Casos históricos de elecciones presidenciales y proceso electoral
Por Edwin A. Fragoso Rivera,
Ph. D.
Históricamente hubo cuatro
casos en los que un candidato no ha ganado las elecciones populares y se ha convertido
en presidente electo. Se verán a continuación.
Las elecciones
presidenciales de 1824 fueron disputadas por cinco candidatos: John Quincy
Adams, John C. Calhoun, William Crawford, Henry Clay y Andrew Jackson. Este
último obtuvo la mayoría de votos populares, pero no la cantidad de votos
electorales necesaria, por lo que la Cámara de Representantes tuvo que decidir
entre los tres candidatos con más votos: Jackson, Adams y Crawford. Adams
resultó electo con el apoyo de Henry Clay, entonces Presidente de la Cámara.[1]
En 1876 el total de votos
electorales era de 369, por lo que era necesario obtener 185 para ganar. El
candidato republicano, Rutherford B. Hayes, logró obtener 4.036.298 votos
populares y 185 votos electorales para ganar la presidencia. Su adversario, el
demócrata Samuel J. Tilden ganó el voto popular con 4.300.590 votos, pero sólo
alcanzó los 164 votos electorales.[2]
En 1888, el total de votos
electorales era de 401, por lo que era necesario obtener 201 para ganar. El
candidato republicano, Benjamin Harrison, consiguió 5.439.853 votos populares y
233 votos electorales. Harrison se convirtió en presidente. Su adversario, el
demócrata Grover Cleveland, se llevó el voto popular con 5.540.309 sufragios,
pero sólo obtuvo 168 votos electorales.[3]
En 2000, el total de votos
electorales era de 538, por tanto, era necesario obtener 270 para ganar. El
candidato republicano, George W. Bush, alcanzó los 50.456.002 votos populares y
271 votos electorales, suficientes para ganar la presidencia. El demócrata, Al
Gore, obtuvo el favor popular, 50.999.897 votos, pero obtuvo sólo 266 votos
electorales.[4] En estas elecciones, la disputa se centró en el
estado de Florida. En la misma jornada de los comicios, Al Gore se adjudicó los
votos electorales de dicho estado. Este hecho fue inmediatamente cuestionado
por el gobernador de Florida, Jeb Bush, el hermano del candidato republicano.
Por mera coincidencia, todos los casos que se han dado en la historia electoral
estadounidense, se han resuelto a favor de los republicanos. El bipartidismo es
uno de los rasgos más característicos de la vida política estadounidense.
Desde 1860 la política
electoral de Estados Unidos ha estado dominada por dos partidos: Demócrata y
Republicano Nacional, quienes han creado diversas reglas electorales que
imposibilitan el crecimiento de otro partido, mediante la creación de trámites
difíciles y costosos. Este fenómeno lo encontramos también en Puerto Rico con
la nueva, Ley Electoral del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, Ley Núm. 78
del 1 de junio de 2011, según enmendada. La misma limita la creación de
alianzas de partidos o movimientos políticos y pone “trabas” al surgimiento de
nuevas organizaciones sobre todo cuando se trata del llamado fondo electoral.[5]
Otro factor fundamental es
el sistema utilizado, tanto para las elecciones del Congreso, como de la
presidencia, de todo para el ganador. Es decir, se trata de un procedimiento
electoral donde cada estado cuenta, de acuerdo con su población, con un número
determinado de “votos electorales”. De esta forma, en los comicios el
triunfador se lleva la totalidad de estos votos electorales, sin importar el
número de sufragios que obtuvo el segundo lugar, quien no recibe ningún voto
electoral.
Caucus y Primarias
En la competencia hacia la
presidencia, la primera parte del proceso consiste en definir al candidato de
cada partido. Esto se realiza a través de elecciones internas de cada
organización, donde se elige a su aspirante, mediante el voto de militantes
registrados y del electorado en general. En Estados Unidos, los comicios o
“caucus”, asambleas partidistas, y las elecciones primarias de los partidos son
esenciales para seleccionar a los candidatos a la Presidencia. El propósito del
sistema de comicios es dar a conocer, por medio de la selección de delegados, a
cuál de los candidatos a la presidencia prefieren los miembros del partido en
cada estado.
