sábado, 5 de octubre de 2019

Introducción a Barrios de Ponce


Introducción a Barrios de Ponce: Noticias y microhistorias de ocho comunidades ponceñas en el tiempo, siglos XVI al XIX.
Eli D. Oquendo Rodríguez

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La microhistoria como corriente historiográfica, desde sus orígenes, pretendía adentrarse en los temas y asuntos que muchas veces la historia tradicional dejaba de lado. Uno de los grandes maestros de la microhistoria puertorriqueña fue el recientemente desparecido historiador Fernando Picó (1941-2017). Sus estudios sobre los caficultores, jornaleros, presidiarios, irrespetuosos, oficiales norteamericanos o los marginados han sido motivo de inspiración para otros. De igual forma, su acercamiento al estudio de comunidades, barrios, pueblos o eventos, como una sequía, también responden a ese interés por conocer lo más pequeño primero para lograr la comprensión de lo más grande después. Es en esta corriente que se enmarca este trabajo. Además, busca rescatar el concepto de barrio que parece estar en peligro de extinción, pues va siendo sustituido en nuestras mentes por otros conceptos comunitarios como la urbanización, la villa, el condominio, el walk up, el residencial, las parcelas, el caserío y otros.

La historia de los sitios, luego llamados barrios, de Ponce es antiquísima, remontándose en algún caso hasta fines del siglo XVI y en otros al siglo XVII. Así pues, se tiene constancia de la existencia de Bucaná desde 1597 y de Canas desde 1689. Capitanejo, San Antón y las Vallas desde 1695. Es decir, cuando todavía Ponce estaba en los pañales de su constitución política como pueblo, ya algunas de esas comunidades estaban funcionando y podría decirse que ellas iniciaron el proceso embrionario que culminó en el nacimiento del municipio sureño. Documentación del siglo XVIII, tanto gubernativa como eclesiástica, también menciona los sitios de asentamiento cuyos nombres hoy ya no suenan familiares y se desconoce hasta en qué lugares del mapa ponceño podrían ser ubicados. Con el paso del tiempo fueron absorbidos por otros y su nombre desapareció de la toponimia local. A veces su nombre cambió. Por ejemplo, desde el siglo XVII se mencionaba la Membrillera y desde el XVIII el Convento, las Talas, los Caños, los Naranjos y Montones. Este último se convirtió en la Playa. Al Coto de los Laureles también se le menciona desde entonces y, ya en 1774, había allí estancia dedicada al cultivo de caña con casa vivienda y trapiche para la molienda.

Muchos de lo que son hoy los barrios ponceños fueron hatos para la crianza de ganado mayor, criaderos para apacentar piaras de cerdos y rebaños de cabras y ovejas o cotos. Estos últimos eran lugares aptos para la labranza debido a la feracidad de sus tierras. En un padrón de terrenos del año 1800, citado por el historiador D. Eduardo Neumann, se recogen los nombres de muchos de estos lugares que eventualmente se convirtieron en barrios. Entre finales del siglo XVIII y comienzos del XIX se procedió a la demolición de hatos, pues numerosos vecinos pobres carecían de tierras donde dedicarse a las faenas agrícolas para poder vivir. Pero si bien los agricultores habían salido favorecidos no pasó lo mismo con los intereses de los criadores de ganado. Así lo confirmaba en marzo de 1800 el comandante del Partido de Ponce, D. José Casimiro de la Renta, cuando apuntó que con el quebranto hecho a los hatos del Cayabo y Laureles y al criadero del Real se había reducido considerablemente la cantidad de ganado mayor y menor.

Cuando a comienzos del siglo XIX se organizó, por disposición gubernativa, el ayuntamiento ponceño las obligaciones de la nueva corporación se hacen más complejas. La institución debía de ocuparse de la administración de un territorio cuya jurisdicción era mucho más amplia de lo que es hoy. La recaudación del subsidio y otras contribuciones municipales, como los gastos públicos; la elaboración de censos; la construcción y mantenimiento de caminos; la seguridad pública, la vigilancia del fiel cumplimiento de la legislación estatal y local y otras tareas asociadas a la gobernanza de un pueblo eran algunos de esos deberes[1]. Es por eso que, ya desde tan temprano como el 2 de enero de 1813, un acta del ayuntamiento señala que se abrieron dos pliegos: uno con el método o forma de hacer el reparto de contribución y otro que pide un detalle general de los diferentes barrios.[2] Luego, en el acta del 3 de enero de 1814 registra los barrios existentes en Ponce y, además, se les reparte entre los funcionarios del concejo, para que, en calidad de encargado, cada uno de ellos se ocupe de sus asuntos y los represente delante del organismo.[3] Existían entonces 14 barrios, a saber: Ponce y sus contornos, Entre los dos Ríos, Bucaná y sus contornos, Sabana Llana, Capitanejo, Cerrillos, Laureles, Cayabo, Caonillas, Marueño, Pastillo, Pámpanos, Canas y Quemado. De ahí en adelante la lista de barrios cambió constantemente. Sólo hay que observar los documentos como el reparto del subsidio, los padrones, los censos o las mismas actas para ver cómo de un año a otro aparecen o desaparecen barrios. Por ejemplo, tan cercano como marzo de 1814, en el acta celebrada el día 28, se agregaron a esa lista de barrios los siguientes: Convento, Guayabal, Machuelos, Matojal, Meros, Pastizal, Real y Vayas[4]. Y cuando se hace el reparto del subsidio en 1815 se suman Guano, Sabanetas y Paso Llano.

