jueves, 18 de noviembre de 2021

Brevísima relación del “descubrimiento” de Burenquén según sus testigos y cronistas

Brevísima relación del “descubrimiento” de Burenquén según sus testigos y cronistas
Por Dr. Armando J. Martí Carvajal
Historiador

Preámbulo a nuestra historia

En el “Primer Viaje”, como todos sabemos, el almirante Cristóbal Colón viajó en La Santa María, pero esa nave encalló en la costa norte de La Española y su madera se utilizó para construir el Fuerte de Navidad. En ese momento Martín Alonso Pinzón -en La Pinta- se había separado, sin el permiso del Almirante, de la expedición. Ante esto, el Almirante se vio obligado a abandonar a la tripulación de La Santa María en la isla y transferir su bandera a La Niña, la más pequeña y maniobrable de sus tres buques, para regresar a Castilla.

Durante el difícil regreso a Castilla, Colón estableció una buena relación con el capitán de la nave, Vicente Yáñez Pinzón. Más allá, la nave debe haber agradado a Colón, pues en su “Segundo Viaje” regresó a las Indias, con Pinzón en La Niña. Este capitán de La Niña, Vicente Yáñez Pinzón, eventualmente recibió permiso para colonizar y fue nombrado primer gobernador de la isla de San Juan (Puerto Rico) en 1505, aunque nunca realizó la empresa.

La expedición que vino a poblar

A diferencia del Primer Viaje, que fue una expedición de exploración, el propósito del Segundo Viaje era “poblar” (colonizar) y establecer una presencia permanente en las Indias. Colón escribió:

“Yo partí de Calis miércoles a [en blanco] de septiembre con la armada y gente que Vuestras Altezas me mandaron dar que yo llevase a las Yndias; y llevé maestros de todas maneras, ofiçios que en fabricar ciudad y villa menester heran, con todos sus estrumentos, y llevé los caballo[s], yeguas y mulas y todas las otras vestias y simientes de trigo y çevada y todos árboles y de suerte de frutas, todo esto en mui grande abundancia”.

El italiano Miguel Cuneo, amigo de Colón y miembro de la expedición, dio la información para llenar el espacio en blanco de la relación del Almirante:

“El 25 de septiembre de 1493 zarpamos de Cádiz con diecisiete velas, todas buenas y abastecidas de cuanto es necesario (quince naves de velas cuadradas y dos de velas latinas…”.

La escala crucial

Desde el “Primer Viaje”, y durante toda la época de los grandes veleros, las Islas Canarias se volvieron un puerto esencial para los navegantes castellanos que viajaban al Nuevo Mundo. En las islas las flotas podían reabastecerse de agua y alimentos, reparar las naves, y dejar pasajeros enfermos o heridos. Colón escribió:

“Llegué a las yslas de Canaria, de vuestras Altezas, el martes siguiente, antes del sol salido, de donde partí después de aver forneçido los navios y carabelas de bastimientos; y dexé de vista lunes siete de otubre…”.

Las Antillas Menores

Para confirmar los informes que los “indios” le habían ofrecido durante el viaje anterior, Colón cambió en esta ocasión el rumbo de sus naves hacia el sur, buscando las islas de los “caníbales” - las Antillas Menores. A la primera que encontró la bautizó Dominica y de ahí continuó explorando, hacía el noroeste, siguiendo la geografía del archipiélago. El descubridor escribió:

“…y primero venir a la isla de los Caníbales, porque yo tenía questava más al oriente y poco distantes de mi camino; a los quales yo llegué, por la merçed de Nuestro Señor, en veinte días, con viento y tiempo que fasta oy truxe tal viaje, ni se aya oydo ni visto de mar tan llano, de viento tan quieto y dulce y de templança de çielo tan suave. Llegué el domingo tres de noviembre, antes del sol levantando, a una isla de altísima montaña, a la qual llamé La Dominica a conmemoración del mismo día”.

