinamik en Wikimedia Commons
24 de enero 2010

La guerra de Ucrania se expandió a un nivel internacional y no es precisamente en Europa, donde, en el peor de los casos, pudiera desencadenar una escalada que terminaría con un conflicto mayor o hasta una guerra nuclear. En los primeros meses del 2024 salieron reportes independientes y de diversas agencias de noticia internacionales tales como The Economist (Londres), Lemonde (París), Wall Street Journal (New York) y Firstpot (India), entre otras, sobre fuerzas especiales ucranianas operando en Sudán y Siria como parte del esfuerzo de Kiev por desalentar la presencia rusa en estos países. Fuentes independientes como Bellingcat (colectivo internacional independiente de investigadores y periodistas establecido en Londres) aseguraron que fuerzas militares ucranianas se encontraban activos en una especie de “caza” de efectivos rusos de la empresa militar privada (PMC – Private Military Company) Wagner operando en los dos países mencionados.

El grupo Wagner fue, originalmente, una organización mercenaria que daba servicios al gobierno ruso y a sus aliados. La organización surgió durante la intervención rusa en Ucrania de 2014 y se fue afianzando con poder y riquezas según participaron en operativos en beneficio del gobierno de Vladimir Putin, presidente ruso. Luego del intento de rebelión de Wagner, en junio de 2023, y de la muerte de su cuerpo directivo en agosto del mismo año, el gobierno ruso tomó control de la organización, aunque en Occidente se sospechaba que siempre lo tuvo. En la actualidad Wagner es parte de la estructura militar rusa; no obstante, se debe mencionar que sus operaciones en el extranjero fueron base para su enriquecimiento y formación. Entre estas intervenciones ha estado el apoyo al gobierno oficial sirio desde el 2015 y operaciones en diversos países africanos: Sudán, Malí, Mozambique, Burkina Faso, Libia, Madagascar y República Centroafricana.

En el caso de Sudán, país con una población actual aproximada de 50 millones, vive desde 1983 en un estado constante de guerras civiles que han provocado, según los estimados más altos, sobre 2.7 millones de muertes y 10 millones de desplazados (números combinados de todos los conflictos internos). Estas cifras demuestran una crisis humanitaria, donde los mayores afectados son los ciudadanos comunes, quienes sufren las masacres, la hambruna, las epidemias y cuanto otro sufrimiento provocan las ansias de poder.

El estado de guerra civil actual en Sudán, comenzado en abril de 2023, enfrenta a dos facciones militares: las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS) —fuerzas militares gubernamentales— y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), milicias que en algún momento estuvieron aliados o en colaboración con el gobierno durante la guerra de Darfur. Sobre el conflicto en Darfur, este es uno de carácter étnico entre poblaciones de descendencia árabe y negras nativas, básicamente por el control de recursos. El gobierno sudanés estuvo del lado de la población árabe argumentando que las intenciones de la población negra eran de separarse. Recordemos que, en 2011, el Sur de Sudán se separó como entidad independiente, siendo las discrepancias étnico-religiosas las principales para que se diera.

Regresando al estado de guerra civil sudanés, dentro de los aliados de la FAR se incluye al grupo Wagner, quien ha suministrado entrenamiento y apoyo directo de combate, lo que implica la llegada de militares rusos y mercenarios extranjeros al conflicto. Por otro lado, las fuerzas especiales ucranianas también se desplegaron en el país. Al menos, desde septiembre de 2023 se han confirmado movimientos de ambos grupos y ataques de los ucranianos sobre elementos de Wagner, que incluyen el uso de drones y la captura de un mercenario ruso. La situación no se queda allí y se complica. El gobierno ruso, desde mayo de 2024, ha estado en conversaciones con el gobierno sudanés para ampliar sus operaciones en el Mar Rojo con el establecimiento de una base de logística naval al norte de Puerto Sudán.  Esto ampliaría el campo de acción y movilidad de los rusos en una zona altamente conflictiva. En beneficio a las autoridades de Sudán, Moscú estaría suministrando equipo y armamento al gobierno local. En esta misma línea, analistas internacionales estiman que Rusia, como parte de los acuerdos, moverá los elementos de Wagner fuera de Sudán y los reubicará en la zona de guerra de Ucrania. Esto le dará espacio al gobierno y a la FAS a poder consolidar su poder. Ahora bien, existe una gran contradicción en todo esto que está ocurriendo o por lo menos es lo que se puede ver desde Occidente, ya que las relaciones entre Sudán y Ucrania también se han estrechado en los últimos dos años, al punto que se han intercambiado ayuda militar y en agosto del 2023 se había acordado el establecimiento de una embajada ucraniana en Khartoum, capital del país.