Los llamados “caucus” se
realizan de manera indirecta, al igual que las elecciones estadounidenses, pues
sólo se elige a delegados, que a su vez votan por un determinado candidato.
Existen dos tipos de “caucus”: abiertos y cerrados. En los primeros puede
participar ciudadano; en los segundos, sólo los simpatizantes registrados de un
partido. Las elecciones primarias cumplen una función similar, pero son
contiendas electorales directas que se realizan para escoger al candidato de un
partido político a un cargo público en particular. El candidato que tenga el
mayor número de delegados en las convenciones partidistas obtiene la
nominación.
El Súper Martes
A lo largo de los meses,
entre enero y febrero, de cada año electoral, los estados de la república
federal realizan sus elecciones en primarias y/o caucus de acuerdo a su
calendario electoral. Se considera a estos eventos iniciales el comienzo
oficial de la campaña, y sus resultados darán el llamado de las elecciones
internas y las asambleas partidistas que se sucederán, estado por estado y por
territorios, hasta principios de junio. Sin embargo, la jornada electoral clave
durante todo el proceso es el denominado “Súper martes”, día en que se realizan
las elecciones que podemos llamar primaristas en los estados más representativos
de los Estados Unidos.[6] La importancia del llamado “Súper martes” radica en que estos estados son los que en su
conjunto cuentan con más delegados a las convenciones nacionales y, por lo
tanto, los que más peso tienen a la hora de la votación final. El “Súper martes” es lo más parecido a una
“elección primaria nacional” en Estados Unidos.
Las Convenciones Nacionales
Los resultados de las
elecciones internas y las asambleas partidistas reducen gradualmente el número
de aspirantes, a medida que algunos contendientes se retiran, y determinan
cuántos delegados se comprometerán con cada aspirante. Los delegados se reúnen
en la Convención Nacional de su partido, la cual se realiza en los meses del
verano, y en la que se efectúa la selección final de los candidatos a
presidente y vicepresidente, y se fijan sus posiciones políticas o
"plataformas". Las convenciones nacionales reúnen a los delegados
electos mediante los “caucus” o en las primarias. Su objetivo es formalizar la
nominación del candidato presidencial y representan la principal fiesta de los
partidos políticos. Sin embargo, su peso específico es más mediático que
político, pues para cuando se realizan las convenciones, el candidato está
prácticamente elegido.[7]
En el año 2004, por ejemplo,
la Convención Nacional Demócrata se llevó a cabo en Boston, Massachussets del
26 al 29 de julio. En este evento, John Kerry y John Edwards fueron ratificados
como candidatos a la presidencia y vicepresidencia respectivamente. La
Convención Nacional Republicana se realizó en Nueva York del 30 de agosto al 2
de septiembre. Ahí fueron formalizadas las candidaturas de George W. Bush y
Dick Cheney, quienes buscaban reelegirse en los cargos de presidente y
vicepresidente.[8]
Las Elecciones
Luego de las convenciones
nacionales de cada partido, inicia la verdadera campaña electoral, un periodo
en el que los mítines de los candidatos se multiplican, los actos electorales buscan
sumar simpatías entre los electores y se realizan los debates electorales. Estos
debates son controlados por la Comisión Electoral Federal y enfrentan a los
candidatos, demócrata y republicano, y sus argumentos. Estos encuentros son
televisados y generalmente uno o varios periodistas realizan preguntas.
No hay un número de debates
previamente establecido, pero normalmente no son más de tres. Esta etapa de la
campaña es más breve y corre entre los meses de septiembre y octubre.
