¿La historia se repite? El caso de Oscar López Rivera y los prisioneros
políticos de 1895-96
Por Jorge Nieves Rivera
Nota editorial: Jorge Nieves Rivera es maestro de historia de escuela superior y estudiante doctoral de Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Publicó su tesis de maestría con el título de Agricultura, rebelión y devoción: Tres microhistorias del sureste de Puerto Rico, la misma fue producto del Programa Graduado de Historia de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto Metropolitano.
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El 19 de enero de 2017 se
cumple el plazo para que la administración del Presidente de los Estados Unidos
Barack Obama indulte al prisionero político puertorriqueño Oscar López Rivera.
Sin ánimos de realizar una cronología de los prisioneros y prisioneras
políticos puertorriqueños en cárceles extranjeras conocemos que desde el siglo
XIX han existido boricuas presos por delito de conspiración, sedición o por
propiciar rebeliones separatistas: primero contra España y luego de 1898,
contra los Estados Unidos. Un ejemplo de esto lo fue el caso de los rebeldes
del sureste de Puerto Rico.
En octubre de 1895,
veintisiete puertorriqueños de los pueblos de Patillas y Arroyo, fueron
detenidos por pertenecer a sociedades secretas donde se conspiraba con el fin
de separar a Puerto Rico de España. Sin embargo, a falta de pruebas fueron
liberados por la Guardia Civil (fuerza militar española a cargo de los asuntos
de seguridad internos de España). Para octubre de 1896 los arrestaron nuevamente
y fueron sentenciados por el Consejo de Guerra en San Juan de conspirar para
una rebelión y atacar a las fuerzas armadas. Durante el segundo arresto de los
sediciosos, el Consejo exigió al Gobernador General de la Isla el traslado de
los penados a cárceles en la península debido a que contaban con antecedentes
en contra del régimen colonial. Por lo tanto, era considerado inseguro que
cumplieran sus condenas en cárceles locales. Por esta razón, solicitaron
trasladado en el primer barco de vapor que saliera hacia España.
A su llegada a la
península, fueron recibidos por el gobernador interino de Cádiz, quien
inmediatamente los envió a prisión. No obstante, en espera de la orden militar
que indicaba las distintas cárceles donde cumplirían las condenas, los rebeldes
arrestados permanecieron un año presos en Cádiz. Finalmente, por intervención
del Ministro de Ultramar, Segismundo Moret, fueron indultados. Más de la mitad
de los arrestados zarparon desde la península con destino a la Isla el diez de
febrero de 1898.
Como maestro de historia,
fue inevitable comparar y contrastar estos prisioneros políticos
puertorriqueños finiseculares con el prisionero político actual: Oscar López
Rivera. Son sobrados los paralelismos en estas dos historias, tanto en los
prisioneros políticos de Arroyo como en Oscar López. En ambos sucesos
encontramos que tanto los presos políticos de Cádiz como López Rivera
pertenecían a sociedades secretas que conspiraban con fines separatistas,
fueron sentenciados por los mismos cargos y enviados a cárceles extranjeras a
cumplir sus condenas. Por otro lado, contrastan los elementos de la condena entre
ambos presos políticos. A ninguno de los prisioneros políticos por los sucesos
de Arroyo se les sentenció a más de diez años de prisión, ni por los cargos de
conspiración para la rebelión, ni por los cargos de ataques a las fuerzas
armadas.
Ahora bien, debemos
enfatizar en la similitud del contexto histórico en que se han desarrollado
ambos procesos de liberación. El momento en el cual fueron puestos en libertad
los prisioneros arroyanos se estaba llevando a cabo la instauración del
gobierno autonómico para Puerto Rico, bajo la administración del Gobernador
General Manuel Macías Casado. Mientras que, en la actualidad, Puerto Rico
espera la liberación de Oscar bajo el control de una Junta de fiscalización,
acordado por el gobierno federal y en los albores del centenario del
establecimiento de la ciudadanía estadounidense a los puertorriqueños.
Desde noviembre de 1897,
se exigió la liberación de prisioneros políticos en cárceles extranjeras por
cargos de conspiración para la rebelión. Esperanzados, que el 2017, después de
ciento veinte años, la historia se repita para que “Don Oscar” regrese a su casa
y con él, la descolonización de nuestra Isla.
Que Dios lo oiga y llegue la descolonización al Puerto Rico ser admitido como un estado federado de los EE.UU. de América.
ResponderBorrarExcelente articulo. Lamentablemente nuestra sociedad tiene doble vara, los revolucionarios de las trece colonias son considerados héroes mientras que los revolucionarios puertorriqueños son considerados terroristas. Triste realidad. En fin el objetivo es la descolonización.
ResponderBorrarLos casos de los Macheteros arrestados en Puerto Rico y encarcelados en Estados Unidos encajan mejor en la comparación, pues Oscar no fue "enviado" a una cárcel extranjera, ya que residía en Estados Unidos.
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