sábado, 31 de octubre de 2015

Presentación del autor: De criadero a partido. Los orígenes de Ponce.

Presentación del autor:
De criadero a partido. Los orígenes de Ponce
Por: Eli D. Oquendo Roríguez

Para adquirir el libro mediante amazon

Toda investigación de carácter historiográfico siempre nace de una curiosidad, la cual va creciendo en la medida en que van surgiendo más y más interrogantes. Siempre supe que mucho se había escrito sobre la historia ponceña, sobre todo, a partir del siglo XIX. No era para menos. Es una centuria de gran desarrollo político, económico, social y cultural. Además, existe abundante y variada documentación en archivos públicos locales. Otra cantidad, nada despreciable, se halla en manos privadas. También, la tecnología ha puesto, al alcance de la mano a través del internet, muchos documentos de archivos extranjeros han sido digitalizados. Tanto unos como otros pueden ser consultados y así reconstruir la historia local. Esto hace más fácil escribir sobre ese período.

Sin embargo, no es tan viable cuando se trata de las épocas en que Ponce se gestaba como comunidad. Parafraseando una famosa historiadora, la historia de los siglos XVII y XVIII, para Ponce, continúa en blanco. No existen libros parroquiales de esa época, debido a un incendio, y en el Archivo Histórico Municipal de Ponce nada se conserva sobre tan lejanas fechas. Los cronistas de esos tiempos (O´Reilly, Abbad y Lasierra, Miyares González, Pierre Ledrú) y los obispos en sus visitas recogieron valiosas noticias. Igual hay datos que los gobernadores, en su gestión administrativa, registraron en documentos y que ofrecen alguna información sobre Ponce. Pero como quiera parece ser aislada, inconexa. Don Eduardo Neumann, el primer historiador local apenas dedica unos cuantos folios para hablar sobre la fecha de fundación. Pero nada más. Y don Salvador Brau elabora un poco más y ofrece otros datos producto de sus investigaciones en los archivos españoles.

Este trabajo es el resultado de ese interés por recoger la más mínima noticia que se encontrara sobre Ponce y ponerla en contexto a fin de elaborar una historia más detallada y abarcadora. Fue de gran ayuda el hallazgo de unas escrituras de capellanías y de censo y tributo localizadas en el Archivo Histórico Documental de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico. Esos documentos y otros que atesora una rica colección son parte del ingente esfuerzo conservador de D. Vicente Murga Sánz. Este fue un religioso español que amó a esta tierra, a su gente y su historia. Monseñor Murga dedicó gran parte de su vida, tiempo y peculio personal a la investigación, estudio y adquisición de documentos que fueran fundamentales para reconstruir la historia patria. Su labor todavía hoy sigue rindiendo frutos.

Durante el año académico 2008 - 2009, aprovechando algunas horas libres y las vacaciones se inició una investigación en el Archivo Histórico Documental, en la Colección Mons. Vicente Murga y en la Colección Puertorriqueña de la Biblioteca Encarnación Valdés. Durante esa fase investigativa el archivero, Prof. Edwin Mattei Oliveras, y la directora de la Colección Puertorriqueña, Profa. Vidalina Rodríguez Carreras fueron excelentes colaboradores para con los cuales tengo una profunda gratitud. Al concluir el año académico 2009 – 2010 el trabajo ya estaba terminado. Algunas fotocopias fueron a parar a manos de amigos muy allegados. En agosto de 2010 se sometió el trabajo a varias autoridades universitarias en el interés de publicar dicha investigación. Pero aún hoy, julio de 2015, se sigue esperando una respuesta. Llegado el verano del año 2011 se sometió el trabajo a un certamen de trabajos historiográficos, auspiciado por la Academia de Artes y Ciencias de Puerto Rico, obteniendo el primer premio. ¿Cómo reza aquél antiguo dicho? ¡Ah! sí… Nadie es profeta en su tierra.

Hoy, después de haber cumplido su primer quinquenio de existencia comiendo polvo en un cajón, el manuscrito de esta historia de Ponce sale a la luz, con la esperanza de ser tal vez leído por otros que aman y gustan de leer sobre el pasado de este país.

