Prólogo
a Villalba: Historia social y económica en tiempos de crisis, 1930-1940 de Francisco A. Pérez Vargas
Pablo L. Crespo Vargas
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Muy
alejado de este parecer, la mayoría de las personas buscan conocer su pasado, y
no solamente el relacionado con su destino nacional, sino que es de interés
aprender y comprender las historias locales tanto en los aspectos sociales como
económicos y su interacción con la situación política de cada momento. Así
mismo se estudian las historias familiares, de los barrios, sectores, la
genealogía, entre otros.
La
historia tiene muchos fines, uno de ellos es entender nuestro paso como pueblo
y la microhistoria nos lleva a visualizar la cotidianidad del pasado y nos
ayuda a analizar nuestro recorrer desde una posición mucho más cercana a lo que
somos.
Villalba: Historia social y económica en
tiempos de crisis, 1930-1940 del doctor Francisco A. Pérez Vargas, nos presenta la
cotidianidad vivida en el Municipio de Villalba durante la década de 1930. La
obra, que es una versión editada de su disertación en el Centro de Estudios de
Puerto Rico y el Caribe, está dividida en tres apartados principales, que
discutiremos más adelante, y subdivididas en diversos temas que van dirigidos a
proyectar una visión clara de cómo los villalbeños vivieron esta época. Como
complemento muy bien trabajado, el autor nos da la oportunidad de conocer,
estadísticamente hablando, la situación social y económica del municipio por
medio de 63 tablas, de las cuales 32 están integradas al texto y 31 son parte
de los apéndices.
El
primer apartado de la obra es un trasfondo histórico de Villalba. En él, se
hace una síntesis de la historia del municipio y se analiza la situación de la
infraestructura, la economía y la sociedad de Villalba hasta 1935. El segundo
apartado nos presenta el panorama social y económico ya en ese mismo año. En el
último apartado se detalla la reacción de los villalbeños a los efectos de la Gran
Depresión, que incluye cambios en la economía local, entre ellos los inicios
del proceso de industrialización y la utilización de los recursos y programas
disponibles, desarrollados por el gobierno, para el mejoramiento de la
economía.
Algunos
de los aspectos que el autor enfatiza y que consideramos de gran importancia
son el desarrollo de la educación en la zona y el papel que tuvo la mujer en el
proceso económico de Villalba.
Sobre
la educación nos parece sumamente interesante analizar cómo un grupo de ciudadanos se
opuso, en enero de 1930, al uso de partidas presupuestarias destinadas a las
escuelas y hasta solicitaron el cierre de algunas ya que las consideraban
innecesarias y un gasto excesivo que no contribuía nada al mejoramiento de la
economía. Contrario a estas aseveraciones, los maestros justificaron y
relacionaron los gastos educativos con el desarrollo económico tan necesario en
ese momento. En todo caso, la visión de estos ciudadanos no era parte de la
estrategia desarrollada por el gobierno para poder estabilizar la economía
local.
En
cuanto al rol de la mujer, el doctor Pérez Vargas no pierde tiempo al señalar
las diversas aportaciones que estas realizaron y de nombrar a las que de una
manera u otra terminaron llevando las riendas de sus hogares, fincas o negocios
como parte de ese proceso necesario para poder levantar la economía de
Villalba. La mujer, aunque marginada, siempre estuvo presente y su desempeño en
una gran diversidad de tareas, empleos y actividades fue de vital importancia,
aspecto que nuestro autor no deja pasar. Un punto que nos lleva a reflexionar
sobre el texto son las comparativas que se presentan sobre la desigualdad de
género, especialmente en el trabajo. Por ejemplo, mientras que a un hombre en
la industria del tabaco se le pagaba $1.40 por semana, a una mujer, en su misma
tarea, recibía $0.97, esto creando una diferencia de 30.7%. Peor aún, si el
trabajo eran labores de oficina, el sueldo semanal de un hombre era de $20.04
mientras que una mujer solo recibía $12.79 para una diferencia de 36.2%.
En
definitiva, debemos indicar que esta obra debe servir de ejemplo para que otros
estudiosos de la historia vean que los aspectos regionales (y en este caso
municipales) son base fundamental de la evolución de un pueblo. No hay hechos
ni hazañas que deban quedarse al olvido porque cada una de ellas es muestra de
nuestro caminar. Recomendamos que se continúen las investigaciones de esta
índole y que se siga promocionando el estudio de nuestra historia para fomentar
ciudadanos orgullosos de sus orígenes y dispuestos a forjar un mejor futuro.