jueves, 18 de julio de 2024

Los templarios, el invento de Baphomet y el rapto de la iglesia por Felipe IV

Los templarios, el invento de Baphomet y el rapto de la iglesia por Felipe IV

Pablo L. Crespo Vargas

Jerusalén, como ciudad sagrada de cristianos, musulmanes y judíos, es un centro de disputas históricas que repercuten en otras áreas. Una de estas situaciones se comienza a dar en el 1099 de nuestra era. En ese año la ciudad de Jerusalén cae en manos cristianas como parte de la Primera Cruzada. La ciudad pasa a ser el centro de un reino, que en ese momento era gobernado por los francos. Las disputas con los dominios musulmanes del periodo fueron constantes, pero eso no impidió que la ciudad fuera un gran centro de peregrinación. Ante las amenazas que tenían los creyentes cristianos, un grupo de caballeros franceses se organizan en el 1119 y comienzan a proteger las caravanas de peregrinos que se movía hacia la ciudad. El grupo es reconocido por el Reino de Jerusalén y las distintas instituciones eclesiásticas de la ciudad.  Diez años después, la Iglesia católica reconoce de manera oficial a los templarios.

El nombre oficial de la organización fue la Orden de los Pobres Compañeros de Cristo del Templo de Salomón, mejor conocida como la Orden del Templo. Los templarios jugaron un papel protagónico defendiendo a los cristianos durante el periodo de las cruzadas, a la vez que se organizaron de manera efectiva y con una visión de autosustentabilidad que los llevó a desarrollar una empresa que hoy día podríamos llamar multinacional. Los templarios llegaron a tener aproximadamente quince mil miembros (solo un 10% eran caballeros), mil propiedades, entre fortificaciones y edificios administrativos, y desarrollaron un sistema de financiamiento que funcionaba a través de las fronteras políticas del mundo cristiano.

Al momento de la caída de los reinos y territorios cristianos en Tierra Santa, con la captura de la isla de Arwad y el puerto de Tartús (ambos en la costa de Siria) por los musulmanes, en 1302, la Orden del Templo ya estaba consolidada como una de las organizaciones con mayor solvencia económica en la cristiandad. Esto, específicamente, trajo conflicto con la corona francesa, dirigida en ese momento por Felipe IV. Dentro de las pretensiones de este monarca estaba el consolidar su poder y para ello necesitaba recursos financieros, que los templarios, entre otros grupos de poder, podían prestarle. Para lograr sus objetivos, Felipe IV, desde su ascensión al trono, hostigó y oprimió a los nobles exigiéndoles impuestos en moneda; persiguió y confiscó las propiedades y riquezas de lombardos (1296) y judíos (1302-1306); realizó alianzas que le convinieron económicamente; se impuso sobre la Iglesia; y solicitó préstamos a los templarios.

Sorpresivamente, el viernes, 13 de octubre de 1307, Felipe IV y todo el poder político francés, incluyendo la inquisición —que respondía al rey y no al papa—, ejecutó una orden dada y planificada un mes antes, donde se apresaron a los caballeros templarios en el reino de Francia. Se les acusaba de herejía, sacrilegios, sodomía y adoración de ídolos, entre otras causas. Clemente V, promovido a papa por el rey francés en 1305, apoyó las pretensiones de Felipe IV y suprimió de manera universal la Orden del Templo. El litigio en contra de los caballeros templarios se dio entre 1307 y 1314 con el resultado de unos 60 llevados a la hoguera, otros 36 murieron mientras eran torturados y una cantidad no precisada pereció mientras estuvieron en prisión.

Quema de templarios en Francia
Imagen de autor anónimo, año: 1384

Dentro de las acusaciones recibidas por los templarios se incluyó la adoración de un ser demoniaco llamado Baphomet, del cual no se había tenido noticias claras hasta ese momento. De hecho, en las confesiones solo se refieren a él, de manera directa, en una ocasión; y de manera indirecta o referencial en varias. Tampoco se encontró evidencia física de algún ídolo que se asociara con esta figura. A todo esto, las confesiones sacadas a los templarios franceses, bajo tortura, no concuerdan con las de templarios de otros lugares, donde las autoridades de manera general negaban las acusaciones de herejía hacia el grupo.

Como si esto fuera poco, el término Baphomet se populariza en el siglo XIX, cuando los templarios, al igual que el ocultismo, se convirtieron en temas de moda. Estudiosos de la etimología han presentado varias explicaciones sobre el origen del término, entre ellas: 1) que es una derivación del nombre Mahoma o de mahometano; 2) que proviene de la frase griega Baphé-méteous, que quiere decir bautismo de sabiduría; 3) que fue una deidad en la ciudad de Bafo, Chipre, donde se tiene certeza de la adoración de la diosa Astarté en tiempos cananeos (fenicios).

En conclusión, el fin de los templarios estuvo relacionado con la ambición de Felipe IV de acaparar todo el poder político y financiero con la idea de consolidar un poder absoluto en Francia. Las políticas de Felipe IV, no solamente llevaron a la conclusión de la Orden del Templo, sino que llevaron a que la Iglesia católica respondiera a los intereses de la corona francesa, al punto de eliminar papas y sustituirlos por otros para que se favoreciera unos intereses específicos. Sobre el Baphomet, su invención en este proceso fue parte de la estrategia de demonizar, para ganar favor público y desprestigiar a una institución que financieramente estaba por encima de las arcas de la Corona. Los templarios fueron erradicados en 1314, pero ese mismo año Felipe IV murió. Francia continuó dividida y no fue hasta un siglo después, que una figura, tan mística como los templarios, apareció para empujar una verdadera consolidación del poder monárquico en Francia: Juana de Arco, pero esa historia es para otro día.

Nota editorial: Artículo publicado originalmente en El Post Antillano, 13 de julio de 2024. https://elpostantillano.net/index.php?option=com_content&view=article&id=35097:los-templarios-el-invento-de-barphomet-y-el-rapto-de-iglesia-por-felipe-iv&catid=310:historia&Itemid=1020

1 comentario:

  1. Y al igual que a los Templarios a Juana de Arco también la quemaron. Excelente artículo.

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