Nota del editor: La obra fue publicada el 1ro de octubre de 2015, se puede obtener por amazon o en las principales librerías de Ponce. 


martes, 20 de octubre de 2015

Antón Carabalí y su diablillo Pablillo

Antón Carabalí y su diablillo Pablillo

Por Pablo L. Crespo Vargas
           
Uno de los casos que más llama la atención, dentro de los procesos inquisitoriales del Caribe del siglo XVII fue la causa de Antón Carabalí, encontrada en el libro 1020 de la sección de la Inquisición. Antón era un esclavo nacido en África, específicamente en algún lugar entre la región de Calabar (suroriente del actual Nigeria) y del actual Camerún. Su apellido denotaba su origen étnico.

En el 1628, Antón tenía una edad aproximada de cincuenta años. Su dueño era un hacendado que tenía residencia en la ciudad de la Habana, llamado Luis de Soto. Antón había adquirido cierto prestigio en su hacienda debido a que conocía de yerbas y era consultado como curandero, tanto por negros como por blancos. El oficio de curandero era uno donde el practicante, aparentemente, tenía conocimiento de las artes mágicas. Esto llevó a que en la eventualidad nuestro protagonista fuera consultado para otros asuntos de importancia dentro del sentir religioso popular, tales como los males de amor, la preparación de conjuros para ganar los juegos de azar, el adivinar el futuro, el indicar donde se encontraban las cosas perdidas y las personas desaparecidas.

Antón también tenían su lado oscuro; ya que hubo consultas para eliminar contrarios, solicitar hechizos y conjuros para la formación de males de ojo; además, tenía la supuesta capacidad de identificar brujas maléficas. La fama de Antón duró por trece años, hasta que un grupo de personas llegaron al comisionado de la Inquisición en la Habana acusándolo de hechicero y de brujo. Luego de comenzado el proceso de investigación se llegó a recopilar la testificación de veintiún individuos.

En un principio Antón negó tales acusaciones, pero bajo la presión inquisitorial y el temor a una posible ronda de torturas decide confesar sus pecados de fe. Comienza aceptando haber preparado pócimas para asesinar personas, algunas por encargo, otras como parte de los ritos que él y su secta de adoradores del demonio realizaba. Antón ingresó a la secta demoniaca por medio de una mulata llamada Isabel, quien luego de convencerlo le untó un ungüento verde en las axilas, los codos, los muslos, el pecho, los pies y las manos, el fin de esto era que pudieran volar hasta el aquelarre o centro de adoración al diablo. Allí Antón, luego de un proceso de aprendizaje, fue iniciado, teniendo que renegar de Jesucristo, pisotear una cruz, besando el trasero del demonio mayor, quien estaba en forma de macho cabrío, participando de un festín de carne humana y realizando actos sexuales con otros brujos y brujas.

Como parte del proceso se le asignó un demonio, quien era mitad hombre (parte superior) y mitad gato, su nombre era Pablillo. Entre los deberes de este demonio estaba el acompañar al brujo durante sus fechorías, darle consejos y ayudarlo a desarrollarse en las artes maléficas. Debemos mencionar que el tal Pablillo tenía la facultad de convertirse en un hombre de cuerpo entero para poder estar junto a Antón cuando este se encontraba en público.

Pablillo se encargó de perfeccionar las técnicas maléficas de Antón, entre ellas lo ayudaba a buscar víctimas a quienes se les chupaba la sangre en el proceso de asesinarlas. No solamente los cuerpos eran entregados en ofrenda, sino que la sangre que no era chupada debía ser llevada en calabazos como parte del ofrecimiento. En total, Antón confesó haber asesinado ciento dos personas. En una ocasión, Antón no llevó un cuerpo cuando le correspondía y el macho cabrío le solicitó a Pablillo que los azotase con un rabo de toro, acción que realizó.

Comenzado el proceso inquisitorial, Antón fue llevado a la cárcel secreta, estando allí, el tal Pablillo se le apareció para ayudarle a escapar. Según la declaración, Pablillo removió una cruz de hierro colocada en la ventana para que nadie escapara y luego ayudó al reo a bajar ya que la celda se encontraba en un segundo piso. Días después fue encontrado y llevado nuevamente a la cárcel.

Al final del proceso, Antón dijo que el demonio le había engañado en todo momento y que él estaba arrepentido de su pecado de fe. Los inquisidores decidieron reconciliarlo al cristianismo, perdonando sus pecados, otorgándole una pena de doscientos azotes y cárcel de dos años, aunque fue recluido en el colegio de los Jesuitas para ser instruido en la fe cristiana de manera correcta. Por último, la Inquisición solicitó que su amo, Luis de Soto, vendiera a Antón en Cartagena de Indias ya que no se le permitiría salir más de la ciudad.

