domingo, 3 de agosto de 2025

Preámbulo a Curas, parroquias y libros sacramentales. Breves noticias para la historia eclesiástica del sur de Puerto Rico

Preámbulo a Curas, parroquias y libros sacramentales. Breves noticias para la historia eclesiástica del sur de Puerto Rico.

Eli D. Oquendo Rodríguez

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En el año 2011, se publicó en la Revista Horizontes de la Pontificia Universidad Católica un artículo titulado “Los libros parroquiales de Arecibo: un espejo de la sociedad colonial, 1735-1749”. El escrito buscaba analizar temas de la sociedad colonial sugeridos en el libro de bautismos. Por ejemplo, el origen de los pobladores, la importancia dada a la casta militar, la presencia y comercio de esclavos, la prevalencia del matrimonio legítimo sobre el amancebamiento, el mestizaje, las prácticas asociadas al sacramento del bautismo y la agricultura de subsistencia, entre otros. Recurriendo a las observaciones de los cronistas del siglo XVIII y a los datos extraídos del libro se logró sumar una pieza más al complejo rompecabezas de la sociedad arecibeña en aquella centuria. Este escrito se publicó, por segunda vez, en una compilación de artículos que recientemente vio la luz. De aquel ejercicio algo quedó claro y es que los libros parroquiales son, sin duda, fuente inagotable de información. Una mente curiosa que los ausculte y la formulación de preguntas bien dirigidas harían que se viera muy beneficiada la historia social, demográfica, religiosa, del pensamiento y hasta de la vida cotidiana.

Recurriendo a ese tipo de fuente, en tiempos recientes, se trabajaron dos artículos que recogen otros temas sugeridos por tales libros. En uno se examinan los testamentos en los libros de entierros de la parroquia San Juan Bautista y San Ramón de Juana Díaz. Se seleccionaron los primeros tres libros de entierros que abarcan un período de más de cincuenta años entre 1787 y 1843. Este pone atención en las disposiciones de carácter religioso señaladas por los difuntos: misas, ceremonias, tipos de entierros, legados piadosos y devociones preferidas. El segundo artículo se centra en la identificación del clero (secular y regular) que sirvió en las capillas y parroquias fundadas en el sur de la Isla desde el siglo XVI. La capilla de San Blas en Coamo es la más antigua y data del último tercio de aquella centuria. Nuestra Señora de Guadalupe en Ponce también inició como capilla el siglo siguiente. Para ambos pueblos se pudo identificar religiosos atendiendo a la feligresía de ambas parroquias desde la década de 1660. Predicaban, decían misa y administraban sacramentos: San Antonio Abad en Guayama, Nuestra Señora del Rosario en Yauco, San Ramón en Juana Díaz y el Patriarca San José en Peñuelas surgen a lo largo del siglo XVIII. San Benito de Abad en Patillas, San Joaquín en Adjuntas, la Inmaculada Concepción en Guayanilla son de la primera mitad del siglo XIX. Las parroquias Santiago Apóstol en Santa Isabel, Nuestra Señora de la Monserrate en Salinas y San Pedro Apóstol en Arroyo datan de 1850 en adelante.

La identificación de los sacerdotes que administraron estas parroquias sirvió para considerar algunas ideas sobre su educación, la labor ministerial y otras obligaciones, sus estilos de vida, cualidades y retos que debieron enfrentar. Y la identificación no sólo constituyó en señalar quien estaba laborando en la parroquia en tal o cual momento. Este trabajo consistió en aportar, en la medida de lo posible, datos biográficos a fin de conocer la persona un poco más. La historia la construyen personas reales, con virtudes y defectos, y cuando se está consciente de ello se aprecian mejor sus aciertos y no se es tan severo con sus errores.

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