Introducción
a Barrios de Ponce: Noticias y microhistorias de ocho comunidades ponceñas en
el tiempo, siglos XVI al XIX.
Eli
D. Oquendo Rodríguez
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La
microhistoria como corriente historiográfica, desde sus orígenes, pretendía
adentrarse en los temas y asuntos que muchas veces la historia tradicional
dejaba de lado. Uno de los grandes maestros de la microhistoria puertorriqueña
fue el recientemente desparecido historiador Fernando Picó (1941-2017). Sus
estudios sobre los caficultores, jornaleros, presidiarios, irrespetuosos,
oficiales norteamericanos o los marginados han sido motivo de inspiración para
otros. De igual forma, su acercamiento al estudio de comunidades, barrios,
pueblos o eventos, como una sequía, también responden a ese interés por conocer
lo más pequeño primero para lograr la comprensión de lo más grande después. Es
en esta corriente que se enmarca este trabajo. Además, busca rescatar el concepto
de barrio que parece estar en peligro de extinción, pues va siendo sustituido
en nuestras mentes por otros conceptos comunitarios como la urbanización, la
villa, el condominio, el walk up, el
residencial, las parcelas, el caserío y otros.
La
historia de los sitios, luego llamados barrios, de Ponce es antiquísima,
remontándose en algún caso hasta fines del siglo XVI y en otros al siglo XVII.
Así pues, se tiene constancia de la existencia de Bucaná desde 1597 y de Canas
desde 1689. Capitanejo, San Antón y las Vallas desde 1695. Es decir, cuando
todavía Ponce estaba en los pañales de su constitución política como pueblo, ya
algunas de esas comunidades estaban funcionando y podría decirse que ellas
iniciaron el proceso embrionario que culminó en el nacimiento del municipio
sureño. Documentación del siglo XVIII, tanto gubernativa como eclesiástica,
también menciona los sitios de asentamiento cuyos nombres hoy ya no suenan
familiares y se desconoce hasta en qué lugares del mapa ponceño podrían ser
ubicados. Con el paso del tiempo fueron absorbidos por otros y su nombre
desapareció de la toponimia local. A veces su nombre cambió. Por ejemplo, desde
el siglo XVII se mencionaba la Membrillera y desde el XVIII el Convento, las
Talas, los Caños, los Naranjos y Montones. Este último se convirtió en la
Playa. Al Coto de los Laureles también se le menciona desde entonces y, ya en
1774, había allí estancia dedicada al cultivo de caña con casa vivienda y
trapiche para la molienda.
Muchos
de lo que son hoy los barrios ponceños fueron hatos para la crianza de ganado mayor, criaderos para apacentar piaras de cerdos y rebaños de cabras y
ovejas o cotos. Estos últimos eran
lugares aptos para la labranza debido a la feracidad de sus tierras. En un
padrón de terrenos del año 1800, citado por el historiador D. Eduardo Neumann,
se recogen los nombres de muchos de estos lugares que eventualmente se
convirtieron en barrios. Entre finales del siglo XVIII y comienzos del XIX se
procedió a la demolición de hatos, pues numerosos vecinos pobres carecían de
tierras donde dedicarse a las faenas agrícolas para poder vivir. Pero si bien
los agricultores habían salido favorecidos no pasó lo mismo con los intereses
de los criadores de ganado. Así lo confirmaba en marzo de 1800 el comandante del
Partido de Ponce, D. José Casimiro de la Renta, cuando apuntó que con el
quebranto hecho a los hatos del Cayabo y Laureles y al criadero del Real se
había reducido considerablemente la cantidad de ganado mayor y menor.
Cuando
a comienzos del siglo XIX se organizó, por disposición gubernativa, el
ayuntamiento ponceño las obligaciones de la nueva corporación se hacen más
complejas. La institución debía de ocuparse de la administración de un
territorio cuya jurisdicción era mucho más amplia de lo que es hoy. La
recaudación del subsidio y otras contribuciones municipales, como los gastos
públicos; la elaboración de censos; la construcción y mantenimiento de caminos;
la seguridad pública, la vigilancia del fiel cumplimiento de la legislación
estatal y local y otras tareas asociadas a la gobernanza de un pueblo eran
algunos de esos deberes[1]. Es por
eso que, ya desde tan temprano como el 2 de enero de 1813, un acta del
ayuntamiento señala que se abrieron dos pliegos: uno con el método o forma de
hacer el reparto de contribución y otro que pide
un detalle general de los diferentes barrios.[2] Luego, en el acta del 3 de enero de
1814 registra los barrios existentes en Ponce y, además, se les reparte entre
los funcionarios del concejo, para que, en calidad de encargado, cada uno de ellos se ocupe de sus asuntos y los
represente delante del organismo.[3] Existían
entonces 14 barrios, a saber: Ponce y sus contornos, Entre los dos Ríos, Bucaná
y sus contornos, Sabana Llana, Capitanejo, Cerrillos, Laureles, Cayabo,
Caonillas, Marueño, Pastillo, Pámpanos, Canas y Quemado. De ahí en adelante la
lista de barrios cambió constantemente. Sólo hay que observar los documentos
como el reparto del subsidio, los padrones, los censos o las mismas actas para
ver cómo de un año a otro aparecen o desaparecen barrios. Por ejemplo, tan
cercano como marzo de 1814, en el acta celebrada el día 28, se agregaron a esa
lista de barrios los siguientes: Convento, Guayabal, Machuelos, Matojal, Meros,
Pastizal, Real y Vayas[4]. Y
cuando se hace el reparto del subsidio en 1815 se suman Guano, Sabanetas y Paso
Llano.