Este y otros casos fueron parte del estudio investigativo realizado para la obra El demonismo en el Caribe hispano: Primera mitad del siglo XVII, un estudio sobre el imaginario, que la población del Caribe hispano desarrolló en el sincretismo religioso de la región, sobre la figura del diablo y los demonios. 
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domingo, 4 de octubre de 2015

Comunicado de Prensa: Primer Simposio de Microhistoria en Lajas

Comunicado de Prensa: Asociación Puertorriqueña de Historiadores celebra Primer Simposio de Microhistoria y su Impacto en el Contexto Nacional en Lajas


La Asociación Puertorriqueña de Historiadores, conocida por sus  siglas APH, llevará a cabo el Primer Simposio de Microhistoria y su Impacto en el Contexto Nacional el próximo 14 de octubre en el Centro Cultural de Lajas, Anastasio Ruiz Irizarry, en la Avenida Los Veteranos, entre las 8:30 am y las 5:30 pm.

La actividad está dedicada a la Dra. Raquel Brailowsky Cabrera por su extraordinaria aportación a la historiografía puertorriqueña. La Dra. Brailowsky Cabrera es antropóloga social, historiadora, gestora cultural, escritora y profesora en el Recinto Universitario de San Germán de la Universidad Interamericana.  El evento además es parte de las efemérides del Cincuentenario de la Fundación del Centro Cultural de Lajas, Anastasio Ruiz Irizarry.

¨La microhistoria nos permite examinar concienzudamente la relación entre historia y comunidad, no solo como un intento  de entender el pasado humano sino con el objetivo  de estrechar lazos, generar procesos identitarios y de integración social. En ese proceso la reconstrucción histórica de una comunidad es una herramienta clave para abrir nuevos espacios que permiten diálogos, producen solidaridades y  permiten cumplir con una responsabilidad social que es cada día más urgente¨, puntualiza el Dr. Félix R. Huertas González, presidente de la APH.

La APH es la organización que congrega a los historiadores e historiadoras de Puerto Rico. Entre sus objetivos  está fomentar la comunicación, cooperación y solidaridad entre los historiadores e historiadoras en y fuera del Archipiélago Borincano.  Parte del compromiso de la APH es desarrollar proyectos de investigación en el área de la historia y disciplinas afines, así como afianzar esfuerzos y establecer alianzas en beneficio de nuestra sociedad. Además, la APH ha sido fundamental el colaborar en la formación de futuros profesionales de la historia.

La APH, indica el Dr. Huertas González, cumpliendo con una parte importante de su misión, ha establecido en diversos proyectos la necesidad de “contribuir al bienestar de la comunidad a través de sus conocimientos de los sistemas sociales y de sus roles como ciudadanos responsables”. Por lo tanto,  con el apoyo de diversas organizaciones que firmaron convenios con la Asociación Puertorriqueña de Historiadores en febrero del 2015 se ha desarrollado un trabajo interdisciplinario y transdisciplinario que  propicia la integración de diversas áreas del conocimiento. 

“Al retomar la microhistoria, intentamos provocar la práctica interdisciplinaria y una discusión crítica y  participativa de diversos sectores del país”, asegura Huertas González. “El Simposio da paso a una redefinición de nuestra sociedad, avalando nuestro pasado histórico como cimiente de una transformación social e histórico-cultural que empodere a la Nación para salir de la crisis socioeconómica por la que estamos atravesando¨.

El Simposio concluirá con un ágape cultural con la participación del Ballet Teatro Guaitiao bajo la dirección de la profesora Aida Báez y una intervención musical al piano con el maestro Narciso Negrón.


El Simposio es una actividad coordinada en alianza con organizaciones como el Centro Cultural de Lajas, Anastasio Ruiz Irizarry, Inc, adscrito al Instituto de Cultura Puertorriqueña, el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe (CEAPRC), Historiadores de la Región Oriental (HIRO), el Ecomuseo Comunitario de Lajas, Migdalia Jusino Acosta (MJA), el Centro de Estudios e Investigaciones del Suroeste de Puerto Rico (CEISO), Asociación de Estudiantes Graduados de Historia, El Post Antillano, el Municipio de Lajas y su Departamento de Turismo, Arte y Cultura, y el Colectivo Literario en Los Bordes.