San Juan Bautista

El recorrido de las Antillas Menores culminó con el paso por las Islas Vírgenes. Luego, guiado por unos indios que rescató de los “caníbales”, navegaron a lo largo de la costa norte de una isla a la cual el Almirante llamó San Juan (Puerto Rico):

“Torno a mi propósito, de mi camino, y digo que junto con la isla de Santa Húrsula y las Honze Mill Virgenes, fallé otra isla de la qual no vi salvo la parte della del norte con aquel de poniente mas según mi albedrío que Seçilia y de maiores tierras y más fermosas y ansí de la mesma fechura, a la qual dixe el nombre de Sant Juan Baptista”.

Esta relación, tomada de una carta a los Reyes Católicos que aparece en el “Libro copiador de Cristóbal Colón (hallado en 1985), no es el único testimonio del “descubrimiento de Puerto Rico”.

Doctor Diego Álvarez Chanca

Uno de los miembros de la expedición fue el físico –médico- Diego Álvarez Chanca, cortesano enviado por Isabel de Castilla. Ese mismo año, 1493, en carta al cabildo de Sevilla, narró la aventura del viaje. De acuerdo con su misiva los nativos llamaban a la isla “Burenquén:

“Andovimos por esta costa lo mas deste dia hasta otro dia en la tarde que llegamos a vista de otra ysla llamada burenquen cuya costa corrimos todo vn dia juzgavase que ternia por aquella vanda treynta leguas esta ysla es muy hermosa y muy fertyl a pareçer a esta vienen los de caribe a conquistar de la qual llevavan mucha gente…”.

Miguel de Cuneo

Como mencionamos con anterioridad, entre los 1,500 hombres que participaron en esta empresa colonizadora, estaba Miguel de Cuneo, noble italiano, amigo de Colón. En 1495 escribió una carta donde contó sus aventuras en el Nuevo Mundo y narró brevemente el “descubrimiento” de la Isla. De acuerdo con Cuneo el nombre de esta era “Boluchen”:

…y el 19 llegamos a una isla muy hermosa y grande llamada ‘Boluchen’ por los naturales, a la cual el señor Almirante puso por nombre Isla de San Juan Bautista. … En la isla mencionada descansamos, y de ella salimos el 21…”.

Debemos tener claro que, en la época, lo que se escribía “Boluchen” se pronunciaba “Boluquén”.

Bartolomé de las Casas

Aunque no se ha podido establecer si Las Casas viajo a Las Indias en el “Segundo Viaje” o en una expedición posterior, quizás en 1498, no hay duda de que su Historia de las Indias es una de las principales, y más confiables, fuentes primarias sobre los eventos de la época. En su crónica él narró brevemente los eventos del 19 de noviembre de 1493:

“Llegó de allí a otra [isla] grande, que llamó de San Juan Batista, que ahora llamamos de San Juan, y arriba dijimos que llamaban Boriquen los indios. En una bahía della, al Poniente, donde pescaron todos los navíos diversas especies de pescados, como sábalos y sardinas algunas y en mucha cantidad lizas…”.

Pedro Mártir de Anglería

Aunque el humanista italiano Pedro Mártir de Anglería nunca viajó a Las Indias se le considera uno de los principales cronistas de la época y una fuente primaria de primera línea porque, como escribió Bartolomé de las Casas:

“…cerca destas primeras cosas, a ninguno se debe dar más fe que a Pedro Mártir, que escribió en latín sus Décadas, estando aquellos tiempos en Castilla, porque lo que en ellas dijo tocante a los principios fue con diligencia del mismo Almirante, descubridor primero, a quien habló muchas veces, y de los que fueron en su compañía, inquirido y de los demás que aquellos viajes a los principios hicieron…”.

En la versión original de su obra, De orbe novo (Décadas del Nuevo Mundo), escrita en latín, Mártir de Anglería dijo que el nombre aborigen de la isla era “Burichena”:

Ab hoc tractu procedentes itinere in medio iacet insula dicta ab indigenis Burichena, hanc sancti Ioanis Insulam appellauit”.