Al momento de escribir estas líneas (julio de 2024), las autoridades oficiales de Sudán se han reubicado en Puerto Sudán y Khartoum es zona de combates donde la FAR mantiene un predominio. A parte de las fuentes ya mencionadas, hemos revisado partes de prensa y análisis de las siguientes procedencias: Aljazeera (Qatar), United Nation News, New York Times y BBC.

Nota editorial: Artículo original publicado el 3 de julio de 2024 en El Post Antillano. La versión en Akelarre fue modificada para adecuarla al tiempo transcurrido desde que salió el artículo de manera original.

miércoles, 9 de julio de 2025

Formas de sociedad en la historia

Formas de sociedad en la historia

Francisco Moscoso

(Fragmento del libro Indios y negros en la conquista española de Puerto Rico, siglo XVI: libres y esclavos, Lajas: Editorial Akelarre, 2025, pp. 7-13)

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En la historia originaria y remota, en todas partes, la sociedad humana estuvo constituida en comunidades familiares, y más adelante, en agrupaciones de clanes y conglomerados de tribus. Las relaciones sociales se fundamentaban en los lazos de familia (relaciones de parentesco), la división del trabajo se repartía en general con arreglo a factores de edad y género (lo que podían hacer los ancianos, adultos y niños), la producción y distribución económica era comunal, no había estratificación social y las decisiones se tomaban en base a una democracia igualitaria comunitaria. Así se ha teorizado y documentado en obras clásicas como Ancient Society, publicada en 1877, del etnólogo (estudioso de pueblos y etnias) norteamericano Lewis Henry Morgan; igualmente se ha comprobado en diversas investigaciones de campo por la antropología científica y universitaria desde el siglo XIX en adelante.

En una etapa avanzada de la sociedad tribal se generó el excedente de producción. En otras palabras, especialmente mediante la agricultura y el desarrollo de técnicas de cultivo e irrigación, complementado por un nivel tecnológico neolítico que proporcionó una ferretería de instrumentos de piedra pulida, la sociedad tuvo la capacidad de crear abastecimientos regulares y reservas de sustento alimenticio variado que superaron las limitaciones del quehacer cotidiano de trabajo para la sobrevivencia estricta.

Las nuevas circunstancias de la historia fueron analizadas con profundidad por el arqueólogo V. Gordon Childe. En su libro Qué sucedió en la historia, Childe lo conceptualizó con atino como la Revolución Neolítica. Por entonces comenzaron las construcciones de chozas y asentamientos en aldeas, con jurisdicciones territoriales aledañas consideradas vitales para la tribu. Ese terreno de desarrollo mayor de las fuerzas productivas hizo posible que unos segmentos de la sociedad se separaran de las faenas de la producción directa que antes compartían en conjunto. Surgieron los guerreros defensores y se destacaron algunos por sus destrezas y valentía. Otros se distinguieron como conocedores de las propiedades de las plantas medicinales y alucinógenas e intérpretes de los espíritus de la naturaleza. Y algunos linajes eran relacionados (realmente o transmitido por leyenda cultural) con la antigüedad de donde derivaban su identidad étnica. Las distinciones de prestigios fueron la antesala histórica de las diferenciaciones sociales privilegiadas.

