Entre las sombras de un recuerdo
Por:
Charline P. Crespo Tomei
Foto por Charline P. Crespo Tomei |
-¡Enzo
levántate!- nunca escucha, por más que grite o intente llamar su atención- ¡Enzo
por favor, escúchame!
Solamente
escucho el eco de mi voz en esta casa vacía. Su llanto es como el maullido de
un gato, anunciando que muere de hambre. Sus ojos verdes, alterados a un triste
gris, llenos de lágrimas que besan su rostro sin parar. Es difícil pensar que
su mejor amigo es la pared, quien oye todos sus lamentos. Su acompañante, un
licor con un olor más robusto de lo normal.
Durante cinco años,
Enzo ha estado viviendo bajo una tempestad que cada día lo atormenta más. Y junto
a él, he tenido que vivir la misma pena una y otra vez. Lo que quiero es ser
libre y estar con mi preciado y amado Andrés. Andrés… te sigo añorando. Añoro
el tiempo en el que estábamos juntos, cuando compartíamos nuestros profundos
secretos y el sentir de tus brazos. Es irónico desear sentir cuando en realidad
parezco piedra. Mi corazón está oscureciendo y creo…creo que me estoy
perdiendo. ¿O desvaneciendo? No.
El amanecer ha
regresado nuevamente. Como de costumbre, caigo en un profundo sueño. A veces
sueño que estoy con Andrés y tenemos la vida que tanto anhelábamos. A pesar de
su muerte, prometí encontrarlo y así ha sido. Esta vez nos encontramos cerca de
un hermoso lago con un campo extenso lleno de muchos rosales inmarcesibles. Y
el cielo con un azul etéreo y pocas nubes, blancas como el algodón. Andrés
acaricia mi rostro lentamente hasta acariciar mis lacios marrones cabellos.
-Elizabeth- Andrés
dice con elocuencia- Mi hermosa Eli, ¿cuándo regresarás a mí?
-Pronto mi
vida, pronto.
-Entonces, ¿Qué
te amarra a Enzo?- Su mirada queda fija en mí, esperando una respuesta.
No puedo responder
una pregunta que no he podido contestar. No quiero una vida en la que estaré
entre las sombras de Enzo. Es como si el me tuviera atada con cadenas. No he
podido descifrar porque en los días me desvelo y me encuentro con Andrés; y en
las noches vuelvo de nuevo junto a Enzo. A pesar de que no recuerdo que fue lo
que me ató a Enzo, hay un recuerdo que no logro eliminar de mi mente. Este
recuerdo trágico fue el que conllevó a que Andrés terminará en un sepulcro. Lo
recuerdo como si fuera ayer…
Todavía estamos
en la época en la cual nuestros padres arreglaban los compromisos de matrimonio
a sus hijas. Mi padre había escogido a Enzo para ser mi esposo. Pero estaba
perdidamente enamorada de Andrés. Andrés fue a pedirle mi mano a mi padre, pero
él simplemente lo rechazó y pidió que se alejara de mí. ¡Malditas reglas
aquellas! No me importaba que Andrés no fuera un hombre de dinero o negocios.
El luchaba por lo que quería y estaba dispuesta a luchar contra el mundo junto
a él. Aparentemente el amor no era suficiente para hacer cambiar de opinión a
mi padre.
Me iba a casar
con Enzo en el arrebol del atardecer. Enzo, un hombre rico y con muchos títulos
estaba dispuesto a darme todo lo que yo pidiera. Sé que Enzo me amaba, pero mi
corazón ya le pertenecía a Andrés. Una hora antes de la boda Andrés apareció en
su caballo y me dio la oportunidad de escoger. Quedarme y casarme con alguien
que no amaba o escaparme y dejar a todos en el olvido y vivir una vida feliz
junto al hombre que yo amo. Tomé una decisión y me escapé con Andrés. El
problema fue que una de las damas de la casa nos vio juntos y empezó
aturdidamente a gritar. Andrés y yo huimos lo más rápido posible.
La noche era preciosa
y las estrellas luminiscentes guiaban el camino. Llegamos hasta un río
efervescente que cuando chocaba entre las rocas se podía escuchar un sonido
melifluo. Decidimos compartir nuestros votos jurando un amor eterno hasta la
muerte. Fue entonces, en un momento de epifanía que apareció Enzo furioso con
un machete en la mano.