Dada nuestra limitación con el latín y el hecho que no hemos obtenido una versión en castellano, hemos trabajado con la traducción al inglés realizada por Francis Augustus MacNutt en 1912:

Outside the archipelago [las Antillas Menores] and directly across the course rises the island called by the natives Burichena, which Columbus placed under the patronage of San Juan. A number of the captives rescued from the hands of the cannibals declared they were natives of that island, which they said was populous and well cultivated; they explained that it had excellent ports, was covered with forests, and that its inhabitants hated the cannibals and were constantly at war with them…

All this was recounted through the native interpreters who had been taken back to Spain on the first voyage. … There is but one king for the whole of the island, and he is reverently obeyed. The south coast of this island, which the Spaniards followed, is two hundred miles long”.

During the night two women and a young man, who had been rescued from the cannibals, sprang into the sea and swam to their native island”.

Como podemos apreciar, hay diferencias entre la versión de Mártir de Anglería y la de los testigos de los hechos, incluyendo a Colón, en particular en la ruta que siguió la flota colombina.

Antonio de Nebrija

Al final de De orbe novo, como apéndice, aparece el breve trabajo Vocabula barbara, el primer diccionario de la lengua de los indios a una europea, el latín. Muchos investigadores atribuyen este breve trabajo al gran humanista castellano Elio Antonio de Cala y Jarana, mejor conocido como Antonio de Nebrija, contemporáneo del “descubrimiento” y autor de Gramática de la lengua castellana (1492) y de Reglas de orthographía en la lengua castellana (1517), quien fungió de editor de la obra de Mártir de Anglería. El diccionario incluyó el siguiente ítem: “Buriquena insula”, o sea, “Buriquen isla”.

¿Por dónde desembarcó Colón?

Anglería escribió que la flota navegó por el sur de la Isla. Este breve comentario probablemente llevó a muchas de las largas -e inútiles- discusiones a lo largo de décadas sobre el lugar donde desembarcó Colón.

El descubrimiento en 1985 del “Libro copiador de Cristóbal Colón, que incluye la carta de Colón a los Reyes Católicos sobre los eventos del Segundo Viaje, eliminó cualquier duda o controversia sobre la ruta que la segunda expedición colombina siguió al navegar las aguas de la isla de Burenquén, que hoy llamamos Puerto Rico. El Almirante claramente narró que la flota viajó todo el día hacia el oeste, paralela a la costa norte de “San Juan”. Al acercarse la noche el Almirante buscó refugio en, como dijo Las Casas, una bahía al poniente (oeste), la única bahía al extremo occidental de la isla, por lo que debió ser el lugar del desembarco, es la Ensenada de la Aguada.

Colón en Burenquén

Algunos historiadores ponen en duda que Colón personalmente haya desembarcado en Burenquén. Probablemente, la crónica de Pedro Mártir es la fuente de esta interpretación:

Not to lose time, the Spaniards passed by Burichena; nevertheless some sailors, who landed on the extreme western point of the island to take a supply of fresh water, found there a handsome house built in the fashion of the country, and surrounded by a dozen or more ordinary structures, all of which were abandoned by their owners. Whether the inhabitants betake themselves at that period of the year to the mountains to escape the heat, and then return to the lowlands when the temperature is fresher, or whether they had fled out of fear of the cannibals, is not precisely known”.

Las palabras de Mártir de Anglería dan a entender que la expedición pasó a la ligera y con prisa por la Isla, y sólo algunos marineros desembarcaron en Burenquén.

Esta interpretación es difícil de aceptar y corre contra los testimonios de los testigos, incluyendo al propio Colón.

En su relación de los ocurrido el doctor Álvarez Chanca escribió: “… en vn puerto desta ysla estovimos dos dias donde salto mucha gente en tierra pero jamas podimos aver lengua que todos se fuyeron como gentes temorizadas de los caribes…”. Es difícil imaginar que en esos dos días que estuvieron la bahía de Burenquen, don Cristóbal no se hubiese unido a la gente que bajó a reconocer la isla. La realidad es que lo hizo, como refleja su carta a los Reyes Católicos que aparece en el “Libro copiador”. En esta Colón describió una aldea que observó en la isla:

“Aquí vi yo mui buenas casas y adornamientos, en el camino de algunas dellas, de rredes y de cañas, de una parte y de otra de camino, que salían de las casas fasta la mar al luengo, y allí adonde fazían fin, en la playa, tenían un entretexido cadafalso como açutea sobrel camino, casi en manera de puerta, y de tam perfecto lavor que en Valençia sería bien açebto”.

