Notas sobre la Tierra-Verde o Groenlandia
Pablo L. Crespo Vargas
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| Groenlandia y el Ártico Imagen de dominio público Fuente: CIA's World Factbook (2007) |
Cerca del año 982 de la era cristiana, Erik,
conocido como el Rojo, fue expulsado de Islandia tras varias disputas por
territorios que culminaron en la muerte de algunas personas. Esto lo llevó,
junto a sus allegados, a considerar la posibilidad de colonizar tierras hacia
el oeste que otros exploradores ya habían visitado. Decidieron entonces
trasladarse a esos señoríos aún inexplorados en busca de una nueva oportunidad.
Luego de una exploración inicial de las costas e
islas menores, Erik escogió un área en el occidente de lo que él pudo haber
pensado que era una gran península, donde estableció una granja para pasar el
invierno. Durante los siguientes tres años continuó sus viajes de
reconocimiento hasta completar su periodo de exilio. Al finalizarlo, decidió
regresar a Islandia y, como estrategia para reclutar nuevos colonos, bautizó
aquellas tierras con el nombre de Tierra Verde o Groenlandia.
Una parte de los habitantes de Islandia (la
“Tierra de Hielo”) también vio en esta empresa la posibilidad de comenzar de
nuevo, una oportunidad que no podían desaprovechar. Hoy, en 2025, a 1,043 años
de aquel encuentro, vemos cómo el presidente de la nación más poderosa del
planeta, los Estados Unidos de América, ha puesto sus ojos en esta isla y se
empeña en adquirirla.
Groenlandia es la isla de mayor tamaño del
planeta, con una superficie de 2,166,086 km², lo que la convierte en la
decimotercera entidad territorial más extensa del mundo. Cabe destacar que el
80% de su territorio está cubierto por una gruesa capa de hielo.
Se estima que sus tierras albergan una gran
variedad de recursos naturales, entre ellos rubíes, hierro, níquel, uranio,
platino, titanio, oro y una serie de metales raros que representan un fuerte
atractivo para países como China y los Estados Unidos. En este último aspecto,
conviene señalar que China controla alrededor del 90% del mercado mundial de
metales raros, situación que muchos en Estados Unidos consideran una amenaza
para su seguridad nacional. A estos recursos se suma la alta probabilidad de encontrar
depósitos de petróleo y gas natural.
Es importante subrayar que la explotación de
cualquiera de estos recursos podría tener efectos negativos sobre el
medioambiente de la región, razón por la cual el gobierno de Groenlandia ha
limitado estrictamente cualquier actividad extractiva. Además, la posición
geográfica de la isla, combinada con el acelerado deshielo de las últimas
décadas, ha abierto la posibilidad de nuevas rutas marítimas en el Ártico.
Otro aspecto que a menudo se pasa por alto es que
Groenlandia constituye una ubicación estratégica para el despliegue de sistemas
de defensa antibalísticos de los Estados Unidos frente a sus potenciales
adversarios: Rusia y China.
La posición geográfica es uno de los factores que
han motivado que, en las pasadas semanas, la isla de Groenlandia haya estado en
el ojo público internacional debido a las pretensiones del presidente Donald
Trump, quien suele generar situaciones controversiales con el fin de mantener
su supuesto control tanto en los ámbitos locales como internacionales. En el
caso de Groenlandia, no es la primera vez que el mandatario estadounidense la
menciona en sus discursos. Según algunos miembros de su equipo de trabajo, en
ocasiones anteriores llegó incluso a preguntar si sería posible intercambiar a
Puerto Rico por Groenlandia, además de ofrecer dinero para adquirirla. Una
acción que, posiblemente, habría beneficiado a los puertorriqueños.
No obstante, antes de continuar con el debate
político y estratégico-geográfico, entendemos que es necesario conocer un poco
sobre los aspectos políticos, sociales e históricos de esta isla, a la cual
bien puedo considerar un país. Sí, un país, porque, aunque nuestras mentes
colonizadas nos lleven a verla como una mera isla de escasa población, dominada
por una potencia europea, sus características son compatibles con las de otros
lugares —como Puerto Rico— que también pueden ser considerados países.
Groenlandia es un país o nación constituyente del
Reino de Dinamarca, al igual que las Islas Feroe. Desde 2009 cuenta con un
gobierno autónomo dirigido por un primer ministro, seleccionado por los
miembros de su Parlamento —un sistema unicameral compuesto por 31 escaños—
cuyos integrantes son elegidos democráticamente. El primer ministro conforma su
gabinete, responsable de la administración cotidiana del gobierno. Por su
parte, el Reino de Dinamarca mantiene el control de la seguridad y de la
política exterior. Groenlandia, además, tiene derecho a enviar dos
representantes al Parlamento danés, con voz y voto.