Tomado como ejemplo
nuevamente la campaña electoral del 2004 se realizaron tres debates entre Bush
y Kerry. El 30 de septiembre, en Miami, Florida; el 8 de octubre, en St. Louis
Missouri y el 13 de octubre en Tempe, Arizona. En cuanto a los candidatos a la
vicepresidencia, éstos se enfrentaron en un debate el 5 de octubre de 2004 en
Cleveland, Ohio.[9] De acuerdo a las leyes electorales de los Estados
Unidos, el día de las elecciones presidenciales es el primer martes de
noviembre cada cuatro años.
El Colegio Electoral
La Constitución de Estados
Unidos establece la forma cómo se eligen al presidente y vicepresidente. El
voto popular no determina al ganador, sino que cada estado escoge, por elección
popular, un grupo de electores igual al número total de miembros que lo
representa en el Congreso. Los electores de los 50 estados y el Distrito de
Columbia, un total de 535 personas, constituyen lo que se conoce como el llamado
Colegio Electoral. El candidato que haya recibido el mayor número de votos
populares en cada estado se lleva la totalidad de electores del colegio. Para
salir electo, un candidato a la presidencia debe obtener la mayoría absoluta de
los votos electorales, unos 270 aproximados. Si ninguno de los candidatos
obtiene la mayoría, la Cámara de Representantes deberá elegir al presidente entre
los tres aspirantes con mayor cantidad de voto.[10] En ese caso, a cada estado y al Distrito de Columbia
se les asigna un sólo voto y nuevamente es necesario que uno de los candidatos
obtenga la mayoría para ser elegido.
Aunque el voto para elegir
presidente en Estados Unidos es secreto, no lo es cuando se trata de la mayor
parte del Colegio Electoral. Cuando los electores se reúnen en las legislaturas
de sus respectivas capitales de sus estados en el mes de diciembre del año de
las elecciones presidenciales, todo se lleva a cabo en público. Hay excepciones
en siete de los cincuenta estados, donde el voto de los electores es secreto.[11] Los votos los certifican las autoridades electorales
y se envían a Washington D.C., en ese momento, el candidato se convierte
oficialmente en el ganador y en el presidente electo. El nuevo presidente asume
el cargo al mediodía del 20 de enero, poniendo fin a un proceso electoral que
comenzó más de un año antes.
Bibliografía:
Baker, Paul R. y William H.
Hall, Nueva historia de los Estados Unidos, Minerva Books, LTD, Nueva Cork,
1986
Degler, Carl y otros,
Historia de los Estados Unidos: La experiencia democrática. Editorial Limusa
SA, México, 1990
De León, Alfredo y Nohra
Angélica Barrero, El Mundo: transformaciones modernas y contemporáneas,
Editorial Panamericana, Inc., Río Piedras, Puerto Rico, 2003
Smith, Carlos J. Estructuras
y procesos del sistema político de los Estados Unidos de América, Editorial
Corripio, C., Santo Domingo, República Dominicana, 1984
Velázquez Barreto, Norberto,
El Imperio del Calibán, Blog, artículo: Breve Historia de los partidos políticos
en los Estados Unidos, 2012. www.Norbertobarreto.Wordpress.com,
[1] Baker, Paul R. y William H.
Hall, Nueva historia de los Estados Unidos, Minerva Books, LTD, Nueva Cork,
1986, pp.104-105
[2] Velázquez Barreto, Norberto,
op. cit., pp. 117-118
[3] Ibid
[4] Ibid., p.120
[5] Ver, Ley Electoral del Estado Libre Asociado de Puerto
Rico” Ley Núm. 78 de 1 de Junio de 2011,
según enmendada en Lexjurix.com
[6] Ibid., p.121
[7] Ibid
[8] Loc cit.
[9] Baker, Paul R. y William H. Hall, op. cit. pp.109-112
[10] Smith, Carlos J., op. cit.,
pp. 135-136
[11] En las fuentes consultadas no especifican cuáles son
esos siete.