En aquellos contextos históricos la gente tenía concepciones primitivas y mágico-religiosas de la vida y la naturaleza. Entonces el conocimiento científico era muy escaso y atribuían a los elementos de la naturaleza y a algunos individuos poderes misteriosos. Esas fueron las semillas del surgimiento histórico de la estratificación social y de la jefatura.

Con los cacicazgos se produjo la transición de la sociedad tribal-comunal a la sociedad de clases sociales y estado incipientes. Desde las civilizaciones posteriores en adelante la historia registra una sucesión de diferentes sociedades de clases y estados consolidados. En términos generales, las sociedades han pertenecido a los contextos del tributarismo, esclavismo, feudalismo, capitalismo, socialismo y/o comunismo. Así mismo se han dado muchos casos de sociedades mixtas, con combinaciones de las formas anteriores. Sobre las definiciones y caracterizaciones de cada una de estas formas hay una historiografía abundante, con interpretaciones diversas y debates.

Ese es el esquema general de formas de sociedad que se han sucedido en la historia desde el pasado remoto hasta nuestros días. En términos de desarrollo de fuerzas y capacidades productivas pueden considerarse etapas (con fases particulares) de sociedad en la historia. A esa sucesión general podemos asociar un claro desarrollo tecnológico y científico progresivo. Ello se demuestra desde los inicios de la sociedad humana equipada con instrumentos rústicos de piedra y madera hasta la revolución electrónica y cibernética del tiempo en que escribimos; proceso de incesantes cambios e innovaciones. Pero no se puede decir lo mismo en cuanto al contenido social de las sociedades que, por ser constituidas en divisiones de clases lo que han legado son diferentes formas de explotación del trabajo y opresiones de todo tipo. Ciertamente, es una gran paradoja y frustración terrible en el andar de la historia.

Se observa, a su vez, que la historia es un proceso de movimientos y desarrollos multilineales de las sociedades. No todos los pueblos han pasado por el esquema general de etapas. Todo depende de los ritmos y condiciones dispares de desenvolvimiento en cada lugar, por un lado. Y a las circunstancias en que unos pueblos, con niveles de vida y contextos históricos distintos han entrado en contacto o en procesos de conquista o subordinación unos respecto a otros.

Al considerar lo sucedido con indios y negros en la conquista española en el siglo XVI, tengamos presente dos escenarios compuestos de contextualización concreta: (1) el trasfondo de las sociedades de África de donde provenían los “negros”, el de las sociedades de América indígena, y el de las sociedades de Europa, y España y Portugal, más en particular, por ser las dos potencias conquistadoras iniciales; y (2) la caracterización del entrecruzamiento de estas sociedades de contextos bien diferentes en el proceso de conquista y colonización que se desplego desde 1492 y a lo largo del siglo XVI.

domingo, 6 de julio de 2025

Comentarios a Haití: un pueblo atrapado por el hombre

Comentarios a Haití: un pueblo atrapado por el hombre

Pablo L. Crespo Vargas

Haití: un pueblo atrapado por el hombre es la más reciente obra del historiador Miguel Ángel Virella Espinosa. Esta está compuesta por cuatro ensayos que recorren diversos aspectos de la historia del pueblo haitiano desde su formación dentro del sistema esclavista internacional, anterior a la Revolución Haitiana, hasta las repercusiones raciales que tiene que vivir esta población, aún hoy en el siglo XXI, y que fueron presentadas en el análisis que el profesor Virella realiza sobre la llamada Masacre de Perejil. El doctor Virella busca concientizar sobre los estereotipos y la concepción racista y de discriminación que se tiene sobre los haitianos, especialmente cuando estas vienen de otros caribeños.

