Comentarios sobre la obra de Alan Taylor: American Revolutions:
A Continental History,
1750-1804 (New York: W.W. Norton & Company, 2016)
Pablo L. Crespo Vargas
Nota aclaratoria: el término americano será utilizado según
la concepción que tiene el autor (Alan Taylor) sobre el mismo (América es el equivalente a los Estados Unidos desde el punto
de vista estadounidense) y no la establecida en el mundo hispano donde América
es el continente.
Alan Taylor, profesor de historia de la facultad Thomas
Jefferson de la Universidad de Virginia y ganador de dos premios Pulitzer en
historia (1996 y 2014), nos presenta una obra, que contrario a la visión
oficial de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, nos lleva a
suponer que este conflicto puede ser catalogado como la primera guerra civil americana.
Para el autor, los independentistas (patriotas) construyeron un ideario a su
favor mediante la intimidación de sus oponentes y a través de rituales donde se
invitaba a la participación pública para condenar a sus contrarios. También se
demuestra como el lado patriota promovía una diversidad de libertades que solo
eran aplicables a ellos y que no podían ser extendidas hacia sus sus enemigos o los grupos marginados que para ellos no eran parte de la sociedad
(indios, negros y mujeres).
El autor contradice la versión oficial de la historia que establece que
la guerra de independencia fue una ordenada, refrenada y exitosa contrario a
las revoluciones que se dieron en Francia (1789) y en Rusia (1917). Taylor
indica que en el imaginario patriótico estadounidense se olvida que la guerra fue
entre americanos de diferentes bandos (patriotas y lealistas), que la intervención
británica no fue tan grande como se plantea, que se dieron masacres de indios
(estos eran considerados enemigos), que una quinta parte de la población era
esclava y que hubo sobre 60,000 colonos leales a la corona que terminaron
exiliados o refugiados por la guerra.
Taylor resalta que la mayoría de los historiadores ven
como excepcional la violencia surgida en la zona sur de las Trece Colonias,
olvidando que en los enclaves británicos del norte hubo luchas encarnizadas. Nos
presenta actuaciones que de manera oficial han quedado en el olvido pero que
demuestra claramente que la guerra de independencia fue mucho más compleja de
lo que se presenta. Un ejemplo de esto son las protestas en Virginia por el sistema
de reclutamiento compulsorio que establecieron los patriotas en ese territorio.
Esto nos lleva a otro punto muy bien presentado por el autor: no fue una
revolución, sino varias ya que cada grupo actuó según sus intereses
particulares.
Uno de los puntos que el autor menciona como
motivantes para la independencia de los Estados Unidos fue el trato de segunda
clase que recibieron los colonos en todo el proceso anterior a la lucha armada.
En fin, las causas de la independencia de la actual República de los Estados
Unidos son multifactoriales y más complejas de lo que usualmente se presenta en
los libros de texto.
La obra está dividida en 12 capítulos que están constituidos
temáticamente: las colonias, la tierra, los esclavos, los rebeldes, los aliados,
los lealistas (o realistas), el oeste, el océano, el enfrentamiento, la república,
los partidarios y los legados. Tiene una bibliografía de 55 páginas que ayudan
al estudioso de este tema a conocer una porción amplia sobre la historiografía
de este periodo histórico. Se incluyen 10 mapas y 37 ilustraciones. A esto añade una cronología que comienza en 1651 con
el establecimiento en el Parlamento inglés de las primeras leyes de navegación
y comercio dirigidas a regular el movimiento de productos entre las colonias y
la metrópoli y finaliza en 1819 cuando la corte suprema estadounidense
favoreció la interpretación nacionalista de la constitución federal de los
Estados Unidos.
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