En términos demográficos, la isla cuenta con
aproximadamente 58,000 habitantes. Para 2020 se estimaba que cerca del 90%
habían nacido en Groenlandia, mientras que el resto son inmigrantes
provenientes de lugares tan diversos como Filipinas, Tailandia, Islandia,
Suecia, China y Noruega, entre otros. Su capital es Nuuk, con una población que
supera las 18,000 personas.
La población indígena local está compuesta por
groenlandeses de origen inuit, quienes representan alrededor del 87% de los
habitantes. Este grupo se divide en tres comunidades principales: los kalaallit
(occidentales), los tunumiit (orientales) y los inughuit (norteños). El idioma
dominante entre ellos es el kalaallisut —conocido en occidente como
groenlandés—, hablado por más de 50,000 personas y reconocido como lengua
oficial. Cabe señalar que, junto a la lengua nativa, el danés también se
utiliza ampliamente en Groenlandia.
En el ámbito financiero, la isla recibe una gran
cantidad de subsidios, muy acordes con las políticas de bienestar social del
Reino de Dinamarca. En este sentido, es importante señalar que los partidos de
derecha, tanto en Dinamarca como en la Unión Europea, se oponen a estas ayudas.
No obstante, la principal industria de Groenlandia es la pesca. La explotación
minera y energética, aunque representa una posible fuente de riqueza, ha sido
pospuesta por el gobierno debido a las nefastas implicaciones ambientales que
podría acarrear.
Los primeros pobladores de Groenlandia fueron
grupos anteriores a los inuit, quienes siguieron la ruta costera septentrional
de América del Norte. Estos movimientos migratorios se asentaron en lugares
propicios para su supervivencia y desarrollaron diversos complejos culturales.
El más antiguo, según la evidencia arqueológica, es la cultura Saqqaq (2500 a.
C. – 800 a. C.), ubicada en el sur de la isla. Cien años después, en la misma
región, surgió la cultura Dorset I, presente hasta el año 200 de nuestra era.
En el norte de Groenlandia, entre 2400 a. C. y
1300 a. C., se desarrolló la llamada cultura Independencia I, seguida por la
cultura Independencia II, vigente entre 700 a. C. y el inicio de la era
cristiana. El nombre de esta tradición cultural proviene del lugar donde se
realizaron los primeros hallazgos arqueológicos: la isla Independencia, situada
en la zona norte del país.
Las exploraciones escandinavas comenzaron a
mediados del siglo X, pero no es hasta la llegada de Erik el Rojo cuando se
inicia el proceso de colonización. La presencia nórdica en la isla se mantuvo
hasta entrado el siglo XV. Para el siglo XIV, Groenlandia recibió grupos
migratorios inuit (cultura Thule) que comenzaron a poblarla y que representaron
una amenaza para la continuidad de los asentamientos escandinavos. De hecho,
algunas de las hipótesis que se manejan para explicar el abandono de estos
asentamientos señalan factores climáticos y la presión ejercida por nuevos
migrantes en su búsqueda de tierras.
Años después, con el inicio de los procesos de
colonización europea a gran escala tras la llegada de Colón a América,
expediciones portuguesas alcanzaron Groenlandia. Sin embargo, al no encontrar
un paso hacia la India, abandonaron sus pretensiones. A principios del siglo
XVII, los daneses —que entonces compartían un reino con Noruega— reclamaron la
zona e iniciaron un proceso de colonización que no prosperó. En el siglo XVIII
se realizaron nuevos intentos, esta vez con resultados favorables para la Corona
danesa.
Con la separación de los reinos de Noruega y
Dinamarca en 1814, este último retuvo las posesiones coloniales, incluida
Groenlandia. En 1931, Noruega intentó ocupar la zona oriental de la isla, pero
los tribunales internacionales fallaron a favor de Dinamarca. Durante la
Segunda Guerra Mundial, tras la invasión de Dinamarca por tropas alemanas,
Estados Unidos intervino en Groenlandia; no obstante, al finalizar el
conflicto, las autoridades danesas retomaron el control.
Con el avance de las políticas internacionales
contra el colonialismo, Groenlandia experimentó varios cambios políticos
orientados hacia la autonomía: en 1953 fue integrada formalmente a la monarquía
danesa; en 1979 obtuvo un régimen de autonomía limitada; en 1985 salió de la
Unión Europea; y en 2009 proclamó su autogobierno.
Las fuentes principales utilizadas para este
ensayo fueron el Workbook de la CIA (versión en línea), las páginas web
del gobierno de Groenlandia y del Reino de Dinamarca, el libro Groenlandia:
La isla más grande del mundo de Joanne Mattern (2003) y diversos artículos
de prensa actualizados sobre la política del presidente Trump respecto a la
isla. Con la información recopilada hemos presentado, de manera muy resumida,
unas notas sobre Groenlandia que servirán de base para discutir próximamente
las pretensiones estadounidenses hacia este territorio y analizar las
repercusiones que ello podría tener en la política internacional.
Nota: Artículo publicado en El Post Antillano, 1 de febrero de 2025.

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