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El libro tiene un prólogo escrito por el Dr. Rafael Batista Cruz y un epílogo escrito por este servidor. El prólogo presenta la obra y resume cada uno de los capítulos preparando la curiosidad del lector para lo que se avecina. El epílogo es un ensayo sobre una de las figuras mencionadas en el texto, pero que fue desconocida por muchos fuera de Haití, me refiero a Joseph-Anténor Firmin. Firmin fue un haitiano pluridisciplinario y humanista, que se educó leyendo los clásicos de la literatura universal, a la vez que se instruía con publicaciones científicas del momento; enseñó latín, griego y francés; fue periodista, economista y político. Además, y más importante, cuando la comunidad científica de la segunda mitad del siglo XIX favorecía y creía en las teorías de superioridad racial que dieron paso al racismo moderno, fue una de las pocas personas que argumentó en contra de ello. Como humanista y escritor que era, Firmin presentó ante la Sociedad Antropológica de París una obra titulada Sobre la igualdad de las razas humanas, ensayo de sobre 660 páginas donde evidenciaba de manera histórica que la raza negra no era inferior a la blanca, presentando sus avances y cómo las poblaciones negras a través del planeta se habían desarrollado ante las imposiciones de otros grupos poblacionales. Como era de esperarse, en una sociedad que ya había adoptado el racismo como verdad científica, su obra, aunque no pudo ser refutada, fue escondida. No es hasta el siglo XX que es encontrada y hoy promovida.

Regresando a los ensayos del doctor Virella, estos presentan diversos temas tales como el racismo, el sincretismo religioso, las luchas abolicionistas, los conflictos políticos, tanto locales como internacionales, y el intervencionismo imperialista en el Caribe, entre otros. El primer ensayo analiza la Revolución Haitiana desde sus raíces con el sistema esclavista y las luchas de poderes entre grupos poblacionales. El segundo ensayo trabaja el intervencionismo extranjero en Haití, recalcando el caso de Mole Saint Nicolas, enclave geográficamente estratégico para el establecimiento de una base naval. Fueron varias las naciones que se interesaron por este puerto, pero el que más presión realizó fue el gobierno estadounidense, aunque no lograron adquirirlo. Interesante entender las movidas que se dieron, la reacción del gobierno haitiano, con algunas personalidades dispuestas a entregar su tierra y otros defendiendo la soberanía del país —algo que vemos muy seguido en el Puerto Rico actual. El tercer ensayo continúa presentando los intereses del expansionismo militar de los Estados Unidos, quienes ocupan Haití en 1914 y llevan a que esta invasión provoque ciertas movidas que repercutieron tanto fuera como dentro del país. El último ensayo, el autor nos lleva a la Masacre de Perejil en 1937 y nos sumerge a las dinámicas fronterizas entre dominicanos y haitianos y los efectos para ambos pueblos.

En fin, Virella Espinosa quiere que analicemos sin prejuicios la historia haitiana para poder entender la esencia caribeña que hay en ella y, aunque nos guste o no, representa parte de nuestras vivencias como pueblo.

Miguel Ángel Virella Espinosa es un estudioso de la Cultura Negra y sus aportaciones al Mundo Moderno. En la actualidad se desempeña como profesor de Historia de Puerto Rico en la Universidad Interamericana, Recinto de Bayamón. Su formación académica se da en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, la Universidad de Nueva York y la Universidad Interamericana de Puerto Rico. De esta última obtuvo el grado de Doctor en Filosofía con especialidad en Historia de América. Al momento, está trabajando en el análisis del quehacer cultural de Arturo A. Schomburg para una futura publicación.

La versión original de este artículo fue publicado por El Post Antillano el 3 de agosto de 2024.

jueves, 3 de julio de 2025

La isla de la Mona en el proceso de conquista

La isla de la Mona en el proceso de conquista

Pablo L. Crespo Vargas

En abril de 2024, el Dr. Francisco Moscoso publicó el libro La Isla de la Mona en la conquista española de Puerto Rico. Esta obra se suma a una serie de publicaciones de este autor sobre el tema de la conquista y colonización en Puerto Rico. También, complementa la obra del Dr. Ovidio Dávila, Arqueología de la Isla de Mona de 2003; y los trabajos que se han publicado en revistas profesionales sobre el tema, como por ejemplo el ensayo de Walter A. Cardona Bonet, “Los Caciques de la Mona”, Hereditas, Revista de Genealogía Puertorriqueña, Vol. 21, Número 2, 2020, pp. 10-26.