Nuevamente,
entre 1818 y 1822 hay cambios. En 1819 se menciona a Montones que al año
siguiente cambia su nombre a Playa. Desaparece el barrio Entre los Ríos que
parecía ser un área geográfica enorme. Sin embargo, aparecen Aguas Prietas,
Bejuco Blanco, Flacas, Hato Puerco, Magueyes, Ortigal, Pastillo, Rábanos, San
Antón y Xacaguas. Y a Machuelos que era un hato demolido se le fraccionará en
Machuelo Arriba y Machuelo Abajo. En 1823, por disposición de la Diputación
Provincial, se debieron transferir a la jurisdicción de Juana Díaz los barrios
de Sabana Llana, Cayabo (que incluía Xacaguas) y Villalba (Caunillas, Hato
Puercos y Guayabal)[5].
De este modo la jurisdicción ponceña se redujo sustancialmente.
De
acuerdo con el censo poblacional del año 1827 la zona urbana se dividía cuatro
barrios, y probablemente, tomando la plaza como punto de origen. Estos eran a
saber: Parte de la Vigía (norte), Barrio del Oeste (oeste), Pueblo de Ponce
(¿el este?) y Quemado (sur). Poco
después, en 1830, el área urbana del Pueblo se subdividió en cuatro barrios
llamados 1rº, 2do, 3ro y 4to. En
1831 el barrio Canas se subdividió en Canas Arriba y Canas Abajo. De acuerdo
con el censo de 1838 aparecen nuevos barrios como Guaraguaos, Quebrada Domingo
(desprendido por poco tiempo del barrio Portugués) y Quebrada Limón. Todavía en
1844, Montes Llanos también era un paraje de Portugués. Por esos años sería
común referirse a la Playa como Puerto Real. Desde 1845 se agrega un barrio 5to
en la zona urbana que seguro evolucionó del barrio del Capá el cual es citado,
en algunas fuentes, desde temprano esa década.
El
padrón de tierras de 1857 menciona otros dos parajes de la altura ponceña que,
eventualmente, se transformarán en barrios: Corral Viejo y San Patricio. Aunque
hay que consignar que ya en 1800 se hablaba de que Corrales Viejos, en plural,
era un criadero. Además, durante el curso de la década de 1850 otra vez se van
refundiendo unos barrios en otros y ya casi estaba configurado lo que sería el
mapa municipal en la década de 1860. Desaparecen al sur Quemado y Matojal
adsorbidos por la zona urbana y la Playa respectivamente, pero surge al norte
la Cantera que en 1860 se describe: al
norte, cerro alto de piedra, pasto estéril y regular vecindario y muy pobre.[6] Éste se convertiría luego en el
barrio 6tº de la zona urbana. Muy poco después, y a petición de
grupos de vecinos, se procedería a constituir en 1863 dos nuevos barrios: Anón
y San Patricio, de lo cual existe un expediente[7].
Como
queda visto la evolución de los barrios ponceños es un proceso sumamente
dinámico e interesante. Su segregación o integración a otros e, incluso, su
deseo por independizarse, como pretendieron el Coto Laurel o la Playa, y
convertirse en nuevos municipios responde, posiblemente, al deseo de sus
vecinos de ser mejor atendidos en sus necesidades por sus autoridades. Pero esto
es un asunto que merece otro espacio de estudio.
[1] Rafael
A. Torrech San Inocencio, Los barrios de
Puerto Rico. Fundación Puertorriqueña de las Humanidades. San Juan, Puerto
Rico, 1998, pp. 53-71.
[2] Actas del Cabildo de Ponce,
Puerto Rico, 1812-1823. Transcrito y editado por
Ilia del Toro Robledo. Gobierno Municipal Autónomo de Ponce. Comisión
Puertorriqueña para la Celebración del Quinto Centenario del Descubrimiento de
América y Puerto Rico en Conmemoración del Encuentro de Dos Mundos, 1993, p. 9.
[3] Ibíd.
p. 29.
[4] Ibíd.
p. 42.
[5] Ibíd.
p. 319.
[6] AHMP.
Ayuntamiento. Secretaría. Obras Públicas. Terrenos. Año: 1838-1874. c. S-383.
Exp. S-383-4(2). No
765. Noticias sobre el num. de barrios
que ecsisten fuera de la villa.
[7] AHMP.
Ayuntamiento. Secretaría. Seguridad Pública. Solicitudes. Creación de Barrios.
Años: 1863-1905. C. S-114. Exp. S-114-1. 1863. Trátase de la creación de los barrios de San Patricio y del Anón.
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