-¿Cómo pudiste
traicionarme así Elizabeth?- preguntó ferozmente.
Mis piernas no
paraban de temblar y ahí fue cuando Enzo saltó encima de Andrés y comenzaron la
guerra. Se agolpearon hasta más no poder y aunque les gritaba llorosamente y
alterada que pararan de pelear, ninguno escuchaba. En una de esas, Andrés
empujó a Enzo y cuando Enzo se levanta para atacar a Andrés con el machete,
quedé mirando a Enzo de cara, protegiendo a Andrés del ataque. Recuerdo que
cuando mire hacia abajo mi traje blanco quedó manchado de rojo. No podía sentir
mi corazón… y caí al suelo. Me volví a levantar, pero no sentía la gravedad.
Solo me encontraba frente a un sepulcro con el nombre de Andrés y otro con mi
nombre. Un público devastado con lámparas incandescentes y una tarde fría y
lluviosa. Ahí finaliza mi único y trágico recuerdo. A veces me pregunto si
estaré condenada a vivir esta miseria de vida por toda la eternidad.
Contemplo a
Enzo, esta noche no parece ser él. Se viste con una chaqueta negra, agarra una
caja que estaba debajo de su cama y por último una linterna vieja. Sale de la
casa y se dirige al cementerio. ¿Por qué visitará hoy? Hoy no se cumple otro
año de mi muerte. Enzo llega hasta mi tumba y se arrodilla.
-Dulce
Elizabeth- comienza a hablar con una voz apagada- vengo hoy aquí para decirte
que me arrepiento del daño que te causé, -lágrimas empiezan a salir de sus
ojos- Solo quería que fueras feliz y al final terminé quitándote la vida. Nunca
me voy a perdonar por eso.
No podía creer
que adentro de esa caja tenía una foto mía y el collar que Andrés me había
obsequiado. ¿Cómo pudo encontrarlo? Todo este tiempo, Enzo lo estuvo
conservando. Lo coloca junto a la tumba y escucho sus últimas palabras.
-Te dejo ir
Elizabeth. Te amo y necesito encontrar la manera de seguir con mi vida, pero no
te preocupes porque tu recuerdo siempre vivirá en mi corazón.
Por primera vez
siento como las lágrimas llegan hasta mis mejillas. Veo como una luz me entorna
dirigiéndome el camino hacia la paz. Ya no puedo ver más mi viejo hogar. Vuelvo
a ver a Andrés, parado con su mano estrecha hacia mí.
-Ya era hora de
que volvieras mi amor- dijo con felicidad.
-Perdóname si
te hice esperar, prometo que ahora me quedo junto a ti y esta vez para siempre.
-Eso espero mi
vida.
Gracias Enzo
por concederme la libertad. Te velaré desde el más allá. Tú sigue, porque sé
que la vida algún día te compensará bien. Te has arrepentido de tus mal actos y
has probado que algún día serás un luchador en la vida. Y a ti mi querido
Andrés, gracias por esperarme, te aseguró que este no será nuestro final, sino
un amor infinito lleno de gracia, alegría y pasión.
Fin.
Nota editorial: "Entre las sombras de un recuerdo" obtuvo el primer premio de cuentos del Certamen de Literatura de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto de San Germán en 2015. Fue publicado por primera vez en El Post Antillano en el siguiente enlace Entre las sombras de un recuerdo, eventualmente también fue publicado en Letras Uruguya Espacio Latino con el siguiente enlace Entre las sombras de un recuerdo. Charline también es la autora de la foto que fue publicada en el poemario La Consustancia del amor
Fin.
Nota editorial: "Entre las sombras de un recuerdo" obtuvo el primer premio de cuentos del Certamen de Literatura de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto de San Germán en 2015. Fue publicado por primera vez en El Post Antillano en el siguiente enlace Entre las sombras de un recuerdo, eventualmente también fue publicado en Letras Uruguya Espacio Latino con el siguiente enlace Entre las sombras de un recuerdo. Charline también es la autora de la foto que fue publicada en el poemario La Consustancia del amor
Hermoso homenaje al amor y al perdón. Felicitaciones a la autora. Pablo, gracias por compartirlo.
ResponderBorrarSaludos Sara. Gracias por tu comentario.
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