Es notable como la descripción del Almirante corresponde a las aldeas aborígenes de Amazonia. Ahora, existía un elemento adicional que obligaba al Almirante a desembarcar en la isla.

Posesión

Para reclamar cualquier territorio, tanto para Castilla como para sí mismo, Colón estaba obligado a tomar posesión de este. Esto era un formulismo legal que llevaba toda una ceremonia, indispensable para la mentalidad europea de la época. Aunque no quedó registrado como se hizo en “Sant Juan Baptista”, Colón describió como lo hizo en “La Galana”. El proceso en Burenquen debió de ser muy similar a lo que escribió el Almirante:

“…y desçindí en la tierra con mucha jente, con una vandera rreal, y en el lugar más idóneo, con pendón y alta voz e escrivanos e testigos, nuevamente torné a tomar posesien nombre de Vuestras Altezas, rreplicando los autos de la mesma posesión del año pasado; de la qual, no obstante, nuevamente tomava, llamando si alguien lo contradeçia. Y nombré esta isla La Galana…

Partida

Después de descansar y reaprovisionarse de alimentos y sobre todo agua la flota colombina abandonó la isla. La descripción de la partida que hizo Cuneo fue sumamente escueta: “En la isla mencionada [Boluchen] descansamos, y de ella salimos el 21…”. El relato de Álvarez Chanca fue un poco más detallado, y contiene una sorpresa:

“…desta ysla sobredicha partimos vna madrugada e aquel dia antes que fuese noche ovimos vista de tierra la cual tampoco hera conoçida de ninguno de los que avian venido el otro viaje pero por las nuevas de las yndias que trayamos sospechamos que hera la española en la qual agora estamos. entre esta ysla e la otra de buriquen pareçia de lexos otra avnque no era grande [probablemente Mona]…”

Como podemos apreciar, la isla que unas líneas antes había llamado “Boluchen”, ahora Cuneo la llamó Buriquen. Esta práctica, que una palabra apareciera escrita de una forma para que luego reapareciera escrita de forma diferente en otra parte del mismo documento, era muy común en la época. De hecho, esta es una de las razones por las cuales Nebrija creó su Gramática de la lengua castellana.

Por su parte, el almirante Colón escribió, “Dexo esta ysla de Sant Juan, y torno a tomar el comienço de La Ysabela [La Española], después de aver dexado algunas otras y no yndinas de memoria…”. Colón partió para nunca regresar.

La intervención de Cristóbal Colón en la historia de Puerto Rico había terminado.

Bibliografía

Álvarez Chanca, Diego. “Carta del doctor Chanca al cabildo de Sevilla sobre el segundo viaje de Cristóbal Colón. (Colección documental del descubrimiento (1470-1506). (Real Academia de la Historia, Bilbao, 1994, 504-520) [1493]” reproducido en Alegría, Ricardo E., Editor. Documentos Históricos de Puerto Rico, volumen I: 1493-1516. San Juan: Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 2009.

Casas, Bartolomé de las. Historia de las Indias, tomo I. Caracas: Editorial Ayacucho, 1986.

Colón, Cristóbal. “Archivo General de Indias, Sevilla. Libro copiador de Cristóbal Colón, fol. 4/9. Carta-relación de Cristóbal Colón a los reyes, sobre el segundo viaje y el asentamiento en la isla Española. (Colección documental del descubrimiento (1470-1506), 523-538)” reproducido en Alegría, Ricardo E., Editor. Documentos Históricos de Puerto Rico, volumen I: 1493-1516. San Juan: Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 2009.

Colón, Fernando. Historia del Almirante Don Cristóbal Colón en la cual se da particular y verdadera relación de su vida y de sus hechos…, primer volumen. Madrid: Imprenta de Tomás Minuesa, 1892.