Nuevamente, entre 1818 y 1822 hay cambios. En 1819 se menciona a Montones que al año siguiente cambia su nombre a Playa. Desaparece el barrio Entre los Ríos que parecía ser un área geográfica enorme. Sin embargo, aparecen Aguas Prietas, Bejuco Blanco, Flacas, Hato Puerco, Magueyes, Ortigal, Pastillo, Rábanos, San Antón y Xacaguas. Y a Machuelos que era un hato demolido se le fraccionará en Machuelo Arriba y Machuelo Abajo. En 1823, por disposición de la Diputación Provincial, se debieron transferir a la jurisdicción de Juana Díaz los barrios de Sabana Llana, Cayabo (que incluía Xacaguas) y Villalba (Caunillas, Hato Puercos y Guayabal)[5]. De este modo la jurisdicción ponceña se redujo sustancialmente.

De acuerdo con el censo poblacional del año 1827 la zona urbana se dividía cuatro barrios, y probablemente, tomando la plaza como punto de origen. Estos eran a saber: Parte de la Vigía (norte), Barrio del Oeste (oeste), Pueblo de Ponce (¿el este?) y Quemado (sur).  Poco después, en 1830, el área urbana del Pueblo se subdividió en cuatro barrios llamados 1rº, 2do, 3ro y 4to. En 1831 el barrio Canas se subdividió en Canas Arriba y Canas Abajo. De acuerdo con el censo de 1838 aparecen nuevos barrios como Guaraguaos, Quebrada Domingo (desprendido por poco tiempo del barrio Portugués) y Quebrada Limón. Todavía en 1844, Montes Llanos también era un paraje de Portugués. Por esos años sería común referirse a la Playa como Puerto Real. Desde 1845 se agrega un barrio 5to en la zona urbana que seguro evolucionó del barrio del Capá el cual es citado, en algunas fuentes, desde temprano esa década.

El padrón de tierras de 1857 menciona otros dos parajes de la altura ponceña que, eventualmente, se transformarán en barrios: Corral Viejo y San Patricio. Aunque hay que consignar que ya en 1800 se hablaba de que Corrales Viejos, en plural, era un criadero. Además, durante el curso de la década de 1850 otra vez se van refundiendo unos barrios en otros y ya casi estaba configurado lo que sería el mapa municipal en la década de 1860. Desaparecen al sur Quemado y Matojal adsorbidos por la zona urbana y la Playa respectivamente, pero surge al norte la Cantera que en 1860 se describe: al norte, cerro alto de piedra, pasto estéril y regular vecindario y muy pobre.[6] Éste se convertiría luego en el barrio 6tº de la zona urbana. Muy poco después, y a petición de grupos de vecinos, se procedería a constituir en 1863 dos nuevos barrios: Anón y San Patricio, de lo cual existe un expediente[7].

Como queda visto la evolución de los barrios ponceños es un proceso sumamente dinámico e interesante. Su segregación o integración a otros e, incluso, su deseo por independizarse, como pretendieron el Coto Laurel o la Playa, y convertirse en nuevos municipios responde, posiblemente, al deseo de sus vecinos de ser mejor atendidos en sus necesidades por sus autoridades. Pero esto es un asunto que merece otro espacio de estudio. 



[1] Rafael A. Torrech San Inocencio, Los barrios de Puerto Rico. Fundación Puertorriqueña de las Humanidades. San Juan, Puerto Rico, 1998, pp. 53-71.
[2] Actas del Cabildo de Ponce, Puerto Rico, 1812-1823. Transcrito y editado por Ilia del Toro Robledo. Gobierno Municipal Autónomo de Ponce. Comisión Puertorriqueña para la Celebración del Quinto Centenario del Descubrimiento de América y Puerto Rico en Conmemoración del Encuentro de Dos Mundos, 1993, p. 9.
[3] Ibíd. p. 29.
[4] Ibíd. p. 42.
[5] Ibíd. p. 319.
[6] AHMP. Ayuntamiento. Secretaría. Obras Públicas. Terrenos. Año: 1838-1874. c. S-383. Exp. S-383-4(2). No 765.  Noticias sobre el num. de barrios que ecsisten fuera de la villa.
[7] AHMP. Ayuntamiento. Secretaría. Seguridad Pública. Solicitudes. Creación de Barrios. Años: 1863-1905. C. S-114. Exp. S-114-1. 1863. Trátase de la creación de los barrios de San Patricio y del Anón.

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