Los templarios, el invento de Baphomet y el rapto de la iglesia por Felipe IV
Pablo L. Crespo
Vargas
Jerusalén, como
ciudad sagrada de cristianos, musulmanes y judíos, es un centro de disputas
históricas que repercuten en otras áreas. Una de estas situaciones se comienza
a dar en el 1099 de nuestra era. En ese año la ciudad de Jerusalén cae en manos
cristianas como parte de la Primera Cruzada. La ciudad pasa a ser el centro de
un reino, que en ese momento era gobernado por los francos. Las disputas con
los dominios musulmanes del periodo fueron constantes, pero eso no impidió que
la ciudad fuera un gran centro de peregrinación. Ante las amenazas que tenían
los creyentes cristianos, un grupo de caballeros franceses se organizan en el
1119 y comienzan a proteger las caravanas de peregrinos que se movía hacia la
ciudad. El grupo es reconocido por el Reino de Jerusalén y las distintas
instituciones eclesiásticas de la ciudad.
Diez años después, la Iglesia católica reconoce de manera oficial a los
templarios.
El nombre oficial
de la organización fue la Orden de los Pobres Compañeros de Cristo del Templo
de Salomón, mejor conocida como la Orden del Templo. Los templarios jugaron un
papel protagónico defendiendo a los cristianos durante el periodo de las
cruzadas, a la vez que se organizaron de manera efectiva y con una visión de
autosustentabilidad que los llevó a desarrollar una empresa que hoy día
podríamos llamar multinacional. Los templarios llegaron a tener aproximadamente
quince mil miembros (solo un 10% eran caballeros), mil propiedades, entre
fortificaciones y edificios administrativos, y desarrollaron un sistema de
financiamiento que funcionaba a través de las fronteras políticas del mundo
cristiano.
Al momento de la
caída de los reinos y territorios cristianos en Tierra Santa, con la captura de
la isla de Arwad y el puerto de Tartús (ambos en la costa de Siria) por los
musulmanes, en 1302, la Orden del Templo ya estaba consolidada como una de las
organizaciones con mayor solvencia económica en la cristiandad. Esto,
específicamente, trajo conflicto con la corona francesa, dirigida en ese
momento por Felipe IV. Dentro de las pretensiones de este monarca estaba el consolidar
su poder y para ello necesitaba recursos financieros, que los templarios, entre
otros grupos de poder, podían prestarle. Para lograr sus objetivos, Felipe IV,
desde su ascensión al trono, hostigó y oprimió a los nobles exigiéndoles impuestos
en moneda; persiguió y confiscó las propiedades y riquezas de lombardos (1296)
y judíos (1302-1306); realizó alianzas que le convinieron económicamente; se
impuso sobre la Iglesia; y solicitó préstamos a los templarios.
Sorpresivamente,
el viernes, 13 de octubre de 1307, Felipe IV y todo el poder político francés,
incluyendo la inquisición —que respondía al rey y no al papa—, ejecutó una
orden dada y planificada un mes antes, donde se apresaron a los caballeros
templarios en el reino de Francia. Se les acusaba de herejía, sacrilegios, sodomía
y adoración de ídolos, entre otras causas. Clemente V, promovido a papa por el
rey francés en 1305, apoyó las pretensiones de Felipe IV y suprimió de manera
universal la Orden del Templo. El litigio en contra de los caballeros
templarios se dio entre 1307 y 1314 con el resultado de unos 60 llevados a la
hoguera, otros 36 murieron mientras eran torturados y una cantidad no precisada
pereció mientras estuvieron en prisión.
Quema de templarios en Francia Imagen de autor anónimo, año: 1384 |
Como si esto
fuera poco, el término Baphomet se populariza en el siglo XIX, cuando los templarios,
al igual que el ocultismo, se convirtieron en temas de moda. Estudiosos de la
etimología han presentado varias explicaciones sobre el origen del término,
entre ellas: 1) que es una derivación del nombre Mahoma o de mahometano; 2) que
proviene de la frase griega Baphé-méteous, que quiere decir bautismo de
sabiduría; 3) que fue una deidad en la ciudad de Bafo, Chipre, donde se tiene
certeza de la adoración de la diosa Astarté en tiempos cananeos (fenicios).
En conclusión, el fin de los templarios estuvo relacionado con la ambición de Felipe IV de acaparar todo el poder político y financiero con la idea de consolidar un poder absoluto en Francia. Las políticas de Felipe IV, no solamente llevaron a la conclusión de la Orden del Templo, sino que llevaron a que la Iglesia católica respondiera a los intereses de la corona francesa, al punto de eliminar papas y sustituirlos por otros para que se favoreciera unos intereses específicos. Sobre el Baphomet, su invención en este proceso fue parte de la estrategia de demonizar, para ganar favor público y desprestigiar a una institución que financieramente estaba por encima de las arcas de la Corona. Los templarios fueron erradicados en 1314, pero ese mismo año Felipe IV murió. Francia continuó dividida y no fue hasta un siglo después, que una figura, tan mística como los templarios, apareció para empujar una verdadera consolidación del poder monárquico en Francia: Juana de Arco, pero esa historia es para otro día.
Nota editorial: Artículo publicado originalmente en El Post Antillano, 13 de julio de 2024. https://elpostantillano.net/index.php?option=com_content&view=article&id=35097:los-templarios-el-invento-de-barphomet-y-el-rapto-de-iglesia-por-felipe-iv&catid=310:historia&Itemid=1020
Y al igual que a los Templarios a Juana de Arco también la quemaron. Excelente artículo.
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