Cuneo, Miguel de. “Carta de Miguel de Cuneo a Gerónimo Annari. (Traducción de Marisa Vannini de Gerulewicz).” [Saona, 15 de octubre de 1495] reproducido en Alegría, Ricardo E., Editor. Documentos Históricos de Puerto Rico, volumen I: 1493-1516 (San Juan: Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 2009).

De Orbe novo Petri Martyris ab Anglería mediolanen sis Protonotarii Cesaris Senatoris decades, cum privilegio Imperiali. Compluti apud Micha eles Eguia Anno MDXXX.

Martyr D’Anghera, Peter. De Orbe Novo: The Eight Decades of Peter Martyr D’Anghera, translated from the Latin with Notes and Introduction by Francis Augustus MacNutt, in two volumes, Volume One. New York: G. P. Putnam’s Sons, 1912.

Tió, Aurelio. Dr. Diego Álvarez Chanca (estudio biográfico), publicaciones de la Asociación Médica de Puerto Rico. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña y Universidad Interamericana de Puerto Rico, 1966.

Réplica de La Niña en el  Muelle de las Carabelas, La Rabida, Palos de la Frontera en Huelva.


miércoles, 3 de noviembre de 2021

Prólogo a El Judío Mayagüezano: Vida y obra de Luis Bravo Pardo

Prólogo a El Judío Mayagüezano: Vida y obra de Luis Bravo Pardo
Pablo L. Crespo Vargas

La aportación de los judíos al acervo cultural e histórico puertorriqueño es uno de los temas de la microhistoria que más están llamando la atención en los últimos años. La publicación de Los judíos en Puerto Rico por el Museo de San Juan en 2005, aunque con varios años realizando exposiciones relacionadas al tema, y la publicación de El Tallit escondido: la presencia sefardita en Puerto Rico, por Ana Alicea en 2017, fueron esenciales para que diversos interesados en el tema y en los estudios genealógicos comenzaran a buscar sus raíces judías y la aportación de sus ascendentes a nuestro desarrollo como sociedad.

La historia del pueblo israelita es una fascinante y llena de eventos donde se demuestra la tenacidad de este grupo étnico en sobrevivir en unos ambientes hostiles y de persecución. El estigma dentro del mundo cristiano hacia los judíos, producto de la creencia arraigada en occidente de que fueron los culpables de la muerte de Jesucristo y no los romanos (como reseñan varios historiadores contemporáneos), provocó que surgieran cientos de persecuciones a través de toda Europa. La más famosa y sangrienta ocurrió en el siglo XX, cuando se promueve de manera estatal el genocidio de este grupo en la Alemania nazi, entre 1933 a 1945. Sin embargo, los judíos son perseguidos y masacrados sistemáticamente desde la entrada del poder romano en la región del actual Israel para el año 63 a.C.

En la Europa medieval los judíos fueron expulsados de diversos países o regiones tales como los principados alemanes (1159, 1348, 1510, 1551), Francia (1182, 1306, 1321, 1394), Inglaterra (1290), Hungría (1349, 1360), Austria (1421), Provenza (1430), Castilla y Aragón (1492), Portugal (1497), entre otros. Las masacres y persecuciones ocurrían por periodos. Lo curioso de todo esto era que mientras que eran perseguidos por la población en general, quienes respondían a los llamados de la nobleza, los reyes y oficiales reales los utilizaban como fuentes de financiamiento a sus políticas gubernamentales. Para muchos estudiosos, el poder financiero de los judíos no tenía comparación, situación que llevó a la envidia y al maltrato de otros súbditos hacia ellos.

En la era moderna (siglos XVI a XVIII), la situación de los judíos no mejoró, aunque pudieron establecer diversas comunidades en distintas partes de Europa, siendo el reino de Polonia una de las áreas donde mayores libertades tuvieron. Con la Revolución Francesa, los judíos comenzaron a obtener derechos ciudadanos en diversos países. Ya en 1871, la mayoría de las naciones europeas, con la excepción del Imperio Ruso, habían acogido a la población de origen judío como parte de su ciudadanía. Por un lado, obtuvieron los derechos que por mérito propio se merecían, por el otro lado, surgió un sentimiento en contra de ellos que fue llamado antisemitismo.