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La Isla de la Mona en la conquista española de Puerto Rico es el producto de una investigación de fuente primaria que incluyen manuscritos del Archivo General de Indias en Sevilla; crónicas del periodo de la conquista redactados por Bartolomé de las Casas, Hernando Colón y Gonzalo Fernández de Oviedo; y las transcripciones de la Hacienda Real en Puerto Rico realizadas por Aurelio Tanodi y revisadas por el personal del Centro de Investigaciones Históricas. A estos recursos se le añade una bibliografía que ayuda a contextualizar y entender el proceso histórico. 

Sobre el contenido, Moscoso nos dirige por el recorrido histórico de esta isla durante el primer cuarto del siglo XVI. En ese tiempo, la Mona representó un puente geográfico entre La Española y San Juan Bautista (eventualmente reconocido como Puerto Rico). Para el autor, su objetivo es presentar la “función de apoyo material que desempeñó la Isla de la Mona para los conquistadores españoles” [p. 4]. Al comenzar la conquista, la isla —y su cacicazgo— fue otorgado en encomienda a Bartolomé Colón de 1511 a 1514. No obstante, en 1515, pasó a manos de la Corona, convirtiéndose en una Hacienda Real. Dentro de lo que esto representó, la población indígena no podía ser removida y debían quedarse como jornaleros de las labores que allí se dieran: “Así pues, el pequeño cacicazgo de la Isla de la Mona se transformó en Real Hacienda al servicio y negocio del gobierno colonial: estación de abastecimiento del básico pan casabe” [p. 20]. Pero, el casabe no sería el único producto que sería exportado, dado a que se elaborarían hamacas. Sobre estas y su importancia comercial en el proceso de conquista y colonización se destacan varias páginas [27-31]. Otros temas tratados son la cotidianidad que se vivía en la Mona, posibles proyectos que tenían los colonizadores y hasta se da una explicación de cómo se compensaba o pagaba a los indígenas. En este último caso debemos indicar que la indemnización se hacía a partir de suministrarles piezas de vestir —una muestra clara del choque cultural y la poca empatía hacia la población local—.

El autor también presenta a los protagonistas de esta historia, tanto indígenas como colonizadores. Muchos de ellos nombrados en los documentos de la Real Hacienda y que Moscoso nos presenta en tablas o narraciones. Demos dos ejemplos; primero, el cuadro 3, donde se describe narrativamente una pequeña aldea de, al menos, ocho bohíos, con los nombres de sus principales: un cacique o líder llamado Camillas, un capitán o nitaíno llamado Andrés Carahaguan y hasta un naboria de nombre Pedro Hayoroa, entre otros; y cada uno de ellos a cargo de un bohío [p. 45-46]. Segundo, en el cuadro 4, Moscoso nos nombra 128 indígenas con su pago por las tareas realizadas: el que más, el cacique, recibe hasta un jubón de damasco como parte de varias piezas; y los que menos, naborías comunes, una camisa [pp. 48-54].

La Isla de la Mona en la conquista española de Puerto Rico nos presenta parte de nuestra historia, una de la que poco se habla, pero que está allí. La Mona, como punto central entre dos Antillas, que por siglos han estado hermandadas, y que hoy, con esta narración nos hace ver las dificultades de la vida que pasaron los aborígenes de esta zona.

Por último, y como dato técnico, el ensayo está dividido en 15 apartados temáticos, unas 90 páginas, con 19 imágenes y varias tablas con información referente. La versión comercial es en carpeta blanda, mientras que existe una edición especial en carpeta dura, la cual se puede conseguir en línea.

La versión original de este artículo fue publicada el 6 de julio de 2024 en El Post Antillano