La Guerra de Ucrania y su extensión al Sudán
Pablo L.
Crespo Vargas
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Localización de Sudán Imagen de Dinamik en Wikimedia Commons 24 de enero 2010 |
La guerra
de Ucrania se expandió a un nivel internacional y no es precisamente en Europa,
donde, en el peor de los casos, pudiera desencadenar una escalada que
terminaría con un conflicto mayor o hasta una guerra nuclear. En los primeros
meses del 2024 salieron reportes independientes y de diversas agencias de
noticia internacionales tales como The Economist (Londres), Lemonde (París),
Wall Street Journal (New York) y Firstpot (India), entre otras, sobre fuerzas
especiales ucranianas operando en Sudán y Siria como parte del esfuerzo de Kiev
por desalentar la presencia rusa en estos países. Fuentes independientes como
Bellingcat (colectivo internacional independiente de investigadores y
periodistas establecido en Londres) aseguraron que fuerzas militares ucranianas
se encontraban activos en una especie de “caza” de efectivos rusos de la
empresa militar privada (PMC – Private Military Company) Wagner operando en los
dos países mencionados.
El grupo
Wagner fue, originalmente, una organización mercenaria que daba servicios al
gobierno ruso y a sus aliados. La organización surgió durante la intervención
rusa en Ucrania de 2014 y se fue afianzando con poder y riquezas según
participaron en operativos en beneficio del gobierno de Vladimir Putin,
presidente ruso. Luego del intento de rebelión de Wagner, en junio de 2023, y
de la muerte de su cuerpo directivo en agosto del mismo año, el gobierno ruso
tomó control de la organización, aunque en Occidente se sospechaba que siempre
lo tuvo. En la actualidad Wagner es parte de la estructura militar rusa; no
obstante, se debe mencionar que sus operaciones en el extranjero fueron base
para su enriquecimiento y formación. Entre estas intervenciones ha estado el
apoyo al gobierno oficial sirio desde el 2015 y operaciones en diversos países
africanos: Sudán, Malí, Mozambique, Burkina Faso, Libia, Madagascar y República
Centroafricana.
En el caso
de Sudán, país con una población actual aproximada de 50 millones, vive desde
1983 en un estado constante de guerras civiles que han provocado, según los
estimados más altos, sobre 2.7 millones de muertes y 10 millones de desplazados
(números combinados de todos los conflictos internos). Estas cifras demuestran una
crisis humanitaria, donde los mayores afectados son los ciudadanos comunes,
quienes sufren las masacres, la hambruna, las epidemias y cuanto otro
sufrimiento provocan las ansias de poder.
El estado
de guerra civil actual en Sudán, comenzado en abril de 2023, enfrenta a dos
facciones militares: las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS) —fuerzas militares
gubernamentales— y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), milicias que en algún
momento estuvieron aliados o en colaboración con el gobierno durante la guerra
de Darfur. Sobre el conflicto en Darfur, este es uno de carácter étnico entre
poblaciones de descendencia árabe y negras nativas, básicamente por el control
de recursos. El gobierno sudanés estuvo del lado de la población árabe
argumentando que las intenciones de la población negra eran de separarse.
Recordemos que, en 2011, el Sur de Sudán se separó como entidad independiente,
siendo las discrepancias étnico-religiosas las principales para que se diera.
Regresando
al estado de guerra civil sudanés, dentro de los aliados de la FAR se incluye
al grupo Wagner, quien ha suministrado entrenamiento y apoyo directo de combate,
lo que implica la llegada de militares rusos y mercenarios extranjeros al
conflicto. Por otro lado, las fuerzas especiales ucranianas también se desplegaron
en el país. Al menos, desde septiembre de 2023 se han confirmado movimientos de
ambos grupos y ataques de los ucranianos sobre elementos de Wagner, que
incluyen el uso de drones y la captura de un mercenario ruso. La situación no
se queda allí y se complica. El gobierno ruso, desde mayo de 2024, ha estado en
conversaciones con el gobierno sudanés para ampliar sus operaciones en el Mar
Rojo con el establecimiento de una base de logística naval al norte de Puerto
Sudán. Esto ampliaría el campo de acción
y movilidad de los rusos en una zona altamente conflictiva. En beneficio a las
autoridades de Sudán, Moscú estaría suministrando equipo y armamento al
gobierno local. En esta misma línea, analistas internacionales estiman que Rusia,
como parte de los acuerdos, moverá los elementos de Wagner fuera de Sudán y los
reubicará en la zona de guerra de Ucrania. Esto le dará espacio al gobierno y a
la FAS a poder consolidar su poder. Ahora bien, existe una gran contradicción
en todo esto que está ocurriendo o por lo menos es lo que se puede ver desde
Occidente, ya que las relaciones entre Sudán y Ucrania también se han
estrechado en los últimos dos años, al punto que se han intercambiado ayuda
militar y en agosto del 2023 se había acordado el establecimiento de una
embajada ucraniana en Khartoum, capital del país.
Al momento
de escribir estas líneas (julio de 2024), las autoridades oficiales de Sudán se
han reubicado en Puerto Sudán y Khartoum es zona de combates donde la FAR
mantiene un predominio. A parte de las fuentes ya mencionadas, hemos revisado
partes de prensa y análisis de las siguientes procedencias: Aljazeera (Qatar),
United Nation News, New York Times y BBC.
Nota
editorial: Artículo original publicado el 3 de julio de 2024 en El Post
Antillano. La versión en Akelarre fue modificada para adecuarla al tiempo
transcurrido desde que salió el artículo de manera original.
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