El antisemitismo era justificado con teorías absurdas tales como que los judíos eran una raza inferior. Por ello, los judíos fueron nuevamente perseguidos, acción que entre 1855 a 1938 provocó nuevas oleadas migratorias que llevaron a cientos de miles de familias a buscar refugio en el Nuevo Mundo, Sudáfrica y hasta en Tierra Santa. Este último destino fue promovido por Theodor Herzl, húngaro de origen judío, fundador del sionismo político moderno, quien argumentaba que la única forma de darle estabilidad y seguridad a los judíos era creando su propia nación, lo cual ocurrió en 1948.

La grandiosidad de las obras y actividades en la que los judíos se han destacado puede ser medida en diversas maneras. Una de ellas es ver la gran cantidad de premios Nóbel adjudicados a este grupo poblacional. Se estima que sobre el 20% de los individuos premiados son de origen judío. Esto contrasta con su relación demográfica a la población mundial, la cual está en cerca del 0.2%. Estos datos nos permiten ver como los judíos demuestran una capacidad de adaptación en la mayoría de las situaciones a las que se enfrentan. Un excelente ejemplo de lo antes mencionado es la vida y obra de don Luis Bravo Pardo, biografía redactada por el profesor Héctor Bravo Vick.

Bravo Vick es bisnieto del biografiado y fue profesor y decano de la facultad de administración comercial de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Mayagüez. Es autor de otras obras tales como El supervisor efectivo en Puerto Rico (2006) y La Casa Amarilla de amor y de lágrimas (2016). Su amor por conocer la genealogía de su familia y la curiosidad de poder entender sus raíces lo llevaron a investigar y publicar esta obra.

Aunque, de entrada, el trabajo parece ser uno enmarcado en el estudio biográfico, también incluye metodología de la llamada microhistoria y presenta aportaciones muy valiosas en la llamada historia global. Esto último al examinar la trayectoria de don Luis Bravo Pardo se puede trazar su relación con los cambios geopolíticos que se estaban dando a finales del siglo XIX y principios del XX, a la vez que se incluye una visión de cómo fue el recorrido histórico del pueblo judío personificado en nuestro protagonista.

Un ejemplo de los cambios históricos a los que Bravo Pardo estuvo expuesto fue el ocurrido en la ciudad de Altona y que muy bien presenta el autor de la biografía. Don Luis Bravo Pardo nació en esta ciudad en 1836, que en ese momento era parte del Reino de Dinamarca. Altona surge como un poblado del condado alemán de Holstein-Pinneberg en 1535-1537. En 1640, dado a que la línea de sucesión del condado desaparece, los monarcas daneses reclaman el territorio y la ciudad. Desde ese momento hasta la Guerra de los Ducados en 1864, donde Dinamarca se enfrentó y fue derrotada por una coalición de estados alemanes dirigidos por Prusia y Austria, la ciudad pasó a manos de Prusia que, en 1871, crea el Imperio Alemán. En 1938, la ciudad de Altona es integrada a Hamburgo como uno de sus distritos.

Regresando a la obra, el autor Bravo Vick redactó un escrito biográfico donde presenta dos aspectos fundamentales para entender la vida del biografiado: el trasfondo histórico donde se desarrolló y los hechos que marcaron su existencia. El trasfondo lo tituló “Antecedentes históricos” y en él dedicó cuatro subtemas muy apremiantes en este relato: historia del pueblo judío, los sefarditas, genealogía de la familia Bravo Pardo e historia de Mayagüez. El segundo apartado es titulado “El judío mayagüezano: vida y obra de Luis Bravo Pardo” y se subdivide en orígenes, educación, vida familiar, labor comercial, labor política, filantrópica y sociocultural.

En fin, la obra es una aportación no solamente a la historia familiar de los Bravo Pardo, sino que contribuye a la historiografía mayagüezana y puertorriqueña, presentando las aportaciones de un judío que es ejemplo de la trayectoria de su pueblo, a la vez que nos lleva a entender la tenacidad con la que un individuo puede afrontar las vicisitudes que la vida le da y aun demostrar que se puede ser exitoso promoviendo prosperidad y siendo ejemplo a toda la comunidad.  

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